martes, 16 de marzo de 2010

La Búsqueda de Sri Krishna, la más Hermosa Realidad 13º

CAPITULO TRECE



La más hermosa realidad


H H Krishna Das Swami -0015

H H Krishna Das Swami -0015 por ISKCON desire tree.


H H Krishna Das Swami -0014

H H Krishna Das Swami -0014 por ISKCON desire tree.


Râmânanda Râya era un hombre casado, pero fue reconocido por Ärî Caitanya Mahâprabhu como un amo de sus sentidos en sumo grado. Una vez un sacerdote brâhmaòa llamado Pradyumna Miära se acercó a Mahâprabhu:

- Me gustaría escuchar de Tus labios acerca de Kèëòa, le dijo.

- Yo no sé nada de Kèëòa, pero Râmânanda sí sabe. Ve donde él y escucha acerca de Kèëòa. Dile que vas de parte Mía y quizás él converse contigo -le dijo a Pradyumna Miära.

Pradyumna Miära estaba indeciso, pero fue y observó a Râmânanda durante algún tiempo y retornó luego e informó a Mahâprabhu.

- ¿Has escuchado a Râmânanda hablar acerca de Kèëòa? le preguntó Mahâprabhu.

- No. Contestó Pradyumna Miära.

- ¿Por qué? -le preguntó Mahâprabhu.

- Lo vi ocupado en algo censurable. Lo observé durante algún tiempo y luego retorné aquí -respondió Pradyumna.

- ¿Qué viste? -le preguntó Mahâprabhu.

- ¡Vi a Râmânanda Râya entrenando algunas jóvenes danzarinas! -contestó.

Las jóvenes que están en general al servicio de la Deidad Jagannâtha desde una temprana edad son conocidas como deva-dâsîs. No se casan y algunas veces no tienen buen carácter. Pradyumna Miära vio a Râmânanda entre­nando deva-dâsîs de un modo censurable. Él les estaba mostrando cómo acudir delante de la Deidad Jagannâtha y cómo danzar y cantar. Él les mostró cómo debía ser su postura, cómo debían gesticular y cuán atractiva debía ser su presentación. Y para tal entrenamiento él solía tocarles algunas veces incluso sus partes pudendas.

- Al ver a Râmânanda haciendo todas estas cosas, no sentí respeto por él, puesto que durante algún tiempo lo vi ocupadísimo en esas cosas y entonces yo me fui -agregó Pradyumna.



Amo de los sentidos



No subestimes a Râmânanda. Él es amo de sus sentidos. No existe en él un sólo rasgo de malicia, incluso Yo siento la perturbación de los sentidos dentro de Mí, pero Râmânanda no tiene tales perturbaciones. Nosotros no tenemos la experiencia directa que pueda ser alcanzado un estado en donde es posible estar por encima del placer de los sentidos mundanos, sino que tan sólo hemos escuchado de las Escrituras que existe un estado en el que el hombre puede trascender todos esos apegos burdos. Esto es mencionado en el Ärîmad-Bhâgavatam (10.33.39):


vikrîàitaê vraja-vadhûbhir idaê ca viëòoì

äraddhânvito ‘nuäèòuyâd atha varòayed yaì

bhaktiê parâm bhagavati pratilabhya kâmaê

hèd-rogam âäv apahinoty acireòa dhîraì


Aquél que escucha con fe firme los pasatiempos amorosos supramundanos del Señor Kèëòa y las gopîs, descritos por un devoto puro del Señor, pronto se ve libre del placer mundano y alcanza el amor divino de Kèëòa”. Uno puede estar ocupado externamente en tales actividades, mientras su corazón está en cualquier otra parte. Y sólo existe uno que cumple con este requisito: Râmânanda Râya. No existe un gran número de Râmânandas; hay sólo un Râmânanda Râya, que ha alcanzado tal estado porque es muy versado en el tipo de sentimiento y realización necesarios para el servicio de Kèëòa y las gopîs. Su corazón está dedicado por completo a la causa de Kèëòa; él no tiene interés egoísta. Él está siempre en conciencia de Kèëòa y cualquier cosa que hace es para la satisfacción de Kèëòa, así que no pienses mal de él. Ve allí otra vez -le respondió Mahâprabhu.



Loco por Kèëòa



Entonces Pradyumna Miära fue a ver otra vez a Râmânanda.

- ¡Oh! Ese día no podía obligarte, pero has venido otra vez a escuchar acerca de Kèëòa. ¡Cuán afortunado soy! -le dijo Râmânanda.

En la mañana, Râmânanda Râya empezó a hablar y cuando llegó la tarde él estaba aún conversando locamente acerca de Kèëòa. Él se olvidó por com­pleto de la comida, el baño y cualquier otra cosa. Él estaba loco, hablando sin cesar acerca de Kèëòa. Luego, cuando se hizo tarde, sus sirvientes vinieron dos y tres veces a pedirle que tomara un baño y comiera sus alimentos, y finalmente, él había dejado de hablar y se había ido. Entonces Pradyumna Miära retornó donde Mahâprabhu.

