lunes, 15 de marzo de 2010

Sermones del guardián de la devoción I - Capítulo I

CAPITULO UNO


Viaje de regreso al hogar


ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 08

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 08 por ISKCON  desire tree.


ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 07

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 07 por ISKCON  desire tree.




Cualquier experiencia del Señor debe venir de superior a inferior. No depende de nosotros; solamente podemos incrementar la intensidad de nues­tro anhelo, de nuestra actitud de servicio (sevonmukhatâ), y Su descenso a este plano dependerá de Su deseo. Él es la sustancia trascendental y se mueve de acuerdo con Su dulce voluntad. Él es libre. Sólo podemos incre­mentar nuestro sincero deseo por Su presencia. Aunque el potente y la potencia estén inseparablemente relacionados, debemos entender que somos potencia marginal.

Él está en todas partes y en ninguna; todo está dentro de Él y nada está en Él. Ésa es Su peculiar y mística posición (Bhagavad-gîtâ 9.4,5,6). Por eso, nuestro deber es intentar servirle. No haremos mucho énfasis en tratar de ‘percibirle’ con la mente, el cuerpo o con la inteligencia. En cualquier momento Él puede mostrar: “Sí, estoy aquí”; sin embargo, cuando lo busquemos resueltamente, puede que no lo encontremos. Su naturaleza es independiente. Podremos buscarlo, pero no podremos decir que lo encon­traremos.

Âäliëya vâ pâda-ratâê pinaëùu mâm, adaräanân marma-hatâê karotu vâ, nuestro deber es consagrarnos a Él ciento por ciento, intensamente. Sólo tenemos que servirle y esto no implica necesariamente que entraremos en contacto directo con Él. El servicio a distancia también es válido pues se vuelve tangible a través de Su devoto. Trataremos de servirlo a través de Sus devotos, sin esperar recompensa. No desearemos nada excepto servirle; sin pretender siquiera verle (tener Su daräana). Desearemos únicamente ser utilizados por Él. La poca energía que poseamos la utilizaremos en Su bene­ficio. Somos Su potencia y debemos probar que le pertenecemos.

Mahâprabhu dice: “Él puede abrazarme o rechazarme, o incluso ser indife­rente conmigo; Él puede hacer conmigo lo que desee, no tengo otra alterna­tiva más que servirle”. Debemos adoptar tal actitud exclusiva e incondicional y no optar por lo opuesto, “si Él no quiere reciprocar de acuerdo con mis deseos, no me acercaré a Él; me juntaré a los ateos o a los mâyâvâdîs. Si Tú no vienes hacia mí a satisfacerme, entonces buscaré mi propio camino, ¡no te quiero!” Si existe algún tinte de tal actitud, estamos muy, pero muy lejos.

yathâ tathâ vâ vidadhâtu lampaùo, mat-prâòa-nâthas tu sa eva nâparaì. “No tenemos otra alternativa que servirle”. Buscar significa servir: “Yo quiero ser utilizado en Su causa. Por muy insignificante que pueda parecer el servicio, nada es insignificante en Su conexión, aun la más remota conexión. Él no necesita complacerme, ni siquiera dándome un relampagueante daräana. Todo depende de Su voluntad”.

La satisfacción más grande


Ofrecerse a Él incondicionalmente manifiesta una fe del nivel más elevado. Si nuestro ofrecimiento es condicional, tendremos que permanecer lejos de Él. La característica de la fe más elevada es absolutamente incondicional: “¡Yo simplemente estaré satisfecho con la oportunidad de servirle a distancia, a través de algún intermediario. Dâsâ-dâsâ-dâsânudâsatvam, sirviente del sirviente del sirviente del sirviente... Tengo Su conexión a distancia y mi energía pasa a través de los devotos, hacia Él, hacia el centro de la satisfac­ción. Sin importar mi posición deseo conexión con la más grande satisfacción del mundo entero!” Todos están buscando la satisfacción de sus más íntimas necesidades.

