martes, 22 de junio de 2010

Adoración - 4º

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Añadida el 24 de octubre de 2009



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Añadida el 18 de octubre de 2009




Añadida el 18 de octubre de 2009



Añadida el 18 de octubre de 2009




Añadida el 15 de octubre de 2009



Adoración de Brahmâ - (S.B.1.2.27)


TEXTO 27



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rajas-tamaì-prakètayaì

sama-äîlâ bhajanti vai

pitè-bhûta-prajeäâdîn

äriyaiävarya-prajepsavaì



rajaì—la modalidad de la pasión; tamaì—la modalidad de la ignorancia; prakètayaì—de esa mentalidad; sama-äîlâì—de la mismas categorías; bhajanti—adoran; vai—verdaderamente; pitè—los antepasados; bhûta—otros seres vivientes; prajeäa-âdîn—controladores de la administración cósmica; äriyâ—enriquecimiento; aiävarya—riqueza y poder; prajâ—prole; îpsavaì—deseando así.



TRADUCCIÓN



Aquellos que están bajo la influencia de las modalidades de la pasión y de la ignorancia, adoran a los antepasados, a otros seres vivientes y a los semidioses que están a cargo de las actividades cósmicas, pues los impulsa un deseo de beneficiarse materialmente con mujeres, riqueza, poder y descendencia.



SIGNIFICADO



Si uno está sumamente interesado en ir de vuelta a Dios, no hay ninguna necesidad de que adore a los semidioses de ninguna categoría. En El Bhagavad-gîtâ (7.20.23) se dice claramente que aquellos que están locos por el disfrute material, se dirigen a los diferentes semidioses en busca de beneficios temporales, los cuales están hechos para los hombres con un escaso acopio de conocimiento. Nunca deberíamos desear aumentar la intensidad del disfrute material. El disfrute material debe aceptarse únicamente en la medida de la satisfacción de las necesidades básicas de la vida, y ni más ni menos que eso. Aceptar más disfrute material significa atarse más y más a los sufrimientos de la existencia material. Más riqueza, más mujeres y falsa aristocracia son algunas de las exigencias del hombre con inclinaciones materialistas, debido a que no tiene información alguna acerca del beneficio que se obtiene de adorar a Viëòu. Por el hecho de adorar a Viëòu, uno puede obtener beneficios en esta vida, así como también en la vida que está después de la muerte. Olvidando estos principios, la gente necia que persigue más riqueza, más esposas y más hijos, adora a diversos semidioses. La vida tiene por objeto el ponerles fin a los sufrimientos que hay en ellas, y no el aumentarlos.



Para el goce material no hay necesidad de dirigirse a los semidioses. Los semidioses no son más que sirvientes del Señor. Como tales, tienen el deber de proveer lo necesario para la vida, en la forma de agua, luz, aire, etc. Uno debe trabajar arduamente y adorar al Señor Supremo mediante los frutos de esa ardua labor para la existencia, y ése debe ser el lema de la vida. Con fe en Dios y de la manera correcta, uno debe tener el cuidado de ejecutar el servicio propio de su ocupación, y eso lo guiará a uno gradualmente en la progresiva marcha de vuelta a Dios.



El Señor Ärî Kèëòa, cuando se hallaba personalmente presente en Vrajadhâma, detuvo la adoración que se le iba a hacer al semidiós Indra, y les aconsejó a los residentes de Vraja que adoraran mediante su ocupación y que tuvieran fe en Dios. Adorar a los múltiples semidioses en pos de la ganancia material es prácticamente una perversión de la religión. Esta clase de actividad religiosa se ha condenado desde el mismo principio del Bhâgavatam, tildándola de kaitava-dharma. Existe sólo una religión en el mundo que deben seguir todas y cada una de las personas, y ésa es el bhâgavata-dharma, o la religión que le enseña a uno a adorar a la Suprema Personalidad de Dios y a nadie más. (S.B. 1º, Cap. 2, V. 27, págs. 113-115).