- Sí, he escuchado a Râmânanda Râya y mi corazón se ha rebosado de escu­charle acerca de Kèëòa -le dijo Pradyumna a Mahâprabhu.

- Râmânanda Râya sabe quién es Kèëòa. Lo que Yo le enseñé a Rûpa y a Sanâtana, lo escuché de Râmânanda -comentó Mahâprabhu.

Se cuenta que Mahâprabhu tomó dikäâ, iniciación de Îävara Purî; con el propósito de predicar, Él tomó sannyâsa, la orden renunciante, de Keäava Bhâratî; y para el ingreso en los pasatiempos trascendentales de Kèëòa en Vèndâvana, Él tomó iniciación râga-marga de Râmânanda Râya. Por supuesto, Îävara Purî, Keäava Bhâratî y Râmânanda Râya nunca pensaron de sí mismos como Gurus de Ärî Caitanya Mahâprabhu. Pero se vio que Mahâprabhu trató a Râmânanda con respeto. Se menciona en el Caitanya-caritâmèta, Madhya (8.204) que si alguien desea entrar en la devoción espon­tánea de los pasatiempos de Kèëòa en Vraja, se requiere que se refugie en un sirviente de la melosidad conyugal, mâdhurya-rasa (sakhî vinâ ei lîlâya anyera nâhi gati). Ellos son expertos en esta situación. Todos los detalles de este mâdhurya-lîlâ están en las manos de aquellos sirvientes. Sólo ellos pueden entregarlos a los demás. En mâdhurya-rasa, el Guru es visto en la forma y el espíritu de una äakhî, una sirviente de Râdhârâòî (guru rûpa äakhî). Râmânanda Râya era Visâkhâ-äakhî, la asistente personal y mano derecha de Ärîmatî Râdhârâòî. Ärî Caitanya Mahâprabhu nos brinda una indicación acerca de la necesidad de aproximación a un asociado confidencial cuando Él le dice a Râmânanda Râya: kibâ vipra, kibâ nyâsî äûdra kene naya, yei kèëòa-tattva vettâ sei guru haya, “¿por qué evitas instruirme a Mí? Estoy apren­diendo muchísimo de ti. Tú eres muy versado en los asuntos de Kèëòa, así que tú eres Guru; por eso Yo te estoy escuchando. Cualquiera que sea experto en los detalles del Kèëòa-lîlâ y cualesquiera que pueda difundirlos, es sin duda un Guru”.

Las famosas conversaciones entre Râmânanda Râya y Ärî Caitanya Mahâprabhu, tuvieron lugar en las riberas del río Godâvarî. El nombre Godâvarî es significativo, porque indica ese lugar donde fueron dadas las realizaciones más elevadas de nuestros sentidos espirituales. La ocupación plena de todos nuestros sentidos fue anunciada allí en las riberas del Godâvarî: “Tus sentidos no deben ser rechazados. Si puedes abandonar el sentido de explotación y adoptar el de renunciación, entonces tus sentidos tendrán la realización de Kèëòa. Aquellas tendencias impiden tu acercamiento a Kèëòa; para aproximarte a Kèëòa de una manera apropiada, tendrás que utilizar al máximo tus sentidos”. De esto se habló en las riberas del Godâvarî.



La meta última de la vida



Allí, en Sus famosas conversaciones con Râmânanda Râya, Ärî Caitanya Mahâprabhu comenzó la aproximación al servicio devocional puro de una manera general y amplia. Esto está relatado en el Madhya-lîlâ del Caitanya-caritâmèta (8.51 313). Él le preguntó a Râmânanda Râya, prabhu kahe, pada sloka sadhyera nirnaya, “¿cuál es la meta última de la vida? Yo deseo no sólo escuchar tus declaraciones, sino también la evidencia de las Escrituras”.

La respuesta de Râmânanda Râya fue, râya kahe, sva-dharmâcaraòe viëòu-bhakti haya, “ejecuta tu deber, sin esperar nada a cambio”. Sva dharmâ significa varòâärama-dharma, la estratificación social védica: “Tú estás situado en tu posición actual debido a tu karma anterior. De acuerdo con tu posición presente, tienes que ejecutar tus deberes bajo una condición: Debes hacerlo sin remuneración. Si cumples tus deberes en el varòâärama-dharma, sin ningún propósito mundano, tú puedes alcanzar Viëòu-bhakti, la devoción por Dios”. Esto se confirma en el Viëòu Purâòa (3.8.9):


varòâäramâcâravatâ, puruëeòa paraì pumân

viëòur ârâdhyate panthâ, nânyat tat-toëa-kâraòam


La única manera de complacer a la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Viëòu, es adorarle mediante la apropiada ejecución de los deberes prescritos de uno en el sistema social de varòa y âärama”. Aquí, Râmânanda Râya dice que el Viëòu-bhakti, la adhesión al Señor que lo penetra todo, es el objeto y la meta última de nuestra vida. Este es el concepto de Vâsudeva: Todo está en Él y Él está en todas partes. Râmânanda Râya explicó que desde nuestros intereses particulares, debemos llegar a admitir el interés gene­ral y alcanzar así el nivel de la conciencia de Viëòu: Viëòu-bhakti. Nuestro sometimiento a Viëòu, el espíritu interno que está en todas partes, es el objeto de la vida. Debemos conectarnos con Él y vivir en conformidad; no una vida fenoménica, sino una vida espiritual perteneciente a un plano más profundo y sutil.