Sarva-dharmâm parityajya, mâm ekaê äaraòaê vraja (Bhagavad-gîtâ 18.66): La búsqueda del Señor supera cualquier otro deber. Un devoto ver­dadero piensa: “No hay obligación con nadie excepto con uno y Él es Kèëòa, mi Señor”. Y Sus más grandes y loables servidores son aquellos que están en contacto con Su supremo agente. No directamente con Él sino en contacto con el agente más grande en Su servicio. Esto constituirá la relación más elevada y segura de ananya-bhajana, el servicio exclusivo que elimina todo lo demás.

Ningún vestigio de explotación debe encontrarse en nosotros. No debemos correr detrás de ningún tipo de disfrute, incluyendo el disfrute de la ‘asociación con Dios’. Debemos estar totalmente limpios del espíritu de disfrute. Si algún vestigio de esto se encuentra en nosotros, tendremos que permanecer en uno de los planos de este Brahmâòàa, universo, como Bhûì, Bhuvaì, Svaì, Mahaì, Janaì, Tapaì o Satya-loka. Y si algún tinte de renun­ciación o espíritu de austeridad queda en nosotros, no se nos permitirá entrar al mundo del Infinito, Vaikuòùha. Kuòùha significa ‘limitación’ y Vaikuòùha ‘mundo ilimitado’.

Queremos ser miembros del mundo Infinito. ‘Finito’ solamente se refiere al intento de nuestro interés separado de medir al Infinito, concibiendo así al finito. Cuando nuestro ego quiere medir una porción del Infinito, conside­rando: “Éste es mi reino, ése es el reino de mi amigo, etc.”, entonces, lo que veamos con nuestro interés separado es mâyâ, concepto errado y mal enten­dimiento, en el Infinito. Todas estas cosas deben ser disueltas. Y la actitud de retiro: “Si no puedo disfrutar, dejaré de trabajar; iré a la huelga”, este tipo de mentalidad reaccionaria también debe abandonarse.

Entonces, estaremos cara a cara con el lado positivo. ¿Cuál es el lado posi­tivo? Es la ola central, lîlâ, el juego del Absoluto. Esa ola satisface los deseos del Señor Supremo y nosotros estaremos cara a cara con esto. Si la tendencia por el interés separado o el retiro reaccionario permanece en nosotros, no podremos tener un toque de esa eterna corriente de satisfacción del Absoluto. Cuando estemos libres de estas dos clases de caprichos, podremos entrar en conexión con esa corriente eterna donde todos los aspectos, en todas partes, están activos para satisfacer al Centro. Tal plano no es árido; es feliz, cons­tructivo y reanimante, y seremos capaces de sentirlo. Solamente un pequeño toque de éste nos hará entender que no queremos nada más. Este es nuestro viaje de regreso al hogar y cualquier otro deseo o demanda nos mantendrá en un país extranjero, expuestos a la cadena de nacimientos, enfermedades, vejez y muerte. Estos problemas ocurren por el malentendido y la identifica­ción del alma con cosas mortales.


bhukti-mukti-spèhâ yâvat, piäâcî hèdi varttate

tâvad bhakti-sukhasyâtra, katham abhyudayo bhavet

Bhakti-rasâmèta-sindhuì, Pûrva 2.22


¿Cómo puede el gozo de la santa devoción aparecer en el corazón de alguien en tanto esté encantado por los fantasmas del deseo, la explotación y la renunciación?”

Las ideas de renunciación y disfrute son extrañas para nosotros, nos poseen como fantasmas, han tomado dominio de nuestro ego y están jugando con él. Somos presas en sus malévolas manos y debemos escapar de esta conspira­ción de mâyâ. Es necesario ser libres, miembros libres del mundo Infinito donde florece el noble fluir de la dedicación. Allí no existe aspiración limitada; hacia el Centro y sus alrededores una corriente de dedicación en gran escala está fluyendo. Y ese es nuestro hogar, la tierra donde podemos vivir eterna­mente. Allí, todos son individuos y no hay nacimiento, enfermedad, vejez, ni muerte. Nuestro ser interno surgirá y se confundirá con los residentes de esa tierra.


