martes, 22 de junio de 2010

Adoración - 7º

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Instrucciones acerca de la Adoración a la Deidad del Señor Supremo:

TEXTO 22

NaMa" PaªJaNaa>aaYa NaMa" PaªJaMaail/Nae )

NaMa" PaªJaNae}aaYa NaMaSTae PaªJaax(ga]Yae )) 22 ))

namaù paìkaja-nâbhâya

namaù paìkaja-mâline

namaù paìkaja-netrâya

namas te paìkajâìghraye

namaì—todas las reverencias respetuosas; paôkaja-nâbhâya—al Señor, quien en el centro de Su abdomen tiene una depresión específica que se asemeja a una flor de loto; namaì—reverencias; paôkaja-mâline—aquel que siempre está adornado con una guirnalda de flores de loto; namaì—reverencias; paôkaja-netrâya—aquel cuya mirada es tan refrescante como una flor de loto; namaì te—respetuosas reverencias a Ti; paôkaja-aôghraye—a Ti, cuyas plantas de los pies están grabadas con flores de loto (y de quien, por ello, se dice que posee pies de loto).

TRADUCCIÓN

Mis respetuosas reverencias sean para Ti, ¡oh Señor!, cuyo abdomen está marcado con una depresión semejante a una flor de loto, quien siempre está adornado con guirnadas de flores de loto, cuya mirada es tan fresca como el loto, y cuyos pies están grabados con lotos.

SIGNIFICADO

He aquí algunas de las señales simbólicas específicas del cuerpo espiritual de la Personalidad de Dios, que distinguen Su cuerpo de los cuerpos de todos los demás. Todas ellas son características especiales del cuerpo del Señor. El Señor puede que parezca ser uno de nosotros, pero Él siempre es distinto, en virtud de Sus características corporales específicas. Ärîmatî Kuntî dice que ella, por el hecho de ser mujer, no es apta para ver al Señor. Esto lo dice porque las mujeres, los äûdras (la clase obrera) y los dvija-bandhus, o los descendientes desdichados de las tres clases superiores, carecen de la inteligencia adecuada para entender el tema trascendental que trata del nombre, fama, los atributos, las formas, etc., de la Suprema Verdad, que son todos espirituales. Dichas personas, aunque no son aptas para participar de las actividades espirituales del Señor, pueden verlo a Él como el arcâ-vigraha, el cual desciende al mundo material únicamente para distribuirles gracias a las almas caídas, incluso a las mujeres, äûdras y dvija-bandhus anteriormente mencionados. Como esas almas caídas no pueden ver nada que esté más allá de la materia, el Señor consciente en entrar en todos y cada uno de los innumerables universos, en forma de Garbhodakaäâyî Viëòu, de cuya depresión cual loto que tiene en el centro de Su abdomen trascendental crece un tallo de loto, y así nace Brahmâ, el primer ser viviente del universo. En consecuencia, al Señor se le conoce como el Paôkajanâbhi. El Señor Paôkajanâbhi acepta el arcâ-vigraha (su forma trascendental) hecho de diferentes elementos, es decir, una forma dentro de la mente, una forma hecha de madera, una forma hecha de tierra, una forma hecha de metal, una forma hecha de joyas, una forma hecha de pintura, una forma dibujada en la arena, etc. Todas esas formas del Señor siempre están decoradas con guirnaldas de flores de loto, y en el templo de la adoración debe haber una atmósfera apacible, para atraer la atención ardiente de los no devotos que están siempre dedicados a pleitos mundanos. Los meditadores adoran una forma dentro de la mente. Por lo tanto, el Señor es misericordioso incluso con las mujeres, los äûdras y los dvija-bandhus, siempre y cuando accedan a visitar el templo y adoren las diferentes formas hechas para ellos. Esos visitantes de los templos no son idólatras, como alegan algunos hombres que poseen escaso acopio de conocimiento. Todos los grandes âcâryas establecieron dichos templos de adoración en todos los lugares, tan sólo para favorecer a los pocos inteligentes, y uno no debe hacerse pasar por alguien que ha trascendido la etapa de la adoración en el templo, mientras se halle de hecho en la categoría de los äûdras y las mujeres, o más abajo que ellos. Uno debe comenzar a ver al Señor a partir de Sus pies de loto, elevándose gradualmente hasta los muslos, la cintura, el pecho y la cara. Uno no debe tratar de mirar al Señor a la cara, sin estar acostumbrado a ver los pies de loto del Señor. Ärîmatî Kuntî, por ser la tía del Señor, no comenzó a verlo desde los pies de loto, debido a que el Señor hubiera podido sentirse avergonzado, y, así pues, Kuntîdevî, sólo para evitarle al Señro una situación incómoda, comenzó a verlo justo por encima de Sus pies de loto, es decir, desde la cintura del Señor, elevándose gradualmente hasta la cara, y descendiendo luego hasta los pies de loto. En total, allí todo está en orden. (S.B. 1º, Cap. 8, V. 22, págs. 373-374).

