lunes, 15 de marzo de 2010

Sermones del guardián de la devoción I - Capítulo IX

CAPITULO NUEVE


Fe en la tierra del sacrificio


ISKCON desire tree - Rupa Goswami Appearance 09

ISKCON desire tree - Rupa Goswami Appearance 09 por ISKCON desire  tree.


ISKCON desire tree - Rupa Goswami Appearance 08


ISKCON desire tree - Rupa Goswami Appearance 08 por ISKCON desire  tree.

Ärî Caitanya Mahâprabhu hace preguntas y Ärî Râmânanda Râya le contesta. En esta forma, la totalidad del desarrollo teológico fue expresado a orillas del Río Godâvarî. Ärî Caitanya Mahâprabhu es la combinación de la dulzura y magnanimidad. Y esa reunión a orillas del Godâvarî fue la única vez que Ärî Caitanya Mahâprabhu reveló Su verdadera identidad a Ärî Râmânanda Râya. Rasa-râja, mahâbhâva-dui eka rûpa: Ärî Caitanya Mahâprabhu es Râdhâ y Kèëòa combinados. La parte más secreta de la verdad fue mostrada allí, solamente una vez, y no fue expresada en ningún otro lugar.

La causa total de la existencia tiene dos caras: La parte predominante y la predominada de la Belleza. Esto ha sido enseñado por Ärî Caitanya Mahâprabhu y el Ärîmad-Bhâgavatam. La Causa Original no es el poder o la fuerza, sino la belleza y el amor. Esta es una nueva dádiva para el mundo, la cual nunca antes le fue dada. La Causa Primordial del todo Infinito es la belleza y el amor. Y esta es la característica del Ärîmad-Bhâgavatam y de Ärî Caitanya Mahâprabhu.


El desarrollo de la devoción


No debemos atemorizarnos. El temor es una cosa superficial, es mâyâ, ilusión. En lo profundo de los logros de nuestra vida, no hay recelo; todo es amor y belleza. Nuestro futuro está garantizado en la forma más optimista. Ärîla Sanâtana Gosvâmî, en su Bèhad-bhâgavatâmèta, hace lo mejor para llevarnos a través del sendero del desarrollo gradual de la devoción. Prahlâda Mahârâja ha sido aceptado como la base, el comienzo de la devoción pura, äuddha-bhakti, en neutralidad o äânta-rasa. Hanumân está sobre ese estado, en servidumbre o dâsya-rasa. Más arriba de este estado están los Pâòàavas en amistad o sakhya-rasa. Y Uddhava está en amistad, conectada con un poco de paternidad, vâtsalya-rasa, y relación conyugal, mâdhurya-rasa. En esta forma, el apego a Kèëòa con devoción fluye automáticamente hacia Vèndâvana. La cima está en Vèndâvana. Esto también se encuentra en la conversación de Ärî Caitanya Mahâprabhu con Ärî Râmânanda Râya.

Tebhyas tâì paäu-pala-paôkaja-dèäas-tâbhyo ‘pi sâ râdhikâ (Ärî Upa-deäâmèta 10): Y la elevada devoción de Ärîmatî Râdhârâòî es categóri­camente diferente del de todas las gopîs. La clase de servicio encontrado en Ella es prácticamente ilimitado e inconcebible. Ärutibhir vimègyâm (Ärîmad-Bhâgavatam 10.47.61): Los èëis, los videntes, vieron que los mantras védicos eran eternos. Ellos no son los creadores de los mantras védicos, son sola­mente experimentadores y videntes de la corriente espiritual. El conocimiento que está contenido en el Äruti (Vedas) no es creado por alguien o algo. Es eterno y fluyente. Los èëis son espectadores y registradores. Y ese Äruti ha venido a revelar la Verdad Fundamental a toda la creación; no obstante ellos sólo están investigando, inquiriendo acerca de algo.

