lunes, 15 de marzo de 2010

Sermones del guardián de la devoción III - 7º

CAPITULO SIETE


Inteligentemente consciente


Summer Camp with Bhakti Vikas Swami in Croatia 26

Summer Camp with Bhakti Vikas Swami in Croatia por ISKCON desire  tree.

Bhakti Vikas Swami Summer Camp Croatia Aug 2009


Summer Camp with Bhakti Vikas Swami in Croatia 27

Summer Camp with Bhakti Vikas Swami in Croatia por ISKCON desire  tree.

Bhakti Vikas Swami Summer Camp Croatia Aug 2009


Devoto: ¿Cuál es el significado real de la palabra anartha?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Anartha significa interés separado. La conciencia de Kèëòa es sin causa, nirguòa, no tiene fin. Nirguòa significa que el flujo y vibración central de la conciencia de Kèëòa son eternos. Esa ola no tiene fin. Cualquier interés que esté separado de la conciencia de Kèëòa es anartha. “Artha” significa “necesidad”, y “anartha” es aquello que no es mi necesidad, aquello que es opuesto a mi necesidad, estando basado en conciencia e interés separados.

Entonces, para salir de la trampa del interés separado, el cual está enga­ñándonos, y aprender cómo entender al Infinito, nosotros tenemos que iden­tificarnos con la Corriente Universal, la Ola Universal. Hasta el momento estamos siendo arrastrados por diferentes olas de conciencia de interés sepa­rado, anartha, esto no es necesario para nosotros. Nuestra única necesidad es sumergirnos en la Ola del Interés Universal, la cual es por Sí Misma y para Sí misma.

El Señor dice:


ahaê hi sarva-yajñânâê, bhoktâ ca prabhur eva ca

Bhagavad-gîtâ 9.24


Yo soy el único disfrutador de todos los sacrificios, de todas la acciones en este mundo. Yo soy el único disfrutador y todo me pertenece incondicional­mente”.

Ésta es la posición de Dios. Él es supremo. Él es el supremo centro armo­nizante, y todos debemos someternos ciento por ciento a Él. Cualquier desviación es anartha. Anartha significa “sin significado”, que no tiene significado. La única intención o propósito verdadero digno de ser servido es la conexión con la Ola Universal, el Movimiento Universal. Cualquier cosa aparte de esto es anartha, indeseable e innecesario. Los anarthas no servirán a ningún propósito. Estamos en conexión con anarthas, cosas indeseables que no servirán a ningún propósito real en nuestra causa. Pero la causa real de nuestra vida y la satisfacción completa de nuestra misma existencia será encontrada únicamente en conexión con la Ola Universal del Todo Absoluto. Esto es conciencia de Kèëòa. Ésta es la más universal, la ola fundamental, y tenemos que capturarla. Nuestra meta, nuestra satisfacción y la verdadera realización de nuestra vida se encuentra solamente allí, en ese nivel, en ese plano, y no en el plano superficial de los intereses nacionalistas o familiares, el servicio social, etc., porque eso es provincialismo.

Un grupo está ocupado con muchos intereses locales y otro grupo desea dejar toda actividad. Detener nuestro movimiento propio, suprimir nuestra propia existencia, es renunciación, samâdhi, y también es suicida. Entonces, tenemos que abandonar tanto la renunciación como el disfrute.

La tendencia a hacer el mal y también la tendencia de ir a la huelga, ambas deben ser abandonadas. En una nación podemos encontrar muchos trabaja­dores haciendo cosas equivocadas, yendo en contra del principio de la ley; pero eso es engaño y está mal. Al mismo tiempo, ir a la huelga, rehusarse a trabajar también está mal. El sendero correcto es únicamente trabajar para el interés del país.

Debemos aprender esto: De los intereses locales tenemos que ir hacia lo universal, lo absoluto. No es nuestro deber mantener intereses locales, no importa qué tan complejos puedan ser, ya sea si estos son egocéntricos, cen­trados en la familia, centrados en el pueblo o en la sociedad como en el caso del humanitarismo, todo esto es parte del Infinito. Este es el hecho y general­mente debemos tratar de entender la cosas de esta manera. Las palabras técnicas como anartha-nivètti, bhâva, aäakti, todas estas son cubiertas por este entendimiento.

El Señor Kèëòa ha recomendado en el Bhagavad-gîtâ cómo puede uno conquistar kâma, la lujuria, regulando los sentidos. Él nos aconseja familiari­zarnos con la naturaleza del alma y entonces todos los problemas causados por kâma serán vueltos cenizas:


indriyâòi parâòy âhur, indriyebhyaì paraê manaì

manasas tu parâ buddhir, buddher yaì paratas tu saì

evaê buddheì paraê buddhvâ, saêstabhyâtmânam âtmanâ

jahi äatruê mahâ-bâho, kâma-rûpaê durâsadam

Bhagavad-gîtâ 3.42,43


La lujuria no es asequible fácilmente, sino que está escondida. Nosotros no podemos descubrir fácilmente dónde vive, sino que viene de repente, roba y desaparece. Pero se nos dice aquí que realmente vive en la inteligencia, la mente y los sentidos. Para conquistar la lujuria tenemos que regular los senti­dos, pero con el fin de hacerlo tenemos primero que analizar qué son los sentidos y cuál es su posición y, luego, cuál es la posición del rey interno de los sentidos, la mente. Después de eso tenemos que analizar cuál es la posi­ción intrínseca de buddhi, la facultad de la razón, el juicio y la inteligencia. Luego, con la ayuda de la razón, debemos tratar de encontrar qué está en el trasfondo de esa facultad de razonamiento, de juicio y de toma de decisiones.

