lunes, 15 de marzo de 2010

Sermones del guardián de la devoción I - Capítulo II

CAPITULO DOS


La dirección hacia Tu riqueza


ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 06

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 06 por ISKCON  desire tree.


ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 06

ISKCON desire tree - Sanatana Goswami Disappearance 05 por ISKCON  desire tree.


Ärî Caitanyadeva es Râdhâ y Kèëòa combinados. Él es Kèëòa en el humor de Râdhâ, buscándose a Sí mismo. Él es la combinación del aspecto positivo y negativo del Absoluto. La escuela de Äaôkara y otros impersonalistas sostie­nen que cuando el positivo y el negativo se combinan, el resultado es una especie de equilibrio. Pero de acuerdo con la filosofía vaiëòava, la combina­ción es dinámica. Su naturaleza se torna en la búsqueda de Sí mismo, bus­cando Su propio ser positivo, en el humor del negativo. En esa búsqueda, Él mismo se distribuye a los otros. El negativo atrae al positivo y así el positivo es distribuido al público. Esta es la esencia de Ärî Caitanyadeva. Los asocia­dos íntimos del Señor han revelado tal concepción, y de acuerdo con la intensidad y con el grado de nuestra fe seremos capaces de concebirla.


La fe nos otorgará un hogar confortable


La fe es el único instrumento con el cual el finito puede medir al Infinito. Todos los otros métodos para examinar al Infinito son inútiles. La sustancia más amplia dentro de nosotros es la fe. Esta puede cubrir una gran distancia. ¿Qué fe podemos tener en la fe? Le tememos a la fe ciega. No obstante, en el Infinito, lo imposible se vuelve posible. Todo es posible, pero sólo la fe tiene la facultad de conectarnos con el Infinito, mientras que todos los otros métodos son inútiles.

Äraddhâ, fe, puede recorrer una larga distancia. Y seremos capaces de sentir y concebir que la fe no es meramente imaginaria. Tiene una posición tangible, la más eficiente posición dentro de nosotros. Cuando podamos desconectarnos de todas las fases de la experiencia perceptible, podremos vivir solamente en la fe. Cuando toda la riqueza de nuestra experiencia nos engañe y nos traicione, la fe nos salvará.

Todo el mundo de nuestra experiencia se desvanecerá un día, con la diso­lución final (janma-mètyu-jarâ-vyâdhi-duìkha-doëânudaräanam, Bhagavad-gîtâ 13.9), pero la fe permanecerá, acompañándonos fielmente. Esto es algo innato para nuestra alma. Y con la disolución total de nuestro cuerpo, mente y sentidos, todo el mundo de nuestra experiencia ¿adónde irá? Nadie sabe. El sol, la luna, el éter, el aire, todo se desvanecerá en la disolución final. Sola­mente la fe vivirá, incluso en esa etapa. La fe es sustancia eterna dentro de nosotros y se nos ha dicho que con los recursos favorables de la fe podemos ir de vuelta a Dios, de vuelta al hogar. ¡De vuelta al hogar dulce hogar! Seme­jante perspectiva elevada es dada a quienes estamos en este mundo de morta­lidad, el cual es un cementerio y un crematorio. Aquí, todo está destinado a ser enterrado.


Los alardes de la aristocracia, la pompa del poder,

toda esa belleza, todo lo que la riqueza alguna vez otorgó,

esperan por igual la hora inevitable;

los senderos de la gloria no conducen sino a la tumba”.

Elegía de Gray


Este es el mundo de la experiencia, todo conduce a la tumba. Sin embargo la fe no es traicionera. Permanecerá dentro, con el alma, y dispensará espe­ranza, perspectiva y sustento. ¿Y qué clase de sustento? Comodidad de hogar. De vuelta a Dios, de vuelta al hogar. Cuando hay tal propuesta y alternativa, ¿quien será tan tonto como para correr hacia las experiencias de este atómico mundo ‘civilizado’? Tanto la experiencia como la ciencia son las fauces de la muerte.

