martes, 16 de marzo de 2010

La Búsqueda de Sri Krishna, la más Hermosa Realidad 12º

CAPITULO DOCE



El néctar del Santo Nombre


H H Krishna Das Swami -0016

H H Krishna Das Swami -0016 por ISKCON desire tree.


H H Krishna Das Swami -0017

H H Krishna Das Swami -0017 por ISKCON desire tree.

No sólo es necesario el sonido del Santo Nombre de Kèëòa, sino también el verdadero significado, la sustancia, el espíritu del mismo. En el canto ofensivo no está representado el Santo Nombre auténtico, sino únicamente su aspecto físico. El nombre auténtico es plenamente espiritual. Nâmâkëara bahiraya batu nâma kabu naya: El mero sonido de las letras del nombre no es nunca el nombre mismo. Esto está explicado en el Prema-vivarta de Jagadânanda Paòàîta, un libro repleto de las conclusiones filosóficas de la conciencia de Kèëòa, que fue editado y publicado por Bhaktivinoda Ùhâkura. En él encon­tramos este pasaje: nâmâkëara bahiraya batu nâma kabu naya, “nunca debemos considerar que el mero sonido del Santo Nombre de Kèëòa es el nombre propiamente dicho”.

Incluso en la nâmâbhâsa, la penumbra del Santo Nombre que se presenta antes del cantar puro y libre de ofensas, se encuentra el sonido del nombre, pero no su sustancia interna. La nâmâbhâsa puede darnos mukti o emanci­pación del lado negativo, el mundo material, pero no participación del lado positivo, el mundo espiritual. En ella el nombre está ausente. El Santo Nom­bre de Kèëòa es real y si queremos de verdad una caricia suya, tenemos que lograr ser admitidos en el mundo positivo. ¿Cómo podemos lograr la asocia­ción del nombre mientras estemos en el lado negativo? La nâmâbhâsa puede darnos liberación, pero no participación en la esfera devocional. Así pues, en la nâmâbhâsa tampoco se puede encontrar el nombre genuino.



Joyas de los Vedas



No todo el mundo adora el Santo Nombre, sino sólo un grupo especial de almas liberadas. Ärîla Rûpa Gosvâmî ha escrito en su Nâmâëùakam (1):


nikhila-äruti-mauli ratna mâlâ, dyuti nîrâjita-pâda-paôkajânta

ayi mukta-kulair upâsyamânaê, paritas tvâm hari-nâm saêärayâmi


¡Oh Santo Nombre! Las puntas de los dedos de tus pies de loto son eter­namente adoradas por la resplandeciente refulgencia que emana de los enjo­yados capítulos de los Upaniëads, las joyas reales de los Vedas. Grandes almas liberadas, como Nârada y Äukadeva Gosvâmî, siempre te adoran y alaban con cánticos. ¡Oh Harinâma! Limpiándome de todas mis ofensas, me refugio en ti por completo”.

Rûpa Gosvâmî dice que muchas almas liberadas adoran el Santo Nombre de Kèëòa, ofreciéndole respetos desde todas las direcciones. Él explica que buscando en las Escrituras ordinarias, quizás no descubras la grandeza del Santo Nombre, pero si las estudias como un conjunto hallarás precisamente el espíritu del mismo. Puede que la gente ordinaria no encuentre esto al estu­diarlas, pero hay personas que pueden extraer la verdadera sustancia, el verdadero propósito, de esos vastos escritos y detectar la grandeza del Santo Nombre, como el objeto final de las más importantes Escrituras védicas.



La energía y el energético



Los Vedas, que son los códigos principales de los ärutis, dan indicaciones acerca del Santo Nombre de Kèëòa. Äruti quiere decir äabda: Aquello que puede comprenderse a través del oído, la forma sonora de la verdad revelada que ha descendido de lo alto. Por supuesto, los Vedas nos dicen que sólo mediante el sonido podemos acercarnos a la realidad suprema; de no ser así serían suicidas. Si no dijesen que únicamente a través del sonido podemos alcanzar la verdad, ¿de qué servirían los Vedas que son sólo sonidos corporifi­cados? Así pues, si podemos encontrar su característica genuina, nos daremos cuenta que los Vedas más importantes afirman que cultivando el sonido podemos alcanzar al Señor. Es decir, esto lo podemos llegar a comprender únicamente por el sonido, pues sólo él puede transmitir la realidad. Los Vedas tienen que decir eso, pues de otro modo no serían más que una jungla inefi­caz de sonidos.