¿Qué es? Ellos no lo saben. Solamente están buscando la revelación más elevada que nunca antes haya descendido a este mundo. Sólo están buscando esa realidad, pero todavía no han entrado en contacto. Esto es Kèëòa-bhakti y Vraja-bhakti, devoción amorosa por Kèëòa en Vèndâvana. Y Mahâprabhu y el Ärîmad-Bhâgavatam trajeron esa clase de cualidad de apego a la verdad: Rendición incondicional, apego, búsqueda y actitud de servicio; buscando tal fortuna en el servicio a la verdad. Esa clase elevada de verdad y existencia es tal que aun si fuéramos solamente buscadores, podría­mos considerarnos poseedores de la fortuna máxima situándonos en la senda que conduce a esa Verdad Suprema.


Äaraòâgati lleva consigo a Kèëòa


Esa calidad es la base misma y el grado de la autorrendición (âtma-niveda­nam). Cuando nos encontramos con cualquier cosa bella y de valor, no podemos más sino rendirnos a ella. Ésa es la pauta. Si nos encontramos con algo elevado, nuestro entendimiento nos hace rendirnos a eso. De acuerdo con el grado de nuestra rendición, tendremos que medir la calidad de la verdad a la cual nos hemos aproximado. Eso solamente puede ser medido por el estado e intensidad de la rendición a aquello con lo que entramos en contacto, hasta el punto de no retorno. Y los verdaderos devotos no conocen la satisfacción o el límite de ese sentimiento: “Yo lo tengo”. Ellos no sienten ni un vestigio de la satisfacción: “Yo lo he obtenido”. Nunca. Tal es la dulzura interna de la verdad y su característica infinita. Es cautivante. Puede atraer hasta el grado más elevado de intensidad. Cuando algunos brâhmaòas ejecu­taban sacrificios querían que sus esposas asistieran al yajña, en ese momento algunas damas siguieron su camino para ver a Kèëòa. Un brâhmaòa vino y enérgicamente se opuso a esto. Él detuvo a su esposa, “¡no! No te permitiré ver a Kèëòa”. Él detuvo el cuerpo de ella, pero su vida terminó. El cuerpo muerto permaneció allí. Ella sintió mucha atracción por tener un daräana, un vistazo divino de Kèëòa. Inmediatamente un cuerpo sin vida quedó allí, la vida se esfumó.

Kèëòa es hermoso, la Hermosa Realidad. La belleza nos cautiva. Los mâyâvâdîs, los impersonalistas, dicen que el brahman absorbe tanto al alma individual que no queda ni un ápice. Pero ésta es una concepción artificial de absorción. En la concepción real, la individualidad del vidente de la verdad no está abolida. Él permanece, pero está absorto con vida. Está tan cautivado y atraído que se vuelve uno. Aun manteniendo su existencia individual, siem­pre es uno, lleno de conciencia de Kèëòa en el grado más elevado, y esto es visible para el mundo externo. Por supuesto que la ‘unidad’ de los mâyâvâdîs en el inicio es opuesta. Brahma-bhûtaì prasannâtmâ na äocati na kaôkëati, samaì sarveëu bhuteëu: “Yo soy uno con el Brahman”. Se supera esa etapa y entonces, mad bhaktiê labhate parâm, se logra la devoción. Hay unidad en la atracción divina, unión y separación, en diferentes lîlâs o pasatiempos. Para sostener el escenario del lîlâ, el lîlâ es mantenido. Aquí, la absorción completa de la unión no significa que todo es aniquilado. El lîlâ también es eterno; el nombre del Señor (nâma), la belleza y la forma (rûpa), las cualidades (guòa), el séquito (parikara), los pasatiempos (lîlâ), todos son eternos. La relación con Él es una cosa dinámica, no estática. Incluso hay unión en la separación. En todas las etapas hay unidad. El carácter dinámico de Sus pasatiempos requiere de la unidad, de otra manera Su autoentrega y la obtención de Dios por los devotos serían imposibles.

Cuando entré al Gauàîya Maùh por primera vez, recibí un pequeño libro en Bengalí de Ärîla Bhaktivinoda Ùhâkura, Äaraòâgati. Me pareció tan dulce que compré muchas copias y las distribuí entre mis amigos.