TEXT 23

YaQaa ôzqke-Xa %le/Na devk-I

k&-SaeNa åÖaiTaicr& éucaiPaRTaa )

ivMaaeicTaah& c SahaTMaJaa iv>aae

TvYaEv NaaQaeNa MauhuivRPaÓ

yathâ håñékeäa khalena devaké

kaêsena ruddhâticiraê äucârpitâ

vimocitâhaê ca sahâtmajâ vibho

tvayaiva nâthena muhur vipad-gaëât

yathâ—como si fuera; hèëîkeäa—el amo de los sentidos; khalena—por los envidiosos; devakî—Devakî (la madre de Ärî Kèëòa); kaêsena—por el rey Kaêsa; ruddhâ—encarcelada; ati-ciram—durante mucho tiempo; äuca-arpitâ—afligida; vimocitâ—liberada; aham ca—yo también; saha-âtma-jâ—junto con mis hijos; vibho—¡oh, Tú, el grande!; tvayâ eva—por Su Señoría; thena—como el protector; muhuì—constantemente; vipat-gaòât—de una serie de peligros;.

TRADUCCIÓN

¡Oh, Hèëîkeäa, amo de los sentidos y Señor de señores!, Tú has liberado a Tu madre, Devakî, quien por mucho tiempo estuvo encarcelada y atormentada por el envidioso rey Kaêsa, y a mí y a mis hijos nos has liberado de una serie de constantes peligros.

SIGNIFICADO

Devakî, la madre de Kèëòa y hermana del rey Kaêsa, fue puesta en prisión junto con su esposo, Vasudeva, debido a que el envidioso Rey tenía miedo de que el octavo hijo de Devakî (Kèëòa) lo matara. El Rey mató a todos los hijos de Devakî que nacieron antes que Kèëòa, pero Kèëòa escapó del peligro de infanticidio, porque fue trasladado a la casa de Nanda Mahârâja, el padre adoptivo del Señor Kèëòa. Kuntîdevî, junto con sus hijos, también fue salvada de una serie de peligros. Pero Kuntîdevî fue muchísimo más favorecida, porque el Señor Kèëòa no salvó a los otros hijos de Devakî, mientras que salvó a los hijos de Kuntîdevî. Esto se debía a que el esposo de Devakî, Vasudeva, estaba vivo, mientras que Kuntîdevî era viuda, y no había nadie que la ayudara, con la excepción de Kèëòa. La conclusión de esto es que Kèëòa favorece más a un devoto que está en mayores peligros. A veces Él pone a Sus devotos puros en tales peligros, porque en esa condición de desamparo el devoto se apega más al Señor. Cuanto más apego hay por el Señor, más éxito hay para el devoto. (S.B. 1º, Cap. 8, V. 23, págs. 374-375).

La Adoración a la Deidad del Señor Supremo no es entendida por los necios:

TEXT 24

raJaMaaGa| GaTae k*-Z

hMYaaR

râja-mârgaê gate kåñëe

dvârakâyâù kula-striyaù

harmyâëy âruruhur vipra

tad-ékñaëa-mahotsavâù

ja-mârgam—los caminos públicos; gate—mientras pasaba por; kèëòe—por el Señor Kèëòa; dvârakâyâì—de la ciudad de Dvârakâ; kula-striyaì—damas de las familias respetables; harmyâòi—en los palacios; âruruhuì—subieron; vipra—¡oh, brâhmaòas!; tat-îkëaòa—tan sólo para mirarlo a Él (Kèëòa); mahâ-utsavâì—considerado como el más grande de los festivales;.

TRADUCCIÓN

Cuando el Señor Kèëòa pasó por los caminos públicos, todas las almas de las familias respetables de Dvârakâ subieron a los tejados de sus palacios, tan sólo para poder mirar al Señor. Ellas consideraban que ése era el más grande de los festivales.

