El maestro espiritual de todos los mundos
por su Santidad Chandramukha Swami
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TÍTULO DEL ORIGINAL EN PORTUGUÉS: NITYANANDA, O MESTRE ESPIRITUAL DE TODOS OS MUNDOS
Traducido del original en portugués por Gustavo A. Medina culturaespiritual@yahoo.com.ar
© 2001 Editorial OM TAT SAT
Permitida la reproducción total o parcial de este libro siempre que sean citados el título, el autor y la editorial.
Pasatiempos de Nitai y Gauranga
Sannyasa de Mahaprabhu
En determinada ocasión, Mahaprabhu se volvió muy serio y solemne. Acostumbraba quedarse sentado en un lugar solitario, con la cabeza baja, mientras lágrimas fluían de Sus ojos. Esto hacía que los devotos estuvieran ansiosos. El motivo por el cual Mahaprabhu derramaba tantas lágrimas era que Él notaba que Su incursión para la liberación de las jivas sufridoras no estaba haciendo el progreso esperado. Él había sido exitoso en atraer a las personas de corazón simple y colocarlas en el camino del bhakti, pero los ateos, los panditas, quienes se enorgullecían tanto de su erudición y los advaitistas o mayavadis, que consideraban ilusoria la Sri Vigraha del Señor, permanecían sin ser afectados. Además, había quienes eran hostiles a Él, debido a la envidia. Ellos notaron que las personas empezaron a considerarlo Bhagavan y comenzaron a comportarse de esa manera frente a Él. Tales ateos comentaban: "¿Desde cuándo Nimai, el hijo de Saci, Se volvió Bhagavan? Su felicidad no tiene límite, las ofrendas que las personas vienen a traerle tampoco tienen fin. Todo los días Él come queso, rasagulas y sandesas hasta empacharse. Anda por la ciudad con un estilo de vida elegante, como si fuese el rey de Nadia. Tenemos que encontrar la forma de hacerle olvidar Su divinidad".
Un día Mahaprabhu dijo a Nityananda: "Sripada! No puedo acabar con el sufrimiento de las jivas permaneciendo como un jefe de familia, las personas pierden su fe y sienten envidia de Mí. Ellas están tramando golpearme para darme una lección. Si cometen una ofensa de estas contra Mi, van a terminar condenándose. Voy a tomar sannyasa y a usar kaupina, e iré a su casa a pedir donativos usando danda y kamandalu. Entonces, su corazón se va a derretir, tendrán fe en Mí y van a hacer hari-nama. Como un sannyasi, estaré libre para recorrer el país entero, pavimentando el camino para la liberación de las personas, dándoles hari-nama".
Nityananda sintió como si fuese alcanzado por un rayo. Permaneció algún tiempo mirando a Mahaprabhu y después dijo: "Prabhu! No seas tan insensible. Piensa en esto: vas a tomar sannyasa, a usar kaupina y a pedir comida de puerta en puerta. Entonces, ¿qué va a ocurrir con Madre Saci y con Tus devotos, quienes Te aman más que a su vida y alma?".
Gauranga respondió: "Sripada, tienes razón. Fue a causa de ustedes que he vivido como jefe de familia y he pasado días felices haciendo kirtana, pero eso no está dando buen resultado. Tú sabes cuantas personas aceptaron el hari-nama y cuantas personas fueron liberadas de la prisión material. Tú mismo has hecho el voto de liberar a las almas caídas. Ahora, aconséjame por favor. ¿Debo permanecer en casa debido a Mi familia y Mis compañeros, o debo trabajar por la liberación de las jivas?".
Nityananda no pudo responder. Él agachó la cabeza y comenzó a derramar lágrimas. Mahaprabhu tomó esto como el consentimiento para tomar sannyasa. Él también debía recibir el consentimiento de Madre Saci y de Vishnupriya. No era una tarea fácil, pero debía hacer algo para obtener el permiso de ellas también.
Una noche Mahaprabhu partió de casa, atravesó el Ganges a nado, y fue para Katwa, donde Se encontró con Kesava Bharati y tomó iniciación de sannyasa. Inmediatamente después, Mahaprabhu salió corriendo en dirección a Vrindavana, mientras exclamaba: "Ah, Vrindavana! Ah, Vrindavana!".
Nityananda, Candrasekhara, Govinda y Mukunda Lo siguieron. Nityananda exclamó: "¡Prabhu, espera que Yo también voy!". Sin embargo, Mahaprabhu estaba tan absorto pensando en Vrindavana que no tenía conciencia exterior. Las palabras de Nityananda no llegaban a Sus oídos. Nityananda esperaba la ocasión en que la conciencia de Mahaprabhu volviese a ser normal para que, de alguna manera, Lo hiciese regresar, pues ya hacía tres días que Mahaprabhu no Se alimentaba. La oportunidad llegó cuando algunos vaqueritos fueron inspirados a exclamar: "¡Hari bol!", cuando Lo vieron. Al oír "¡Hari Bol!, Mahaprabhu recobró un poco la conciencia. Percibiendo la presencia de los pequeños, Él dijo gentilmente: "Si, si. Continúen".