Devoción mezclada con deseos



Eso es superficial, profundiza más. Le dijo Mahâprabhu.

Por supuesto, se debe pensar que la vida teísta real comienza desde aquí, abandonando los propósitos locales y especiales y actuando en busca del propósito universal, como se propagó y ordenó ya en los Vedas y los Upaniëads. Pero Ärî Caitanya Mahâprabhu dijo: “Eso es superficial, profun­diza más”.

Entonces Râmânanda Râya dijo: kèëòe karmârpaòa-sarva-sâdhya-sâra, “ofrecer los resultados de las actividades de uno a Kèëòa es la esencia de toda perfección”.

En el varòâärama-dharma, existe la costumbre que las personas ocupadas generalmente en actividades externas, no se preocupan por abandonar los frutos de sus acciones. Incluso si llegan a hacerlo, no tienen conciencia directa de Viëòu o Kèëòa. Ellos adoran a la semidiosa Durgâ, ejecutan la ceremonia funeral ärâddha y muchísimas otras prácticas religiosas. Indirectamente, esto está, en última instancia, conectado con Viëòu. Ellas pueden o no saberlo, pero el vínculo está allí. Ese es el concepto general de varòâärama, pero aquí, Râmânanda dice que es mejor tener conciencia que Kèëòa es la autoridad. Todos los resultados de cualquier cosa que hagamos dentro del sistema social varòâärama, deben ser entregados a Kèëòa. Si ejecutamos todas nuestras actividades físicas, sociales, racionales y espirituales en conciencia de Kèëòa, entonces podemos acercarnos al logro de la meta de nuestra vida.

- Eso es superficial, profundiza más -le dijo Mahâprabhu.

Entonces Râmânanda Râya divulgó una nueva luz citando el Bhagavad-gîtâ (18.66): sarva dharmân parityajya mâm ekaê äaraòaê vraja, “abandona todos tus deberes y sólo ríndete a Mí”.

Nosotros debemos identificarnos con el objeto de la vida y no con las acti­vidades externas del varòâärama. Se le debe prestar menor importancia a la forma de nuestra actividad: No importa si yo soy un rey, un brâhmaòa intelectual o un obrero. Podemos pensar: “Tengo esta clase de deber, tengo aquella clase de deber”, pero eso no importa mucho. No debemos apegarnos a ello. El rey puede abandonar su reino y aceptar la vida brahmínica de renunciación y austeridad. El äûdra puede dejar su trabajo, volverse un mendigo y cantar el nombre de Kèëòa. El brâhmaòa puede abandonar su ejecución del sacrificio y volverse un mendicante. Por lo tanto, debemos identificarnos con la meta de la vida y no con la forma de nuestro deber. Debemos dedicarnos con exclusividad a la causa del Señor, ignorando nues­tros atavíos y deberes actuales.



Conocimiento y devoción



Esto también es superficial; sigue adelante, profundiza más -le dijo Mahâprabhu.

Entonces, Râmânanda Râya explicó: jñâna-miärâ-bhakti, el servicio devo­cional mezclado con el conocimiento, y citó el Bhagavad-gîtâ (18.54) donde dice Kèëòa:


brahma-bhûtaì prasannâtmâ, na äocati na kaôkëati

samaì sarveëu bhûteëu, mad bhaktiê labhate parâm


Aquél que ha llegado al estado de identificación de sí mismo con el espíritu por encima de la materia no tiene nada que hacer en este mundo. Cualquier pérdida o ganancia en este mundo material no le sirven para nada. Él es espíritu; sus esperanzas residen en el mundo del alma y no tiene nada que hacer en este mundo material, ya sea saludable o censurable. Él está estable­cido en la conciencia que él es alma por naturaleza y no tiene nada que ver con la materia, así que dentro de sí mismo siente satisfacción. Él es âtmârâma (autosatisfecho); no se lamenta ni aspira a nada. Si algo se pierde, ¿se lamenta? No. Él piensa: “Esto no es nada, es sólo materia”. Y cuando obtiene algo, él no se siente muy alegre, porque eso es sólo materia, es innecesario y carece de importancia. Ahora puede comenzar el verdadero servicio devocio­nal; su alma puede empezar a vivir en el plano espiritual, con una actitud de servicio pura, sin ninguna mezcla de aspiración mundana. Cuando alguien alcanza la plataforma espiritual, obtiene la oportunidad de practicar un tipo de servicio más elevado.

- Esto también es superficial. Tal persona está sólo en el borde del servicio devocional; no posee el toque esencial de la devoción. No ha entrado en el dominio del bhakti; está sólo esperando en la posición marginal, en la puerta. Debe alcanzar bhakti, pero no lo ha logrado todavía. Sus fuerzas negativas no han terminado, está sólo en la puerta, no ha entrado todavía. Debe entrar. Desde allí, si logra algo, será puro, pero está aún en la puerta -le dijo Mahâprabhu.


