martes, 16 de marzo de 2010

La Búsqueda de Sri Krishna, la más Hermosa Realidad 8º

CAPITULO OCHO



Niveles de realización


Snana Yatra - ISKCON desire tree 04

Snana Yatra - ISKCON desire tree por ISKCON desire tree.

This Festival poster is prepared by ISKCON desire tree for the pleasure of Srila Prabhupada and the devotee community.


Snana Yatra - ISKCON desire tree 05

Snana Yatra - ISKCON desire tree por ISKCON desire tree.

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El grado de la realización trascendental, ha sido explicado por Ärîla Sanâtana Gosvâmî en su libro Bèhad-bhâgavatâmèta. Allí encontramos que en el curso de la realización de äuddha-bhakti (el servicio devocional puro), el gran sabio Nârada Muni visita diferentes lugares. Primero él encuentra karma-miärâ-bhakti o servicio devocional mezclado con actividades fruitivas.

Había una vez un brâhmaòa en Allahabad. Era un hombre rico y con oca­sión del Kumbha-mela, cuando millones de sabios y devotos se reúnen para el festival religioso, él hizo los preparativos para los servicios a los diferentes tipos de personas santas que estaban reunidas allí. Él dirigió un sacrificio y terminó finalmente la función con el canto del Santo Nombre del Señor. El brâhmaòa se ocupaba principalmente en karma-kâòàa o trabajo fruitivo, pero también rendía servicio a las personas santas. Finalmente, él concluyó todo con nâma-saôkîrtana, el canto de los Santos Nombres del Señor.

- Eres muy afortunado por estar haciendo estas cosas. Esta es la utilización apropiada de tu dinero y de tu rango. Al ocuparte en tales actividades santas, eres sin duda muy afortunado -le dijo Nârada Muni.

- ¿Qué estoy haciendo? Esto no es nada. Tú deberías ir a ver la fortuna del rey Indradyumna. Él está distribuyendo los remanentes de prasâda del Señor Jagannâtha con gran lujo. ¡Cuán grandiosa es allí la adoración de Nârâyaòa! Ve allí y apreciarás su servicio devocional -le dijo el brâhmaòa.

Por lo cual, Nârada Muni fue a ver a Indradyumna Mahârâja y allí encontró al rey ocupando todos sus recursos en la adoración del Señor Jagannâtha.

- Eres el más afortunado de este mundo -le dijo Nârada.

- ¿Qué puedo hacer yo Nârada? Esto no es nada. Si deseas ver cómo debe ser practicado el servicio devocional, debes ir donde el señor Indra, el rey del cielo -le respondió el rey.

Nârada Muni se dirigió donde Indradeva.

- ¡Oh Indra! Eres muy afortunado. Vâmanadeva, la Suprema Personalidad de Dios, apareció como tu hermano más joven. Y aquí en Indra-loka, hay siem­pre festivales religiosos adorando a Kèëòa -le dijo Nârada, alabándolo.

- ¿Qué dices? ¿Qué amor siento yo por Kèëòa? Todo le pertenece a Él, pero debido a mi estupidez, traté de impedir que se llevara el árbol pârijâta del cielo. No sólo eso, sino que siempre estoy siendo atacado por los demonios y mi esposa también es perturbada algunas veces. ¿Por qué entonces, me consideras afortunado? -le respondió Indradeva.

Después de ver a Indra, Nârada se dirigió donde el señor Brahmâ, el crea­dor del universo. Allí él encontró a los Vedas personificados cantando alaban­zas al señor Brahmâ. Nârada, quien era también su hijo y discípulo, se acercó al señor Brahmâ diciendo:

- ¡Cuán afortunado eres! Te ha sido confiada por parte del Señor Nârâyaòa la administración del universo entero y algunas veces lo visitas a Él en busca de consejo para su administración. Y nos encontramos también con que algunas porciones de los Vedas están ocupados cantando tus glorias. ¡Eres muy afor­tunado!

