lunes, 15 de marzo de 2010

Sermones del guardián de la devoción I - Capítulo III

CAPITULO TRES


El triunfo de la fe

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 04

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 04 por ISKCON  desire tree.


ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 03

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 03 por ISKCON  desire tree.


Ärîla Bhaktivinoda Ùhâkura ha escrito:


sakala châàiya bhâi sraddhâdevira guòa gâi

yâôra kèpâ bhakti dite pâre


Abandonando todo, cantemos en alabanza a Äraddhâdevî, fe, cuya gracia puede llevarnos a Kèëòa”.

Äraddhâ, fe, es la cosa más sutil y tangible. No es imaginaria. Debemos darnos cuenta que es real, concreta, y no simplemente un sentimiento abs­tracto de conciencia individual. La fe es universal como el elemento más fundamental que puede conectarnos con el objetivo más selecto.


Nadie puede comprar al Absoluto


A través de la radio o de la electricidad podemos establecer comunicación a larga distancia. La ciencia es muy sutil y no siempre es conocida por todo el mundo, sin embargo no podemos negar su existencia; ella tiene su posición tangible. Pero la fe es mucho más sutil y a través de ella uno puede establecer un contacto elevado y recíproco. La fe sutil no es alcanzada por cualquiera; tiene su existencia tangible y actúa en toda circunstancia si alcanzamos su contacto peculiar. No podemos dar falsas afirmaciones de poseerla; nuestro poder y grandeza no son necesariamente una prueba de su presencia en nosotros. A pesar de la gran exhibición y pompa, todo lo que personifique­mos puede ser falsedad. Debemos ser muy cautelosos al mantener nuestro contacto con la fe genuina.

Por supuesto, la sinceridad es el principal requerimiento para la conexión con la fe. No hay dinero en este mundo que pueda comprarla. La calificación es laulyam: Nuestro deseo sincero y fervoroso por alcanzarla. Nadie puede comprar al Absoluto y ningún precio puede comprarlo. La necesidad absoluta es nuestro deseo sincero y serio. Con hipocresía no podemos hacer tratos con Él; ¡Él no es tan tonto como para volverse el objeto del negocio de nadie! Se requiere deseo sincero por Él y esto despertará el sentimiento de Servirle. Nosotros lo queremos, sinceramente a través del afecto. Lo amamos, por lo tanto deseamos Su compañía. Y amar significa sacrificarnos por el objeto de nuestro amor.

Ärîla Jîva Gosvâmî Prabhu ha dado una hermosa definición de la palabra “Bhagavân”: bhajaniya sarva-sad-guòa-viäiëùa, “Bhagavân, el Señor Supremo es de tal naturaleza que cuando alguien entre en contacto con Él deseará servirle y sacrificarse para Su satisfacción”. Este es el resultado de la fe en su forma desarrollada. Él es tan noble, que pensaremos que si morimos para satisfacerle, el objetivo de nuestra vida será colmado. Su noble calidad es tal que despierta semejante espíritu de sacrificio para con Él; atrae todo hacia Él. “Morir para vivir”. Así es la fe.


Un viaje fácil y placentero


Estamos en el océano de la fe y los devotos son agentes esenciales. Todos se ayudan mutuamente. Nuestras dificultades y fatiga en un viaje largo se minimizan si tenemos la asociación de un grupo. Similarmente, si obtenemos la ayuda de devotos de igual naturaleza, esto será lo más apropiado. Incluso nuestro Guru Mahârâja, en una charla dada en su vyâsa-pujâ, el santo día de su aparición, se dirigió a sus discípulos, “vipada uddhâraòa bandhu-gaòa: ¡Oh mis amigos, quienes pueden darme alivio en el peligro!”

Ustedes son quienes me salvan del peligro. En el océano de la fe, es muy difícil progresar solo, así que ustedes tienen que ayudarme en mi peligroso y ambicioso viaje hacia el Infinito. Ustedes han venido y me están ocupando en hablar acerca de Él y, así, me he comprometido. De otra manera, vivir y moverse solo en el Infinito es muy difícil, penoso y peligroso. Han venido a escuchar algo y en este intercambio de conversaciones acerca de Él, la aven­tura de viajar tan lejos, hacia Vaikuòùha, se ha hecho muy fácil y segura”.