Más allá del espíritu: “Profundiza más”



jñañe prayâsam udapâsya namanta eva: Es muy difícil cruzar el encanto del conocimiento -dijo entonces Râmânanda Râya.

Nosotros pensamos: “Deseo comprenderlo todo primero y luego actuaré”. Ahí hay cálculo y subyace suspicacia. Antes de actuar, queremos saberlo todo plenamente; sólo entonces arriesgamos nuestro capital. El ego, el “yo” es muy fuerte y desea tener una cuenta de sus pérdidas y ganancias. Él piensa: “Soy el amo. La llave está en mis manos y deseo probarlo todo, saberlo todo. Yo sé lo que es bueno para mí”. Por eso nos creemos amos y no sirvientes, y desde esta posición de amos hacemos nuestra indagación.

Pero esta mentalidad calculadora debe ser abandonada si queremos entrar en el dominio del Señor, donde todas las cosas son superiores a nosotros. Nadie allí se preocupará de venir a nosotros con una explicación, mientras pensemos que somos sus amos. Nadie nos tranquilizará diciéndonos: “Sí, no habrá pérdida, tu ganancia será grande”. Nosotros podemos pensar: “Soy una entidad separada, independiente, así que en mi cuenta no debe haber pérdidas. Debo permanecer aquí con mi cabeza erguida”. Pero eso no debe hacerse. Debemos ir allí como esclavos, no como amos. Esa clase de mentali­dad es necesaria: Debemos doblegar nuestra cabezas. No marcharemos con nuestras cabezas erguidas sobre las cosas, puesto que todas las cosas allí son superiores cualitativamente a nosotros.



Esclavitud divina



Por lo tanto, tenemos que entrar en esa tierra trascendental, donde incluso la tierra, el agua, el aire y cualquier cosa que encontremos, está hecha de materiales más elevados que con los que estamos hechos nosotros. Todos ellos son Gurus y nosotros somos discípulos. Todos ellos son amos y nosotros sirvientes; tenemos que entrar en el territorio donde todas las cosas son nues­tros amos. Tenemos que someternos; esa será nuestra verdadera calificación. Lo que nos sea ordenado hacer, tendremos que hacerlo. Allí no tenemos que ejercitar mucho nuestro cerebro. El cerebro no tiene mucho espacio allí; todos ellos son más cerebrales que nosotros. Nuestro cerebro es innecesario allí; sólo son necesarias nuestras manos. Allí son necesarias las labores domésticas. El cerebro es innecesario. Entramos en ese territorio si nos gusta. Este es el territorio de la esclavitud para nosotros. Por lo tanto, debemos desechar con desdén nuestros cerebros y aceptar sólo nuestros corazones, debemos acer­carnos y entrar en ese territorio.

Debemos pensar: “Soy tan insignificante como un mosquito”. Así lo hizo el señor Brahmâ cuando fue a Dvârakâ a visitar al Señor Kèëòa. Y esto no es sólo momentáneamente; no se trata que uno acepte una actitud humilde, termine su trabajo y se devuelva luego. No. Tenemos que aceptar eterna­mente tal insignificante posición. Por supuesto, debemos esperar ser educados acerca de la conciencia de Kèëòa: Cuán buena es, cuán grande y cómo es de útil para nosotros. Se nos permitirá paripraäna, inquirir con honestidad. En el reino trascendental, todo el mundo es nuestro amigo. Ellos vendrán a ayu­darnos, a hacernos comprender que el servicio devocional es hermoso y que la conciencia de Kèëòa es la mejor forma de vida. Nuestra aspiración y la pureza de propósito serán valoradas, no nuestra posición externa. Los reclu­tadores allí tendrán en consideración la pureza de nuestro propósito y no nuestra actual posición y capacidad.

Y aunque aparentemente parece que nos estamos convirtiendo en esclavos, el resultado es justamente lo opuesto. Si puedes aceptar tal actitud de rendi­ción y esclavitud, entonces Él, que nunca puede ser conquistado, será con­quistado. Los amigos vendrán a ayudarte, los sâdhus vendrán y te harán entender que debes volverte un esclavo, que a Kèëòa le gustan mucho los esclavos. Él es el amo de los esclavos y a veces Él desea convertirse en el esclavo de Sus esclavos (gopî-bhartuì pada-kamalayor dâsa-dâsânudâsaì). Esta es la clave para triunfar, y nosotros podemos lograr la ganancia más elevada por medio de esta actitud.

- Sí, esto es cierto. El Inconquistable es conquistado mediante la rendición. Podemos cautivarlo a Él. Yo acepto esto como el plano inicial del amor divino: Al darlo, podemos conseguir tanto como arriesgamos. Tanto como arriesguemos para darnos nosotros mismos, asimismo podemos exigir de ese infinito Inconquistable. Acepto esto como el comienzo de äuddha-bhakti, el servicio devocional puro. Pero sigue adelante -le dijo Mahâprabhu a Râmânanda Râya.



