lunes, 29 de agosto de 2011

Ay, que quema este arroz con leche





Mis
Escritos





El plato de Arroz con leche



Cierta vez, un devoto muy pobre, que vivía en la vida retirada en las profundidades del bosque. Lejos de los transitos de los seres humanos. En una vida sencilla, había construido una pequeña choza, con ramas de grandes hojas. El era feliz con lo que poseía, y no comía más de lo necesario. Se bañaba tres veces al día para hacer sus oraciones y luego de terminar su jornada, se ocupaba de recoger leña y fruto en el profundo bosque, llenaba sus cantaros y vasijas de agua y ya al atardercer volvía a su hogar con lo que había cogido, despues de estar largas horas con su rosario de cuenta y rememorar su preparación de comida con su imaginación se echaba a dormir. Recordaba una ceremonia de sacrificio que él y algunos de sus familiares que ahora ya no existían habían precenciado, y la rememoraba con la exquisitez de su buena memoria.

Se acordaba de todo el proceso del ritual. Lo recordaba en las largas horas de soledad de su vida en el bosque. El ropaje majestuoso de los sacerdotes, las oraciones y mantras que se requerían para hacer dicha solemnidad, las ofrendas, las oraciones a los pitris, a los dioses, a la Divinidad. Los tipos de inciensos para el ritual, la fiesta que a continuación se celebraba, los saris de las mujeres de colores muy variados y vistosos.

Los tipos de utensilios para la ceremonia tenía que ser de metales lo mas puro posible oro y plata, y piedras de variados colores. Había varias reuniones de brahmanes y todos tenían un cometido y posición determinada de acuerdo a su rango y pureza. Cada uno leía de un Gran Libro de Hojas de Palma (Libro antiguo, de antigua escritura, como hacen los egipcios con el papiro).

Algunos buscaban la orientación apropiada para propiciar a un determinado dios, y se le ofrecia ghee, agua, cuajada, leche y pasteles. Así el anacoreta del bosque se deleitaba día tras día rememorando con gran dicha y deleite todas estas cosas. Pero hay que recordar que solo había asistido en su vida a una importante.

El Anacoreta pensó para sí, podría una persona como yo hacer que este ritual sea solo con el pensamiento. Aquí solo tengo algún mango y algún coco. Y yo deseo prepararle a Sri Krishna algo deleitoso. Yo se que le gusta mucho todos los productos lacteos. Pero deseo prepararle ARROZ con LECHE.

El pensó también hacerlo como un gran ritual y comenzó a preparar el Arroz con leche. Pero claro él no tenía vacas, ni cabras, ni ningún animal cercano que se le pudiera dar. No poseía arroz tampoco ni ningún condimento como azucar o miel para endusarlo.

Por lo que trató de prepararlo con el pensamiento.

Él pensó en poner un hogar adecuado para tan Alta Divinidad, y puso en su mente unas piedras y un hogar para poner la leña abajo y arriba una perola grande para que tuviera bastante arroz con leche.

Fue colocando las piedras con algamasa (todo mentalmente) y esperó que el hogar se secara, trajo o construyó una perola grande de barro cocido y la llenó de leche fresca recién ordeñada (de una vaca que en su mente tenia en un corral, y de sus ubres bebía su querido ternerito).

Encedió el fuego, y fue moviendo la leche y hechó el arroz y lo fue moviendo hasta que para el alcanzó una temperatura y una coción adecuada y el arroz estuviera lo más suave y blando posible.

Total que preparó el Bol para Sri Krishna y esperó a que se lo comiera la Divinidad pasando un tiempo de media hora, lo volvió a echar a la perola y se sirvió un poco para él. Comió de este arroz con leche hasta saciarse.

Esto se conviertió para él en un hábito. Comenzó diariamente a preparar exquisitos platos para la Deidad de Sri Krishna, pero sobre todo el Arroz con Leche.

Cierta vez estaba tan absorto en su preparación que tenía miedo de que Sri Krishna se quemara al probar su arroz con leche y al hecharle su ración en el Bol, se quemó las manos. Y grito, Ay que dolor (pero sus manos físicas), miró sus manos y estaba con una ampolla por haber sido quemada por el Bol caliente que contenia arroz con leche.

Se abrió un portal en el Cielo y Sri Krishna desde Su Vrindavan Dhama reía con Su Esposa Srimati Radharani, y se decían uno al Otro, jovialmente, mira el anacoreta, que siempre me ha ofrecido un Bol de arroz con leche y ahora hasta lo ha podido hacer en el plano físico.