Adoración de Brahmâ - (S.B.1.2.28-29)


TEXTOS 28–29



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vâsudeva-parâ vedâ

vâsudeva-parâ makhâì

vâsudeva-parâ yogâ

vâsudeva-parâì kriyâì



vâsudeva-paraê jñânaê

vâsudeva-paraê tapaì

vâsudeva-paro dharmo

vâsudeva-parâ gatiì



vâsudeva—la Personalidad de Dios; parâì—la meta última; vedâì—Escrituras reveladas; vâsudeva—la Personalidad de Dios; parâì—para odorar; makhâì—sacrificios; vâsudeva—la Personalidad de Dios; parâì—los medios de conseguir; yogâì—enseres místicos; vâsudeva—la Personalidad de dios; parâì—bajo Su control; kriyâì—actividades fruitivas; vâsudeva—la Personalidad de Dios; param—el supremo; jñânam—conocimiento; vâsudeva—la Personalidad de Dios; param—mejor; tapaì—austeridad; vâsudeva—la Personalidad de Dios; paraì—calidad superior; dharmaì—religión; vâsudeva—la Personalidad de Dios; parâì—máxima; gatiì—meta de la vida.



TRADUCCIÓN



En las Escrituras reveladas, el objeto último del conocimiento es Ärî Kèëòa, la Personalidad de Dios. El propósito de ejecutar sacrificio es el de complacerlo a Él. El yoga es para comprenderlo a Él. Todas las actividades fruitivas son, en fin de cuentas, recompensadas únicamente por Él. Él es el conocimiento supremo, y todas las austeridades severas se realizan para conocerlo a Él. La religión (dharma) consiste en prestarle a Él servicio amoroso. Él es la meta suprema de la vida.



SIGNIFICADO



Que Ärî Kèëòa, la Personalidad de Dios, es el único objeto que debe ser adorado, se confirma en estos dos älokas. En la literatura védica se encuentra el mismo objetivo: establecer nuestra relación con Dios y, finalmente, revivir el perdido servicio amoroso que le debemos a Él. Ésa es la esencia de los Vedas. En El Bhagavad-gîtâ, el Señor confirma la misma teoría en Sus propias palabras: el propósito último de los Vedas es únicamente el de conocerlo a Él. El Señor, a través de Su encarnación en el cuerpo de Ärîla Vyâsadeva, prepara todas las Escrituras reveladas, sólo para que las almas caídas, condicionadas por la naturaleza material, recuerden a Ärî Kèëòa, la Personalidad de Dios. Ningún semidiós puede otorgar la libertad del cautiverio material. Ése es el veredicto de todas las Escrituras védicas. Los impersonalistas que no tienen ninguna información acerca de la Personalidad de Dios, minimizan la omnipotencia del Señor Supremo y lo ponen en el mismo nivel que todos los demás seres vivientes, y por este acto, esos impersonalistas logran liberarse del cautiverio material únicamente con gran dificultad. Ellos pueden entregarse a Él sólo después de muchísimos nacimientos en los que cultiven el conocimiento trascendental.



Uno pudiera aducir que las actividades védicas se basan en ceremonias de sacrificio. Eso es cierto. Pero todos esos sacrificios también tienen por objeto comprender la verdad acerca de Vâsudeva. Otro nombre de Vâsudeva es Yajña (sacrificio), y en El Bhagavad-gîtâ se afirma claramente que todos los sacrificios y todas las actividades deben realizarse para la satisfacción de Yajña, o Viëòu, la Personalidad de Dios. Esto sucede también en los sistemas de yoga. Yoga significa ponerse en contacto con el Señor Supremo. El proceso, sin embargo, incluye varios aspectos corporales, tales como âsana, dhyâna, prâòâyâma y la meditación, y todos ellos tienen por objeto la concentración en el aspecto localizado de Vâsudeva, representado por Paramâtmâ. La comprensión Paramâtmâ no es sino una comprensión parcial de Vâsudeva, y si uno logra el éxito en ese intento, llega a comprender a Vâsudeva a plenitud. Pero por mala fortuna, la mayoría de los yogîs se quedan estancados, debido a los poderes del misticismo que han conseguido a través del proceso corporal. Los yogîs desafortunados reciben una oportunidad en el siguiente nacimiento, siendo colocados en las familias de brâhmaòas buenos y eruditos o en las familias de comerciantes ricos, a fin de ejecutar la inconclusa tarea de la comprensión de Vâsudeva. Si esos brâhmaòas afortunados e hijos de hombres ricos utilizan debidamente la oportunidad, pueden comprender fácilmente a Vâsudeva mediante la buena asociación con personas santas. Desgraciadamente, esas personas privilegiadas son cautivadas de nuevo por la riqueza y honor materiales, y por ello prácticamente se olvidan de la finalidad de la vida.