Äruti quiere decir aquello que se puede percibir a través del oído, y ese sonido es absoluto. Los ärutis han venido a revelarnos que únicamente a través del sonido podemos alcanzar la meta más elevada. Los códigos princi­pales de los ärutis nos informan: nikhila äruti mauli ratna mâlâ. Mauli se refiere a las Escrituras más importantes, que son como muchas gemas y joyas formando un collar, cuyo brillo permite apreciar los pies de loto del Santo Nombre. Así como al hacer âratî, ofrecemos una lámpara para mostrarle con más claridad la forma de la Deidad del Señor a la gente ordinaria, los princi­pales ärutis nos ayudan a comprender que sólo a través del sonido podemos obtener al Señor Supremo.

Rûpa Gosvâmî dice que si analizamos su significado con más atención, nos daremos cuenta que los principales ärutis están sólo tratando de revelarnos los pies de loto del Santo Nombre, del mismo modo que durante el âratî la lámpara de ghî nos ayuda a ver la figura del Señor. Puede que tengamos una visión imprecisa de la Deidad, pero con la ayuda de la lámpara podemos adquirir una noción concreta de las distintas partes del cuerpo del Señor. De manera similar, vemos que los principales ärutis están tratando de mostrarnos, con su luz, la parte menos elevada del Santo Nombre de Kèëòa: Nos guían ayudándonos a adquirir un concepto de la parte más remota del Santo Nom­bre, un concepto vago que el nombre lo es todo. Rûpa Gosvâmî dice que todos aquellos que están realmente liberados, rodean al Santo Nombre, ofre­ciéndole alabanzas y adoración. Y él ora: “Con este espíritu, yo me refugio en el Santo Nombre de Kèëòa”.

El verdadero significado de los Vedas es difícil de entender. Algunos dirán: “Los Vedas no recomiendan cantar Hare Kèëòa. Al contrario algunas veces ‘Kèëòa’ es mencionado como el nombre de un demonio. ¿Por qué hemos de cantar el nombre de Kèëòa?” En los Vedas (Chândogya Upaniëad 8.13.1) encontramos este verso: äyâmâc chavalaê prapadye, äavalâc chyâmaê pradadye, “con la ayuda del negro (äyâma) seremos introducidos al servicio del blanco (äavalâ). Con la ayuda del blanco (äavalâ) seremos introducidos al servicio del negro (äyâma)”. ¿Qué significa este verso? Nuestros preceptores espirituales han explicado que el Absoluto puede comprenderse con la ayuda de la energía y el energético. Äyâma es Kèëòa, quien es negruzco, y äavalâ, blanco, se refiere a Râdhârâòî. O sea, con la ayuda de Râdhâ podemos llegar a servir a Kèëòa y con la ayuda de Kèëòa podemos llegar a servir a Râdhârâòî.



Dios a través del sonido



Así pues, Rûpa Gosvâmî dice que un estudio meramente superficial de los Vedas nos frustrará, pero que si buscamos con un espíritu positivo, por la gracia de los sâdhus, los Âcâryas y los Mahâjanas nos daremos cuenta que los principales ärutis nos llevan a comprender que el único objeto de todos los sonidos védicos, es ese sonido central, el Santo Nombre de Kèëòa. Hay tantas secciones de los Vedas que han venido a propagar las noticias del reino del Absoluto, pero tiene que haber un centro. Todos los sonidos esenciales están emitiendo luz como antorchas para mostrarnos que tienen un sonido central que representa al todo supremo, y ese sonido es Kèëòa. Hay tantas almas liberadas rodeándolo, ofreciéndole respetos al nombre de Kèëòa, ese sonido central a partir del cual todos los mantras védicos han venido a darnos una idea del aspecto sonoro del Centro Absoluto. Esta es la explicación que da Rûpa Gosvâmî.