La fe no es algo impreciso.


yâ niäâ sarva-bhûtânâê, tasyâê jâgarti saêyamî

yasyâê jâgrati bhûtâni, sâ niäâ paäyato muneì

Bhagavad-gîtâ 2.69


La fe permanecerá por siempre


Algunas personas están despiertas en el mundo de la experiencia. El mundo de la experiencia es el día para ellos y el mundo del alma, el mundo de Dios, es su noche. Y otra clase de hombres están en vigilia en el mundo del alma y están durmiendo en este mundo de la experiencia. Este mundo es oscuro para ellos y están muy despiertos en el mundo de la fe. Ellos encuentran que el mundo de la fe es permanente.

El alma, aunque diminuta, tiene una posición sustancial en la eternidad; es un factor eterno en ese mundo de la fe. Allí encontraremos que: “Cualquier cosa que veo es eterna. Nada desaparecerá. Soy un miembro del mundo de la realidad y a través de la fe puedo alcanzar tal plano sutil que nunca muere ni cambia. Semejante plano elevado y sutil está allí y mi alma es un miembro de ese plano. Allí, el alma está despierta y en el mundo de la experiencia está dormida, no teniendo conexión con él. Y el hombre del mundo de la expe­riencia, de carne y hueso, está despierto aquí, mientras que ese mundo real, del alma, es como noche oscura para él”.

En nuestra presente condición puede parecer casi sin existencia, pero tal plano es una realidad sustancial y eterna. Su existencia reemplaza a todo. Todo puede desaparecer, pero la fe permanecerá por siempre. La fe es la potencia particular de Ärîmatî Râdhârâòî.



El halo de Ärîmatî Râdhârâòî


sukha-rupa kèëòa kare, sukha âsvâdana

bhakta-gane sukha dite, ‘hladîni- kârana

Caitanya-caritâmèta, Madhya 8.158


Kèëòa es el éxtasis personificado y se siente, prueba y disfruta a Sí mismo; pero sólo a través de la fe es posible transmitir y distribuir ese éxtasis de regocijo a otros. La fe es la naturaleza misma de hlâdinî-äakti, la potencia del éxtasis, la cual está representada completamente por Ärîmatî Râdhârâòî, y puede transmitir a los devotos total conciencia de Kèëòa. La fe es el halo de Ärîmatî Râdhârâòî, a través de cuya luz los demás pueden entender a Kèëòa. Cuando el negativo se combina con el positivo, la realización de sus funciones es distribuida a las demás partes negativas. La parte negativa central o madre puede expandirse y trasmitir tal fe y júbilo. Äraddhâ, fe, es una sustancia especial acerca de la cual debemos inquirir. No es meramente abstracta.


Los devotos elevados y la fe


Estamos vigilantes en este mundo material, pero hay otros que permanecen despiertos en ese plano de fe; el mundo tangible de disfrute y explotación, permanece secreto para ellos; está lejos, muy lejos de su concepción porque se encuentran ocupados intensamente en la esfera del servicio, a través de äraddhâ, fe (ya niäâ sarva-bhûtânâê tasyâê jâgarti saêyamî).

Para ellos, incluso ver a Kèëòa es un tipo de disfrute, y piensan: “No pertur­baremos Su dulce voluntad; cuando quiera puede llamarnos y entonces tendremos una oportunidad para verlo, de otra forma no”. Si deseo ver a Kèëòa para mi satisfacción personal: “¡Oh Kèëòa! Ven y párate ante mí para poder verte y satisfacer mis ojos y mi anhelo interno”, esta es una clase de imposición de nuestra naturaleza explotativa. Un devoto no quiere esto. Realmente los devotos no permiten que estos pensamientos entren en sus mentes, más bien ellos mantienen el humor de: “Cuando Él lo desee, me llamará y entonces tendré oportunidad de verlo”.

Mâdhavendra Purî mantuvo su cuerpo comiendo solamente lo que auto­máticamente le llegaba sin mendigar a los demás; de otra manera, el ayu­naba. Un día Kèëòa mismo vino, le proveyó algún alimento y le preguntó: “Purî, ¿por qué no vas y mendigas algo de comida? ¿Por qué actúas en esta forma, a veces ayunando?” Escuchando de este incidente, podemos pensar que Mâdhavendra Purî fue inmensamente afortunado: Kèëòa mismo vino y le proveyó comida. Pero en Ärîla Sanâtana Gosvâmî encontramos una devoción más elevada.