La ciencia del rasa



Râmânanda Râya explicó que desde allí, el servicio devocional puro se desarrolla en una forma imperfecta, de un modo general, y cuando éste está más maduro, debe aceptar las faces de äânta (neutralidad), dâsya (servidumbre), sakhya (amistad), vâtsalya (afecto paternal) y mâdhurya-rasa (amor conyugal). En äânta-rasa hay adhesión, niëùhâ. Uno piensa: “No puedo separarme de esta conciencia de continuo sometimiento a la verdad”.

La neutralidad evoluciona a dâsya-rasa, el deseo de hacer algún servicio. Cuando un devoto no está satisfecho con estar sólo sentado, mostrando lealtad a la Suprema Autoridad, desea ser utilizado por Él. Espera la orden del Señor, orando para que el Señor pueda darle alguna ocupación. Cuando un devoto posee esta profunda penetración acerca que desea ser utilizado de algún modo por el Señor, hablamos de dâsya-rasa o devoción en la modali­dad de servicio. Está luego sakhya-rasa, el servicio devocional en amistad.



Dios el amigo



Cuando en dâsya-rasa se añade confianza al servicio, entonces este se vuelve un poco superior. Por lo general, los sirvientes antiguos que son fieles se convierten en sirvientes confidenciales, así que cuando el estado confiden­cial es añadido al servicio, éste se convierte en sakhya-rasa o servicio devo­cional como amigo del Señor. Existe primero niëùhâ (adhesión, sumisión), luego el devoto desea ser utilizado para Su satisfacción; luego hay la utiliza­ción confidencial y luego ésta llega al servicio amistoso, sakhya-rasa. En Vaikuòùha, donde el Señor Nârâyaòa es servido con devoción calculada, se ven sólo äânta-rasa, dâsya-rasa y la mitad de sakhya-rasa. La plena confianza no es posible allí. El temor, la reverencia, el esplendor, la grandeza, la pompa y la aprehensión desaparecen cuando desarrollamos una relación más confi­dencial con el Señor Supremo. En ese momento, el objeto de nuestra adora­ción o amor se vuelve de otra manera. Luego de Vaikuòùha, nosotros sentimos atracción por Ayodhyâ, la divina morada del Señor Râmacandra, donde existe la neutralidad, la servidumbre y la amistad con Vivîëaòa y Sugrîva. Allí, nosotros podemos también seguir la pista a vâtsalya-rasa, el amor paternal por Dios.



Dios el hijo


En vâtsalya-rasa, la confianza se ha desarrollado al estado peculiar en el cual los servidores piensan de sí mismos como promovidos al cargo de protección del objeto de su veneración. El afecto filial también es servicio. Aunque parezca que los padres son los amos de la situación al controlar al Señor como su hijo, castigándolo y corrigiéndolo algunas veces, ésta es una visión superficial. Si podemos ingresar en la profundidad de su servicio, encontraremos un amor incomparable del tipo más peculiar. Aparentemente, están ocupados en el castigo y reprensión del Señor; en realidad, están muy interesados en el bienestar del objeto de su servicio. Vâtsalya o amor paternal y maternal por Dios es un tipo peculiar de amor divino. Vemos un tipo muy leve de vâtsalya en Ayodhyâ, o sea éste es casi ignorado.



Mathurâ: La concepción Kèëòa



Rûpa Gosvâmî pasó de una zancada de Vaikuòùha a Mathurâ. En su Upadeäamèta (9), él escribe: vaikuòùhaj janito varâ madhu-purî tatrâpi râsotsavad, “Mathurâ es superior a Vaikuòùha porque el Señor Ärî Kèëòa apareció allí”. Es allí donde todas las cosas son mostradas de una manera clara y sustancial. En Mathurâ encontramos la concepción Kèëòa de Dios. De una zancada él ha pasado de Vaikuòùha al concepto Kèëòa, pero Sanâtana Gosvâmî ha llenado el vacío. En su libro Bèhad-bhâgavatâmèta, él dice que en el camino hacia Mathurâ se encuentra Ayodhyâ, el reino espiritual del Señor Râma, y allí encontramos sakhya-rasa y vâtsalya-rasa.

Pero Rûpa Gosvâmî va a Mathurâ de una vez. Él dice: “Vengan a Mathurâ; aquí encontrarán claramente visibles a sakhya y vâtsalya-rasa”. Él ha mos­trado cómo está presente allí el servicio sakhya-rasa. Allí los devotos están jugando con Kèëòa, subiéndose algunas veces sobre Sus hombros y quizás algunas veces dándole incluso una palmada. Pero, aunque pueden asociarse con Él de este modo, el corazón de ellos está lleno de un tipo peculiar de actitud de servicio. Este es el criterio: Pueden renunciar a sus vidas miles de veces para sacar una espina de la suela de Su zapato, se pueden sacrificar miles de veces para la más ligera satisfacción de su amigo y lo consideran mil veces más valioso que sus propias vidas. El criterio es similar también en vâtsalya-rasa: Por el interés más insignificante del objeto de su veneración, ellos pueden dar sus vidas millones de veces. Tal afecto encontramos allí.