Todas las ramas de los Vedas son sonidos y tantos sonidos tienen que proceder de una posición central. A aquél que tiene la visión correcta, no pueden sino dirigirlo hacia el Centro, diciéndole: “¡Ve! ¡Corre en esa direc­ción! En nuestra fuente lo hallarás todo. Todos representamos, en parte, muchas cosas, pero tenemos un centro, tenemos un origen. Ve en esa dirección y encontrarás el sonido que te puede satisfacer con holgura y ade­más serás introducido a diversos aspectos de ese sonido”.

El Santo Nombre de Kèëòa es muy importante, no menos que el mismo Kèëòa. Representa íntegramente el todo. Rûpa Gosvâmî dice: “¡Oh Santo Nombre! Yo me refugio bajo tus pies de loto. Tú eres el gran sonido central que le ha dado cohesión a todos los sonidos de las Escrituras reveladas”.

Y Sanâtana Gosvâmî, quien es el Maestro Espiritual de Rûpa Gosvâmî, dice:


jayati jayati nâmânanda rûpam murârer

viramita nija dharma dhyâna pujyadhi yatna

katham api sakèdâttam muktidaê prâninâê yat

paramâmètam ekaê jîvanaê bhuëanaê me


Que el éxtasis en el servicio del divino nombre sea victorioso. Si de algún modo podemos establecer contacto con ese sonido, nâma rûpaê murâreì, todas nuestras demás tareas quedarán paralizadas; no tendremos necesidad de ocuparnos en ninguna otra actividad. Si podemos alcanzar el servicio del divino nombre de Kèëòa, nuestros muchos y variados deberes perderán toda su importancia”.

Dharma se refiere a las ocupaciones materiales de los karmîs, los trabajado­res fruitivos. Dhyâna significa retirarse de este mundo material y meditar dentro de sí, tratando de explotar el mundo interior. Ambas se interrumpen, quedan paralizadas debido al éxtasis del servicio del divino nombre.

La secta Râmânuja adora a Lakëmî-Nârâyaòa en la modalidad de la opu­lencia y veneración de Vaikuòùha. El éxtasis del Santo Nombre también inte­rrumpirá eso. Aquél que obtiene la gracia genuina del Divino Nombre de Kèëòa, abandonará todas las fases de esos distintos tipos de adoración, a saber: Varòâärama-dharma o deberes sociales; dhyâna, la meditación interna de los jñânîs y yogîs; y pûjâ, la adoración opulenta de Vaikuòùha en pos de la liberación, que atrae a los seguidores de la Râmânuja-sampradâya. El Santo Nombre nos llevará a percibir Goloka, la propia morada de Kèëòa, donde tendremos que retirarnos de todas esas etapas de nuestra vida divina. Tendremos que dejar cualquier ocupación, aunque pueda hacerse por Kèëòa. Tendremos que abandonar la actitud calculadora, la meditación interna e incluso la pûjâ, la adoración con temor y reverencia. El Santo Nombre acabará con todas esas tendencias y encontraremos tanta dulzura en su canto que no podremos prestarle atención a ninguna otra cosa. Cuando de hecho entremos en contacto con el aspecto sonoro del Absoluto, se quedarán parali­zadas nuestras funciones y tentativas entusiastas. Seremos incapaces de esfor­zarnos por ellas. Nos dedicaremos exclusivamente al nombre. Luego, cuando el nombre nos permita de nuevo ejecutar otros servicios, podremos llevarlos a cabo. El nombre posee tanto poder, una potencia a un grado tan elevado, que interrumpirá todas las demás actividades del servicio y nos hechizará.



¡Quiero millones de oídos!”



En los escritos de Rûpa Gosvâmî encontramos este verso:


tuòàe tâòàavanî ratiê vitunute tuòàâvalî-labdhaye

karòa-kroàa kaàambini ghaùayate karòârbhudebhyaì spèhâm

cetaì prâògaòa-saôgini vijayate sarvendriyâòâm kètiê

no jâne janitâ kiyabdhir amètaiì kèëòeti varòa-dvayî


Cuando el Santo Nombre de Kèëòa desciende y captura la lengua y los labios, los controla con tanta intensidad que los ocupa en cantar el Santo Nombre como si se hubiesen vuelto locos. De este modo, el poder del nombre desciende a ellos y uno siente que una lengua y una boca no bastan; hacen falta miles de bocas para saborear el nombre. Después el Santo Nombre de Kèëòa entra en los oídos como una corriente, con una fuerza tan grande que los captura y uno no considera que sólo dos son suficientes, quiere millones de oídos para prestar atención a la dulce corriente que está entrando en ellos. Para él dos no son nada, quiere millones de oídos. El néctar del Santo Nom­bre entra por sus oídos, abriéndose paso hasta el interior del corazón.