En el trasfondo está una raya bien delgada, como hecha a lápiz, cuya natu­raleza es diametralmente opuesta al mundo de la experiencia. En el Ärîmad-Bhâgavatam se da el ejemplo que en la noche una nube puede cubrir la luna. A pesar que la nube oscurece la luna aun así la nube sólo puede ser vista por la luz de la luna.


na rarâjoàupaächana, svajyotsnâ bhâsitairghanaiì

ahaê matyâ bhâsitayâ, svabhâsâ puruëo jyathâ


En este ejemplo el alma es comparada con la luna y el ahaôkâra es compa­rada con la nube que cubre. Los sentidos, la mente y la inteligencia se han combinado para formar un sistema, ahaôkâra, el cual ha cubierto al alma. Pero ellos son vistos y les es posible actuar únicamente porque hay una luz, la luz del alma, la luna. Así, con la ayuda de nuestra razón debemos tratar de percibir qué está por encima de la razón y veremos que esto es el alma. De esta manera, podremos tener alguna conexión directa con el alma o al menos alguna concepción, aunque sea vaga, de su existencia y naturaleza. En ese momento toda nuestra aspiración material se convertirá en basura y dentro de nosotros seremos capaces de conquistar todos los encantos de este mundo. El consejo del Señor en el Bhagavad-gîtâ es que de alguna forma u otra tratemos de conseguir la comprensión de la naturaleza verdadera de nuestra propia alma. Nosotros somos realmente de tal naturaleza superior y poseemos una posición digna y noble en el plano superior; pero la lujuria y muchas cosas inferiores han venido para enjaularnos.

Raso ‘py asya, paraê dèëùvâ nivarttate (Bhagavad-gîtâ 2.59). Por entrar en contacto, incluso de una manera ligera, con la posición verdadera de nuestra propia alma, todos los encantos del mundo se desvanecerán; y aun eso pare­cerá ser una cosa insignificante comparada al despertar de los niveles superio­res de realización como la Superalma, Paramâtmâ, Nârâyaòa y ¡Kèëòa! Hay tanta bienaventuranza extática en ese lado y ésta será realizada únicamente cuando se revele a nosotros. Aunque conforme a nuestra concepción actual se encuentre muy lejos, aun así, ese experimentador, ese disfrutador, está dentro de nosotros: Es la jîvâtmâ. Y si tratamos de concentrarnos siquiera por un segundo en está posición, encontraremos que el alma posee una posición muy digna y especial. Entonces pensaremos: “¿Quiénes son estos ladrones? El intelecto, la mente y los sentidos son todos ladrones y maleantes. Ellos me están arrastrando a la tierra de la miseria como si se tratara de una intrincada conspiración”. Así nos parecerá.


indriyâòi parâòy âhur, indriyebhyaì paraê manaì

Bhagavad-gîtâ 3.42


Nuestros sentidos son superiores a todas las cosas que nos rodean. Supóngase que somos privados de todos nuestros sentidos, del tacto, de la vista, del oído y demás, entonces no podremos concebir nada del exterior. El mundo no significaría nada para nosotros.

Luego, de nuevo, la figura central de todos los sentidos es la mente. Alguien puede llamar pero tenemos que definir: “¿Él me estaba llamando? ¡Oh, yo estaba inconsciente, estaba distraído y no escuché! Yo tengo mis sentidos pero debido a que estaba distraído no lo escuché ni lo vi”. Así, la mente es el cen­tro. Y la mente tiene dos funciones, saôkalpa-vikalpa. “Deseo esto y no deseo aquello, no deseo eso, deseo esto”. Ésta es principalmente la función de la mente.

Luego viene buddhi, la inteligencia. Desde la mente tenemos que ir hasta buddhi, la razón. ¿Qué es? Discriminación. “¡Oh, mi mente desea eso, pero esto le traerá tal reacción, así que no lo haré!” Buddhi, la inteligencia o facul­tad de juicio, nos avisará: “¡No vayas! No escuches lo que la mente dice; no le obedezcas”. Esa es la inteligencia.

Luego, si continuando desde allí, sobrepasando la inteligencia, buscamos qué es lo que sigue, qué está por encima de la inteligencia, respaldándola y haciendo su función posible, entonces seremos capaces de ver: “¡Oh, este es mi yo verdadero! Y todo lo demás es una extensión externa en el mundo material, es una cobertura material. Puedo dejarla y conmigo mismo, mi propio yo, mi alma, ir hacia un lugar más elevado. Esta atmósfera actual no es del todo necesaria para mí, más bien es perjudicial, una cobertura, un traje que ha sido puesto sobre mí con el fin que yo entre en conexión con este mal ambiente”. Con esta realización, con nuestra propia alma podremos ir en una dirección superior, hacia Paramâtmâ, Nârâyaòa y Kèëòa.



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jueves 11 de marzo de 2010

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