Y luego, de vâtsalya se progresa al amor conyugal (mâdhurya-rasa), el rasa omnicomprensivo, el cual incluye adhesión (äânta-niëùhâ), servicio (dâsya), confianza amistosa (sakhya) y amor paternal (vâtsalya-rasa). Pero la dedica­ción mayor de cada átomo de nuestra existencia para la satisfacción de Kèëòa, se encuentra en mâdhurya-rasa, el cual incluye todos los otros rasas.



La melosidad conyugal



Y mâdhurya-rasa es más valiosa cuando se expresa en la forma de pârakîya o relación de amantes. En pârakîya-rasa, las gopîs arriesgan todo para servir a Kèëòa. Parakîya-rasa toma dos formas. En una, no existe obligación de nada; la unión puede o no suceder; por lo tanto, debido a que sus encuentros son muy escasos, estos se vuelven incluso más dulces. Existe otra clase de pâra­kîya-rasa: Hemos dicho que Kèëòa no paladea la comida ordinaria, pero cuando Él come alimentos que ha robado, le parecen más sabrosos. Si podemos imitar esta habilidad, ella también puede ser aplicada en el caso de pârakîya-rasa: “Estoy haciendo trampa y consiguiendo lo que deseo. Estoy robándole a alguien lo que le pertenece”. Esta clase de situación se hace más agradable para las personas comprometidas.

Y las personas dedicadas lo arriesgan todo: Su buen nombre, la sociedad, el futuro e incluso el dictado de las Escrituras religiosas. Ellas aceptan un riesgo muy grande, tal como una vez, cuando estábamos en Madras, el rey de Jaipur dio algún dinero para la construcción de un templo. El dinero fue enviado a nuestra oficina principal en Calcuta. De 5.000 rupias, la primera entrega fue de mil rupias y el trabajo de construcción se comenzó con el envío de un obrero de nuestro centro principal. Luego Mâdhava Mahârâja y yo fuimos enviados a Madras, donde escuchamos que el rey vendría pronto. Con el fin de mostrarle que se había hecho algún trabajo, edificamos la construc­ción hasta cierto punto, de tal modo que el rey pudiese decir: “Habéis gastado el dinero y ahora se hace necesaria la próxima entrega”. Con el fin de hacerlo, nos endeudamos. Pedimos dinero prestado para comprar ladrillos y otras cosas, y edificamos la construcción hasta un nivel más alto.

Cuando escribimos acerca de esto a nuestro Guru Mahârâja, teníamos el temor que nos reprendería. Pensamos que nos diría: “¿Por qué han pedido prestado dinero?” En vez de ello, nos dio su concepto favorable: “Han arries­gado su futuro en el servicio de Kèëòa. Han pedido un préstamo y esto signi­fica que tendrán que pagar este préstamo, así que han ocupado su futura energía en el servicio de Kèëòa. Tendrán que recaudar el dinero y pagar el préstamo, así que éste es un servicio con riesgo para el futuro”.

Las gopîs arriesgaban conscientemente su futuro. Ellas decían: “Hemos desobedecido a nuestros superiores y las instrucciones de los Vedas; lo que hacemos no es aprobado ni por la sociedad ni por los libros religiosos. Nues­tro futuro es oscuro”. Sin embargo, no podían dejar de servir a Kèëòa.

Por tanto, vaikuòùhâj janito varâ madhu-purî tatrâpi râsotsavâd. Janito significa vâtsalya-rasa y mâdhurya-rasa en Vèndâvana: râdhâ-kuòàam ihâpi gokula-pateì. En el mâdhurya-rasa se encuentran también tres grupos: Vèn­dâvana en general, grupos selectos en Govardhana y el grupo más elevado en Râdhâ-kuòàa. Todas estas cosas han sido mostradas en la conversación entre Râmânanda Râya y Ärî Caitanya Mahâprabhu.



Râdhâ: La reina de las gopîs



Sigue adelante -dijo después de esto Ärî Caitanya Mahâprabhu.

Entonces, Râmânanda Râya comenzó a explicar el tipo de servicio rendido por Râdhârâòî en mâdhurya-rasa. Su servicio devocional es categóricamente más elevado que el de todas las otras gopîs. Râdhâm âdhâya hèdaye tatyâja vraja sundariì (Gîtâ-govinda 3.1, Jayadeva Gosvâmî). Todo el grupo de gopîs puede ser anulado por sólo una: Ärîmatî Râdhârâòî. ¿Qué tipo peculiar de servicio puede provenir de ella? Kèëòa, la Personalidad Original de Dios (svayam-rûpa) está sólo al lado de Râdhârâòî. Al lado de las otras gopîs, está prabhâva-prakâëa, una expansión plenaria y no svayam-rûpa, la forma origi­nal. Tal es la cualidad de Ärîmatî Râdhârâòî. Debemos mostrar nuestra reve­rencia más elevada por el ideal elevado de servicio devocional.



Râdhâ-Kèëòa: Unión en separación



Luego, Ärî Caitanya Mahâprabhu hizo la última pregunta:

- ¿Puedes pensar en algo además de esto? -dijo.