El Anacoreta, no tenía ni Bol ni arroz ni leche, y se extrañó de que lo hubiera sentido en el plano físico.

Riendose las Divinidades hicieron venir a Vrindavan Dhama, el Cielo Más Elevado al Anacoreta. Y le permitieron quedarse por unos cuantos años. Lo conviertieron en un Sirviente Intimo.

Hay que hacer incapie que al Señor, a veces podemos ofrecerle cosas sencillas y también con buenas intenciones incluso con nuestros buenos pensamientos. Hacer un sencillo homenaje con nuestro pensamiento si no tenemos nada a mano.

Los Devotos le ofrecen flores, incienso, velas, comida, hojas de tulasi, etc, etc., etc.

Arroz con Leche

Historia de Maharaja Sibi


¿Quién es el Devoto de la Suprema Personalidad de Dios Sri Krishna, más bondadoso y misericordioso. Cuéntame por favor. Le increpaba cierto Sabio Santo a Narada Muni.

Según me han dicho es el rey Maharaja Sibi, pues me relataron una historia sobre él.

Te la narraré. Cierta vez las Excelsas Deidades quisieron poner a prueba a Maharaja Sibi. Indra el rey de los dioses se disfrazó de Águila y Agni el dios del fuego se disfrazó de paloma blanca.

Y comenzó una carrera desenfrenada, era que el Águila queria con sus zarpas aceradas matar y devorar a la paloma.

La paloma corría y corria por los balcones del cielo y al ver a un rey se acurrucó en sus pantorrillas. Su latir era muy acelerado y temblaba la pequeña paloma en el regazo de Maharaja Sibi.

Llegó el Águila y le interpeló, Señor dame mi ración de alimento. Es mi comida de este día. Dijo el Águila.

No, está paloma está bajo mi protección, ella ha venido a pedirme mi protección. Asustada y temblorosa se acurrucó en mi regazo. Su vida está en mis manos y la defenderé con mi propia vida si fuera necesario.

El Águila le dijo a Maharaja Sibi, Señor, todos los seres de la tierra necesitan de alimento para mantener el cuerpo y el alma junto. Si no fuera así, si nos faltara el alimento, los seres vivientes moririan. Dios ha puesto esta ley natural en la tierra.

Te suplicó mi Señor, que me des mi ración de alimento. Para mi el hecho que se haya refugiado en tu regazo no significa nada, solo atrasar su muerte.

Tengo derecho mi querido Señor a pedirtelo, así como tu deber más importante es proteger a todos los seres que se refugian en ti, yo también te suplico que tengas hacia mi no solo hacia la paloma, misericordia.

Yo como ella tengo mis derechos y mis deberes. Está bien mi Señor, que se refugie en tu protección. Pero no puedes quitarme a mi lo que me pertenece.

Yo soy el rey de las aves al menos por mi envergadura y altura de vuelo y de miras. Hay otras en el reino de las aves (cóndor, buitre, etc), que son también reyes de las aves (Aunque al Señor Garuda el vehiculo del Señor Vishnu se le considera dentro del mundo de las aves como el Rey indiscutible).

Bien, Señor, considero que tienes una gran bondad, pero para engrandecerla debes proteger a todos los subditos. Yo me considero uno de ellos y te pido que me des la paloma o que me des al menos la cantidad del peso de la paloma, de la carne de su cuerpo.

Sibi Maharaja, viendo que el Águila tenia derecho a su ración de comida diaria, y que él era un obstáculo para alcanzar su objetivo, cogió su daga, y comenzó a partir de su carne un trozo de carne que él consideraba que era el peso de la carne de la paloma.

Se pesó el trozo de carne sangrienta en una balanza y en la otra se puso la paloma. Pero resultó que aún así la paloma pesaba más.

Maharaja Sibi, cogió otro y otro trozo de carne de su cuerpo y lo puso en la balanza pero aún seguía pesando más la paloma, ya exhausto, el rey Maharaja Sibi se desmayó pues no podía quitar de su cuerpo ningúna parte más pues eran órganos vitales.

Las Deidades se quitaron sus disfraces de Paloma y Águila, y restablecieron la carne de Maharaja Sibi, se levantó y repleto como antes de Sus Energías Vitales y con el Cuerpo más Liviano, habló a las Venerables Divinidades.

¿Por qué Mi Señor, habéis hecho estas prueba a un Devoto Vuestro?

Solo queriamos saber la Misericordia de un Devoto como Tú. Eres La Representación de la Bondad. Me alegró que hayan seres como Tú en la Tierra.

Las Deidades saludaron a Maharaja Sibi y se dirigieron en sus Vamanas a los Altos Cielos



















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