- ¿Qué estás diciendo Nârada? Me estás alabando e incrementando mi orgullo falso, pero ¿no te dije que no soy más que una pequeña criatura en las manos de Nârâyaòa? Estoy ocupado en la actividad externa. No tengo tiempo para interesarme en la consagración de mi vida devocional. Mi Señor más bien me ha engañado al ocuparme en un asunto que requiere tanta dedicación como es la administración del universo. Soy el más desafortunado. Más bien, debe­rías ir donde Mahâdeva, el señor Äiva. Él no se preocupa por nada de este mundo, vive alejado e indiferente y su meta es el Señor Nârâyaòa. Está dedi­cado al Señor Râmacandra y está muy encariñado con el Santo Nombre del Señor Râma. Su esposa, Pârvatîdevî, le ayuda también en su vida devocional y ella es muy feliz le respondió un poco perturbado el señor Brahmâ.

Nârada Muni se dirigió entonces a Äiva-loka y empezó a alabar al señor Äiva:

- Tú eres el amo del universo, los Vedas relatan tus glorias. Tú mantienes la posición más elevada.

De este modo, Nârada empezó a glorificarle, pero el señor Äiva se puso muy exaltado y se disgustó un poco por esto.

- ¿Qué estás diciendo Nârada? Yo siento tanta indiferencia por este mundo que estoy interesado principalmente en el conocimiento y en hacer peniten­cia. Esto ocupa la mayor parte de mi atención. Cualquier pequeña inclinación mía por el servicio devocional a Nârâyaòa es muy insignificante. Algunas veces poseo un espíritu tan apático hacia Nârâyaòa que ¡lucho incluso contra Él, en favor de uno de mis discípulos! Estoy disgustado con mi posición. Penitencia, poder, perfección del yoga místico e indiferencia hacia el mundo; esa es mi ocupación -le dijo.

Esto es jñâna-miärâ-bhakti o servicio devocional mezclado con conoci­miento especulativo empírico. El señor Brahmâ es el ideal del karma-miärâ-bhakti o servicio devocional mezclado con la actividad fruitiva y el señor Äiva es el ideal de jñâna-miärâ-bhakti. Él conserva aún alguna afinidad con una posición independiente y no acepta en un ciento por ciento el servicio a Nârâyaòa, el Señor Supremo.

- Si deseas realmente experimentar äuddha-bhakti, ve donde Prahlâda Mahârâja. Allí encontrarás el servicio devocional puro, agregó el señor Äiva.

De este modo, hemos sido dirigidos a rastrear el desarrollo de äuddha-bhakti, el servicio devocional puro, comenzando con Prahlâda Mahârâja, debido a que Prahlâda no desea nada a cambio de su servicio devocional.

En el Ärîmad-Bhâgavatam (7.10.4) él dice:


nânyathâ te ‘khila-guro, ghaùeta karuòâtmanaì

yas ta âäiëa âäâste, na sa bhètyaì sa vai vaòik


Cualquiera que esté haciendo algo para la satisfacción de Nârâyaòa y desee algo a cambio, no es un sirviente, sino un comerciante. Él desea dar algo al Señor y luego acepta algún premio a cambio de ello”. Por lo tanto, Prahlâda Mahârâja es un devoto puro y sólo por medio de un devoto puro de Nârâyaòa puede uno alcanzar la devoción pura.



El amor neutral por Dios



Todos estos peculiares logros en el mundo devocional comienzan con Prahlâda Mahârâja. La naturaleza de su servicio devocional es äânta-rasa, neutralidad, donde no existe servicio verdadero, sino tan sólo perfecta adhe­sión a Nârâyaòa bajo cualquier circunstancia. Cualquiera que pueda ser la condición desfavorable del ambiente, él permanece firme en la convicción que Nârâyaòa es todopoderoso y que Él es nuestro Amo. Por lo tanto, Prahlâda Mahârâja y los cuatro Kumâras, los hijos del señor Brahmâ, están en la posición de äânta-rasa bhakti o amor neutral por Dios.