Cuando estamos buscando a Kèëòa debemos estar conscientes de nuestra posición real. Esto es y no es fácil, ambas cosas simultáneamente. La fe es el único capital con el cual podemos emprender nuestro viaje hacia el Infinito. Bhakti, devoción, no tiene principio ni fin (ahaitukî apratihatâ). No hay prin­cipio, ya está allí. Antes de llegar a conocer acerca de ella, ya estaba allí. Estaba allí, está allí y estará allí. Nadie puede resistirse a ese bhakti, esa fe, es irresistible. Es parte de la sustancia eterna. Su misma naturaleza es la eterni­dad, nadie puede oponérsele. Solamente tenemos que hacer contacto y asociarnos con ella y su ola nos llevará hacia nuestra meta. Y si podemos tener la compañía de los devotos, el viaje se volverá muy fácil y placentero, mientras que ir solo será muy difícil.

Cuando progresamos por nuestro contacto con la fe, cuando llegamos a beneficiarnos de los devotos y tener fe en ellos, aseguramos nuestro progreso haciéndolo una realidad tangible. Desde una posición vaga y abstracta, la fe se arraiga dentro de nosotros. Entonces podemos reconocer a muchos otros con el mismo objetivo en la vida y el viaje se torna fácil; se vuelve concebible; se puede medir.

Cuando tenemos fe en los devotos verdaderos, podemos entrar en contacto con ese mundo tangible.



La asociación con los devotos es de esencial importancia


Así, la posición de los devotos es muy importante en nuestro viaje, espe­cialmente en la etapa intermedia. En la etapa primaria, no se da mucha importancia a los devotos. Con sólo una concepción vaga de las Escrituras y con la ayuda de los méritos acumulados previamente (sukètî), el viaje comienza. Pero gradualmente, los principiantes encuentran que el viaje hacia el Infinito no es cosa fácil: “Pensábamos que con un poco de progreso podríamos lograr ponerle fin a los deseos, pero ahora encontramos que no es así”. Cuando llegamos a considerar la posición real de la devoción, de quien es Dios (Él es universal, Él es la meta última), podremos desilusionarnos gradualmente. Pero si a lo largo del camino obtenemos ayuda de los devotos, sentiremos mucho alivio en su compañía, aunque el destino pueda estar lejano. Las dificultades del viaje son más prominentes en la segunda etapa. En el estado primario no somos muy exclusivos en nuestro objetivo y así no experimentamos muchas dificultades. Las verdaderas dificultades empiezan cuando entramos en un viaje exclusivo, sin otro objetivo que ocupar nuestra energía total hacia la senda eminente y elevada. Y si realmente obtenemos un toque de la etapa más elevada, la etapa mahâ-bhâgavata, el viaje otra vez se vuelve más fácil. Pero la porción intermedia es difícil y en ese estado los devo­tos son muy importantes para salvarnos. Éste es el período de las adquisicio­nes tangibles y de los obstáculos; nuestros fracasos en la senda a la realización serán rectificados en esta etapa intermedia.

Cuando entramos en guerra, al comienzo tenemos mucha esperanza. Sen­timos confianza. Pero la prueba real es cuando la lucha se inicia. Y cuando nosotros finalmente conquistamos, otra vez nos sentimos muy satisfechos. Pero el período intermedio, cuando la guerra se está desarrollando, es el período difícil. En ese momento nuestros compañeros de guerra, nuestros camaradas, quienes pelean junto a nosotros, son muy importantes. “No estoy solo. Hay muchos otros batallando a mi lado en esta guerra”. Esos compañe­ros son muy importantes. Algunos pueden desaparecer pero habrá otros para entusiasmarme.

Similarmente, en este viaje, podemos ver que muchos partidarios incondi­cionales están cayendo. Puede desanimarnos el ver a muchas respetables personalidades marchándose, cayendo a medio camino. Sin embargo, en medio de esas circunstancias desfavorables, hay otros que valientemente están progresando con fe resuelta y nos ayudarán. Aguantar hasta el fin es difícil, pero importante y valioso. Las pruebas vienen y muestran cuánta fe tenemos. Nada viene en vano y nosotros debemos aceptar todo lo que pasa en esta forma.