Cuando Ärîmatî Râdhârâòî vino y le proveyó comestibles a Ärîla Rûpa Gosvâmî para que cocinara paramânna, arroz con leche, el corazón de Ärîla Sanâtana Gosvâmî se perturbó mucho.

- ¿Qué es esto Rûpa? ¿Tú pediste algo para mí?

- Sí, mi señor, mi Gurudeva. Yo pensé que si podía obtener leche y arroz podría preparar un poco de paramânna lo cual es muy querido para usted, luego le invitaría a tomar ese prasâda.

- ¡Oh, has cometido un gran error! Esto está tan sabroso. Nunca he probado algo tan sabroso en este mundo. Por lo tanto, debe tener algún origen extraordinario. ¿Quién te dio los ingredientes que necesitaste para esta prepa­ración?

Ärîla Rûpa Gosvâmî replicó:

- Una joven vino y me dio esto en nombre de sus guardianes familiares.

Ärîla Sanâtana Gosvâmî quiso saber quien era esa joven, pero no se la encon­tró en ninguna parte cerca de la aldea. Sanâtana Gosvâmî pudo entender que Ärîmatî Râdhârâòî misma había venido a proveer aquellos ingredientes.

- La estamos buscando para servirla y ¿ella viene y nos sirve? ¿Qué es esto? ¡Justamente lo opuesto! Mi querido hermano, ¿qué has hecho? ¿Tu deseaste algo para mí y Ella te lo suministró? Anhelamos poder servirla, pero Ella viene, nos sirve y se va. Esto es una gran desgracia.

Él estuvo muy insatisfecho y con esos pensamientos abandonó ese lugar.

Rûpa Gosvâmî no pudo tomar ese prasâda. Él pensó:

- Invité a mi Guru, Ärîla Sanâtana Gosvâmî, con el propósito de servirle y satisfacerle, pero el resultado fue adverso. Él se ha ido insatisfecho.

Él corrió tras Sanâtana Gosvâmî para tratar de satisfacerlo.

Así, vemos que Kèëòa mismo lleva comestibles a Mâdhavendra Purî y esa puede ser considerada una gran fortuna; no obstante, en este ejemplo con Ärîla Rûpa y Ärîla Sanâtana Gosvâmî, ocurrió un evento similar, pero fue considerado como una desgracia seria. En el tipo más elevado de devoción no hay ningún deseo de que Kèëòa o Sus asociados vengan a servirnos y abastecernos o que Él se muestre ante nosotros. Imponerle nuestro capricho no es verdadero servicio. Él puede hacer lo que guste. Y si llegara a necesitar algo de nosotros, nos consideraremos afortunados por proveerlo. Eliminando completamente todos nuestros deseos nos colocaremos plenamente a dispo­sición del Señor Supremo, quien no se rige por nuestros deseos.

Por naturaleza, Él está deseoso de proveer de todo a Sus devotos (yoga-këemaê vahâmy aham, Bhagavad-gîtâ 9.22). Pero a los devotos elevados no les gusta que Kèëòa les provea ninguna cosa o que Él les rinda servicio. Tal es la pureza de su devoción. A través de su fe, ellos piensan: “Él es mi Señor. Yo no quiero tener Su daräana únicamente para satisfacer mi facultad de percibir que ‘Él existe’”. Considerar: “Si puedo verle, estaré satisfecho”, es un están­dar muy bajo de fe. No tenemos capacidad para verle. Hacer de Él nuestro objeto deja ver una fe de estándar inferior. Pero una fe intensa y elevada prueba completamente que Él es esa maravillosa causa de todo, Él está presente.


