martes, 16 de marzo de 2010

La Búsqueda de Sri Krishna, la más Hermosa Realidad 5º

CAPITULO CINCO



Conocimiento más

allá de la muerte


ISKCON desire tree - Sri Advaita Appearance 10

ISKCON desire tree - Sri Advaita Appearance por ISKCON desire  tree.

This Festival poster is prepared by ISKCON desire tree for the pleasure of Srila Prabhupada and the devotee community.


ISKCON desire tree - Sri Advaita Appearance 11

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El conocimiento fuera del alcance de la mortalidad es conocimiento verda­dero. El conocimiento mundano carece de valor, pues no perdura. Para obte­ner conocimiento perdurable tenemos que indagar en otras fuentes. El conocimiento verdadero es estable, sus cimientos son firmes y la educación védica versa sobre el modo de adquirirlo. La palabra veda significa: “Conoce”. No se te da motivo ni razón por la cual debes conocer, ni tampoco se ofrece explicación alguna, simplemente “conoce”.

En el plano espiritual, debido a que la duda no existe, no hay posibilidad de trampa. Es una transacción sencilla y directa: “Conoce”. En ese plano tras­cendental, todo el mundo es amigo íntimo, de conducta intachable. Allí no puede existir la tendencia al engaño, por lo que tampoco existe la sospecha. Aquí existe el plano de la desavenencia y la duda y por ello queremos exami­narlo todo. Vivimos en un plano viciado y vulnerable, donde la gente se engaña mutuamente. No podemos depender de otros, pues pueden defrau­darnos. Pero donde el fraude es desconocido, las transacciones son muy sencillas y honradas. En consecuencia, no se da razón alguna para las suge­rencias que descienden de ese plano. Ahora bien, la cuestión que se plantea es: ¿Cómo obtener ese tipo de conocimiento verdadero, global y fidedigno? En el Bhagavad-gîtâ (4.34) Kèëòa dice:


tad viddhi praòipâtena, paripraänena sevayâ

upadeëyanti te jñânaê, jñâninas tattva daräinaì


Para aprender el conocimiento fuera del alcance de la mortalidad, debes acercarte a un devoto puro, aceptarlo como tu Maestro Espiritual y tomar iniciación de él. Pregúntale sumisamente y ríndele servicio. Las almas auto­rrealizadas pueden impartir conocimiento porque han visto la verdad”.



Conocimiento superior



Tenemos que acercarnos al campo del conocimiento rindiéndonos, haciendo preguntas sinceras y con una actitud de servicio. Hemos de acer­carnos a ese plano con la mentalidad del esclavo. El conocimiento superior no se pondrá al servicio de una persona de estatus inferior. Si es que de veras deseamos adquirir conocimiento perfecto, tendremos que servir al Señor Supremo. Él nos usará para Sus propios propósitos; no es que nosotros lo utilizaremos a Él. Puede que seamos sujetos en este mundo material, pero tendremos que convertirnos en objetos, para ser manejados por el superco­nocimiento de ese plano. Si queremos conectarnos con el conocimiento más elevado, tenemos que acercarnos con esta actitud.

Praòipâta significa que he terminado mi experiencia aquí; no deseo cosa alguna ni tengo atracción por nada de este mundo. Luego viene paripraäna o preguntas honestas, sumisas y humildes, con interés sincero. Y no con una actitud desafiante; de lo contrario, el conocimiento perfecto no se molestará en descender hasta nosotros. Kèëòa es ya completo en Sí mismo y en conse­cuencia tendremos que entrar en Sus dominios con el único fin de satisfacer Sus intereses. Él no puede estar subordinado a nosotros, pues somos perso­nas minúsculas, con escasa experiencia y un concepto mezquino de la satis­facción. No podemos manipularlo; sólo podemos acercarnos a Él si deseamos que nos maneje. Así pues, hay que crear ese medio ambiente favorable, donde ha de cultivarse el conocimiento verdadero. Ese conocimiento es Supremo y no puede estar subordinado al concepto mundano, al mundo de la mortalidad. Es sat-cit-ânanda. Sat significa existencia inexpugnable, cit quiere decir conciencia y ânanda es belleza y placer.