Nityananda entonces imaginó que Le preguntaría a los pequeños por el camino hacia Vrindavana. Hizo un gesto para que uno de los niños se aproxime. Susurró en el oído del pequeño que, si Mahaprabhu indagaba por el camino a Vrindavana, él debía apuntar al este, y el plan dio resultado. Después de preguntar a los pequeños la dirección a seguir, Mahaprabhu continuó hacia el este, por la orilla del Ganges. Entonces Nityananda dijo a Candrasekhara: "Voy a llevar a Mahaprabhu a la casa de Advaita Acharya en Santipur. Ve deprisa a decirle que pronto estaremos llegando por barco sobre esta orilla del río para llevar a Mahaprabhu a su casa. Después ve a Navadvipa y trae a Madre Saci y a los devotos para la casa de Advaita".
Luego, Mahaprabhu llegó a un punto de la orilla del Ganges muy próxima a la casa de Advaita que se hallaba en la otra orilla del río. En ese momento, Nityananda, quien Lo seguía de lejos sin que Él Lo percibiera, Se aproximó a Mahaprabhu, quien aun no estaba completamente consciente. Nityananda dijo: "¡Prabhu! Soy Nityananda".
Él entonces Lo miró atentamente y dijo: "¿Qué? ¿Sripada?". Nityananda respondió: "Si, Tu Nityananda". Sintiendo una agradable sorpresa, Mahaprabhu respondió: "¡Sripada! ¿Cómo llegaste hasta aquí?".
Nityananda respondió: "También estoy yendo para Vrindavana contigo y estuve siguiéndote". Mahaprabhu Se alegró al oír eso y dijo: "Has hecho bien en seguirme. Vamos a hacer un bhajana en Vrindavana en algún lugar tranquilo. Vrindavana está muy lejos de aquí?".
"Está muy cerca. Mira el río Yamuna allí", —dijo Nityananda, mientras apuntaba hacia el Ganges. Mahaprabhu quedó alborozado. Preso de bhava, Él corrió a sumergirse en el río. Después de salir del baño, con la ropa aún mojada, permaneció frente al río y comenzó a recitar una oración en honor del Yamuna. En eso, apareció Advaita Acharya trayendo nuevas kaupinas y ropas. Su corazón quedó emocionado al ver a Mahaprabhu en aquella condición. Él se emocionó al pensar que Mahaprabhu —cuyos cabellos ondulados arrebataban los corazones de las personas; aquel a quien las personas llamaban el rey de Navadvipa, que caminaba con los devotos vestido como un príncipe— ahora estaba frente a él como un renunciado de cabeza rapada, hambriento y fatigado, después de una jornada de tres días sin alimentarse, esperando que Sus ropas se secaran en Su cuerpo, porque no tenía otra muda de ropa.
Advaita descendió del barco y Le prestó reverencias. Intentando reconocer a Advaita, Él dijo: "Tu eres Advaita Acharya, ¿no es así? ¿Cómo fue que apareciste aquí en Vrindavana?". Advaita Acharya dijo: "¡Prabhu! Ahora estás en la orilla del Ganges, a pesar de que Vrindavana sea donde Tú estás". Al oír lo que Advaita dijo, Mahaprabhu recuperó totalmente la conciencia. Él miró enojado a Nityananda y dijo: "¡Sripada! Me has engañado. Tú dijiste que Me ibas a llevar hasta el Yamuna y Me has traído hasta el Ganges". Sripada quedó cabizbajo. Advaita Acharya dijo: "Prabhu, Nityananda no Te engañó. Después de Prayaga, el Ganges y el Yamuna corren juntos, el Yamuna corre al oeste del Ganges. Eso es lo que dicen los shastras. Tú tomaste un baño en el Yamuna y no en el Ganges. Sripada hizo bien en traerte hasta aquí. No has comido nada en tres días. Estás fatigado y exhausto. Acompáñame hasta mi casa, come y descansa, luego ve a Vrindavana. Vamos a acompañarte para que llegues con seguridad".