Su precio fue solamente cuatro centavos. Fue tan dulce que tocó mi cora­zón. Yo pensé: “Aquí está Kèëòa. Kèëòa-kathâ (las conversaciones acerca de Kèëòa) es Kèëòa mismo. Aquí se habla acerca de Kèëòa, adhokëaja, lo trascen­dental”. Más tarde cuando estuve en Nandagrâma compuse una pequeña reseña, que fue publicada junto con el comentario en Bengalí de Ärîla Bhaktivinoda Ùhâkura. Escribí un poema introductorio al comentario de Äaraòâgati:


svairacârâbdhi-saêmagnân, jivân gaurâôghri-paôkaje

uddhètya äaraòâpatter, mâhâtmyaê samabodhayat

Todas las almas condicionadas son saêmagnân: Ellas están buceando o luchando en el océano de svairâcâra o la búsqueda de placer; anyabhilaëa, las actividades inmorales o caprichosas, son estimulantes allí. Gaurâôghri-paôkaje uddhètya: Sacándolas de ese océano, las pones en el loto, las llevas a los pies de loto de Ärî Gaurâôga. Tú les recogiste de ese agitado y ancho océano y les diste los pies de loto de Gaurâôga. Uddhètya äaraòâpatter mâhâtmyaê samabodhayat: Y así, habiéndolas colocado allí, comenzaste a instruirlas acerca de la gran nobleza y del valor máximo de la äaraòâgati, la rendición exclusiva. Samabodhayat: Trataste de hacerlas entender y que se dieran cuenta apropiadamente de la eficacia de la äaraòâgati. Tú, mi Guru­deva, Ärîla Bhaktisiddhânta Sarasvatî Ùhâkura Prabhupâda, lo hiciste así, por tanto primero me postro ante ti”. Luego escribí un verso ofreciendo reveren­cias al autor de Äaraòâgati, Ärîla Bhaktivinoda Ùhâkura.

La admisión de la äaraòâgati. Cuando lleguemos a apreciar la äaraòâgati nos daremos cuenta que hemos entrado en la relatividad de una gran sustan­cia. De otra forma, no podremos encontrar la necesidad total de äaraòâgati. “¿Por qué äaraòâgati? ¡Queremos dominio sobre todo!” La ciencia moderna, los explotadores, los karmîs, ellos quieren todo bajo su control. Justamente lo opuesto, y opuesto en grado superlativo. En esto, encontraremos un aspecto tan grande y noble de la naturaleza que nosotros nos ofreceremos volunta­riamente como sirvientes eternos. “¡Estoy en la relatividad de semejante cosa magnánima y noble!” Äaraòâgati, ella misma es la realidad. Contiene a Kèëòa dentro de su frontera. Ven a äaraòâgati y encontrarás a Kèëòa. La aureola de Kèëòa es äaraòâgati. A través de äaraòâgati puedes aproximarte a la concep­ción de Kèëòa, mas no por investigar. No a través de una árida investigación, pero sí a través de una sincera y sustancial investigación; y eso requiere äaraòâgati. Praòipât, paripraäna y sevâ. Praòipât: Primero tienes que ofre­cerle respetos exclusivos a Él. Si de veras quieres aproximarte a Él, la primera cualidad es pranipât: Tienes que rendirte. Estamos aproximándonos a algo grande, grande en el Infinito. Y luego, está paripraäna, investigar hasta cierto punto. Luego servicio: Ser utilizado por Él. Servir significa probar la sustancia. Sólo por servir podemos conectarnos, sentir y tener alguna experiencia. Jus­tamente esto es lo opuesto al disfrute y a la indiferencia. Disfrute, indiferencia y servicio. Hay servicio por deber y servicio por amor, servicio amoroso. Así, generalmente el servicio es de dos clases. El servicio desde el punto de vista del deber se encuentra en Vaikuòùha. Por supuesto, eso también alcanza algo. Pero el servicio con amor, el servicio impulsado sólo a través del amor, es el más generoso. Nos da en abundancia. Y allí también hay gradación: äânta, dâsya, sakhya, vâtsalya, mâdhura. Esto es realidad. En este mundo material, en este mundo de ‘disfrute’, también encontramos el más intenso disfrute en el amor de una mujer, pero esto es un reflejo pervertido de la realidad. Pero en el plano divino, en el servicio devocional, la divina relación conyugal se encuentra en mâdhurya-rasa. En esa sección de devotos hay también grados entre los servidores.