Abandona todo. Trata de tener fe solamente


Una cierta sección, como la del filósofo Carvaka, proclama: “No, no, no hay Dios o una sustancia superior. Lo que vemos en la superficie es todo”. Pero, la fe profunda dice que la causa es Él de quien todo emana, por quien todo es mantenido y en quien finalmente todo entra:


yato vâ imâni bhutâni jâyante, yena jâtâni,

yat prayanty abhisaêviäanti, tad vijijñâsava

tad eva brahma

Taittiriya Upaniëad 3.1.1


Simplemente el efecto no es todo, la causa también tiene su existencia. Y ¿cuál es la naturaleza de la causa? Algunos le identifican como Brahman, otros como Paramâtmâ y otros como Bhagavân. Dios es el predeterminador y el diseñador de todo, Él lo ha creado todo, Él es el controlador de todo. Todo existe automáticamente en Él, como una potencia particular suya.

Abandona todo; únicamente trata de tener fe y todo será encontrado. Todo está allí (sakala châàiyâ bhâi, äraddhâdevira guòa gâi). Buscar una prueba que nos demuestre que “Él es” o “no es” es una bajeza, no exijas ninguna prueba. Con profunda fe, automáticamente se sabe: “Sí, Él es”.


yo mâm paäyati sarvatra, sarvâô ca mayi paäyati

tasyâhaê na praòaäyâmi, sa ca me na praòaäyati

Bhagavad-gîtâ 6.30


A aquél que me ve en todas partes y ve todo en Mí, Yo nunca lo pierdo y él nunca me pierde a Mí”.

Todo está en Él y Él también está en todas partes. Esta es la característica de Él a quien estamos buscando. Oêkâra, el monosílabo , es la semilla del teísmo. significa “Sí”. Siempre y dondequiera que lancemos nuestra mirada buscadora, en una palabra la respuesta es sí. “Sí, lo que estás buscando, existe”. Estás buscando felicidad, placer, disfrute, satisfacción. Tú estás necesitado, y en una palabra, “sí, la satisfacción existe”.

toma la forma de Gâyatrî, luego Veda y Vedânta-sûtra; luego toma la forma del Ärîmad-Bhâgavatam y el lîlâ, los divinos pasatiempos del Señor. Después que tuvieron la oportunidad de participar en el râsa-lîlâ de Kèëòa, los Äruti, los Upaniëads, hicieron la siguiente observación: “¡Oh! No pudimos concebir tanto. No pudimos informar al público acerca del rasa, el éxtasis, de tan alto nivel. Raso vai saì: Él es rasa, ânanda, éxtasis. ¿Así actúa? No pudi­mos entender mucho y no pudimos distribuirlo al público. Por lo tanto Señor, suplicamos Tu perdón. En el pleno juego de Tus alegres pasatiempos, la magnitud de Tu naturaleza extática es inconcebible. Por favor perdónanos, hemos fracasado en revelar al público que el goce más sublime es de tal satisfacción en grado máximo; tanto así que, kâma, la lujuria, la cosa más asquerosa en el mundo mortal, se encuentra aquí como lo más hermoso y el más elevado tipo de encanto. Incluso encontramos que el placer de la unión del hombre y la mujer, que normalmente es odiado y rechazado, aquí está incluido. Señor, no pudimos entender. Más bien, el yoga o concepción que presentamos es seca en comparación a esta vida de deleite”.


Los devotos: Pilares de la fe


Así, debemos ser cuidadosos para apreciar la fe genuina. Debemos aproxi­marnos a los devotos por fe. Ellos son como muchos pilares de la fe. Se dice que la electricidad puede fluir por todas partes, pero prácticamente, debemos estar conectados con el generador. Los generadores pueden mostrar el poder de la electricidad. Similarmente, hay muchos devotos, en el pasado y el presente, en quienes podemos encontrar verdadera santidad. Ellos se mantie­nen como pilares de la fe, por su comportamiento y ejemplo. Si nos aproximamos a Cristo, su ideal y sacrificio estimulará la fe en nosotros. Si examinamos la historia de Prahlâda, podremos entender qué gran devoto es él. Nuestros corazones rebozarán: “Aquí está la fe, aquí está la presencia del Todopoderoso”.

Cuando prestamos atención a los devotos, con su ayuda ascendemos a un estándar más elevado y particular de fe. Cuando volvemos nuestra atención hacia los devotos, estamos en una posición segura. Ellos son como muchos pilares sosteniendo y probando la presencia del Señor. Ignorando repeti­damente los objetos disfrutables de este mundo, ellos se yerguen con sus cabezas erectas, declarando y probando su experiencia acerca del Ser Supremo.