Esto también es cierto en lo que se refiere al cultivo de conocimiento. Según El Bhagavad-gîtâ, existen dieciocho elementos para el cultivo de conocimiento. Mediante ese cultivo de conocimiento, uno gradualmente llega a ser humilde, estar libre de vanidad, ser no violento, tolerante, sencillo, estar consagrado al gran maestro espiritual, y ser autocontrolado. Mediante el cultivo de conocimiento, uno llega a desapegarse del calor del hogar y se vuelve consciente de los sufrimientos que se deben a la muerte, al nacimiento, a la vejez y las enfermedades. Y todo el cultivo de conocimiento culmina en el servicio devocional a la Personalidad de Dios, Vâsudeva. Por consiguiente, Vâsudeva es el objetivo último del cultivo de todas las diferentes ramas de conocimiento. El cultivo de conocimiento que lo conduce a uno al plano trascendental de encontrar a Vâsudeva, es verdadero conocimiento. El Bhagavad-gîtâ condena el conocimiento físico en sus diversas ramas, diciendo que es ajñâna, o lo opuesto al verdadero conocimiento. El objetivo último del conocimiento físico es el de satisfacer los sentidos, lo cual implica prolongar el período de existencia material y, en virtud de ello, la continuación del sufrimiento triple. De manera que el hecho de prolongar la desoladora vida de la existencia material es ignorancia. Pero si ese mismo conocimiento físico conduce al sendero del entendimiento espiritual, lo ayuda a uno a terminar la desoladora vida de la existencia física y a comenzar la vida de existencia espiritual en el plano Vâsudeva.



Eso mismo se aplica a todas las clases de austeridades. Tapasya significa la aceptación voluntaria de sufrimientos corporales, para alcanzar algún fin más elevado en la vida. Râvaòa y Hiraòyakaäipu se sometieron a un severo tipo de tortura corporal, para lograr como fin la complacencia de los sentidos. Algunas veces, los políticos modernos también se someten a severos tipos de austeridades para lograr algún fin político. Eso no es verdadera taspaya. Uno debe aceptar inconvenientes corporales voluntarios con el fin de conocer a Vâsudeva, pues ése es el camino de las austeridades verdaderas. De lo contrario, todas las formas de austeridades se clasifican como modalidades de la pasión y la ignorancia. La pasión y la ignorancia no pueden darle fin a los sufrimientos de la vida. Únicamente la modalidad de la bondad puede mitigar el sufrimiento triple de la vida. Vasudeva y Devakî, los supuestos padres del Señor Kèëòa, se sometieron a penitencias para tener a Vâsudeva como hijo suyo. El Señor Ärî Kèëòa es el padre de todos los seres vivientes (Bg. 14.4). Por consiguiente, Él es el ser viviente original entre todos los demás seres vivientes. Él es el eterno disfrutador original entre todos los demás disfrutadores. Luego nadie puede ser Su progenitor, como puede que piensen los ignorantes. El Señor Ärî Kèëòa accedió a volverse el hijo de Vasudeva y Devakî, al sentirse complacido con las severas austeridades de ellos. Así pues, si se deben hacer austeridades, han de hacerse para alcanzar el fin del conocimiento, Vâsudeva.