La máxima del gato y del mono


La Râmânuja-sampradâya (la Divina Sucesión fundada por Ärî Râmânu­jâcârya) se divide en dos secciones, la Teôkalai y la Vaàakalai. Vaàakalai se refiere a aquellos quienes dan más importancia a las Escrituras védicas y Teôkalai son aquellos que dan importancia a las Escrituras tamiles. A ellos se les conoce como âlvârs, empezando por Äaùhakopar o Namâlvâra. En el proceso de rendición, la escuela tamiliana hace énfasis en la mârjâra-nyâya o la máxima del gato. Mârjâra significa ‘gato’. En el comportamiento de la gata con su gatito, el gatito no hace nada, mientras que la madre lo agarra del cuello con sus dientes y lo transporta de aquí para allá, dondequiera que ella desee. El gatito está pasivo, ningún tipo de intento se ve de su parte, él simplemente acepta cualquier cosa que haga su madre. Ella lo alimenta, lo mueve, etc. Esto es mârjâra-nyâya. La escuela védica, que estuvo encabe­zada por Deäikâcârya, prefería la markaùa-nyâya, la máxima del mono. El cachorro se sostiene del cuerpo de su madre y entonces ella deambula y transporta a este de aquí para allá. Lo bueno del cachorro es que abraza el cuerpo de su madre. Así la escuela védica dice: “Tú tienes libre albedrío, ¡oh jîva! Alma, tienes algo que hacer. En äaraòâgati, tienes que hacer tu parte. Puede ser muy pequeña, pero sin embargo tienes que ejecutar tu parte. Tú estás dotado de libre albedrío, así debes utilizarlo apropiadamente”. Y en el sistema Teôkalai ellos dicen: “No, no tenemos nada que hacer. Solamente necesitamos pensar que somos de Él y Él hará cualquier cosa que sea nece­saria para nuestro interés”. Esta es la diferencia entre las dos escuelas. La escuela védica sostiene que es necesaria alguna acción del libre albedrío. Tu aceptación y consentimiento puros son necesarios y lo demás será hecho por el Señor. Pero tu consentimiento o libre albedrío de aceptación, no importa lo insignificante que sea, debe estar presente. Éste es un consentimiento puro. Y la sección Teôkalai sostiene que no tenemos que hacer nada.

Nuestra consideración se acerca más a la de la escuela Vaàakalai, la escuela védica. La jîva tiene algo que hacer en la forma de cooperación o consenti­miento. De otra manera, ¿cómo puede la jîva ser parte del Absoluto? Si la jîva no tiene nada que hacer, entonces todo es el lîlâ de Dios, pasatiempos espon­táneos, y todas las jîvas son muñecas de juego en las manos del Señor. No hay duda de que esto pueda ser así en la etapa elevada de realización. Pero esa etapa está por ser alcanzada. En el comienzo uno tiene que adquirir una posición tal, ya que la jîva es parte del mundo subjetivo, ella está natural­mente dotada de libertad. No puede haber conciencia sin libertad. Porque ella es una partícula infinitesimal, su libertad también es muy pequeña, sin embargo, porque es espíritu no puede menos que poseer libre albedrío. En el servicio divino esa libertad se mantiene, de otra manera, vilâsa, la libertad de movimiento en los pasatiempos, no podría mantenerse. En Goloka, todos están impulsados principalmente por sentimientos, a través de Yogamâyâ (la divina potencia interna); ellos están impulsados por amor, pero aun así ellos tienen una escasa consideración personal, y eso es influenciado por el medio ambiente totalmente bueno y favorable del plano divino. De otra manera, ¿cómo mantendrían su nombre particular, pasatiempos y servicio? Así la individualidad es mantenida por completo en la energía atómica. No pode­mos desconocer la influencia del medio ambiente, sin embargo éste no puede devorar al carácter personal de la existencia de cualquiera o de todas las cosas.