Es tan dulce que cuando va a capturar el corazón, el centro de los sentidos, todo se paraliza. Dondequiera que ese dulce agresor acaricia, todo es captu­rado con tal intensidad que se ignoran las demás cosas. Rûpa Gosvâmî dice: “No sé, no lo puedo expresar, soy incapaz de descubrir cuánto néctar hay en el Santo Nombre de Kèëòa. Estas dos sílabas contienen tanta dulzura, una dulzura de calidad tan elevada, una dulzura tan agresiva, que lo captura todo”. Este verso se encuentra en el Vidagdha Mâdhava de Ärîla Rûpa Gosvâmî.

En su libro Äaraòâgati, Ärîla Bhaktivinoda Ùhâkura ha explicado el Nâmâëùakam, ocho plegarias en glorificación del Santo Nombre, compuestas por Rûpa Gosvâmî. Allí todo está descrito de una manera muy hermosa.

Él escribe: “Mi corazón es como un desierto, ardiente a causa de los rayos del sol. Tal es mi condición mental íntima. El deseo por cosas mortales no puede satisfacerme debido a que por naturaleza son causantes de la muerte. Y no uno o dos, sino miles de tales deseos mortales se han refugiado en mi mente. Por ello mi subconsciente está siempre ardiendo. Esta es mi condición.

Pero de algún modo, por la gracia de los santos y el Maestro Espiritual, el Santo Nombre de Kèëòa, con sus infinitas perspectivas, ha entrado por los orificios de mis oídos y ha alcanzado la esfera de mi corazón. Y allí, con alguna extraña esperanza, con infinitas posibilidades auspiciosas, tocó mi corazón con un nuevo tipo de néctar”.



Éxtasis del nombre



Ese sonido despierta una nueva esperanza. Entonces, abriéndose paso, viene desde el corazón hacia la lengua. No es que yo esté haciendo esfuerzo alguno para pronunciarlo, no. Lo que vino del corazón de un santo, entró en el mío a través de los oídos, apareció a la fuerza sobre mi lengua y comenzó a danzar. Ese es el Santo Nombre genuino. Desciende de lo alto. La forma material de la lengua no puede producirlo. Se origina en lo alto”.

Y por medio de un representante del Absoluto, el Santo Nombre de Kèëòa llega al corazón a través del oído. Allí recoge alguna afinidad, aparece a la fuerza en la boca y empieza a danzar. Ese dulce sonido llega con gran energía a la punta de la lengua y emprende su danza”.

En este libro han sido descritos los verdaderos efectos del Divino Nombre. Si es un nombre vivo y auténtico, la voz se ahogará, el cuerpo temblará y las piernas no podrán mantenerse. Algunas veces las lágrimas se deslizarán sobre el cuerpo como una corriente de agua y los vellos se erizarán. En ocasiones, se observarán en el cuerpo cambios de color y no podremos encontrar rastro alguno de la mente o la conciencia. Podemos desmayarnos y el cuerpo y la mente aparecerán como si estuvieran siendo atacados, temblando e influen­ciados de diferentes maneras. Pareciera ser que se están presentando muchos problemas en el cuerpo y la mente, pero el corazón se está desbordando con una clase especial de un extraño y dulce néctar.



Océano de néctar



A veces él piensa: “Estoy en un océano de néctar. La totalidad de mi exis­tencia transcurre dentro de un océano de líquido nectáreo. Estoy fuera de mí. No puedo comprender dónde me encuentro. ¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que me rodea? Casi he enloquecido. ¿Soy un loco? ¿Dónde están mis experiencias previas, mi seriedad y mi solemnidad? ¿Dónde están? ¿Quién soy yo?”