La devoción verdadera se obtiene muy rara vez


No debemos permitir que nuestra experiencia se confíe fácilmente, como cuando piensa: “Esto es Dios, ésta es mi concepción, tengo un toque de Dios”. Había un bâbâjî que era considerado por muchos como un gran devoto. Siempre que pronunciaba el Santo Nombre, derramaba incesantes lágrimas, también se le escurría líquido de la nariz y se le veía meditando en una posición anormal. Por un lado y otro sus asistentes limpiaban constante­mente sus lágrimas y cara con pañuelos, mientras él cantaba locamente el Santo Nombre. Algunas personas ateas opinaban que él estaba exhibiendo un fanatismo religioso, mientras la gente común que tenía una fe simple en Dios, estimaba que él era un devoto de clase elevada. Pero nuestro Guru Mahârâja, Ärîla Bhaktisiddhânta Sarasvatî Gosvâmî Ùhâkura Prabhupâda, lo rechazó junto con sus acciones por estar desprovisto de la concepción correcta de Dios.


atha niìsattvâì

nisarga-picchila-svânte, tad abhyâsa-pare ‘pi ca

sattvâbhâsaê vinâpi syuì, kvâpy aäru pulakâdayaì

Bhakti-rasâmèta-sindhuì, Dakëina 3.89


Cuando quiera que veamos derramando lágrimas a personas cuyos cora­zones son suaves externamente pero duros internamente y que están acos­tumbrados a llorar, a entrar en aparente éxtasis, etc. (aun cuando posean un semblante de emoción divina), tal sentimiento de imitación debe ser recono­cido como totalmente irreal y sin vida”.

Aun sin poseer un tinte de devoción pura, la imitación mental es posible. En un drama teatral también podemos encontrar a un hombre que está total­mente borracho, representando el papel de un devoto, derramando lágrimas y danzando locamente, como si fuese un gran devoto. Con la práctica se puede adquirir esa condición mental de derramar lágrimas y mostrar muchas hazañas como si fuesen reales. El simple despliegue de alguna característica peculiar externa no prueba la presencia de la devoción pura. Devoción real es sudurllabhâ, un logro muy raro.

Si pudiéramos desdeñar la idea de liberación, podríamos pensar que poseemos una pizca de devoción verdadera. Ante la devoción, la liberación es minimizada. (mokëa-laghutâ-kèt, Bhakti-rasâmèta-sindhuì, Pûrva 1.14). No obstante, la devoción se encuentra rara vez, no podemos pensar que la hemos obtenido (sudurllabhâ, ibíd). En otras palabras, cuando decimos tener alguna devoción, no la poseemos. Más bien, cuando podemos sentir que no tenemos nada y a la vez no tenemos aspiración por ninguna otra cosa, en ese momento podremos estar haciendo algún progreso; queremos algo genuino, aunque no podamos entender claramente qué es; pero apreciamos a los devotos y a las divinas Escrituras. Cuando nuestra apreciación está en ese lado y aún así nos sentimos desprovistos, ésta es una posición sensata y salu­dable; por lo tanto vacía. Debemos recordar que aunque somos partes infini­tesimales, negativas, hemos dado un paso adelante para relacionarnos con el Infinito, el Absoluto. ¿Qué precio deberíamos estar dispuestos a pagar? ¿Qué forma toma ese precio? No compraremos eso muy barato. Servir a los devotos será práctico y es muy importante continuar con los programas devocionales como ha sido recomendado por las Escrituras y los santos. Continuar, eso de por sí será nuestro premio. Estamos leyendo acerca de Él, estamos sirviendo a los santos y escuchando sus palabras. Esta es una ocu­pación de por sí. Si encontramos satisfacción en esto, tenemos algo que no debe ser subestimado.