Vâsudeva es la original Personalidad de Dios, el Señor Ärî Kèëòa. Como se explicó anteriormente, la Personalidad de Dios original se expande mediante formas innumerables. Esa expansión de formas la hacen posible Sus diversas energías. Éstas también son múltiples y variadas, y Sus energías internas son superiores y Sus energías externas son inferiores, cualitativamente. En El Bhagavad-gîtâ (7.4-6) se las explica diciendo que son las prakètis parâ y aparâ. De manera que Sus expansiones de diversas formas, que ocurren por intermedio de las energías internas, son formas superiores, mientras que las expansiones que ocurren por intermedio de las energías externas, son formas inferiores. Las entidades vivientes también son expansiones de Él. Las entidades vivientes que Su potencia interna expande, son personas eternamente liberadas, mientras que aquellas que se expanden en función de las energías materiales, son almas eternamente condicionadas. En consecuencia, todo cultivo de conocimiento, austeridades, sacrificios y actividades debe apuntar hacia el cambio de la calidad de la influencia que está actuando sobre nosotros. Por los momentos, todos nosotros estamos siendo controlados por la energía externa del Señor, y tan sólo para cambiar la calidad de la influencia, debemos esforzarnos por cultivar energía espiritual. En El Bhagavad-gîtâ se dice que aquellos que son mahâtmas, o aquellos cuya mente se ha ampliado tanto como para estar dedicados al servicio del Señor Kèëòa, se hallan bajo la influencia de la potencia interna, y el efecto de ello es que esos seres vivientes de mente abierta están constantemente dedicados al servicio del Señor, sin desvío alguno. Ése debe ser el objetivo de la vida. Y ése es el veredicto de todas las Escrituras védicas. Nadie debe preocuparse por las actividades fruitivas o la especulación árida acerca del conocimiento trascendental. Todo el mundo debe dedicarse de inmediato al amoroso servicio trascendental del Señor. Y tampoco debe uno adorar a diferentes semidioses, los cuales actúan como diferentes manos del Señor para la creación, manutención o destrucción del mundo material. Existe una infinidad de poderosos semidioses que supervisan la administración externa del mundo material. Todos ellos son diferentes manos asistentes del Señor Vâsudeva. Hasta el Señor Äiva y el Señor Brahmâ están incluidos en la lista de semidioses, pero el Señor Viëòu, o Vâsudeva, siempre está situado trascendentalmente. Aunque Él acepte la cualidad de la bondad del mundo material, aun así es trascendental a todas las modalidades materiales. El siguiente ejemplo aclarará el asunto más explícitamente. En la prisión se hallan los prisioneros y los encargados de la prisión. Tanto los encargados como los prisioneros están regidos por las leyes del rey. Pero, aunque a veces el rey entra en la prisión, no está sujeto a las leyes de la misma. Así que el rey siempre es trascendental a las leyes de la prisión, tal como el Señor siempre es trascendental a las leyes del mundo material. (S.B. 1º, Cap. 2, V. 28-29, págs. 115-118).



Adoración de la Deidad del Señor - (S.B.1.5.6)




TEXT 6



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sa vai bhavân veda samasta-guhyam

upâsito yat puruòaì purâëaì

parâvareäo manasaiva viävaê

sèjaty avaty atti guòair asaôgaì



saì—así pues; vai—indudablemente; bhavân—tú mismo; veda—conoces; samasta—omnímodo; guhyam—confidencial; upâsitaì—devoto de; yat—porque; puruëaì—la Personalidad de Dios; purâòaì—el más antiguo; parâvareäaì—el controlador del mundo material y del mundo espiritual; manasâ—mente; eva—únicamente; viävam—el universo; sèjati—crea; avati atti—aniquila; guòaiì—mediante la materia cualitativa; asaôgaì—desapegado.



TRADUCCIÓN



¡Mi señor!, todo lo misterioso te es conocido, porque tú adoras al creador y destructor del mundo material y sustentador del mundo espiritual, la Personalidad de Dios original, quien es trascendental a las tres modalidades de la naturaleza material.



SIGNIFICADO



Una persona que está dedicada ciento por ciento al servicio del Señor, es el emblema de todo el conocimiento. Semejante devoto del Señor, completamente perfecto en el desempeño del servicio devocional, también es perfecto en términos de las cualidades de la Personalidad de Dios. Por ende, las perfecciones óctuples del poder místico (aëùa-siddhi) constituyen un mínimo de su opulencia divina. Un devoto como Nârada puede actuar de una manera maravillosa mediante su perfección espiritual, que todo individuo trata de alcanzar. Ärîla Nârada es un ser viviente perfecto en un ciento por ciento, aunque no es igual a la Personalidad de Dios. (S.B. 1º, Cap. 5, V. 6, págs. 211-212).