He sido totalmente transformado por algo foráneo. Soy un muñeco en las manos de una gran fuerza que es muy afectuosa conmigo. No puedo deter­minar cómo es posible que a causa de mi fe yo haya entrado en este vasto medio ambiente desconocido, nunca experimentado de antemano”.

Y al fin he averiguado que soy un cautivo. Todo mi ser, por dentro y por fuera, ha sido capturado por cierta dulce fuerza. No puedo evitar sucumbir a ese poder tan dulce. No puedo describir esto con precisión. Yo vine a refu­giarme en Él y a aceptarlo como mi Guardián, y ahora en Sus manos se me trata de una forma tan despótica y despiadada. Aun así, siento que todo es muy placentero, más allá de mi experiencia. ¿Qué es esto?”

Ya no puedo resistir más. Estoy capturado por entero. Que se cumpla mi destino. No puedo salir. Soy un cautivo en las manos de un dulce amigo; ya no tengo independencia. Lo único que puedo hacer es rendirme. Soy incapaz de describir mi verdadera posición. He descubierto que Él es un autócrata y hará cualquier cosa que desee. Como no puedo oponer ninguna resistencia, tengo que rendirme. Además cooperaré con cualquier cosa que le plazca, ¿qué más puedo hacer? Estoy desvalido”.

Algunas veces percibo que la dulzura del nombre está condensada como un capullo floreciente y arroyos muy maravillosos de dulce corriente fluyen de Él. El Santo Nombre contiene dentro de sí muchas clases distintas de corrien­tes nectáreas y está expresándose de diversas formas muy hermosas. Otras veces emana de Él un tipo de color y figura y luego desaparece”.

Tantos aspectos atractivos son revelados, como si estuviesen ante mi visión interna, y Él me arrastra a la fuerza a los pies de ese altar para que me rinda. Él se muestra en Su forma más completa, en Vèndâvana, en Su Vraja-lîlâ con Râdhârâòî, y me transporta allí. Veo que estoy en medio de Sus peculiares, muy dulces y amorosos atavíos, y me dice: ¡Ves! Yo poseo tantas cosas maravillosas. Este es tu hogar. Yo no soy pura fantasía, sino realidad, realidad concreta. Como verás aquí el medio ambiente es muy dulce y favorable. Vas a vivir en este lugar”.

Yo observo que Él está relacionándose con Sus asociados de diversas maneras, en distintas rasas. Además, me he dado cuenta que tengo otro cuerpo que ha surgido del anterior y que ese cuerpo tiene aquí un puesto permanente en Su servicio. En este lugar he hallado esa nueva vida. Por último, he visto que se han desvanecido todas las consideraciones de mi vida y experiencias previas. Y es cierto: Aquí está la vida real. Esto es verdadero y aquello falso. Esa vida se ha desvanecido”.

También me he dado cuenta que el cantar del Santo Nombre me da nue­vos ánimos, nuevas perspectivas y nuevas esperanzas. El nombre provee todo lo que necesitamos, cualesquiera que sean nuestros requerimientos internos. Si aceptamos el nombre, todos nuestros anhelos internos se verán satisfechos, pues es eterno, es lo más puro de todas las cosas puras y está lleno de éxtasis. Me acabo de dar cuenta que he sido convertido por completo”.

Ahora mi más profundo anhelo es que cualquier cosa que esté en contra de ese dulce nombre, desaparezca del universo por toda la eternidad. Si algo se opone a esa existencia melodiosa, que se desvanezca, y si es necesario ofreceré mi vida a fin de erradicarlo del mundo para siempre. Entonces los demás podrán disfrutar como mejor gusten. Nada debe obstaculizar esa reali­zación de la vida. Nada lo supera. O sea, todo el mundo puede venir y si es necesario me sacrificaré para destruir cualquier oposición, para que así todos puedan disfrutar con tranquilidad, en paz y sin peligro alguno, esta existencia absoluta, dulce y bienaventurada”.

Esto es lo que expone Ärîla Bhaktivinoda Ùhâkura, en la última canción de su libro Äaraòâgati (Rendición).


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jueves 11 de marzo de 2010

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