Actuar en la asociación de los devotos


Tener la compañía de los santos y las Escrituras sin ninguna mezcla con la picardía de este mundo material es de gran valor. Lo que está presente aquí en este momento se disolverá al momento siguiente. No pertenecemos a este mundo lleno de falsedad. Estamos disgustados con el aspecto traidor de este mundo que nos hechiza y nos ocupa en la tierra de la falsedad. Ahora algo, en el próximo momento, nada. Debemos abandonar eso e intentar algo sustancial, sat, cid, ânanda, existencia eterna, conciencia incontaminable y finalmente, la satisfacción de todas nuestras necesidades internas, la corres­pondiente ocupación de nuestra existencia total. Prati aôga lâgi kânde, prati aôga mora: “Cada parte de mi ser clama por la correspondiente parte de Él”. (jñâna dâsa.) Y Kèëòa dice, “Solamente Yo puedo darte completa satisfacción, abandona todo lo demás y ven a Mí”:


sarva dharmân parityajya, mâm ekaê äaraòaê vraja

ahaê tvâê sarva-pâpebhyo, mokëayiëyâmi mâ äucaì

Bhagavad-gîtâ 18.66


Yo aceptaré la reacción que tú has acumulado en la relatividad de este mundo mortal, ¡Yo te limpiaré de tu deuda! Solamente necesitas venir a Mis pies”. Si somos encantados por este llamado universal del Señor y tratamos de cumplir con Él, entonces esto es suficiente. Si respondemos al llamado del Absoluto con nuestra mejor disposición, Kèëòa nos asegura:

Yo te liberaré de tus aflicciones; simplemente ven a Mí. Abandona todas tus obligaciones”. Tener fe en este llamado y actuar con base en tal fe es algo grande para nosotros. Debemos tratar de seguir esta meta de acuerdo con nuestra mejor capacidad, y esto solamente es posible en la compañía de los devotos exclusivos del Señor.

Disfrutaremos estando en la compañía de Sus devotos. Estando reunidos con los asociados de nuestro hogar, habremos encontrado hijos del mismo suelo. Si nuestra satisfacción interna es de ese tipo, estamos agarrados de una posición segura. Queremos reconocer nuestro hogar, pero ahora estamos viajando en una tierra extranjera. Debemos tratar de encontrar el sentimiento interno de nuestros corazones, sin esperar ningún milagro.

Muchas cosas pueden ser milagrosas para nosotros porque somos almas diminutas. Las personas místicas y los yogîs pueden mostrar hechos extraor­dinarios y cautivarnos. Es muy fácil cautivar con esto a las entidades diminu­tas. Hay muchos hombres poderosamente milagrosos en el mundo. ¡Que Dios nos libre de caer en sus manos! De una vez por todas no debemos permitir­nos ser presa de tantos milagros; que ese hechizo se aleje de nosotros de una vez por todas.


yadi karibe kèëòa-nâma, sâdhu-saôga kara

bhukti-mukti-siddhi, vâñcha dure parihara

Prema-vivartta

Si vas a cantar el Santo Nombre, mantén la asociación del devoto puro y abandona todos tus deseos por el disfrute, la liberación, la perfección yógica o los milagros”.

Que todas estas alternativas (explotación, renunciación y milagros) se retiren para siempre. Solamente queremos al Señor de nuestro corazón, quien puede otorgar la satisfacción más profunda. Todos los átomos de nuestra constitu­ción más íntima tienen su compromiso correspondiente con Él y, eso también, es de la categoría más elevada. Esta propuesta es dada por la escuela Gauàîya-vaiëòava bajo dirección de Caitanyadeva y Ärî Nityânanda Prabhu.