Mahaprabhu Se calmó. Él vistió la kaupina y la ropa seca traída por Advaita y entró al barco. Mahaprabhu Se sentó en el medio. Nityananda y Advaita Acharya se sentaron a Su lado como seguridad. Ambos estaban extremadamente felices al verlo sano y salvo en medio de ellos. Nityananda estaba siempre alegre y siempre hacía que los demás danzaran de alegría. Hasta ese momento, Su mar de alegría estaba estancado e inmóvil. Ahora, surgía un viento favorable agitando aquel mar... y las olas de alegría comenzaron a levantarse. En Su buen humor, Él dijo a Advaita Acharya: "¡Hey Thakura! Estás llevándonos a tu casa. Espero que puedas darnos bastante comida". Advaita estaba meditativo. Él simplemente asintió con la cabeza. Nityananda insistió: "Vamos a ver si es cierto. Mira, el Prabhu y Yo no comemos ni una migaja desde hace cuatro días. Pero no te preocupes por el Prabhu. Él estuvo siempre bebiendo premamrta (el néctar del prema). Para Él no existe esta cosa de hambre o sed. Yo estoy muerto de hambre. Mi vida está pendiendo de un hilo. Por lo tanto, espero que tu comida sea compatible con Mi hambre". Advaita Acharya respondió: "¡Sripada! Estoy tan endeudado contigo por la gran tarea que ingeniosamente me has hecho cumplir, que no sólo voy a darte comida, voy a darte hasta mi vida si así Lo quieres".
Entretanto, el barco llegó a la orilla este. Para evitar la multitud, que ya se reunía para tener un darshan de Mahaprabhu, Advaita Acharya se apresuró a llevarlo a su casa y al llegar cerró la puerta. Después que se ofreció el bhoga y fue hecho el arati, Mahaprabhu y Nityananda fueron invitados a sentarse a tomar prasada. Sita devi, la esposa de Advaita Acharya, había preparado un rico menú y todo fue servido en gran abundancia. Mahaprabhu dijo; "Acharya, has servido una cantidad enorme. Un sannyasi debe comer sólo aquello que fuera suficiente para su sustento. Por favor, retira el resto". Advaita dijo: "¡No Prabhu! Este artificio no va a funcionar. Se muy bien que tipo de sannyasi eres Tu. Allá en Nilacala comes montañas de bhoga de toda clase. Tu simplemente estás simulando ser un sannyasi. Por cuatro días no has tomado ni una gota de agua. ¿Cómo puedes decir que comerás sólo un poquito? Tu vas a tener que comer todo, sino voy a verme obligado a cometer suicidio!".
Mahaprabhu, que es siempre sumiso con Su devoto, tuvo que obedecer. Advaita Acharya no necesitó decirle nada a Nityananda. Él estaba feliz de ver que Su hermano menor Se había olvidado de todo con respecto a la orden de sannyasa (renuncia). De hecho, Nityananda Prabhu estaba comiendo como un glotón. De esa forma, después de hartarse, dijo: "Se que no debería comer tanto. Hoy también debería ayunar. Pero nadie es culpado por eso. Una persona está obligada a lidiar con lo que está escrito en su destino".
Advaita comentó: "Tú eres un sannyasi. Vives de frutas y de hojas. ¿Cuándo has conseguido arroz, cereales y legumbres para comer? Debes agradecer a Tus astros por haber obtenido una refección substancial como la de hoy. Ahora levántate. No es bueno que un sannyasi coma tanto". Nityananda, simulando estar enojado, arrojó arroz y dhal en el cuerpo de Advaita y dijo: "Toma tu arroz y dhal". Advaita comenzó a danzar de alegría, diciendo: "Ja, ja, los restos del avadhuta están impregnados en mi cuerpo. ¡Estoy purificado!". Nityananda respondió: "Era la prasada del Thakura. Por llamarla 'los restos de un avadhuta' has cometido una seria ofensa contra la prasada. Ahora vas a tener que alimentar a cien sannyasis como Yo, para expiar esta ofensa".
Al final de la tarde, los devotos de Advaita Acharya llegaron y hubo danza y kirtana como de costumbre. Después del kirtana, Mahaprabhu fue a dormir. Nityananda durmió junto a Él. A la mañana siguiente, Mahaprabhu dijo a Nityananda; "Sripada, en Navadvipa los devotos deben estar debatiéndose con los dolores de la separación por haberme apartado de ellos. Ellos deben estar ansiosos por saber en dónde estoy y cómo Me encuentro. Ve para Navadvipa, alivia su ansiedad y tráelos para acá". Nityananda preguntó: "¿Debo traer a todo el mundo?". Mahaprabhu respondió: "A todos, excepto uno...".
Nityananda ya había enviado a Candrasekhara para Navadvipa. Él también partió hacia allí a la mañana siguiente. Navadvipa queda aproximadamente unos diez kilómetros de Santipur. Después de recorrer la mitad del camino, Nityananda quedó indeciso. Él comenzó a pensar en cuál sería la condición de Saci y Vishnupriya. ¿Ellas aún estarían vivas o no? Este pensamiento hizo que Él quedara cabizbajo y desanimado. Con gran dificultad continuó la jornada y al llegar a Navadvipa notó que los pájaros, los animales, los árboles y enredaderas, los pasajes y calles estaban todos en llanto. Cuando llegó cerca de la casa de Saci se sintió engullido por el silencio del lugar. Él tomó coraje y entro en el jardín. Con voz gentil y apagada, llamó: "Ma!, Ma!". Saci reconoció aquella voz y corrió para atenderlo, acompañada de Malini y otras señoras. Vishnupriya salió a la puerta con Kanchana. Al ver a Nityananda allí, triste, silencioso y cabizbajo, Saci preguntó afligida: "Habla, dime Nitai, ¿dónde está mi Nimai?". "¡Ma! Él tomó sannyasa! Ahora está en la casa de Advaita Acharya en Santipur. Él Me envió a buscarte para ir hasta allá".