He de intentar liberarme de mis actuales miserias materiales y buscar un lugar adecuado donde pueda vivir felizmente. Habiendo llegado a esta con­clusión, tendremos que buscar una persona que sea un agente fidedigno de mundo superior y pedirle consejos acerca de cómo podremos librarnos del indeseable medio ambiente actual. En el Ärîmad-Bhâgavatam (11.3.21) se dice:


tasmâd guruê prapadyeta, jijñasuì äreyaì uttamam

äabde pare ca niëòâtam, brahmâòy upaäamâärayam


¿Cuál es el concepto del bien verdadero y quién es considerado un agente fidedigno de la verdad?” “El indagador genuino ha de acercarse a alguien que conozca las Escrituras que han descendido del dominio superior y que tenga conocimiento, tanto práctico como teórico, de la más elevada verdad, pues ese Maestro Espiritual calificado puede impartir conocimiento auténtico al estudiante sincero”. En el Muòàaka Upaniëad (1.2.12) también se declara:


tad-vijñânârthaê sa gurum evâbhigacchet

samit paniì ärotriyaê brahma niëùham


Para aprender conocimiento trascendental hay que acercarse a un Maestro Espiritual genuino, que pertenezca a la sucesión discipular y esté firmemente establecido en la Verdad Absoluta”.

En este verso la palabra tata significa “después de esto”. Cuando termine­mos nuestros cálculos pensaremos: “No merece la pena vivir aquí, en este mundo de nacimiento, enfermedad, vejez y muerte. Necesito un mundo mejor donde pueda vivir como un caballero. La muerte lo devora todo a cada instante. El nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte; todos estos problemas me impiden realizar aquí mis ambiciones. Quiero algo categórica­mente diferente”. En ese momento cargando la responsabilidad sobre sus hombros, sin causarle problemas al Maestro Espiritual y arriesgándose a la pobreza, la malnutrición y tantos otros rigores, el estudiante sincero se acer­cará al preceptor espiritual. Es una transacción libre. Él no tendrá que darle nada a Gurudeva, pero colectará lo que sea necesario para el sacrificio y la educación, y por su propia cuenta y riesgo se acercará al Maestro Espiritual.



Conocimiento a través del sonido



¿Cuál será la calificación del Guru? Él estará bien versado en las Escrituras, las Äruti-äâstras, ese conocimiento que tan sólo puede adquirirse a través del sonido, escuchando con atención y con fervor (ärotriyaê brahma nîëùhâm).

Brahma nîëùhâm significa: “Aquél que está establecido en el brahman, el espíritu, y que conoce la causa original del universo”. Eso se describe en los Upaniëads: yato vâ imâni bhûtâni jâyante yena jâtâni jîvanti yat prayanty abhiëamviäanti tad brahma tad vijijñâsa (Taittiriya Upaniëad 3.1), “el Brahman Supremo es el origen y el refugio de todas las entidades vivientes. Cuando una creación acontece, Él las saca de su estado original, y en el momento de la aniquilación, Él las devora. Después de la creación todo descansa en Su omnipotencia y después de la aniquilación todo vuelve a descansar en Él”. Así se confirma en los himnos védicos.


yasmin vijñâte sarvam evam vijñâtam bhavati

yasmin prâpte sarvam idam prâptam bhavati


Conociéndolo a Él lo conocemos todo y obteniéndolo a Él lo ganamos todo”. Hemos venido a indagar acerca del Brahman, el principio más impor­tante, que a todos complace, conociendo el cual podemos conocer todas las cosas. Es posible; no es imposible. Los Upaniëads dicen: “Si deseas conocer algo, conoce el todo. ¿Cuál es la naturaleza del todo? Todo viene de Él, todo está siendo conservado por Él y todo retornará de nuevo a Él. Eso es Brah­man; trata de conocerlo. Si llegas a conocerlo, lo conocerás todo”.

Esto está explicado en el Ärîmad-Bhâgavatam (4.31.14).


yathâ taror mula niëecanena, tèpyanti tat-skandha bhujopaäâkhâì

prânopahârâc ca yathendriyânâê, tathaiva sarvârhaòam acyutejyâ


Así como al regar la raíz todo el árbol se alimenta y cuando se le administra alimento al estómago todo el cuerpo se nutre, si adquieres conocimiento de la causa primordial, el Brahman, lo conocerás todo”. La fe en esto se denomina äraddhâ.

El Vedânta-sûtra, la esencia misma de los Vedas, dice: athâto brahma jijñâsa, “ahora que has terminado con las actividades fruitivas recomendadas por Jaiminî en la sección karma-kâòàa de los Vedas, te pedimos que indagues acerca del Brahman”. Esto está descrito en el Ärîmad-Bhâgavatam (1.1.1): janmâdy asya yato ‘nvayad itarathaä cârtheëv abhijñaì svarât, “amigos inda­guemos acerca de la causa primordial, cuya naturaleza es tal que todo lo que vemos y todo aquello que podemos concebir, surge de Él, directa e indirec­tamente. Él es la causa original de todo”. Tan sólo Él conoce el propósito por el cual son creadas y mantenidas todas las cosas. Sólo Él sabe adónde irá a parar todo. Nadie más que Él es consciente de esa realidad.