Adoración de la Deidad del Señor - (S.B.1.6.21)


TEXTO 21



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hantâsmiñ janmani bhavân

mâ mâê draëùum ihârhati

avipakva-kaëâyâòâê

durdaräo ’haê kuyoginâm



hanta—¡oh, Nârada!; asmin—esta; janmani—duración de la vida; bhavân—tú mismo; —no; mâm—Mí; draëùum—ver; iha—aquí; arhati—mereces; avipakva—inmaduro; kaëâyâòâm—suciedad material; durdaräaì—difícil de ser visto; aham—Yo; kuyoginâm—incompleto en el servicio.



TRADUCCIÓN



¡Oh, Nârada! (habló el Señor), lamento que durante esta vida no puedas verme más. Aquellos cuyo servicio está incompleto y que no están completamente libres de todas las manchas materiales, difícilmente pueden verme.



SIGNIFICADO



En El Bhagavad-gîtâ se describe a la Personalidad de Dios como el más puro de todos, el Supremo y la Verdad Absoluta. No hay en Su persona ninguna traza de algún vestigio de materialidad, y por eso aquel que tenga el más ligero vestigio de afecto material no puede acercarse a Él. El comienzo del servicio devocional parte del punto en el que uno está liberado al menos de dos formas de modalidades materiales, es decir, la modalidad de la pasión y la modalidad de la ignorancia. El resultado de ello se exhibe mediante los signos de estar liberado de kâma (lujuria) y lobha (codicia). Es decir, uno debe estar liberado de los deseos de satisfacer los sentidos y de la avaricia por la complacencia de los sentidos. La bondad constituye la modalidad equilibrada de la naturaleza. Y estar completamente liberado de todos los matices materiales es quedar libre también de la modalidad de la bondad. Buscar una audiencia con Dios en un bosque solitario se considera una acción en el plano de la modalidad de la bondad. Uno puede integrarse en el bosque a fin de alcanzar la perfección espiritual, pero eso no significa que uno puede ver ahí al Señor personalmente. Uno debe estar completamente liberado de todo apego material y estar situado en el plano de la trascendencia, que es lo único que ayudará al devoto a ponerse personalmente en contacto con la Personalidad de Dios. El mejor método consiste en vivir en un lugar en el que se adore la trascendental forma del Señor. El templo del Señor es un lugar trascendental, mientras que el bosque es un buen lugar para habitar, en sentido material. A un devoto neófito siempre se le recomienda adorar a la Deidad del Señor (arcanâ), en vez de ir al bosque a buscar al Señor. El servicio devocional comienza con el proceso de arcanâ, que es mejor que irse al bosque. En su vida actual, que está completamente libre de toda clase de anhelos materiales, Ärî Nârada Muni no se interna en el bosque, si bien con sólo su presencia él puede convertir todo lugar en Vaikuòùha. Él viaja de un planeta a otro para convertir en devotos del Señor a hombres, dioses, Kinnaras, Gandharvas, èëis, munis, y a todos los demás seres. Mediante sus actividades, él ha ocupado en el trascendental servicio del Señor a muchos devotos, tales como Prahlâda Mahârâja, Dhruva Mahârâja y muchos otros. Por consiguiente, un devoto puro del Señor sigue los pasos de los grandes devotos, tales como Nârada y Prahlâda, y emplea todo su tiempo en glorificar al Señor por medio del proceso de kîrtana. Un proceso de prédica de esa índole es trascendental a todas las cualidades materiales. (S.B. 1º, Cap. 6, V. 21, págs. 276-278).



Adoración de los semidioses - (S.B.1.5.14)



TEXTO 14



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tato ’nyathâ kiñcana yad vivakëataì

pèthag dèäas tat-kèta-rûpa-nâmabhiì

na karhicit kvâpi ca duìsthitâ matir

labheta vâtâhata-naur ivâspadam



tataì—de eso; anyathâ—aparte; kiñcana—algo; yat—todo lo que; vivakëataì—deseando describir; pèthak—separadamente; dèäaì—visión; tat-kèta—reacciona ante eso; rûpa—forma; nâmabhiì—mediante nombres; na karhicit—nunca; kvâpi—cualquier; ca—y; duìsthitâ matiì—mente oscilante; labheta—gana; vâta-âhata—perturbado por el viento; nauì—bote; iva—como; âspadam—lugar.