Puede haber muchos grandes guerreros, como Bhîëma y Drona, que caen en la batalla, pero aun así debemos continuar (karmaòy evâdhikâras te, phaleëu kadâcana, Bhagavad-gîtâ 2.47). Estamos empeñados en pelear hasta el final. Debemos obtener la meta de nuestra vida y podremos absorber tal determinación del carácter de los devotos. La Äâstra también ofrece consejos útiles, pero sin embargo, la asociación con los devotos es de esencial impor­tancia.


Cómo perseverar en este viaje


Necesitamos fe duradera, no vacilante: “¡Oh! Yo intenté por algún tiempo pero no encontré ningún fruto tangible del bhakti, así que lo abandoné”. “Me pareció muy vago. Cuando comencé, pensé que esto sería tangible que lo obtendría rápidamente, pero no fue así. Es incierto. Estoy usando mucha energía en la causa, pero todavía no se obtiene el resultado”. Las tendencias previas también arrastran desde el lado negativo y así encontramos que muchos valientes están cayendo.

No obstante, tenemos que perseverar en este viaje y tendremos que obtener valor de aquellos que se hallan estables y profundamente comprometidos. Aun cuando se ha dicho cientos de veces que el Absoluto es infinito, en el comienzo aún tenemos la tendencia a tomar la concepción del finito. Estamos acostumbrados a pensar en cualquier cosa en términos del finito. Así, cuando escuchamos que eso es Infinito, es Vaikuòùha, no tiene límite, no podemos captar el significado correcto. Pero cuando hacemos progreso práctico, nuevas concepciones vienen a nuestra consideración.

Ahora, cuando nuestro Guru Mahârâja se dirigió a sus discípulos como vipada uddhâraòa bandhu-gaòa: “Mis queridos amigos que han venido a liberarme del peligro”. Por supuesto, debemos comprender esta declaración desde los puntos de vista absoluto y relativo. Los estudiantes son una parte necesaria para el profesor; cuando un profesor tiene estudiantes, él siente que el servicio práctico de su vida ha sido exitoso. Así, desde el punto de vista relativo, los discípulos pueden ayudar al Âcârya. Pero desde el absoluto, la voluntad de Kèëòa lo es todo y el nitya-siddha o la gran alma eternamente perfecta quien internamente conoce las intenciones del Señor, no puede ser perturbado por ningún peligro, en ninguna forma, pero externamente tal apariencia puede hacerse manifiesta en su conducta.


mac-cittâ mad-gata-prâòâ, bodhayantaì parasparam

kathayantaä ca mâê nityaê, tuëyanti ca ramanti ca

Bhagavad-gîtâ 10.9


Mac-cittâ: “La atención de ellos está en Mí”; mad-gata-prâòâ: “La energía de ellos también es usada en Mi causa”; bodhayantaì parasparam: “Mutuamente se ayudan unos a otros”. Esto nos recuerda la ‘silla napoleó­nica’. Una vez, cuando se vararon en un terreno pantanoso, Napoleón arregló que cada hombre se sentara en el regazo del otro en formación circular; cada uno automáticamente protegió al otro del inevitable frío y todos ellos pudie­ron permanecer despiertos durante la noche en ese clima hostil. De otra forma su ejército hubiera perecido. Así, para ayudarse mutuamente, un devoto hace preguntas y el otro contesta, y ambos se comprometen. El que pregunta da alguna energía y quien responde también lo hace. Bodhayantaì parasparam: Aquellos de igual categoría intercambian sus pensamientos acerca de Kèëòa (kathayantaä ca mâê nityaê) y por allí la bienaventuranza es generada. Por el mutuo entendimiento y la discusión, una especie de néctar surge para nutrir a los devotos. “Uno pregunta algo acerca de Mí y el otro contesta, de esta manera esa discusión crea un fluir de néctar que nutre las dos partes”. Tusyanti ca ramanti ca: “La satisfacción es generada por el entendimiento mutuo y esto se desarrolla hasta ramanti ca, la categoría de la reciprocidad absoluta, una transacción al por mayor. Asciende hasta ese estándar, ramanti ca, y otra vez les doy una entrega adicional, un resplandor de nueva luz (dadâmi buddhi-yogaê tam), y ellos toman un nuevo curso y son promovidos al ‘escuadrón suicida’, ese escuadrón elegible para todo tipo de servicio”. Ese tipo particular de ‘soldado’ es competente para pelear en tierra, mar, aire o en cualquier circunstancia, y está preparado para todo tipo de combate o de servicio. “Yo los dirijo a ellos a esa sección”.