Ella ya había oído hablar de la sannyasa de Nimai a través de Candrasekhara y se desmayó al saber de esto. Al oír la confirmación de Nityananda, ella se desmayó de nuevo. Al recobrar la conciencia, dijo a Malini: "¡Vamos a la casa de Advaita Acharya!". Pero enseguida dijo: "No, no iremos. No puedo ver a Nimai como un renunciado. Voy a cometer suicidio arrojándome al Ganges". Y comenzó a lamentarse: "¡Nimai! ¡Nimai!", y salió corriendo a Santipur.
Al saber de la llegada de Nityananda, muchas personas fueron a la casa de Saci. Ellas se reunieron alrededor de ella y dijeron: "¡Ma! Espera, está viniendo un palanquín. Debes ir en palanquín. Iremos contigo y vamos a traer a Nimai devuelta a Nadia". El palanquín llegó. Muchas personas, devotos y no-devotos, incluso aquellos que eran hostiles a Mahaprabhu, se reunieron para ir a Santipur para verlo vestido como un sannyasi. Malini y otras señoras llevaron a Saci hasta el palanquín. Cuando ella iba a subir, vio a Vishnupriya parada en la solera de la puerta con su amiga Kanchana, y al ver hacia ella la vio con lágrimas en el rostro. Al verla de aquella forma, Saci no subió al palanquín y se quedó allí parada cabizbaja. Ella ya estaba llorando, pero ahora las lágrimas comenzaron a caer más profusamente. Las personas no tardaron en comprender lo que ocurría entre ella y su nuera, y el motivo por el cual estaba llorando tan amargamente. Todos comenzaron a llorar. Saci miró a Nityananda y los dos quedaron confundidos. Nityananda también estaba contemplando la escena y comenzó a derramar lágrimas. Aquella era una situación difícil para Él. Él permaneció desorientado por algún tiempo, sin saber que hacer. Pero Se acordó de las palabras de Mahaprabhu: "Trae a todo el mundo excepto a una persona".
Con la voz embargada de emoción, pero en un tono firme y alto, dijo: "Prabhu ordenó que no lleve a Srimati Vishnupriya". Saci quedó atónita. Ella dijo: "Tampoco iré", y prefirió volver y permanecer llorando junto a Vishnupriya. Las personas también quedaron inertes, derramando lágrimas. Vishnupriya dijo a Kanchana, con la cabeza en su hombro, triste y desesperada: "Toda Nadia está yendo a obtener un darshan de mi Prabhu, soy la única excepción. ¿Qué hice de malo? Mi único error es ser Su esposa, Su ardhangani, Su mejor mitad. ¿Esa es mi buena fortuna o mi infortunio?".
No obstante, los sollozos y las lágrimas de las personas hicieron que ella recordara las palabras de Prabhu, quien Le había dicho: "Vishnupriya, esta vez he venido para llorar y hacer llorar. Mis lágrimas y las tuyas harán que las personas derramen lágrimas. Sus lágrimas lavarán la suciedad de sus corazones y las volverán aptas para el krishna-bhajan. Tu deber es el de cooperar conmigo en esta causa". Entonces ella dijo a Saci: "¡Ma! Si tú no vas, Prabhu Se sentirá triste. Debes ir. Yo debo permanecer aquí. Él quedará resentido si Le desobedezco".
Saci entonces fue a sentarse en el palanquín. Cuando el palanquín llegó a la casa de Advaita, Mahaprabhu vio a Ma saliendo de él. Es costumbre que el sannyasi no se postre delante de cualquier persona. Pero tan pronto como Ma descendió del palanquín, Mahaprabhu Se postró delante de ella. Ella Lo envolvió con sus brazos y lo besó repetidas veces, bañándolo con las lágrimas de sus ojos. Entonces, Lo hizo sentarse delante de ella y dijo: "Nimai, ¿qué has hecho? Te has vuelto un renunciado. Ahora debes ir de puerta en puerta pidiendo donativos. Incluso las aves y los animales llorarán al verte. ¿Cómo yo, tu madre, podré soportar eso? Tu has sido tan mezquino conmigo. Al menos podrías haber pensado en aquella pequeña inocente. La has dejado joven, para ser cuidada por Tu madre, que está vieja y es viuda. ¿Qué tipo de religiosidad o de virtud es esa? ¿Sabes lo que ocurrirá con ella? ¿sabes lo que ocurrirá con Tus devotos, si van a vivir o morir sin Ti? ¿Por qué Te has vuelto tan insensible?".