Prahlâda Mahârâja es discípulo de Nârada Muni. Sin embargo, para nuestro beneficio, Nârada Muni se acercó a él para medir el estándar de su devoción, en un estudio comparativo del mundo devocional.

- He venido a verte Prahlâda, debido a que el señor Äiva aprecia también tu posición. Tú eres realmente un devoto del Señor Kèëòa. ¡Eres muy afortu­nado! He venido a ver cómo eres -le dijo Nârada.

- Gurudeva, eres todopoderoso. ¿Has venido a probarme? Cualquier fortuna que pueda yo poseer la he recibido por tu gracia. Yo nací en una familia de demonios, así que las cualidades demoniacas no me han abandonado a mí especialmente. ¿No sabes acaso que en Naimiëâraòya fui a luchar con el Señor Viëòu? Me arrepiento de ello, pero, ¿qué puedo hacer? Él me ha colo­cado en tal posición. Yo no puedo tener el privilegio del servicio directo a Él, sino que sólo pienso en Él mentalmente. Yo pienso que Él es todo, pero no tengo la gran fortuna de rendirle servicio.

Hanumân es realmente un devoto. ¡Cuán afortunado es! ¡Cuánta gracia ha recibido! Él entregó todo al Señor Râmacandra. Envidio su situación, pero, ¿yo qué puedo hacer? El designio de Dios es absoluto. Debemos aceptarlo. La posición de Hanumân es de verdad envidiable. Cuán atraído está hacia su Señor y qué gran cantidad de servicio ha hecho por el Señor Râma -le respondió Prahlâda Mahârâja.



Hanumân, el sirviente de Râma



De allí, Nârada Muni fue a visitar a Hanumân. Él se acercó a la residencia de Hanumân, tocando en su vînâ el mantra Râma, Râma, Râma, Râma, Râma. Cuando Hanumân escuchó de repente el nombre de su Maestro, el Señor Râma, él saltó hacia esa dirección y aún en el cielo, abrazó a Nârada Muni.

- ¡Oh! ¿Quién me está ayudando a escuchar el sonido del Santo Nombre del Señor Râma? Después de mucho tiempo, el sonido del Râma-nâmâ me está reanimando. Me estaba muriendo sin escuchar el nombre de Râma -dijo Hanumân.

Extáticas lágrimas salieron de los ojos de ambos. Luego, Nârada Muni fue a la morada de Hanumân y comenzó a alabar su fortuna:

- ¡Cuán afortunado eres! ¡Oh Hanumân! Tú sirves tan íntimamente al Señor Râmacandra; tú no sabes de nada que no sea tu Maestro, el Señor Râma. Tú le rendiste un servicio tan grande, que tu servicio se ha convertido en el ideal de toda la sociedad humana -le dijo.

- Sí, por Su gracia pude hacer algo, pero es sólo Su gracia; yo no soy nadie, no valgo nada. Pero he escuchado que el Señor Râmacandra, ha venido como el Señor Kèëòa. Aunque a mí no me gusta ninguna encarnación dife­rente al Señor Râma, he tenido noticias de lejos de cómo Kèëòa, quien es Râmacandra mismo, está mostrando Su gracia con los Pâòàavas. Los Pâòàa­vas son muy afortunados debido a que el Señor está relacionándose con ellos como un amigo íntimo. Por eso, yo siento un gran aprecio por la fortuna de los Pâòàavas -respondió Hanumân.

De este modo empezó a alabar Hanumân la fortuna de los Pâòàavas



Los Pâòàavas, amigos de Kèëòa



Después de dejar a Hanumân, Nârada Muni se dirigió donde los Pâòàavas. Allí encontró a Yudhiëùhîra Mahârâja sentado en un trono y comenzó a cantar las glorias de los Pâòàavas.