La fe en los devotos, los vaiëòavas, nos otorga la ayuda más sustancial. Tal posición es firme y no fluctuante. Aquél que tiene fe en los vaiëòavas obtiene una devoción de carácter tangible. De otra manera, solamente con la fe abs­tracta en el Señor, sin fe en los devotos, somos principiantes, en la etapa de kaniëùha-adhikâra. Ésta no es una plataforma digna de confianza. Nuestra devoción se aproxima a un estándar confiable cuando podemos encontrar devoción en los devotos y reconocer su importancia. Los devotos están incluso por encima de la Äâstra, las Escrituras. Cuando nuestra fe real en los devotos se desarrolla de una manera palpable, estamos en la etapa interme­dia, madhyama-adhikâra. En esa etapa, la oposición de los no devotos puede algunas veces esconder parcialmente al Señor en nuestra conciencia, como un eclipse.

Pero estos impedimentos internos son disueltos cuando se despierta el contacto directo con el Supremo. En la etapa más elevada, uttama-adhikâra, uno puede tener un indicio del Ser Supremo en todas partes y a cada momento (yo mâê paäyati sarvatra, Bhagavad-gîtâ 6.30; sarva-bhûteëu yaì paäyed bhagavad-bhâvam âtmanaì, Ärîmad-Bhâgavatam 11.2.45). Es Su voluntad, Él está allí, en Su lîlâ. Él puede jugar al escondite con Sus devotos. A veces se hace claramente visible a ellos y otras se esconde y los hace llorar: “¡Oh! ¿Dónde estás mi Señor? No siento Tu presencia, no puedo verte. ¿Cómo podré mantenerme? ¿Cómo podré guiar mi vida? Sin Ti, no puedo vivir. Tú eres tan encantador, alegre y el dador de tanta satisfacción; no puedo vivir sin Tu relación”. Ellos suplicando se lamentan y lloran.




Cuando el amor despierta, el cerebro se retira


Todo está subordinado a Él solamente. Si intentamos buscar la causa de todo encontraremos que ella es algo que a su vez tiene su causa y así sucesi­vamente. Pero cuando encontremos Su encanto y belleza personal nos dare­mos cuenta: “Sí, éste es el objetivo final que todos estamos buscando”.

Hay una canción bengalí: “¡Oh montañas! ¡Oh Himalayas! ¡Oh Alpes! ¡Oh Sumeru! ¿Qué buscan ustedes con sus cabezas erectas? ¿Han visto al Creador de este mundo y han obtenido la satisfacción de sus vidas? ¿Lo han visto?” En esta forma, el devoto siente en su corazón que todo está buscando al Señor quien es la satisfacción de la vida misma. En el mundo fenomenal de nacimientos y muertes, no hay nada tangible que pueda atraer nuestra aten­ción. El interior de nuestro corazón busca sat, lo eterno, cit, la conciencia que satisfaga nuestra percepción, y ânanda, la satisfacción de nuestro anhelo del amor y la belleza. Cuando el amor despierta, la función del cerebro se retira. Entenderemos que el amor es la satisfacción de la vida. Esta es una fase especial de nuestra existencia. Donde quiera que estemos automáticamente estaremos buscando por ese “Sí”, “”. significa, un gran “Sí”. Lo que estás buscando existe. Lo que estás anhelando en lo más interno de tu cora­zón, existe.