El hechizo de la renunciación


Entre la explotación y la renunciación (bhukti y mukti), la renunciación es más peligrosa, porque mantiene una posición más elevada que la explota­ción. Puede explotar más, tal como una verdad a medias es más peligrosa que la falsedad. Puede guiar mal a los devotos. Tiene su propio encanto, sobre la antes mencionada explotación. Puede capturar hasta a los eruditos. Alguien que busca alivio puede pensar: “¡Oh! Este es el concepto de alivio; no hay nada más”. La renunciación captura a aquellos quienes han estado haciendo un verdadero progreso por su bien y les dice: “Sí, han venido aquí, tendrán éxito”. Les captura en nombre del plano superior. La renunciación mantiene algún prestigio sobre la explotación; la gente piensa: “¡Oh! Debe ser la meta más elevada”.


se du ‘era madhye viëayî, tabu bhâla

mâyâvâdî-saôga, nâhi magi kona kâla

Äaraòâgati 27

Es preferible asociarse con los materialistas que con los mâyâvâdîs”.

Si el mâyâvâdî logra hacerte entrar en la celda del sâyujya-mukti, la libera­ción de sumergirse en el Absoluto, estás acabado. No se puede calcular el tiempo hasta cuando serás capaz de salir. Pero si estás en el materialismo, viëaya, los reclutadores podrán llegar a ti. Tendrás la oportunidad de encon­trarte con un predicador en este mundo material. Pero en sayujya-mukti no estás en ninguna parte. Es muy raro y difícil despertarse del más profundo sueño posible. Así, esto es más peligroso, como una verdad a medias es más peligrosa que la falsedad.

El mâyâvâdî trata de atraer a otros a sus conceptos impersonales, porque sufre de esta enfermedad. Él piensa que esta liberación impersonal es lo máximo, así, recluta para sus propios fines. Ye ‘nye ‘ravindâkëa vimukta-mâninas tvayi astabhâvâd aviäuddha-buddhayaì (Ärîmad-Bhâgavatam 10.2.42). Ellos no perciben el error de sus cálculos porque piensan que han obtenido la liberación más elevada y tratan de reclutar a otros para sus propósitos. Pero hay un error en sus cálculos. No están conscientes de la realidad. Son mal guiados y también ayudan a guiar mal a otros. ¿Cómo puede alguien guiar a otros hacia la verdad cuando él mismo no está estable­cido en ella? Si hubiera sido posible conocer la verdad, él se habría dirigido hacia la tierra de la verdad; Pero él no tiene conocimiento de ello. Ha calcu­lado mal.


Aceptar la esclavitud es la perfección


Yam evaiëa vènute tena labhyaì: Pero hay una tierra consciente y cual­quiera que sea aceptado por esa tierra podrá entrar allí. De otra manera, por su propio esfuerzo, nadie puede entrar en esa tierra. Este punto no ha sido comprendido por los mâyâvâdîs. Ése es un elemento independiente; el terreno es independiente. La materia no es independiente y el alma es ‘independiente’, aquí en el mundo material. Pero el mundo consciente se deriva de la Superalma; el propio terreno es independiente. Si la diminuta alma independiente acepta esa tierra, ella puede entrar, de otra manera no. Existe tal tierra. Así el asunto de volverse un esclavo debe surgir.

Nuestra máxima calificación es aceptar la mentalidad de volvernos esclavos del Absoluto. Esta es la única forma de hablar en serio por la asociación de la existencia superior. Debemos estar listos para aceptar la esclavitud a la per­fección; entonces se nos permitirá la entrada a ese dominio. De otra manera, no tenemos esperanza. No es muy fácil adoptar la mentalidad de esclavo, de esclavitud eterna. La esclavitud también es nuestra perspectiva futura. ¿Estás listo para pensar en esta forma? Tienes que ser de mente muy amplia y tener muchas esperanzas de que una entidad sobrenatural existe. Tu fe y esperanza deben ser de tal magnánima clase para entrar en esa tierra. Firmarás el título, el contrato: “¡Voy a aceptar esclavitud eterna! ¡Quiero entrar en esa esfera!” “Tienes que buscar tu fortuna y firmar el título de la esclavitud”. Allí la asociación es tan elevada que deseo esa asociación aun como un esclavo. Encarecidamente anhelo esa dulce tierra donde mi pobre personalidad pueda volverse un esclavo. Donde incluso el conocimiento y todas las otras expe­riencias fracasan, una fe ardiente es necesaria. Solamente la fe puede condu­cirnos allá.