Prabhu agachó la cabeza avergonzado y comenzó a derramar lágrimas. Después de un tiempo, Él dijo, limpiando las lágrimas: "¡Ma! Nunca podré librarme de la deuda que tengo contigo. Aún después de tomar sannyasa Mi amor por ti es el mismo. Debo hacer lo que tú decidas, después de la debida consideración. Incluso si dices que debo abandonar la sannyasa e ir para casa contigo, obedeceré". Ma se sintió un tanto aliviada. Nityananda y los otros devotos también se sintieron más aliviados y seguros. Ellos imaginaron que Prabhu ya había prometido cumplir con lo que Ma dijese. Pero, ¿qué diría Ma?
Ella diría: "¿Quieres matarme y mantener esta sannyasa?"
Un día Mahaprabhu dijo a Nityananda: "Sripada! No puedo acabar con el sufrimiento de las jivas permaneciendo como un jefe de familia, las personas pierden su fe y sienten envidia de Mí. Ellas están tramando golpearme para darme una lección. Si cometen una ofensa de estas contra Mi, van a terminar condenándose. Voy a tomar sannyasa y a usar kaupina, e iré a su casa a pedir donativos usando danda y kamandalu. Entonces, su corazón se va a derretir, tendrán fe en Mí y van a hacer hari-nama. Como un sannyasi, estaré libre para recorrer el país entero, pavimentando el camino para la liberación de las personas, dándoles hari-nama".
Nityananda sintió como si fuese alcanzado por un rayo. Permaneció algún tiempo mirando a Mahaprabhu y después dijo: "Prabhu! No seas tan insensible. Piensa en esto: vas a tomar sannyasa, a usar kaupina y a pedir comida de puerta en puerta. Entonces, ¿qué va a ocurrir con Madre Saci y con Tus devotos, quienes Te aman más que a su vida y alma?".
Gauranga respondió: "Sripada, tienes razón. Fue a causa de ustedes que he vivido como jefe de familia y he pasado días felices haciendo kirtana, pero eso no está dando buen resultado. Tú sabes cuantas personas aceptaron el hari-nama y cuantas personas fueron liberadas de la prisión material. Tú mismo has hecho el voto de liberar a las almas caídas. Ahora, aconséjame por favor. ¿Debo permanecer en casa debido a Mi familia y Mis compañeros, o debo trabajar por la liberación de las jivas?".
Nityananda no pudo responder. Él agachó la cabeza y comenzó a derramar lágrimas. Mahaprabhu tomó esto como el consentimiento para tomar sannyasa. Él también debía recibir el consentimiento de Madre Saci y de Vishnupriya. No era una tarea fácil, pero debía hacer algo para obtener el permiso de ellas también.
Una noche Mahaprabhu partió de casa, atravesó el Ganges a nado, y fue para Katwa, donde Se encontró con Kesava Bharati y tomó iniciación de sannyasa. Inmediatamente después, Mahaprabhu salió corriendo en dirección a Vrindavana, mientras exclamaba: "Ah, Vrindavana! Ah, Vrindavana!".
Nityananda, Candrasekhara, Govinda y Mukunda Lo siguieron. Nityananda exclamó: "¡Prabhu, espera que Yo también voy!". Sin embargo, Mahaprabhu estaba tan absorto pensando en Vrindavana que no tenía conciencia exterior. Las palabras de Nityananda no llegaban a Sus oídos. Nityananda esperaba la ocasión en que la conciencia de Mahaprabhu volviese a ser normal para que, de alguna manera, Lo hiciese regresar, pues ya hacía tres días que Mahaprabhu no Se alimentaba. La oportunidad llegó cuando algunos vaqueritos fueron inspirados a exclamar: "¡Hari bol!", cuando Lo vieron. Al oír "¡Hari Bol!, Mahaprabhu recobró un poco la conciencia. Percibiendo la presencia de los pequeños, Él dijo gentilmente: "Si, si. Continúen".
Nityananda entonces imaginó que Le preguntaría a los pequeños por el camino hacia Vrindavana. Hizo un gesto para que uno de los niños se aproxime. Susurró en el oído del pequeño que, si Mahaprabhu indagaba por el camino a Vrindavana, él debía apuntar al este, y el plan dio resultado. Después de preguntar a los pequeños la dirección a seguir, Mahaprabhu continuó hacia el este, por la orilla del Ganges. Entonces Nityananda dijo a Candrasekhara: "Voy a llevar a Mahaprabhu a la casa de Advaita Acharya en Santipur. Ve deprisa a decirle que pronto estaremos llegando por barco sobre esta orilla del río para llevar a Mahaprabhu a su casa. Después ve a Navadvipa y trae a Madre Saci y a los devotos para la casa de Advaita".