SIGNIFICADO

Poder mirar al Señor es motivo sin duda de una gran ocasión festiva, tal como lo consideraban las damas metropolitanas de Dvârakâ. Eso todavía lo siguen las damas devotas de la India. Especialmente durante los días de las ceremonias Jìulana y Janmâëùamî, las damas de la India aún se aglomeran en grandes números en el templo del Señor, en donde se adora Su eterna forma trascendental. La forma trascendental del Señor que se instala en un templo no es diferente del propio Señor. Dicha forma del Señor recibe el nombre de arcâ-vigraha, o encarnación arcâ, y el Señor la manifiesta por medio de Su potencia interna, tan sólo para facilitar el servicio devocional de Sus innumerables devotos que están en el mundo material. Los sentidos materiales no pueden percibir la naturaleza espiritual del Señor, y, por consiguiente, Él adopta el arcâ-vigraha, que aparentemente está hecho de elementos materiales tales como tierra, madera y piedra; pero, en realidad, no hay contaminación material alguna. Como el Señor es kaivalya (uno sólo), no hay materia en Él. El Todopoderoso Señor es incomparable, y, en consecuencia, puede aparecer en cualquier forma, sin que lo contamine el concepto material. Luego las festividades que se realizan en el templo del Señor, tal como se observan generalmente, son como los festivales que se celebraban hace unos cinco mil años, durante los días en que se manifestó el Señor de Dvârakâ. Los âcâryas autorizados, que conocen la ciencia a la perfección, erigen esos templos del Señor bajo principios regulativos, tan sólo para brindarle facilidades al hombre común; pero personas poco inteligentes, sin estar versadas en la ciencia, cometen el error de tomar ese gran esfuerzo por idolatría, y meten las narices en aquello a lo que no tienen acceso. Por lo tanto, las damas u hombres que, sólo para mirar la forma trascendental, observan los festivales que se realizan en los templos del Señor, son mil veces más gloriosos que los que no creen en la forma trascendental del Señor.

Parece ser, según este verso, que todos los habitantes de Dvârakâ eran propietarios de grandes palacios. Ese es un índice de la prosperidad de la ciudad. Las damas subieron a los tejados sólo para poder ver la proseción y mirar al Señor. Las damas no se mezclaban con la muchedumbre de la calle, y así su respetabilidad se mantenía perfectamente. No existía ninguna igualdad artificial con el hombre. La respetabilidad femenina se preserva de un modo más elegante manteniendo a la mujer separada del hombre. Los sexos no se deben mezclar sin restricciones. (S.B. 1º, Cap. 11, V. 24, págs. 546-547).

La Adoración a la Deidad del Señor Supremo para los niños:

TEXTO 30

Sa Wz l/aeke- iv:YaaTa" Parqi+aidiTa YaTPa[>au" )

PaUv| d*íMaNauDYaaYaNa( Parq+aeTa NareiZvh )) 30 ))

sa eña loke vikhyâtaù

parékñid iti yat prabhuù

pürvaê dåñöam anudhyâyan

parékñeta nareñv iha

saì—él; eëaì—en este; loke—mundo; vikhyâtaì—famoso; parîkëit—aquel que examina; iti—así pues; yat—que; prabhuì—¡oh, Rey mío!; pûrvam—antes; dèëùam—visto; anudhyâyan—contemplando constantemente; parîkëeta—examinará; nareëu—a cada hombre; iha—aquí.

TRADUCCIÓN

Así pues, su hijo se volvería famoso en el mundo con el nombre de Parîkëit (el examinador), porque llegaría a examinar a todos los seres humanos, en su búsqueda de aquella personalidad que vio antes de nacer. De ese modo, llegaría a contemplar al Señor constantemente.

SIGNIFICADO

Mahârâja Parîkëit, por lo afortunado que era, obtuvo una impresión del Señor incluso en el vientre de su madre, y por eso su meditación en el Señor estaba constantemente consigo. Una vez que la impresión de la forma trascendental del Señor se fija en la mente de uno, jamás se lo puede olvidar, bajo ninguna circunstancia. Después de salir del vientre, el niño Parîkëit tenía el hábito de examinar a todo el que se encontraba, para ver si era o no la misma personalidad que vio por primera vez en el vientre. Pero nadie podía ser ni igual ni más atractivo que el Señor, y, debido a eso, nunca aceptó a nadie. Sin embargo, el Señor estaba constantemente con él en virtud de ese examen, y, en consecuencia, Mahârâja Parîkëit siempre se hallaba dedicado al servicio devocional del Señor, mediante el recuerdo.