Ârtheëv abhijñaì svarâù, quiere decir que Él conoce el significado de cada incidente y que Él está por encima de darle explicaciones a los demás. Él no es responsable ante ninguna ley o ante nadie. Él es absoluto e independiente.



Revelación védica



¿Cómo sabemos eso? A través de los Vedas Él nos ha revelado el conoci­miento de Sí mismo. Brahma significa Veda. Así pues, a través de la inspira­ción o revelación, el conocimiento védico fue transmitido a la primera entidad viviente, el creador del universo, el señor Brahmâ (tene brahmâ hèda ya âdi kavaye). Los eruditos mundanos no llegan a comprender la estrategia y la naturaleza de esa clase de conocimiento; no pueden entender los puntos básicos y esenciales del conocimiento védico, tales como la transformación de un elemento en otro (muhyanti yat sûrayaì). El agua puede transformarse en gas, el gas en éter, la tierra en calor. A través de ese proceso podemos llegar a comprender la existencia de este mundo (tejo vâri mèdâm yathâ vinimayo yatra tri-sargo mèëâ), pues este mundo llega a existir mediante la transforma­ción de la energía del Señor. Esa transformación incluye las tres modalidades de la naturaleza, tama, raja y sattva. Tama quiere decir materia sólida y está­tica. Raja significa energía y sattva es luz, conocimiento y espíritu. O sea, este mundo ha sido creado por medio de la transformación.

En Su morada, que está iluminada por el resplandor de Su propio conoci­miento, no hay posibilidad de engaño o malentendido (dhâmnâ svena sadâ nirasta-kuhakam satyam param dhîmahi). Aquí estamos siendo defraudados debido a los malentendidos. Hemos entrado en un plano de existencia donde todo el mundo está lleno de equivocaciones, falsedades y desaciertos. Ahora estamos viviendo en el mundo de mâyâ. Mâyâ significa mâ-yâ: “Aquello que no es;” estoy viendo algo que en realidad es otra cosa.



La realidad: Por sí misma y para sí misma


Iäâvâsyam, todo debe ser para Dios; esa es la teoría Hegeliana: “La realidad existe por sí misma y para sí misma”. Hegel es el fundador del realismo ideal, así él dice: “La realidad existe por sí misma y para sí misma”. “Por sí misma” significa que Él es Su propia causa: Nadie lo ha creado. De otra manera, quienquiera que lo hubiese creado, tendría una importancia primordial. “Para Sí mismo” quiere decir que Dios existe para satisfacer tan sólo Sus propios intereses. Esta es la verdad universal: Todo es para Él y nada para otros. En consecuencia, cuando pensamos que las cosas que nos rodean están hechas para nosotros, para nuestra nación o para los seres humanos, toda nuestra estimación es falsa y el conocimiento basado en tal desacierto tiene su reac­ción.

Toda acción produce una reacción igual y opuesta”. Me estoy comiendo algo y eso tiene el derecho de comerme. En el Manu-saêhitâ se emplea la palabra maêsaì para indicar carne. Maê quiere decir “a mí” y saì “él”; maêsaì quiere decir: “A mí, él”. ¿Qué significa esto? Yo me lo estoy comiendo a él y en el futuro como reacción, él me comerá a mí. Él tiene derecho a devorarme, de igual manera en que ahora lo estoy devorando a él. Este es el significado subyacente: Toda acción, cualquiera que sea, tiene su reacción. Esto lo confirma el Bhagavad-gîtâ (3.9):


yajñârthât karmaòo ‘nyatra, loko ‘yaê karma-bandhanaì

tad-artham karma kaunteya, mukta-saôgaì samâcara


A menos que se ejecute como un sacrificio a Viëòu, nuestro trabajo será causa de cautiverio; por consiguiente, trabaja para Mí y libérate de la cadena de la acción y reacción”. El Bhagavad-gîtâ dice que cualquier trabajo, no importa el que sea, produce una reacción. Por ejemplo puedes atender a un enfermo, en apariencia esto es algo bueno, pero sin embargo le estás adminis­trando medicinas que proceden de la matanza de muchos insectos, árboles, enredaderas y animales; puedes creer que cuidarlo es un deber muy puro, pero estás causando un disturbio en el medio ambiente y tendrás que pagar por ello. Así pues, nada de lo que hagamos aquí puede ser completamente bueno. El filósofo alemán Kant dijo: “Sin buena voluntad, ninguna acción puede ser perfectamente buena”. Pero nosotros opinamos que aun la buena voluntad es imposible aquí en este plano material. Según Kant la buena voluntad es algo puro, mientras que aquí ninguna acción puede ser perfecta. Pero nosotros afirmamos que dentro de los cálculos relativos de este mundo, ni siquiera puede existir la buena voluntad, porque estamos atascados en el lodo de los conceptos erróneos.