- Me pides que cite las Escrituras para sustentar cualquier cosa que diga, pero aquí no podré citar las Escrituras. Sin embargo, tengo un nuevo sentimiento dentro de mí y si Tú quisieras conocerlo, puedo explicártelo -respondió Râmânanda Râya.

De esta forma Râmânanda Râya compuso una canción. Él presentó esta canción diciendo:

- No sé si te guste o no, pero me parece que existe un estado que es incluso mejor que la unión de Râdhâ y Govinda.

Existe un estado donde ambos, el positivo y el negativo se combinan, la conciencia individual no es clara y uno al otro se buscan en un recíproco olvido de sí mismos. Esta búsqueda del uno por el otro es muy fuerte e intensa. Este parece ser un amor mucho más elevado: Unión en separación. Râdhâ y Govinda son tan intensos en Su búsqueda del uno por el otro, que Ellos incluso no tienen conciencia de si se tienen el uno al otro. Râdhârâòî experimenta algunas veces el temor de perderlo, incluso mientras Kèëòa está presente ante ella; ese sentimiento se vuelve tan intenso como si ella lo hubiera perdido a Él. Están juntos, pero la aprensión que uno pueda perder al otro, convierte Sus encuentros en algo intolerablemente doloroso, tal como la madre está siempre alerta cerca de la seguridad de su hijo (aniëùâ-saôkîni bandhu-hèdayâni bhavanti hi). La madre piensa: “¡Oh, mi hijo está afuera! ¿Habrá sufrido un accidente?” Este temor de la separación es el síntoma del amor profundo.



Ärî Caitanya Avatâra



Las palabras de Râmânanda Râya en su composición hicieron alusión a la divina aparición de Ärî Caitanya Mahâprabhu, en la cual están combinados Râdhâ y Govinda y esto sucede como si Ellos fueran inconscientes de la existencia separada de los dos. Se buscan el uno al otro, Kèëòa mismo se desborda con los sentimientos de Râdhârâòî y están tan profundamente abrazados que se pierden el uno en el otro.

Ärî Caitanya Mahâprabhu puso entonces la palma de Su mano derecha sobre la boca de Râmânanda Râya:

- No sigas -le dijo.

Rasa-râja mahâ bhâva-dui eka rûpa. El Señor Ärî Kèëòa es el origen de todo placer y Ärîmatî Râdhârâòî es la personificación del amor extático por Dios. Estas dos formas están unidas como una sola en Ärî Caitanya Mahâprabhu.



Rasarâja: El éxtasis mismo


¡Oh! Debido a que eres devoto en un ciento por ciento, donde quiera que lanzas tu mirada, vez sólo a Kèëòa y nada más. El objeto de tu interés está representado en todas partes -replicó Mahâprabhu.

- Mi Señor, no me engañes de ese modo, Tú has venido aquí muy bondado­samente para purificar esta persona indigna y si actúas ahora de una manera diplomática, no se te verá bien. No escucharé lo que digas; manifiesta Tu verdadera posición. ¿Quién eres? -dijo Râmânanda Râya.

- Debido al poder de tu amorosa devoción, puedes saberlo todo en este mundo, nada se le puede ocultar a tu ojo amoroso (premâñjana-cchurita-bhakti-vilocanena) -dijo Mahâprabhu.

Entonces, Mahâprabhu se reveló.

- Cuando tú me ves externamente como de color dorado, no es así. Esto es debido al contacto con el color de Râdhârâòî. ¿Y quién puede tocar a Râdhârâòî y abrazarla estrechamente? Ella nunca tocará a nadie, excepto a Kèëòa. Por lo tanto, ahora sabes quien soy Yo: Rasarâja (el éxtasis mismo) y Mahâbhava (Aquél que puede saborear el rasa más elevado). Mira como se unen ellos -dijo.

Râmânanda Râya perdió el conocimiento y cayó tendido al piso. Él no pudo permanecer consciente. Luego, mediante el contacto de Su mano, Ärî Caitanya Mahâprabhu le hizo volver en sí otra vez. Râmânanda Râya retornó a su estado previo de conciencia y vio un sannyâsî sentado ante él. Después de una corta pausa, Mahâprabhu habló:

- Permanece aquí, Yo me voy -dijo.

Después Râmânanda Râya y Ärî Caitanya Mahâprabhu sostuvieron algunas conversaciones más:

- Râmânanda, mientras viva Yo deseo tu compañía -le dijo Mahâprabhu.

- Sí, yo debo refugiarme en Tus divinos pies y vivir allí por el resto de mi vida, replicó Râmânanda.

Más tarde, Râmânanda hizo arreglos con el rey de Orisa para retirarse de su puesto como gobernador de Madras y se dirigió a Jagannâtha Purî. Durante casi dos años, Ärî Caitanya Mahâprabhu recorrió los lugares sagrados del sur y occidente de la India y retornó finalmente a Purî. Allí se encontraron ellos otra vez.