- ¡Qué amigables son en su relación con Kèëòa! ¡Qué afortunados son! -dijo Nârada dirigiéndose a Yudhiëùhîra Mahârâja.

- ¿Qué estás diciendo Devarëî? Por supuesto que Kèëòa nos favorece, no podemos negarlo, pero, ¿cuál es nuestra posición? No tenemos ninguna posi­ción. Por otra parte, yo siento algunas veces que al ver nuestro ejemplo, las personas no desearán servir a Kèëòa, porque ellos calcularán que siendo los Pâòàavas amigos tan íntimos del Señor Kèëòa, han sufrido dificultades y pasado peligros durante toda su vida. Esas personas pensarán que ser un devoto de Kèëòa significa que uno debe pasar dificultades durante toda la vida. Por eso yo temo que al pensar en nosotros, la gente no se atreverá a acercarse a Kèëòa -le respondió Yudhiëùhîra Mahârâja.

- No, yo no veo esto desde ese punto de vista. ¿Qué es el peligro o la aflicción para los Pâòàavas? ¿Cuál es el significado de ello? Ese es el mensaje que Kèëòa está trayendo. Cuando los Pâòàavas están en peligro, esto no es más que el mensaje que Kèëòa está llegando para salvarlos. Por eso tu madre oró también:


vipadaì santu tâì äaävat, tatra tatra jagad-guro

bhavato daräanam yat syâd, apunar bhava-daräanam


¡Que vengan los peligros: Que puedan ellos visitarnos siempre! Eso no me preocupa, ello hace que Kèëòa esté más cerca de nosotros. Más bien nos gustan los peligros pues nos relacionan íntimamente con Kèëòa”. Esta her­mosa afirmación de tu madre Kuntîdevî se encuentra allí -le respondió Nârada.

Los Pâòàavas, encabezados por Mahârâja Yudhiëùhîra, dijeron:

Sí, Kèëòa nos visita de vez en cuando, en el momento de nuestras necesi­dades terribles, ¡pero cuán afortunados son los Yadus! El Señor Kèëòa está siempre con ellos. Se sienten tan orgullosos de su Maestro, el Señor Kèëòa, que no les interesa ningún otro poder en el mundo. Son tan afortunados que Kèëòa está siempre relacionado íntimamente con ellos” -le dijo Mahârâja Yudhiëùhîra en nombre de los Pâòàavas.

Por eso, Nârada Muni fue donde los Yadus y comenzó a cantar en honor a ellos.

- ¿Qué dices Devarëî Nârada? Kèëòa está con nosotros, por supuesto, y en momentos de gran peligro, Él viene a ayudarnos, ¿pero qué tanto nos interesa Él? Nosotros llevamos una vida independiente, sin preocuparnos por su exis­tencia. Pero entre nosotros, Uddhava es en realidad Su favorito. Cualquier cosa que Kèëòa haga, la consulta siempre con Uddhava, en todos sus asuntos confidenciales Uddhava está presente y en cualquier circunstancia, Él es siempre muy familiar con Uddhava. Nosotros envidiamos la fortuna de Uddhava -le dijeron ellos.



Uddhava: Más querido que Kèëòa



Nârada se dirigió luego donde Uddhava:

- Uddhava, tú eres el devoto favorito de Kèëòa. Kèëòa dice:


na thatâ me priyatama, âtma-yonir na äaôkaraì

na ca saôkaraëaòo na ärîr, naivâtma ca yathâ bhavân


¡Oh Uddhava! Para qué hablar de otros devotos como Brahmâ, Äiva, Äankarëaòa o Lakëmî; Yo te quiero más que a Mi propia vida”. Tú eres un asociado tan íntimo, que Kèëòa te valora más que a Su propia vida -le dijo Nârada.