Servicio incondicional: Un concepto muy ele­vado


Yena maê upayânti te (Bhagavad-gîtâ 10.10). Servicio incondicional: Ellos están preparados para cualquier servicio que se les pida. Ellos están listos para sacrificar sus vidas por cualquier tipo de servicio, y ese grupo peculiar está en Vèndâvana. Yo mencioné a Ärîpâda A.C. Bhaktivedanta Svâmî Mahârâja que en el Gîtâ, después de ramanti (10.9) viene buddhi-yoga y luego upayânti (10.10); según mi interpretación, el significado es que ramanti o servicio divino en mâdhurya-rasa progresa a través de buddhi-yoga o yoga-mâyâ hasta upayânti, el plano más elevado de servicio en Vèndâvana. Ärîpâda Svâmî Mahârâja respondió, “¡Qué más podría significar esto!”

Por lo tanto, upayânti significa kâma-rupâ. En su Bhakti-rasâmèta-sindhuì, Ärîla Rûpa Gosvâmî ha mencionado sambandha-rupâ y kâma-rupa, los dos tipos de râgat-mikâ-bhakti o la devoción dada por los asociados eternos del Señor, encabezados por los residentes de Vraja. En sambandha-rupâ, los asociados del Señor cooperan de acuerdo con sus posiciones relativas alcan­zadas en dâsya, sakya, vâtsalya o mâdhurya, mientras que en kâma-rupâ ellos están listos para servir al momento que se requiera. Ellos están listos para servir todos y cada uno de los deseos del Absoluto.

Ellos son como el grupo de soldados quienes han sido entrenados para prestar cualquier servicio en la guerra, sin limitarse a pelear solamente en una división particular como en el ejército, marina o fuerza aérea. Ellos están preparados para toda clase de servicios, en cualquier parte. Así es el grupo kâma-rupâ. Esto es upayânti te; a ellos se les otorga la instrucción (dadâmi buddhi-yogaê tam) por lo cual ganan tal capacidad en el servicio del Supremo. Kèëòa está listo a cooperar con los servidores en cualquier posición. En Mathurâ, Él dio incluso a Sairindhrî, Kubjâ, la oportunidad de prestar servicio superior. Kèëòa está preparado para cualquier cosa y lo mismo su contraparte, Sus servidores, también deben estar preparados en esa forma. El concepto elevado de kâma-rupâ es lo más difícil de comprender para los mortales ordinarios.


teëâm evânukampârtham, aham ajñâna-jaê tamaì

nâäayâmy âtma-bhâva-stho, jñâna-dîpena bhâsvatâ

Bhagavad-gîtâ 10.11


Estoy tan endeudado con aquellos devotos que cada vez que sienten el dolor de Mi separación, no puedo tolerarlo. Inmediatamente corro para cooperar con ellos aceptando su servicio. Así es la intensidad de la demanda que siento de ellos”.

Trata de mantener la compañía de los candida­tos exitosos


En un salón podemos sentarnos para el examen, no obstante muchos fraca­san y repiten. Pero no nos detendremos con ellos. Más bien trataremos de mantener la compañía de los candidatos exitosos. Ellos deben ser el foco de nuestra atención, y con su ayuda progresaremos. Progreso significa selección y eliminación, y no hay fin para el progreso. Debemos animarnos para eso.

En cualquier lugar y dirección que vayamos, encontraremos candidatos exitosos y fracasados. Trataremos de evitar a los fracasados. Algunos pueden ser brillantes en las clases primarias, pero después encontramos que se enfrían y no pueden pasar el examen. Otros, no fueron muy exitosos en las clases primarias pero florecen en la educación superior. Así, no debemos sentirnos desanimados o descorazonados al escuchar que muchos respetados seguido­res se están marchitando. Debemos tratar de percibir el terreno actual. Necesi­tamos un conocimiento concienzudo del terreno en el cual nos estamos moviendo. Es incomprensible en toda la extensión de la palabra, pero debe­mos dedicar alguna energía para cultivar un sentimiento profundo por saber dónde estamos, qué queremos y a dónde estamos yendo. Debemos tener un sentimiento profundo por el plano de nuestros objetivos. No debemos permi­tirnos ser capturados por el encanto externo de las cosas sino que debemos tratar de sentir y ver la realidad como nuestra amiga.