Locura trascendental


Después de esto, Mahâprabhu fue a Vèndâvana a través de Bengala. Pasa­ron seis años y Advâita Prabhu casi despidió a Mahâprabhu, diciéndole: “Nuestros pasatiempos de introducción del canto del Hare Kèëòa han termi­nado”.

Entonces Mahâprabhu mostró continuamente, durante doce años, la moda­lidad de Râdhârâòî de saborear Kèëòa-prema, amor extático por Kèëòa. Svarûpa Dâmodara y Râmânanda Râya, que son Lalitâ y Viäâkhâ, las dos principales gopîs asistentes de Râdhârâòî, fueron la compañía más importante de Mahâprabhu durante ese período. Allí han sido mostradas muchísimas cosas acerca de los profundos sentimientos de amor divino. No se ha encon­trado nunca en la historia del mundo o incluso expresado en Escritura alguna, cuán intenso amor pueden producir tales síntomas correspondientes en la superficie. Eso fue mostrado por Râdhârâòî y más tarde por Ärî Caitanya Mahâprabhu.

Mahâprabhu mostró también en Sus prácticas, cómo el Kèëòa-prema, el amor por Kèëòa, puede jugar con un hombre como con una marioneta. Algu­nas veces Sus piernas y Sus manos solían entrar inconcebiblemente en Su cuerpo y algunas veces Sus articulaciones solían desconectarse y Su cuerpo trascendental aparecía alargado. Algunas veces todo Su cuerpo solía volverse blanco y Él yacía inconsciente, respirando tan lentamente que Su respiración no podía ser percibida. De este modo, Él exhibió muchos síntomas sorpren­dentes de éxtasis.

Svarûpa Dâmodara, el secretario personal de Ärî Caitanya Mahâprabhu, ha explicado en sus memorias el significado de Su aparición, lo cual fue relatado en el Caitanya-caritâmèta de Kavirâja Gosvâmî. Él escribe:


râdhâ kèëòa praòaya vikètir hiâdini äaktir asmâd

ekâtmânâv api bhuvi purâ deha bhedaê gatau tau

caitanyâkhyam prakaùam adhunâ tad dvayaê caikyam âptam

râdhâ-bhâva dyuti suvalitaê naumi kèëòa-svarûpam

Algunas veces Râdhâ y Kèëòa están combinados: Algunas veces están sepa­rados. Ellos están separados en Dvâpara-yuga y en Kali-yuga están combina­dos como Ärî Caitanya Mahâprabhu. Ambos son expresiones eternas de la misma Verdad Absoluta. El verano, el otoño, el invierno y la primavera conti­núan en un ciclo ordenado; no se puede decir que el verano es el comienzo y que el invierno llega más tarde. Así, los pasatiempos de Ärî Râdhâ y Kèëòa se efectúan eternamente. En tiempos antiguos, algunas veces Râdhâ y Kèëòa se dividían y mostraban Sus pasatiempos; nuevamente, ambos, la potencia y el propietario de la potencia, se combinan y se abrazan estrechamente como Ärî Caitanya Mahâprabhu. La mitad predominante y la mitad predominada están unidas y hay allí un extraordinario sentimiento extático. Kèëòa es subyugado por Su potencia y Él mismo está buscando Su propio Yo: kèëòasya âtmânu­sandhana. Kèëòa mismo está ocupado en la búsqueda de Ärî Kèëòa, la más hermosa realidad. La influencia de Râdhârâòî sobre Kèëòa lo ha transformado en un devoto y Él se está buscando a sí mismo. La Dulzura se está sabo­reando a Sí misma y enloqueciéndose. Y ésta es una dulzura viviente; no muerta o estática, sino éxtasis dinámico: Dulzura dotada de vida. Y Él se saborea a Sí mismo, la personificación de la felicidad, el éxtasis y la belleza danzando con locura, y Su ejecución de kîrtana está destinada a distribuir ese éxtasis a otros. La dulzura última o ânanda es de tal magnitud, que no existe otra cosa que pueda saborearse a sí misma y expresar su propia felicidad con tal intensidad. Yo he descrito a Ärî Caitanya Mahâprabhu en el Premadhama-deva stotram.


âtma-siddha-sava-lîlâ-pûròa-saukhya-lakëaòam

svânubhâva-matta-nètya-kîrtanâtma-vanùanam

avayaika-lakëya-puròa-tattva-tat-parâtparaê

prema-dhâma-devam-eva naumi gaura-sundara


La concepción más elevada de la Verdad Absoluta debe ser también la forma más elevada de ânanda, éxtasis. La danza de Mahâprabhu indica que Él está pletórico de éxtasis y Su kîrtana es la distribución de esa rasa. Por lo tanto, si nosotros investigamos científicamente quién es Mahâprabhu, no podremos sino descubrir que Él es la realidad última. Él está loco saboreando Su propio néctar interno y Su danza es el resultado de Su éxtasis trascenden­tal. Y Él está cantando y distribuyendo esto a los demás. Por lo tanto, si estu­diamos bien de cerca el carácter de Ärî Caitanya Mahâprabhu, no podemos sino pensar que Él es la Verdad Absoluta Suprema, en Su expresión más plena y dinámica”.



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jueves 11 de marzo de 2010

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