El conocimiento puro viene sólo de arriba y eso es algo que tenemos que aprender a aceptar. Cuando esta comprensión llega a nuestro interior, es conocida como äraddhâ o fe. La fe es también algo importante; debemos tener fe en que si desempeñamos nuestros deberes para con el Absoluto, entonces todos los aspectos de nuestros deberes hacia el medio ambiente serán ejecutados de una manera automática (kèëòa bhakti kaile sarva karma kèta haya). Por satisfacer a Kèëòa, el universo entero llega a estar satisfecho, porque alguien que es querido para Kèëòa es querido para todo el universo (yasmin tuëùe jagat tuëùam priòite priòito jagat). Del mismo modo en que al regar la raíz del árbol, todas las ramas y hojas se nutren por sí solas, al cumplir nuestro deber hacia Kèëòa, todos nuestros deberes se satisfacen automática­mente.




La morada trascendental de Kèëòa


Todo debe ser para Kèëòa, nosotros también somos para Él (îäâvâsyaê idaê sarvaê). Esto es verdadero conocimiento y esta es la verdadera situación del mundo. La explotación es una idea incompleta y reaccionaria, por la que incurrimos en una deuda que tendremos que pagar en el futuro. Podemos ir a Satya-loka, el planeta más elevado del universo material, pero al explotar la naturaleza contraemos una deuda, nuestro peso aumenta y descendemos. Cuando descendemos otros vienen a explotarnos y a extorsionarnos, hasta que saldamos nuestras deudas. Entonces la pesadez desaparece, nos aligera­mos y ascendemos de nuevo a los sistemas planetarios superiores. Cuando subimos explotamos a los que están en una posición inferior. De este modo hay una continua explotación y pago de la deuda; esto se confirma en el Bhagavad-gîtâ (8.16):


âbrahma-bhuvanâl lokâì, punar âvartino ‘rjuna

mâm upetya tu kaunteya, punaì janma na vidyate


Todos los sistemas planetarios de este mundo material son lugares de con­tinuos nacimientos y muertes, pero aquel que alcanza Mi morada, ¡oh hijo de Kuntî, jamás volverá a nacer!” Después de ir allá uno nunca retorna a este mundo material (yad gatvâ na nivartante tad dhâma paramaê mama). La morada de Kèëòa es nirguòa, es decir, trascendental a las cualidades materia­les.

Debemos establecer sólidamente el concepto de îäâvâsyam: Todo, incluyén­donos a nosotros, ha de ser para el Señor Supremo. Todos somos Sus sirvien­tes y hemos de emplearlo todo en Su servicio. Cualquier trabajo que hagamos, nos atará a este medio ambiente material, a menos que ejecutemos sacrificio (yajñârthât karmaòo ‘nyatra loko ‘yaê karma-bandhanaì). Y los Vedas prescriben: yajño vai viëòu, “el sacrificio debe ser exclusivamente para Viëòu o Kèëòa”. Esto es corroborado en el Bhagavad-gîtâ (9.24), donde Kèëòa dice: “Yo soy el único disfrutador de todos los sacrificios (ahaê hi sarva-yajñânâê bhoktâ ca prabhur eva ca)”. El sacrificio no ha de ser para el país, la sociedad o ninguna otra cosa; el sacrificio tiene que ser sólo para el Señor Supremo. Nadie más que Él es digno del sacrificio. Así pues, únicamente enlazando nuestras actividades con el Infinito, podemos liberarnos de este medio ambiente de acción y reacción.

Cuando el conocimiento entra en contacto con el Absoluto, pierde sus características inmundas, entonces podemos adquirir conocimiento pleno, que nos conducirá al prema-bhakti, amor por Dios. Todo debe ser para Kèëòa, Él es el único disfrutador de todo. Él es el autócrata absoluto y el bien absoluto. Todos nosotros somos Sus sirvientes y todo debe ser utilizado para Su satis­facción. Tenemos que llegar a comprender esto. El sistema gurukula de edu­cación védica debe ser concebido en esta línea.