Ärîla Jîva Gosvâmî señala en relación con esto que, si a cada niño se le inculca una impresión del Señor desde su misma infancia, sin duda que se volverá un gran devoto del Señor, tal como Mahârâja Parîkëit. Puede que un niño no sea tan afortunado como Mahârâja Parîkëit y por eso no tenga la oportunidad de ver al Señor en el vientre de su madre, pero aún así puede volverse igual de afortunado, si sus padres lo desean. Mi propia vida es un ejemplo práctico de esto. Mi padre era un devoto puro del Señor, y cuando yo tenía tan sólo cuatro o cinco años de edad, me dio un par de formas de Râdhâ y Kèëòa. A modo de juego, yo solía adorar a esas Deidades junto con mi hermana, y solía imitar las ceremonias de un templo vecino de Râdhâ-Govinda. Por el hecho de visitar constantemente ese templo vecino y copiar las ceremonias al jugar con mis propias Deidades, se desarrolló en mí una atracción natural por el Señor. Mi padre solía observar en casa todas las ceremonias que eran apropiadas para mi posición. Más adelante, esas actividades se suspendieron debido a mi asociación en las escuelas y universidades, y perdí la práctica por completo. Pero en mi juventud, cuando conocí a mi maestro espiritual, Ärî Ärîmad Bhaktisiddhânta Sarasvatî Gosvâmî Mahârâja, reviví de nuevo mi antigua costumbre, y las mismas Deidades de juego se convirtieron en mis Deidades venerables, bajo la debida regulación. Esto lo seguí hasta que abandoné las relaciones familiares, y me siento complacido de que mi generoso padre me diera la primera impresión, que Su Divina Gracia transformó luego en servicio devocional regulativo. Mahârâja Prahlâda también aconsejó que desde los albores de la infancia se inculcaran dichas impresiones de una relación divina, pues, de lo contrario, uno podía perder la oportunidad que se tiene en la forma humana de vida, la cual es muy valiosa, aunque sea tan temporal como otras. (S.B. 1º, Cap. 12, V. 30, págs. 610-611).

Adoración a la Deidad del Señor Supremo por jefes de familia:

TEXTO 31

AJaaTaXa}au" k*-TaMaE}aae huTaaiGan‚

ivRPa[aNa( NaTva iTal/Gaae>aUiMaåKMaE" )

Ga*h& Pa[ivíae GauåvNdNaaYa

Na caPaXYaiTPaTaraE SaaEbl/I& c )) 31 ))

ajâta-äatruù kåta-maitro hutâgnir

viprân natvâ tila-go-bhümi-rukmaiù

gåhaê praviñöo guru-vandanâya

na câpaäyat pitarau saubaléê ca

ajâta—nunca nacido; äatruì—enemigo; kèta—habiendo realizado; maitraì—adorando a los semidioses; huta-agniì—y ofreciendo leña en el fuego; viprân—los brâhmaòas; natvâ—ofreciendo reverencias; tila-go-bhûmi-rukmaiì—junto con granos, vacas, tierra y oro; gèham—dentro del palacio; praviëùaì—habiendo entrado a; guru-vandanâya—para ofrecerles respetos a los miembros mayores; na—no; ca—también; apaäyat—vió; pitarau—a sus tíos; saubalîm—Gândhârî; ca—también.

TRADUCCIÓN

Mahârâja Yudhiëùhira, cuyo enemigo nunca nació, realizó sus deberes diarios matutinos, orando, ofreciéndole un fuego de sacrificio al dios del Sol, y ofreciéndoles reverencias, granos, vacas, tierra y oro a los brâhmaòas. Él entró entonces en el palacio para darles sus respectos a los mayores. Sin embargo, no pudo encontrar a sus tíos, ni tampoco a su tía, la hija del rey Subala.

SIGNIFICADO

Mahârâja Yudhiëùhira era el rey más piadoso de todos, porque a diario practicaba personalmente los deberes piadosos que tienen los casados. Los casados tienen que levantarse temprano por la mañana, y, después de bañarse, deben ofrecerles respetos a las Deidades de la casa mediante oraciones, ofreciendo leña en el fuego sagrado, dándoles a los brâhmaòas caridad en la forma de tierra, vacas, granos, oro, etc., y finalmente, ofreciéndoles a los miembros mayores los debidos respectos y reverencias. Aquel que no está dispuesto a practicar las disposiciones que se prescriben en los äâstras, no puede ser un hombre bueno simplemente en virtud del conocimiento libresco. Los casados de hoy en día están acostumbrados a un modo de vida diferente, es decir, a levantarse tarde, y luego tomar el té en la cama, sin ninguna clase de limpieza y sin ninguna de las prácticas purificatorias que se mencionaron antes. Los niños de la casa adoptan las costumbres de sus padres, y, por consiguiente, toda la generación se desliza hacia el infierno. Nada bueno se puede esperar de ellos, a menos que se asocien con sâdhus. Al igual que Dhètarâëùra, la persona materialista puede aprender con un sâdhu como Vidura, y así limpiarse de los efectos de la vida moderna.