Äraddhâ, fe, en la devoción a Kèëòa es la unidad con la cual ha sido cons­truida la estructura total. Todo es fe. La tierra de la fe. Allá, la fe sostiene la autonomía. Todo se mueve a través de la fe, no hay cálculo, no hay atraco, robo, ni engaño. Esto es automático en el plano de la fe. “En la tierra de los engañadores siempre seré engañado”. Es una vida sucia. De esta forma debemos tratar de entrar allí donde no hay engaño, no existe cálculo ni razo­namiento. Todos son buenos, todos están ocupados en darte algo. Aquí, estamos sufriendo de oposición. Pero allá, todos están dándote ánimo para tu progreso, empujándote hacia tu más elevada fortuna. Tal tierra está allí. Volverse un esclavo ahí es realmente convertirse en amo. Cualquiera que se incline más hacia la esclavitud, será reconocido por todos como el principal, Así como en el amor por el país, si un líder es el más abnegado, se volverá el jefe del partido. El sacrificio es su calificación. Generalmente los hombres tienen fe en alguien que se ha sacrificado mucho por el país y lo aceptan como su líder. Pero aquí en el mundo material, amor por el país es solamente egoísmo extendido. Ellos pelearán con otro país. O, por humanitarismo, pelearán con los minerales, vegetales o el reino animal. Están construyendo una gran civilización a costa de las sustancias minerales y vegetales. La sección ‘civilizada’ solamente está ocupada en explotar la naturaleza y eso tendrá que ser pagado hasta el último centavo para saldar la deuda.

Toda su comodidad no es más que un préstamo. Ärî Caitanya Mahâprabhu quiere que Sus seguidores sean agentes para predicar al público la devoción a Kèëòa (yâre dekho, târe kaho, kèëòa upadeäa): Hablar acerca de la perspec­tiva especial de la tierra de Kèëòa, Vèndâvana.


La autoentrega es la sustancia de la devoción


äravaòa-kîrtanâdînâê, bhakty-aôgânâê hi yâjane

akëamasyâpi sarvâptiì, prapattyaiva harâv iti

Ärî Prapanna-jîvanâmètam 1.40

Si alguien no es capaz o no tiene la oportunidad de ejecutar diferentes tipos de servicio a Kèëòa y si solamente tiene äaraòâgati, él lo logrará todo en el futuro. Äaraòâgati lo proveerá todo. Äaraòâgati es la sustancia fundamental y básica en el mundo devocional. La estructura total del mundo devocional se basa en äaraòâgati. Sin äaraòâgati no puede haber una entrada real en el dominio del servicio. Äaraòâgati es la esencia y la vida misma de la devoción, así que debe estar presente en todo tipo de servicio. Sin äaraòâgati, el servicio solo será mera imitación, actividad sin vida y no devoción verdadera. Äaraòâgati es la condición principal. Prahlâda Mahârâja ha dicho, manye tad etad akhilaê nigamasya satyaê, svâtmârpaòaê svasuhèdaì paramasya puêsaì: La esencia de la enseñanza védica es svâtmârpaòam, darse y dedi­carse totalmente al Señor. Entregarse es la sustancia de toda actividad devo­cional. Esto también fue establecido por Ärî Ärîdhara Svâmîpâda en su comentario de las nueve prácticas básicas de la devoción (äravaòaê kirtanaê viëòoì smaraòaê, etc.). Si el cantar y escuchar con devoción de antemano han sido dedicados a Él, solamente entonces será reconocido como devoción, bhakti. De otra manera, todo es falso. Si escucho para satisfacer mi propósito mundano, entonces ya no es bhakti. Si ejecuto kîrtana o hablo Hari-kathâ para ganar algún dinero, entonces no será bhakti. “Cualquier cosa que haga debe ser para Él”. Esa clase de compromiso primero tiene que ser ‘firmada’ y entonces cualquier cosa que sea hecha con base en esto será reconocida como bhakti. Esta es la base del bhakti. Sin äaraòâgati, todos los intentos serán explotación, renunciación o meditación (karma, jñâna, yoga), cualquier cosa menos bhakti. “Siempre debe llegar el resultado a mi Señor; Yo soy su esclavo, nitya-dâsa”.