La dulzura absoluta es capturada por el amor


klesâ-ghni äubhadâ mokëa laghutâ-kèt sudurllabhâ

sandrananda-viäeëâtmâ, ärî-kèëòâkarëiòî ca sâ

Bhakti-rasâmèta-sindhuì, Pûrva 1.17


Uttamâ-bhakti, la devoción más pura, conquista todos los pecados e igno­rancia y otorga todo lo auspicioso; la liberación no tiene tanta importancia en presencia de tal devoción la cual se obtiene muy rara vez. Esta es la personifi­cación del éxtasis más profundo y la que atrae a Kèëòa mismo”.

Aunque obtengamos liberación de todas las fuerzas indeseables a nuestro alrededor, la devoción pura socava la posición de la liberación (mokëa-laghu­tâkèt). Podemos ser almas liberadas, libres de reacciones y recelos del futuro, pero la asociación con la ocupación positiva, bhakti, es mucho más difícil de obtener (sudurllabhâ). Obtener un ‘pasaporte’ no es lo mismo que lograr una ‘visa’. Alguien puede tener un pasaporte, pero con el fin de lograr una visa será necesario soportar más inconvenientes. En otras palabras, podemos ser dejados en libertad por el plano reaccionario, sin embargo puede que no consigamos entrar en el plano elevado. La entrada allí está más allá de la liberación. La calificación del aspirante deseoso de entregarse totalmente al otro plano de vida, es difícilmente encontrada en alguien. Tal persona no tiene interés en adquirir nada para el plano en el cual él había estado previa­mente viviendo por tanto tiempo.

Además, si es designado para ser un predicador, un agente para realizar un trabajo de auxilio social, él ejecutará ese deber únicamente bajo la designa­ción y el interés de ese plano más alto, desapegado del pensamiento: “Yo llevaré bienestar a la gente”. Él deberá pensar: “Yo debo ponerme totalmente a la disposición del plano elevado y no estaré deseoso de volverme un Âcârya, un Maestro Espiritual. De otra manera hay el peligro de cometer nâma-aparâdha, ofensa en contra del nombre del Señor”.

Aäraddadhâne vimuke ‘py aäèòvati, yaä copadeäaì äiva-nâmâparâdhaì. Es una ofensa dar el Santo Nombre a los infieles. Esto traiciona la motivación para ganar una ‘posición’ en la esfera elevada. Éste es un tipo de apego mundano es un comercio espiritual, como es el hábito de la casta de los ‘gosvâmîs’ y otras líneas ilegítimas. Más bien la actitud saludable debe ser: “Si soy escogido desde arriba, entonces serviré como un escogido y, eso también, solamente por el interés de aquellos que me escogieron. Estoy entrando en esa categoría solamente por el interés de esa tierra elevada”. Ése debe ser el acercamiento puro y perfecto.

Así, con sólo un pasaporte no podemos esperar entrar fácilmente en ese plano elevado el cual es sudurllabhâ, muy raramente obtenido. Pero si pode­mos entrar, sentiremos sândrâ-nanda viäeëâtmâ, “Sí, este plano mismo es de lo más feliz y lleno de un espíritu independiente. Deseaba conseguir una ‘visa’ para entrar a este país y ahora encuentro que realmente es como lo prome­tido. Directamente percibo que estoy respirando en la atmósfera mucho más elevada y dulce, una atmósfera hogareña que supera a cualquier cosa de mi tierra previa”. Y finalmente, ärî-kèëòâkarëiòî ca , Kèëòa mismo, la Hermosa Realidad, quien atrae los corazones de todos, es atraído por la dedicación de Sus servidores rendidos. Ni el poder ni el conocimiento tienen cabida en este dominio, pero sí la Dulzura Absoluta, que es capturada por el amor de Sus devotos.



Volumen I - Capítulos | | | | | | | | | | 10º | 11º | 12º
Volumen II - Capítulos | | | | | | | | | | 10º | 11º | 12º
Volumen III - Capítulos | | | | | 10º | 11º | 12º |




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jueves 11 de marzo de 2010

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