Mahârâja Yudhiëùhira, sin embargo, no pudo encontrar en el palacio a sus dos tíos, Dhètarâëùra y Vidura, ni tampoco a Gândharî, la hija del rey Subala. Él estaba ansioso de verlos, y, por lo tanto, le preguntó por ellos a Sañjaya, el secretario privado de Dhètarâëùra. (S.B. 1º, Cap. 13, V. 31, págs. 656-657).

Propósito de la Adoración a la Deidad del Señor Supremo:

TEXT 9

é[qMaÕqgaRcTaubaRhu& Taák-aÄNaku-<@l/Ma( )

+aTaJaa+a& GadaPaai

Pair>a]MaNTaMauLk-a>aa& >a]aMaYaNTa& Gada& Mauhu" )) 9 ))

ärémad-dérgha-catur-bâhuê

tapta-kâïcana-kuëòalam

kñatajâkñaê gadâ-pâëim

âtmanaù sarvato diäam

paribhramantam ulkâbhâê

bhrâmayantaê gadâê muhuù

ärîmat—adornado; dîrgha—prolongados; catuì-bâhum—de cuatro manos; tapta-kâñcana—oro fundido; kuòàalam—pendientes; këataja-akëam—ojos rojos como la sangre; gadâ-pâòim—mano con una maza; âtmanaì—propio; sarvataì—todo; diäam—alrededor; paribhramantam—yendo de un lado a otro; ulkâbhâm—como estrellas fugaces; bhrâmayantam—circundante; gadâm—la maza; muhuì—constantemente.

TRADUCCIÓN

El Señor estaba adornado con cuatro manos, pendientes de oro fundido, y ojos furiosos, rojos como la sangre. Mientras se movía de un lado a otro, Su maza giraba constantemente a Su alrededor, como una estrella fugaz.

SIGNIFICADO

En El Brahma-saêhitâ (Cap. 5) se dice que el Supremo Señor Govida, mediante Su porción plenaria, entra en el halo del universo y se distribuye como Paramâtmâ, o la Superalma, no sólo dentro del corazón de cada ser viviente, sino también dentro de cada uno de los átomos de los elementos materiales. De modo que, el Señor está dentro y fuera de todo en virtud de Su potencia inconcebible, y fue así que entró en el vientre de Uttarâ a salvar a Su amado devoto Mahârâja Parîkëit. En El Bhagavad-gîtâ (9.31), el Señor le aseguró a todo el mundo que Sus devotos nunca serán vencidos. Nadie puede matar a un devoto del Señor, porque el Señor lo protege, y nadie puede salvar a una persona a la que el Señor desee matar. El Señor es todopoderoso, y, por consiguiente, puede tanto salvar como matar a voluntad. Él se le hizo visible a Su devoto Mahârâja Parîkëit incluso en esa dificil posición (en el vientre de su madre), en la forma precisamente indicada para la visión de él. El Señor puede volverse más grande que miles de universos, y al mismo tiempo más pequeño que un átomo. Misericordioso como es, se vuelve justamente adecuado para la visión del limitado ser viviente. Él es ilimitado. A Él no lo limita ninguna medida de nuestros cálculos. Él puede volverse más grande que lo que podemos imaginar, y más pequeño que lo que podemos concebir. Pero, en todas las circunstancias, Él es el mismo Señor todopoderoso. No hay ninguna diferencia entre el Viëòu tamaño pulgar del vientre de Uttarâ y el Nârâyaòa de cuerpo completo que se encuentra en el Vaikuòùha-dhâma, el Reino de Dios. Él acepta la forma arcâ-vigraha (la Deidad venerable) sólo para recibir el servicio que le presten Sus diferentes devotos ineptos. Por la misericordia del arcâ-vigraha - la forma del Señor hecha de elementos materiales -, los devotos que están en el mundo material pueden acercarse fácilmente al Señor, si bien los sentidos materiales no pueden concebirlo. El arcâ-vigraha es, por lo tanto, una forma del Señor completamente espiritual, que los devotos materiales pueden percibir; ese arcâ-vigraha del Señor nunca debe considerarse material. Para el Señor no hay diferencia entre la materia y el espiritu, si bien hay un abismo entre los dos en el caso del ser viviente condicionado. Para el Señor no hay nada más que existencia espiritual, e, igualmente, para el devoto puro del Señor no hay nada que no sea existencia espiritual, en su íntima relación con el Señor. (S.B. 1º, Cap. 12, V. 9, págs. 578-580).




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jueves 11 de marzo de 2010

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