Luego, Mahaprabhu llegó a un punto de la orilla del Ganges muy próxima a la casa de Advaita que se hallaba en la otra orilla del río. En ese momento, Nityananda, quien Lo seguía de lejos sin que Él Lo percibiera, Se aproximó a Mahaprabhu, quien aun no estaba completamente consciente. Nityananda dijo: "¡Prabhu! Soy Nityananda".
Él entonces Lo miró atentamente y dijo: "¿Qué? ¿Sripada?". Nityananda respondió: "Si, Tu Nityananda". Sintiendo una agradable sorpresa, Mahaprabhu respondió: "¡Sripada! ¿Cómo llegaste hasta aquí?".
Nityananda respondió: "También estoy yendo para Vrindavana contigo y estuve siguiéndote". Mahaprabhu Se alegró al oír eso y dijo: "Has hecho bien en seguirme. Vamos a hacer un bhajana en Vrindavana en algún lugar tranquilo. Vrindavana está muy lejos de aquí?".
"Está muy cerca. Mira el río Yamuna allí", —dijo Nityananda, mientras apuntaba hacia el Ganges. Mahaprabhu quedó alborozado. Preso de bhava, Él corrió a sumergirse en el río. Después de salir del baño, con la ropa aún mojada, permaneció frente al río y comenzó a recitar una oración en honor del Yamuna. En eso, apareció Advaita Acharya trayendo nuevas kaupinas y ropas. Su corazón quedó emocionado al ver a Mahaprabhu en aquella condición. Él se emocionó al pensar que Mahaprabhu —cuyos cabellos ondulados arrebataban los corazones de las personas; aquel a quien las personas llamaban el rey de Navadvipa, que caminaba con los devotos vestido como un príncipe— ahora estaba frente a él como un renunciado de cabeza rapada, hambriento y fatigado, después de una jornada de tres días sin alimentarse, esperando que Sus ropas se secaran en Su cuerpo, porque no tenía otra muda de ropa.
Advaita descendió del barco y Le prestó reverencias. Intentando reconocer a Advaita, Él dijo: "Tu eres Advaita Acharya, ¿no es así? ¿Cómo fue que apareciste aquí en Vrindavana?". Advaita Acharya dijo: "¡Prabhu! Ahora estás en la orilla del Ganges, a pesar de que Vrindavana sea donde Tú estás". Al oír lo que Advaita dijo, Mahaprabhu recuperó totalmente la conciencia. Él miró enojado a Nityananda y dijo: "¡Sripada! Me has engañado. Tú dijiste que Me ibas a llevar hasta el Yamuna y Me has traído hasta el Ganges". Sripada quedó cabizbajo. Advaita Acharya dijo: "Prabhu, Nityananda no Te engañó. Después de Prayaga, el Ganges y el Yamuna corren juntos, el Yamuna corre al oeste del Ganges. Eso es lo que dicen los shastras. Tú tomaste un baño en el Yamuna y no en el Ganges. Sripada hizo bien en traerte hasta aquí. No has comido nada en tres días. Estás fatigado y exhausto. Acompáñame hasta mi casa, come y descansa, luego ve a Vrindavana. Vamos a acompañarte para que llegues con seguridad".
Mahaprabhu Se calmó. Él vistió la kaupina y la ropa seca traída por Advaita y entró al barco. Mahaprabhu Se sentó en el medio. Nityananda y Advaita Acharya se sentaron a Su lado como seguridad. Ambos estaban extremadamente felices al verlo sano y salvo en medio de ellos. Nityananda estaba siempre alegre y siempre hacía que los demás danzaran de alegría. Hasta ese momento, Su mar de alegría estaba estancado e inmóvil. Ahora, surgía un viento favorable agitando aquel mar... y las olas de alegría comenzaron a levantarse. En Su buen humor, Él dijo a Advaita Acharya: "¡Hey Thakura! Estás llevándonos a tu casa. Espero que puedas darnos bastante comida". Advaita estaba meditativo. Él simplemente asintió con la cabeza. Nityananda insistió: "Vamos a ver si es cierto. Mira, el Prabhu y Yo no comemos ni una migaja desde hace cuatro días. Pero no te preocupes por el Prabhu. Él estuvo siempre bebiendo premamrta (el néctar del prema). Para Él no existe esta cosa de hambre o sed. Yo estoy muerto de hambre. Mi vida está pendiendo de un hilo. Por lo tanto, espero que tu comida sea compatible con Mi hambre". Advaita Acharya respondió: "¡Sripada! Estoy tan endeudado contigo por la gran tarea que ingeniosamente me has hecho cumplir, que no sólo voy a darte comida, voy a darte hasta mi vida si así Lo quieres".