Prueba tu fortuna


En la propuesta de Vèndâvana, el Infinito está en la posición más cercana al finito, aprâkèta. Aprâkèta es donde el Infinito ha venido más cerca del finito, como si fuera uno de ellos. Cuando Él está tan unido, tan cerca, nadie puede reconocer fácilmente si Él es infinito o no. Mahâprabhu nos ha sugerido: “Intenta la oportunidad de tu fortuna en Vèndâvana. Hay un maravilloso proceso: Nanda y Yaäodâ (El padre y la madre de Kèëòa) han capturado al Absoluto y Él está gateando en su patio (aham iha nandaê vande yasyâlinde paraê brahma). Trata de asegurar una posición allí, por muy insignificante que parezca. Prueba tu fortuna”. Así, estaremos en la búsqueda de tal fortuna donde todas las otras propuestas son eliminadas.


kam prati kathayitum iäe, samprati ko vâ pratitim âyâtu

go-pati-tanayâ-kuñje, gopa-vadhuùi-vitaê brahma

Padyâvalî 98

¿A quien puedo decirle y quien lo creerá, que el Supremo Absoluto, Para-brahman, el Amante de las doncellas de Vraja, está disfrutando en los bos­quecillos de las riberas del Yamunâ?”

Es inconcebible que el Brahman, el Más Grande, el Absoluto, haya venido en busca del más ínfimo amor de las doncellas pastoras de la clase gopî. Él se ha aproximado en una forma íntima y en un estilo rural y ordinario. Prueba tu fortuna allí.

Estamos precisamente tras eso, bajo la guía de Ärî Caitanyadeva, quien es la combinación de los aspectos positivo y negativo del Absoluto. El positivo está ocupado distribuyéndose a sí mismo a los otros. Mahâprabhu es ese aspecto inconcebible e infinitamente generoso del Supremo.

No debemos buscar en nosotros ningún sentimiento divino o de otra clase. Una vez, un discípulo estaba ocupado en el servicio de su Guru, cuando un mensajero de Vaikuòùha vino a llevárselo, diciendo: “El Señor está satisfecho con tu servicio a Gurudeva y te está llamando, por favor ven”.

El discípulo respondió: “No, no, yo no tengo tiempo de atender el llamado de Vaikuòùha; estoy muy ocupado en el servicio a mi Gurudeva”.

Esta debe ser nuestra actitud. “Yo tengo mi ocupación aquí bajo la guía de los vaiëòavas; no quiero ser perturbado de esta posición”.


Una posición segura y saludable


sakhyâya te mama namo, ‘stu namo ‘stu nityam

dâsyâya te mama raso, ‘stu raso ‘stu satyam


Ärîla Raghunâtha dâsa Gosvâmî, el más grande exponente de la fe de servidumbre a Ärîmatî Râdhârâòî, Râdhâ-dâsya, dice: “No me dejaré fascinar por la propuesta de un nivel más elevado de servicio como amigo, sakhya. Más bien me ocuparé siempre del servicio bajo, dâsya, el servicio del sirviente. No me consideraré un servidor de clase alta y siempre me ocuparé de ir hacia el servicio de clase baja”. Pero Él puede forzarme a tomar un servicio más elevado: “No vas a servir más allí; ahora tú debes servir en esta categoría más alta”.

Pero mi Señor, yo considero que no soy apto para ese servicio confiden­cial. Usted puede ocupar a los servidores elevados en este grupo, mientras yo puedo servir en un nivel bajo”.

Esa clase de tendencia es segura para nosotros. Debemos siempre tener la tendencia hacia el servicio inferior; y es tarea del Señor forzarnos a tomar un grupo más elevado, si Él lo desea.

No, tú estas calificado para rendir tal servicio y no debes permanecer más tiempo en el grupo inferior”. Pero la tendencia del servidor siempre debe ser hacia el servicio bajo, dâsyâya te mama raso ‘stu: “Me gustaría servir como sirviente, no como un amigo”. Esa debería ser la tendencia normal de un devoto. Con tal humor, él está seguro. Incluso en ese mundo, él no debería tener ninguna ambición excepto ser el sirviente del sirviente del sirviente... Escuchando tales cosas de los devotos y de las Escrituras, podríamos pensar que tal concepción es una exageración; pero es la realidad y debemos descu­brir esta prístina sustancia dentro de nosotros. Esta es una posición segura y saludable.



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Volumen II - Capítulos | | | | | | | | | | 10º | 11º | 12º
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jueves 11 de marzo de 2010

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