Soy totalmente Su sirviente, sin ninguna facultad para mantener mi propia independencia. Cualquier cosa que haga u obtenga, Él es el propietario”. Jîvera svarûpa haya kèëòera nitya-dâsa: nitya-dâsa significa sirviente eterno, o sea, esclavo. Él tiene el derecho de hacer o deshacer cualquier cosa que quiera conmigo, de acuerdo con Su dulce voluntad. Así que dondequiera que realicemos actividades devocionales tales como escuchar, cantar o recordar, con este sentimiento, serán actividades devocionales. Pero si eso es apartado, todo se irá al infierno. Si se retira la tarima del escenario del baile, toda la exhibición se acabará. Por lo tanto, con äaraòâgati, autodedicación, la devo­ción es posible. Solamente la actividad del hombre autodedicado puede ser reconocida como bhakti. Él hace todo por Kèëòa. Siempre toma el lado de Kèëòa, abandonando todo el interés separado por el fruto de su trabajo.

La conciencia de interés separado (dvitiyâbhini veäataì) nos ha alejado de Kèëòa. El interés común está únicamente en Él. Solamente entonces nuestro servicio será bhakti. Sin eso, todo está perdido. A fin de tener devoción viviente, äaraòâgati tiene que estar presente, de otra manera escuchar y cantar serán solamente formas sin vida. En consecuencia, äaraòâgati significa conexión exclusiva e identificación con el interés de Kèëòa. Y no veremos directamente a Kèëòa, serviremos al Guru y a los vaiëòavas quienes le son queridos. De acuerdo con el grado de nuestra rendición y abnegación nos beneficiaremos y desarrollaremos las características específicas de äânta, dâsya, sakhya, vâtsalya o mâdhurya-rasa, y dentro de esas rasas también hay subdivisiones. De esta forma, el devoto será apropiadamente ubicado. Pero sin äaraòâgati, todas las prácticas formales perderán su vida y se volverán cualquier cosa menos bhakti, ya sea en el campo de la explotación o la renunciación; pero el plano de la dedicación es la tierra de la devoción.

Por Su dulce voluntad algunas veces la atención del Señor está dirigida hacia los más necesitados y otras veces una persona muy calificada puede ser ignorada. No podemos interferir con Su independencia: “¿Por qué Tú mues­tras misericordia en este caso y no en el mío?” No podemos ponerlo bajo la ley. Eso no es äaraòâgati o rendición. Cuando le hacemos semejante pregunta, nos desviamos de la posición de äaraòâgati; no podemos esperar ser enlistados, ni siquiera en la clase elemental.

Así, ¿cuál es el espíritu de äaraòâgati? “Si has venido a considerar mi caso calculando mi posición, no tengo esperanza. Soy una mala persona; si vienes a calcular lo correcto o incorrecto acerca de mí, no tengo esperanza. Así tengo que ir a Tu escuela donde sólo la misericordia será mi esperanza. Necesito Tu misericordia solamente, pero si vienes a examinarme, no tengo esperanza”. Esta es la necesidad principal en nuestro äaraòâgati, en nuestra rendición. Rendición significa esto. La rendición no nos permite pensar: “¿Por qué le muestras bondad a él y no a mí?” Éste es un temperamento contrario a la rendición. No cálculo. “Si vienes a valorarme, no tengo esperanza; así que si quieres mostrarme Tu gracia, Tu misericordia sin causa, entonces tengo espe­ranza. Tengo que alcanzar este departamento del Señor, por medio de la rendición. Cualquiera puede tener Su voluntariosa misericordia, pero yo no. Si vacilo y pienso acerca de la justicia, entonces soy borrado de la lista. Mi nombre será tachado del registro”.


Rendirse significa abandonar todas las pers­pectivas


Este es uno de los puntos más sutiles en äaraòâgati. ¿Qué es rendición y cuál debe ser la calidad del que se rinde? Mârabi râkhabi yo iccha tohârâ (Äaraòâgati 11); “De acuerdo con Tu dulce voluntad, Puedes hacer o desha­cerme”. Con tal entendimiento podemos rendirnos. El cálculo no es permitido en el departamento de la misericordia sin causa. La misericordia puede extenderse a todos excepto a mí, pero no tengo nada que reclamar. ¿Qué más puede dar uno aparte de eso? ¡Ésta es una centella del cielo! Volverse äaraòâgata, rendirse, significa abandonar todas las perspectivas, estar vacío. “No tengo perspectiva”; entonces, estando completamente vacíos, podremos rendirnos. No puede haber la menor solicitud en la súplica: Rendición signi­fica empezar una nueva vida, borrón y cuenta nueva. Completa dependencia en Él, significa que puede hacer o deshacer. Debo admitir el derecho de mi Amo para hacer y deshacer. Soy un esclavo. Mahâprabhu dice, jîvera svarûpa haya kèëòera nitya-dâsa.