Entretanto, el barco llegó a la orilla este. Para evitar la multitud, que ya se reunía para tener un darshan de Mahaprabhu, Advaita Acharya se apresuró a llevarlo a su casa y al llegar cerró la puerta. Después que se ofreció el bhoga y fue hecho el arati, Mahaprabhu y Nityananda fueron invitados a sentarse a tomar prasada. Sita devi, la esposa de Advaita Acharya, había preparado un rico menú y todo fue servido en gran abundancia. Mahaprabhu dijo; "Acharya, has servido una cantidad enorme. Un sannyasi debe comer sólo aquello que fuera suficiente para su sustento. Por favor, retira el resto". Advaita dijo: "¡No Prabhu! Este artificio no va a funcionar. Se muy bien que tipo de sannyasi eres Tu. Allá en Nilacala comes montañas de bhoga de toda clase. Tu simplemente estás simulando ser un sannyasi. Por cuatro días no has tomado ni una gota de agua. ¿Cómo puedes decir que comerás sólo un poquito? Tu vas a tener que comer todo, sino voy a verme obligado a cometer suicidio!".
Mahaprabhu, que es siempre sumiso con Su devoto, tuvo que obedecer. Advaita Acharya no necesitó decirle nada a Nityananda. Él estaba feliz de ver que Su hermano menor Se había olvidado de todo con respecto a la orden de sannyasa (renuncia). De hecho, Nityananda Prabhu estaba comiendo como un glotón. De esa forma, después de hartarse, dijo: "Se que no debería comer tanto. Hoy también debería ayunar. Pero nadie es culpado por eso. Una persona está obligada a lidiar con lo que está escrito en su destino".
Advaita comentó: "Tú eres un sannyasi. Vives de frutas y de hojas. ¿Cuándo has conseguido arroz, cereales y legumbres para comer? Debes agradecer a Tus astros por haber obtenido una refección substancial como la de hoy. Ahora levántate. No es bueno que un sannyasi coma tanto". Nityananda, simulando estar enojado, arrojó arroz y dhal en el cuerpo de Advaita y dijo: "Toma tu arroz y dhal". Advaita comenzó a danzar de alegría, diciendo: "Ja, ja, los restos del avadhuta están impregnados en mi cuerpo. ¡Estoy purificado!". Nityananda respondió: "Era la prasada del Thakura. Por llamarla 'los restos de un avadhuta' has cometido una seria ofensa contra la prasada. Ahora vas a tener que alimentar a cien sannyasis como Yo, para expiar esta ofensa".
Al final de la tarde, los devotos de Advaita Acharya llegaron y hubo danza y kirtana como de costumbre. Después del kirtana, Mahaprabhu fue a dormir. Nityananda durmió junto a Él. A la mañana siguiente, Mahaprabhu dijo a Nityananda; "Sripada, en Navadvipa los devotos deben estar debatiéndose con los dolores de la separación por haberme apartado de ellos. Ellos deben estar ansiosos por saber en dónde estoy y cómo Me encuentro. Ve para Navadvipa, alivia su ansiedad y tráelos para acá". Nityananda preguntó: "¿Debo traer a todo el mundo?". Mahaprabhu respondió: "A todos, excepto uno...".
Nityananda ya había enviado a Candrasekhara para Navadvipa. Él también partió hacia allí a la mañana siguiente. Navadvipa queda aproximadamente unos diez kilómetros de Santipur. Después de recorrer la mitad del camino, Nityananda quedó indeciso. Él comenzó a pensar en cuál sería la condición de Saci y Vishnupriya. ¿Ellas aún estarían vivas o no? Este pensamiento hizo que Él quedara cabizbajo y desanimado. Con gran dificultad continuó la jornada y al llegar a Navadvipa notó que los pájaros, los animales, los árboles y enredaderas, los pasajes y calles estaban todos en llanto. Cuando llegó cerca de la casa de Saci se sintió engullido por el silencio del lugar. Él tomó coraje y entro en el jardín. Con voz gentil y apagada, llamó: "Ma!, Ma!". Saci reconoció aquella voz y corrió para atenderlo, acompañada de Malini y otras señoras. Vishnupriya salió a la puerta con Kanchana. Al ver a Nityananda allí, triste, silencioso y cabizbajo, Saci preguntó afligida: "Habla, dime Nitai, ¿dónde está mi Nimai?". "¡Ma! Él tomó sannyasa! Ahora está en la casa de Advaita Acharya en Santipur. Él Me envió a buscarte para ir hasta allá".
Ella ya había oído hablar de la sannyasa de Nimai a través de Candrasekhara y se desmayó al saber de esto. Al oír la confirmación de Nityananda, ella se desmayó de nuevo. Al recobrar la conciencia, dijo a Malini: "¡Vamos a la casa de Advaita Acharya!". Pero enseguida dijo: "No, no iremos. No puedo ver a Nimai como un renunciado. Voy a cometer suicidio arrojándome al Ganges". Y comenzó a lamentarse: "¡Nimai! ¡Nimai!", y salió corriendo a Santipur.