- Sí, debido a Su benevolencia sin causa, Él puede haber dicho tal cosa, pero pienso que no soy Su verdadero devoto, especialmente después de visitar Vèndâvana. Todo mi orgullo se ha disipado al ver aquellos devotos. El espíritu de servicio y la intensidad del amor hacia Kèëòa que encontré en los devotos de Vèndâvana, no tiene paralelo. ¡Oh Devarëî no me hallo! ¿Conoces aquella afirmación mía registrada en el Ärîmad-Bhâgavatam (10.47.61) que dice:


âsâm aho caraôa-reòu-juëâm ahaê syâê

vèndâvane kim api gulma-latauëadhînâm

yâ dustyajaê svajanam ârya-pathaê ca hitvâ

bhejur mukunda-padavîê ärutibhir vimègyâm


Las gopîs de Vèndâvana abandonaron a sus esposos, a sus hijos y a sus familias, a las cuales era difícil renunciar, y sacrificaron incluso sus principios religiosos, para aceptar el refugio de los pies de loto de Kèëòa, los cuales son solicitados incluso por los Vedas mismos. ¡Oh! Concédeme la fortuna de nacer como una hoja de hierba de Vèndâvana, para poder recibir así el polvo de los pies de loto de aquellas grandes almas sobre mi cabeza”. Allí he revelado por completo mi corazón. La calidad del amor por Kèëòa que encontré en las doncellas de Vèndâvana es tan exaltada que no podría sino aspirar a nacer en Vèndâvana como una hoja de hierba, para que así el polvo de los pies de aquellas doncellas divinas pudiera tocar mi cabeza. Por lo tanto, ¿qué es lo que dices Devarëî? Si quieres ver la devoción verdadera, el amor divino verdadero, deberías ir a Vèndâvana. No nos coloques en una situación emba­razosa, diciendo que poseemos devoción por Kèëòa; esto es más bien una burla, una afirmación sin base alguna. Yo encontré en Vèndâvana verdaderos devotos del Señor -dijo Uddhava.

De este modo Sanâtana Gosvâmî trata de llevarnos de la mejor forma a través del sendero, mostrándonos el desarrollo gradual de la devoción por Kèëòa. Prahlâda Mahârâja ha sido aceptado como la base de äuddha-bhakti, el comienzo del servicio devocional puro, porque él está situado en äânta-rasa o el servicio devocional en neutralidad. Por encima de ello existe dâsya-rasa, el amor por Dios en servidumbre, como lo mostró Hanumân, y por encima de ello existe sakhya-rasa o la disposición de la amistad. Ello es ejemplificado por los Pâòàavas. Uddhava tiene un poco de sakhya, conectado con vâtsalya, amor paternal, y mâdhurya, amor conyugal. De este modo podemos seguirle la pista al progresivo desarrollo de la devoción.

Nuestra íntima devoción a Kèëòa nos lleva de este modo a Vèndâvana. Allí se encuentra la cumbre del servicio devocional. En la conversación entre Râmânanda Râya y Ärî Caitanya Mahâprabhu encontramos que el servicio devocional de Râdhârâòî es categóricamente más elevado que el de las gopîs (tebhyas tâì paäu-pâla-paôkaja-dèäas tâbhyo ‘pi sâ râdhîkâ). La clase de espíritu de servicio que encontramos allí es inexplicable e inconcebible.

Ärî Caitanya Mahâprabhu vino con esa calidad de adhesión a la verdad: Rendición incondicional. Él vino en busca del tesoro del servicio a la verdad. Si podemos buscar un tipo de existencia tan elevado, podemos considerarnos como los más afortunados.

La autorrendición es la base de nuestra fortuna más elevada. No podemos sino rendirnos a cualquier cosa hermosa y valiosa que encontremos en nues­tro camino. Nuestro aprecio por algo más elevada se demuestra por el grado de rendición a eso. Por lo tanto, podemos medir la calidad de la verdad con la que estamos relacionados sólo mediante la intensidad de nuestra rendición.



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jueves 11 de marzo de 2010

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