Esa es tu posición constitucional. ¿Tienes suficiente valor para admitirlo? ¿Puedes admitir que tu Amo tiene pleno derecho sobre ti? “¡Sí! Mi Amo tiene completo derecho sobre mí. Incluso estoy listo para ir al infierno eterno para proveerle el más leve placer”. Hemos escuchado aquellas narraciones, como por ejemplo, la historia acerca de las gopîs cuando estaban listas para proveer el polvo de sus pies como ‘medicina’ para aliviar el ‘dolor de cabeza’ de Kèëòa; tales narraciones pueden ser oídas como muy dulces para nuestros oídos, pero aceptarlo es horrible. Jivera svarûpa haya kèëòera nitya-dâsa; si no hay riesgo, no hay ganancia. A mayor riesgo, mayor ganancia. Tal confianza es necesaria. Una alternativa libre, clara y valiente. ¿Estás prepa­rado para eso? Kèëòa no es como un caramelo cuyo precio puede ser muy caro o muy barato. Él está en todas partes, Él no está en ninguna parte. Él puede decir: “Todos ustedes me pertenecen”, o “Yo no cuidaré de ustedes”. Ahora somos habitantes de esa tierra y realmente, por constitución, tenemos todo el derecho de servirle. Esta es la verdad y debemos ser lo suficiente­mente valientes como para “llamar al pan, pan, y al vino, vino”.

Serás capaz de controlar al Maestro de maestros


¿Puedes aceptar que eres Su sirviente eterno, que eres un esclavo de Kèëòa? Y Kèëòa es tan noble que incluso mantiene a Sus esclavos en la posición más alta: La naturaleza de Kèëòa es tal que ni siquiera vacila en servir aun a Sus esclavos. Él es tan grande y magnánimo. Ahaê bhakta-parâdhîno, hy asva­tantra iva dvija (Ärîmad-Bhâgavatam 9.4.63): “Siento Mi tendencia de servir a Mi devoto en tal forma que no soy independiente; Siento que estoy bajo su dirección”.

Esta es la naturaleza de la devoción, bhakti. Bhakti es infinitamente más maravilloso que jñâna, conocimiento. ‘Conocer todo’ es una tentación encan­tadora. Eso le hace a uno pensar que se ha vuelto el amo de casi todo. Pero sevâ, servicio, está muy por encima de esta clase de conciencia. Si sigues la senda de la rendición, äaraòâgati, el conocimiento verdadero prácticamente se volverá tu sirviente. El Infinito entra en la jurisdicción del finito. ¿Puedes imaginar esto? ¿Es esto imaginable? A veces escuchamos acerca de un gran general cayendo en las garras del amor de una muchacha. Un gran dictador quien comanda la totalidad de las fuerzas del país puede estar en las garras de una joven. Ärî-kèëòâkarëiòî ca sâ: Y el Señor Kèëòa, el Autócrata, es contro­lado por amor y nada más. El amor divino, prema, es tal que puede controlar al Autócrata Absoluto. Aún Él puede ser controlado y este es el indicio. Ärî Caitanya Mahâprabhu vino a distribuir esto; el Maestro de maes­tros vino con esta oferta: “Esta senda te guiará al plano donde serás capaz de controlar al Maestro de maestros”.


brahmâdi ye prema-bhakti-yoga vañcha kare tahâ vilaimu

sarva prati ghare ghare

Caitanya-bhâgavata Âdi 5.152

Mahâprabhu vino como el avatar más misericordioso. Él trajo ese néctar, del que aun los maestros de la creación y la disolución del mundo visible, el Señor Brahmâ y el Señor Äiva, ambicionan una gota.



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jueves 11 de marzo de 2010

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