Al saber de la llegada de Nityananda, muchas personas fueron a la casa de Saci. Ellas se reunieron alrededor de ella y dijeron: "¡Ma! Espera, está viniendo un palanquín. Debes ir en palanquín. Iremos contigo y vamos a traer a Nimai devuelta a Nadia". El palanquín llegó. Muchas personas, devotos y no-devotos, incluso aquellos que eran hostiles a Mahaprabhu, se reunieron para ir a Santipur para verlo vestido como un sannyasi. Malini y otras señoras llevaron a Saci hasta el palanquín. Cuando ella iba a subir, vio a Vishnupriya parada en la solera de la puerta con su amiga Kanchana, y al ver hacia ella la vio con lágrimas en el rostro. Al verla de aquella forma, Saci no subió al palanquín y se quedó allí parada cabizbaja. Ella ya estaba llorando, pero ahora las lágrimas comenzaron a caer más profusamente. Las personas no tardaron en comprender lo que ocurría entre ella y su nuera, y el motivo por el cual estaba llorando tan amargamente. Todos comenzaron a llorar. Saci miró a Nityananda y los dos quedaron confundidos. Nityananda también estaba contemplando la escena y comenzó a derramar lágrimas. Aquella era una situación difícil para Él. Él permaneció desorientado por algún tiempo, sin saber que hacer. Pero Se acordó de las palabras de Mahaprabhu: "Trae a todo el mundo excepto a una persona".
Con la voz embargada de emoción, pero en un tono firme y alto, dijo: "Prabhu ordenó que no lleve a Srimati Vishnupriya". Saci quedó atónita. Ella dijo: "Tampoco iré", y prefirió volver y permanecer llorando junto a Vishnupriya. Las personas también quedaron inertes, derramando lágrimas. Vishnupriya dijo a Kanchana, con la cabeza en su hombro, triste y desesperada: "Toda Nadia está yendo a obtener un darshan de mi Prabhu, soy la única excepción. ¿Qué hice de malo? Mi único error es ser Su esposa, Su ardhangani, Su mejor mitad. ¿Esa es mi buena fortuna o mi infortunio?".
No obstante, los sollozos y las lágrimas de las personas hicieron que ella recordara las palabras de Prabhu, quien Le había dicho: "Vishnupriya, esta vez he venido para llorar y hacer llorar. Mis lágrimas y las tuyas harán que las personas derramen lágrimas. Sus lágrimas lavarán la suciedad de sus corazones y las volverán aptas para el krishna-bhajan. Tu deber es el de cooperar conmigo en esta causa". Entonces ella dijo a Saci: "¡Ma! Si tú no vas, Prabhu Se sentirá triste. Debes ir. Yo debo permanecer aquí. Él quedará resentido si Le desobedezco".
Saci entonces fue a sentarse en el palanquín. Cuando el palanquín llegó a la casa de Advaita, Mahaprabhu vio a Ma saliendo de él. Es costumbre que el sannyasi no se postre delante de cualquier persona. Pero tan pronto como Ma descendió del palanquín, Mahaprabhu Se postró delante de ella. Ella Lo envolvió con sus brazos y lo besó repetidas veces, bañándolo con las lágrimas de sus ojos. Entonces, Lo hizo sentarse delante de ella y dijo: "Nimai, ¿qué has hecho? Te has vuelto un renunciado. Ahora debes ir de puerta en puerta pidiendo donativos. Incluso las aves y los animales llorarán al verte. ¿Cómo yo, tu madre, podré soportar eso? Tu has sido tan mezquino conmigo. Al menos podrías haber pensado en aquella pequeña inocente. La has dejado joven, para ser cuidada por Tu madre, que está vieja y es viuda. ¿Qué tipo de religiosidad o de virtud es esa? ¿Sabes lo que ocurrirá con ella? ¿sabes lo que ocurrirá con Tus devotos, si van a vivir o morir sin Ti? ¿Por qué Te has vuelto tan insensible?".
Prabhu agachó la cabeza avergonzado y comenzó a derramar lágrimas. Después de un tiempo, Él dijo, limpiando las lágrimas: "¡Ma! Nunca podré librarme de la deuda que tengo contigo. Aún después de tomar sannyasa Mi amor por ti es el mismo. Debo hacer lo que tú decidas, después de la debida consideración. Incluso si dices que debo abandonar la sannyasa e ir para casa contigo, obedeceré". Ma se sintió un tanto aliviada. Nityananda y los otros devotos también se sintieron más aliviados y seguros. Ellos imaginaron que Prabhu ya había prometido cumplir con lo que Ma dijese. Pero, ¿qué diría Ma?
Ella diría: "¿Quieres matarme y mantener esta sannyasa?"
NITYANANDA - El Maestro Espiritual de Todos los Mundos
NITYANANDA - Prefacio
NITYANANDA - Introducción
NITYANANDA - La identidad divina de Nitai
NITYANANDA - La potencia espiritual de los nombres...
NITYANANDA - Cantando Sri Krishna Caitanya, Prabhu Nityananda
NITYANANDA - Nitai-pada-kamala: Los pies de loto de Nityananda
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