TRADUCCIÓN



Todo lo que quieras describir que sea de una visión que se aparte del Señor, simplemente reacciona, con diferentes formas, nombres y resultados, de manera de agitar la mente, tal como el viento agita un bote que no tiene un lugar en que apoyarse.



SIGNIFICADO



Ärî Vyâsadeva es el editor de todas las clases de Escrituras védicas, y por eso él ha descrito la comprensión trascendental de diferentes maneras, a saber, mediante las activiades fruitivas, el conocimiento especulativo, el poder místico y el servicio devocional. Además de eso, en sus diversos Purâòas, él ha recomendado la adoración de muchísimos semidioses con diferentes formas y nombres. El resultado de ello es que la generalidad de la gente está intrigada en cuanto a cómo fijar la mente en el servicio del Señor; ello siempre están preocupados por encontrar el verdadero sendero de la autorrelización. Ärîla Nâradadeva está recalcando ese defecto en particular de las Escrituras védicas recopiladas por Vyâsadeva, y, en consecuencia, está tratando de enfatizar que todo debe describirse en relación con el Señor Supremo, y nadie más. En efecto, nada existe con excepción del Señor. El Señor se manifiesta en diferentes expansiones. Él es la raíz de todo el árbol. Él es el estómago de todo el cuerpo. Verter agua en la raíz es el proceso correcto para regar el árbol, de la misma manera en que alimentar el estómago le suministra energía a todas las partes del cuerpo. De manera que, Ärîla Vyâsadeva no debió haber recopilado ningún otro Purâòa más que El Bhâgavatam Purâòa, debido a que apartarse de ello ligeramente puede crear estragos en la autorrealización. Si una ligera desviación puede crear un estrago tal, entonces ni hablar de la deliberada expansión de las ideas que están separadas de la Absoluta Verdad y Personalidad de Dios. La parte mas defectuosa de la adoración de los semidioses consiste en que crea una concepción definida de panteísmo, lo cual termina desastrosamente en muchas sectas religiosas que van en detrimento del progreso de los principios del Bhâgavatam. Y éstos últimos son los únicos que pueden proporcionar la dirección precisa para la autorrealización en una relación eterna con la Personalidad de Dios, por medio del servicio devocional con amor trascendental. El ejemplo del bote que es perturbado por un torbellino es idóneo a este respecto. La desviada mente del panteísta nunca puede llegar a la perfección de la autorrealización, debido a la perturbada condición de la selección del objeto. (S.B. 1º, Cap. 5, V. 14, págs. 222-224).



Adoración de los semidioses - (S.B.1.5.36)


TEXTO 36



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kurvâòâ yatra karmâòi

bhagavac-chikëayâsakèt

gèòanti guòa-nâmâni

kèëòasyânusmaranti ca



kurvâòâì—mientras realiza; yatra—en seguida; karmâòi—deberes; bhagavat—la Personalidad de Dios; äikëayâ—por la voluntad de; asakèt—constantemente; gèòanti—adopta; guòa—cualidades; nâmâni—nombres; kèëòasya—de Kèëòa; anusmaranti—recuerda constantemente; ca—y.



TRADUCCIÓN



Mientras se desempeñan deberes conforme a la orden de Ärî Kèëòa, la Suprema Personalidad de Dios, uno se acuerda constantemente de Él, de Sus nombres y de Sus cualidades.



SIGNIFICADO



Un experto devoto del Señor puede amoldar su vida de manera tal, que mientras desempeña toda clase de deberes, ya sea para esta vida o para la siguiente, puede recordar constantemente el nombre, la fama, las cualidades, etc., del Señor. La orden del Señor está muy clara en El Bhagavad-gîtâ: uno debe trabajar únicamente para el Señor en todas las esferas de la vida. En cada esfera de la vida, el Señor debe estar situado como el propietario de todo. Según los ritos védicos, incluso en la adoración de algunos semidioses, tales como Indra, Brahmâ, Sarasvatî y Gaòeäa, existe el sistema de que en todas las circunstancias debe estar la representación de Viëòu como yaneävara, o el poder controlador de dichos sacrificios. Se recomienda que para un propósito en particular se adore a un semidiós en particular, pero aún así es obligatoria la presencia de Viëòu para hacer que la función esté bien.