Tu búsqueda debe progresar de lo aparente a lo real. El Señor de tu búsqueda está allí. Oêkâra nos lleva al Gâyatrî, luego al Veda, Vedânta y al Ärîmad-Bhâgavatam, el cual describe el lado extático y gozoso del Señor. El Infinito se aproxima tanto al finito, que el finito piensa: “Él es uno de noso­tros”; hace el papel de un amigo tan cercano que llegamos a pensar que Él es uno de nosotros. Esta es Su gracia más elevada y bondadosa para con noso­tros y éste es nuestro logro más elevado, el cual es encontrado en Vèndâvana. Ärî Caitanya Mahâprabhu enseñó que debemos abandonar todo y hacer nuestra única meta a Ärî Kèëòa el Señor de Vèndâvana: Svayam Bhagavân, Dios de dioses, Señor de señores. Él es la fuente de las ilimitadas manifesta­ciones del poder supernatural. Por lo tanto, Mahâprabhu pregonó: “Busquen a Ärî Kèëòa. No tienen otra obligación en este mundo. Tomen Su nombre, hablen acerca de Él y en cualquier cosa que hagan sigan este camino. Pron­tamente, obtendrán la satisfacción de su vida. Continúen tomando Su nom­bre, continúen buscándole, continúen hablando acerca de Él, ya sea que estén durmiendo, comiendo, riñendo; cualquier cosa que hagan, asócienla con Kèëòa”.


La necesidad principal es sâdhu-saôga


Pero esta búsqueda por Kèëòa no debe ser hipócrita. El buscador sincero recibirá ayuda y dirección de los devotos verdaderos. Con la ayuda de los devotos y de las Escrituras y con sinceridad dentro de ti, continúa buscando a Kèëòa. Con cualquiera que te encuentres habla acerca de Kèëòa y no hables de nada que sea presa de la muerte. Esposa, niños, dinero, todo se evaporará en el siguiente momento, así que no pienses en más. Pero a cada paso de tu vida, haz todo para la felicidad eterna.

Kèëòa no es tu maquinación. Él puede ser conocido a través del sâdhu y de la Äâstra, y no a través de este mundo materialista de disfrute. No podrás encontrar a Kèëòa en la renunciación (aborrecimiento), pero si con el sâdhu, el santo puro; Kèëòa es la respuesta de la indagación positiva del corazón.

Aquellos que son seducidos por el encanto del mundo externo no podrán entender su temperamento interno; ellos son desafortunados (na te viduì svârtha-gatiê hi viëòuê, durâäayâ ye bahir artha-mâninaì, Ärîmad-Bhâgava­tam 7.5.31). La necesidad principal es mantener la compañía del sâdhu quien tiene fe real en Kèëòa. Semejante sâdhu, es muy, muy raro en este mundo, pero si quieres obtener el bien más elevado, haz de este ideal la corona de tu cabeza, en cualquier forma posible acepta la ayuda de la asociación.


sâdhu-saôga sâdhu-saôga-sarva-äâstre kaya

lava mâtra sâdhu-saôge sarva-siddhi haya

Caitanya-caritâmèta, Madhya 22.54


Un momento de asociación con el sâdhu otorga todo éxito; éste es el veredicto de todas las Escrituras”.


kiê pramattasya bahubhir, parokëair hâyanair iha

varaê muhûrtaê viditaê, ghaùate äreyase yataì

Ärîmad-Bhâgavatam 2.1.12


Imperceptiblemente, muchos, muchos años pasan inútilmente en la vida de una persona intoxicada por los placeres mundanos. Es mejor si por un momento él recapacita que está perdiendo un tiempo muy valioso, porque podrá así volverse serio en obtener el beneficio eterno”.

Aquí, Äukadeva Gosvâmî dice que un momento es suficiente para solucio­nar el problema completo de la vida si es usado correctamente en sâdhu-saôga. Cueste lo que cueste, trata de utilizar la oportunidad del sâdhu-saôga, la asociación de los agentes de Kèëòa. ¿Qué necesidad hay de vivir por siglos y siglos si somos inconscientes de nuestro propio interés? No debemos estar desatentos sino despiertos a nuestro interés real.

Ärî Caitanya Mahâprabhu vino a dirigirnos hacia nuestro interés real: “No conoces tu propio corazón. Eres un extraño para él y sus demandas. Hay una riqueza dentro de tu corazón, trata de hallarla; elimina las cosas foráneas y encontrarás que tu corazón es un templo de Kèëòa. Con la ayuda de un guía apropiado, examina tu corazón y encontrarás a Kèëòa. Esto no es extraño para ti. Cada corazón es un templo del Señor; es tu propiedad; es tu hogar. Regresa a Dios, regresa al hogar”.



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jueves 11 de marzo de 2010

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