El Guru: Más pesado que los Himalayas



Guru significa “pesado”. Guru quiere decir: “Aquél que disipa la oscuridad” y “quien es pesado, quien no puede ser movido por ninguna proposición”. Él está tan bien establecido en la verdad, que ninguna oferta de otro tipo de conocimiento o ninguna otra proposición, pueden moverlo de su posición. Él está firme allí; él puede ayudar a los laghu, a la gente que es muy ligera, a aquellos que cualquiera puede manejar como si fuesen marionetas. Pero el Guru nunca puede ser movido de su posición. Él se sentará allí, inamovible, más pesado que los Himalayas, y se enfrentará a todos los conceptos fugaces del conocimiento, destrozándolos a derecha e izquierda y estableciendo la característica universal del conocimiento absoluto. Él transmitirá el conoci­miento de la Verdad Absoluta, Brahman, el Todo Supremo, disipando todos los conceptos erróneos y estableciendo el conocimiento del Absoluto en el trono del corazón. Este es el concepto del gurukula, el sistema educacional védico de la antigua India.

El sistema educacional védico se ocupa del conocimiento verdadero; no un conocimiento a medias, sino un conocimiento del todo, que puede liberarnos de cualquier problema y llevarnos a la posición más deseable. Hoy en día podemos vender conocimiento, pero este conocimiento no puede venderse. El conocimiento intelectual puede ser puesto a la venta, pero este conoci­miento no puede ser llevado al mercado, debido a que es absoluto. El cono­cimiento védico nos da la realización de la vida, alcanzado el cual ya no sentiremos necesidad de correr de acá para allá, para adquirir un conoci­miento superior.

Anteriormente este conocimiento se enseñaba en el gurukula, la antigua escuela védica. Conocimiento védico quiere decir: “Conocimiento que pro­cede de afuera de la zona de la confusión, de los desaciertos y la falsa histo­riografía”. Los libros escritos aquí, están llenos de verdades temporales y conceptos erróneos. Tales cosas pueden ser útiles en este momento, pero después de cierto tiempo ya no servirán; las leyes mundanas carecerán de importancia y todo se disolverá. La Tierra se disolverá, la materia se disolverá y cuando todo sea reducido a éter, no nos será posible encontrar ninguna clase de materia. No quedará ni el más mínimo rastro de aire, calor o ninguna otra cosa. Al disolverse este mundo material nada perdurará, excepto el conocimiento trascendental.



La tierra de la dedicación


En el Bhagavad-gîtâ (15.6) Kèëòa dice: “Aquél que alcanza mi morada jamás retorna a este mundo material (yad gatvâ na nivartante tad dhâma paramaê mama). La disolución continuará en el plano del mundo material, pero si puedes conseguir una visa para esa región, si puedes entrar a esa tierra, nunca serás maltratado. Cuando el sol, la luna y las estrellas sean disueltos, tu eterno yo, tu ego devocional, estará completamente a salvo en mi morada”. El mundo material es la tierra de la explotación y el mundo espiritual es lo opuesto: La tierra de la dedicación. En el medio se encuentra el Brahmajyoti, la línea divisoria entre la explotación y la dedicación.

Aquí, en este mundo material, todas las unidades son explotadoras por naturaleza; allí es todo lo contrario. Allí todo está dedicado plenamente al servicio de Kèëòa y no hay necesidad de nada, más bien, cualquier cosa que sea necesaria para poder servirle a Kèëòa viene por sí sola. Aquí todo está basado en kâma, deseo, y por tanto, en este plano no puede existir el servicio verdadero.

En la tierra de la dedicación no hay posibilidad de explotación, pues allí todas las unidades están dedicadas. En la parte menos elevada de la tierra de la dedicación hay algún tipo de cálculo; algo de temor y reverencia. Pero en la esfera más elevada, todo es amor natural y espontáneo: Una tarea amorosa de intensidad y fervor crecientes. Estamos atraídos únicamente por la belleza y el amor que se encuentran en Goloka Vèndâvana, la morada Suprema de Kèëòa.

En pocas palabras, esto es lo que comprendemos por la gracia de nuestros Maestros Espirituales. Estamos muy atraídos por esta concepción que nos ha dado nuestro Gurudeva, tal y como lo recibió de las Escrituras védicas, espe­cialmente del Ärîmad-Bhâgavatam. Este concepto ha sido expuesto por el mismo Ärî Caitanya Mahâprabhu mediante Sus enseñanzas y prácticas y ha sido explicado por Sus seguidores, los seis Gosvâmîs de Vèndâvana.



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jueves 11 de marzo de 2010

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