Aparte de esos deberes védicos, incluso en nuestros asuntos ordinarios (por ejemplo, en nuestros asuntos hogareños o en nuestro negocio o profesión) debemos considerar que el resultado de todas las actividades debe entregársele al supremo disfrutador, el Señor Kèëòa. En El Bhagavad-gîtâ, el Señor ha declarado que Él es el disfrutador supremo de todo, el propietario supremo de todos los planetas y el amigo supremo de todos los seres. Nadie más, aparte del Señor Ärî Kèëòa, puede decir que es el propietario de todo lo que hay en Su creación. Un devoto puro recuerda esto constantemente, y, al hacerlo, repite el nombre, la fama, y las cualidades trascendentales del Señor, lo cual significa que constantemente está en contacto con el Señor. El Señor es idéntico a Su nombre, fama, etc., y, por ende, estar asociado con Su nombre, fama, etc., constantemente, significa en realidad estar asociado con Él.



La mayor porción de nuestro ingreso monetario, no menos del cincuenta por ciento, debe gastarse en ejecutar la orden del Señor Kèëòa. No sólo debemos darle a esta causa el beneficio de nuestras ganancias, sino que además debemos hacer lo posible por predicarle a otros este culto de la devoción, ya que también ésa es una de las órdenes del Señor. El Señor dice, de manera categórica, que nadie le es más querido que aquel que siempre está dedicado a la labor de predicar por todas partes del mundo el nombre y la fama del Señor. Los descubrimientos científicos del mundo material pueden también ser ocupados igualmente en la ejecución de Su orden. Él quiere que el mensaje de El Bhagavad-gîtâ se predique entre Sus devotos. Eso no debe hacerse entre aquellos que no tienen en su haber ninguna austeridad, caridad, educación, etc. Por consiguiente, debe continuarse con el esfuerzo de convertir en devotos de Él a hombres que no están dispuestos a ello. El Señor Caitanya ha enseñado un método muy sencillo en relación con esto. Él ha dado el ejemplo de predicar el mensaje trascendental a través del canto, el baile y el refrigerio. De manera que, el cincuenta por ciento de nuestros ingresos puede gastarse en eso. En esta caída era de riña y disención, si tan sólo los dirigentes y personas ricas de la sociedad acceden a gastar el cincuenta por ciento de sus ingresos en el servicio del Señor, tal como lo enseña el Señor Ärî Caitanya Mahâprabhu, hay la absoluta certeza de convertir este caótico infierno en la morada trascendental del Señor. Nadie estará en desacuerdo con participar en una función en la que se provea de buen canto, buen baile y sabrosos refrigerios. Todo el mundo asistirá a una función de esa índole, y es seguro que todos sentirán individualmente la trascendental presencia del Señor. Eso sólo ayudará al asistente a asociarse con el Señor y así purificarse en lo referente a la comprensión espiritual. La única condición para ejecutar con éxito esas actividades espirituales, es que deben ser conducidas bajo la guía de un devoto puro que esté completamente libre de toda clase de deseos mundanos, actividades fruitivas y áridas especulaciones acerca de la naturaleza del Señor. Nadie tiene que decubrir la naturaleza del Señor. El propio Señor ya la ha expuesto de manera especial en El Bhagavad-gîtâ, y de manera general en todas las demás Escrituras védicas. Simplemente tenemos que aceptarlas en su totalidad y acatar las órdenes del Señor. Eso nos guiará hacia la senda de la perfección. Uno puede permanecer en su propia posición. Nadie tiene que cambiar su posición; especialmente en esta era de variadas dificultades. La única condición es que uno debe dejar el hábito de la árida especulación con la intención de volverse uno con el Señor. Y después de dejar esas arrogantes y engreídas vanidades, uno puede recibir muy sumisamente las órdenes del Señor que se hallan en El Bhagavad-gîtâ o El Ärîmad-Bhâgavatam, de labios de un devoto genuino, cuya aptitud se describió anteriormente. Eso hará que todo sea un éxito, sin ninguna duda. (S.B. 1º, Cap. 5, V. 36, págs. 253-255).





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jueves 11 de marzo de 2010

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