martes, 16 de marzo de 2010

Sri Guru y Su Gracia 1º

CAPITULO UNO


Rindiéndose a Ärî Guru


Jahnava Mata initiation by Indradyumna Swami -0009

Jahnava Mata initiation by Indradyumna Swami -0009 por ISKCON  desire tree.


Jahnava Mata initiation by Indradyumna Swami -0011

Jahnava Mata initiation by Indradyumna Swami -0011 por ISKCON  desire tree.


Aun los más grandes eruditos están perplejos al comprender lo que es bueno y lo que es malo, lo que se debe aceptar y lo que se debe rechazar kiê karma kiê akarmeti kavayo’ py atra mohitâh. Aun los más grandes eruditos fallan al entender cuáles son sus necesidades verdaderas. Este mundo mate­rial es una selva de confusiones, donde el alma ha aceptado muchas clases diferentes de cuerpos en diferentes tipos de conciencia. En las leyes de Manu está escrito: “Que existen ocho millones cuatrocientas mil especies de vida diferentes”, así:


jalajâ nava lakëâni, sthâvarâ lakëa viêäati

kèmayo rudra-saôkhyakâh, pakëiòâm daäa lakëaòam

triêsal lakëâni paäavah, catur lakëâòi mânuëaì


Hay 900.000 especies acuáticas, 2'000.000 de vegetales, 1'100.000 de insectos y reptiles, 1'000.000 de aves, 3'000.000 de bestias de cuatro patas, y 400.000 especies humanas”.

Manu dice que los árboles están en esa posición tan desesperada como resultado de su propio karma. Sus sentimientos de dolor y placer son similares a los nuestros; sus almas no están en un nivel más bajo. Sin embargo, ellos están en esta posición tan deplorable como resultado de su propio karma. No tienen a nadie a quien culpar sino a sí mismos. Este es el estado de las cosas en este mundo externo. Nosotros vivimos en un ambiente que está afligido por serias concepciones erróneas, malos entendidos, el extravío y el mal comportamiento. ¿Cómo podemos determinar lo que es bueno y lo que es malo, a qué debemos aspirar y qué debemos rechazar? Innumerables alterna­tivas han apretado a la multitud y han llegado a influenciarnos. Y cuando esta área, cubierta por la ilusión e influenciada por las malas interpretaciones, esté llena con tal diversidad, ¿cómo podremos tener la esperanza de conocer el mundo espiritual infinito de Vaikuòùha? ¿Con qué actitud deberemos acercar­nos a ese reino que es trascendental, más allá del reino de los sentidos y de la mente (adhokëaja)?


El Guru genuino

Tenemos que aceptar cualquier manera y cualquier alianza que nos ayude a ganar la entrada a ese reino. Debemos tratar de tener aunque sea la más mínima conexión con esa meta perfecta de nuestra aspiración innata. Esta­mos indefensos, sin esperanzas en medio de la desilusión y en extremo peli­gro. Confiamos en nuestro libre albedrío, en la capacidad de seleccionar nuestro propio bien, pero este es muy pequeño e impotente para guiarnos. ¡En qué peligro estamos! Todo a nuestro alrededor es testigo de este peligro, cuán importante es un Guru verdadero que pueda guiarnos hacia nuestro bienestar real.

Estamos en medio de fuerzas diferentes que nos arrastran atrayéndonos en direcciones diferentes, así, un guía apropiado, es lo más importante para nosotros. Si aceptamos instrucciones de todas partes, seremos mal dirigidos. Por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos para conseguir la dirección apro­piada. Esa dirección la dio Kèëòa en el Bhagavad-gîtâ (4.34):

tad viddhi praòipâtena, paripraänena sevayâ

upadekëyanti te jñânaê, jñâninas tattva-daräinaì


Para entender el conocimiento trascendental, uno debe acercarse a un alma autorrealizada, aceptarlo como su Maestro Espiritual, y tomar iniciación de él. Inquirir sumisamente y rendirle servicio. Las almas autorrealizadas pueden impartir conocimiento porque ellas han visto la verdad”.


Cualidades de un discípulo


Kèëòa nos ha dado aquí el modelo por el cual podemos entender ‘qué es qué’ de una fuente fidedigna. El modelo para medir la verdad o la mentira no puede venir de un plano viciado y vulnerable, sino de uno real. Y para que esto se haga realidad debemos tener tres calificaciones: praòipât, paripraäna y sevâ. Praòipât significa que debemos rendirnos a este conocimiento, porque no es una clase ordinaria de conocimiento, el cual como un sujeto lo pode­mos convertir en nuestro objeto; es supersubjetivo. Podemos ser los sujetos en el mundo material, pero tendremos que volvernos objetos para ser manejados por el superconocimiento de ese plano.

Praòipât significa que uno se acerca al Maestro Espiritual diciendo: “Ya terminé con la experiencia de este mundo externo; ya no tengo encanto por nada en este plano por donde ya he viajado. Ahora me ofrezco exclusiva­mente en su altar. Quiero tener su gracia”. Con este humor debemos acer­carnos a ese conocimiento superior.

Paripraäna significa investigación honesta y sincera. Debemos inquirir no con la tendencia de discutir o argumentar, sino que todos nuestros esfuerzos deben ser concentrados en forma positiva para entender la verdad, sin espí­ritu de duda y suspicacia. Debemos tratar de entender esa verdad con toda atención, porque viene de un plano de realidad más elevado del que jamás hayamos conocido.

Finalmente, está sevayâ o servicio. Es lo más importante. Estamos tratando de lograr este conocimiento, no para obtener la ayuda de ese plano, ni utilizar esa experiencia para vivirla aquí, más bien, debemos comprometernos a servir a ese plano.

Solamente con esa actitud podemos acercarnos a ese plano de conoci­miento para servirlo: No trataremos de hacer que éste nos sirva. De otra manera, no nos será permitido entrar a esos dominios. El conocimiento Abso­luto no viene para servir este plano inferior. Debemos ofrecernos para que Él nos utilice, pero no tratar de usarlo egoístamente, para satisfacer nuestros bajos propósitos.

Con el humor de servicio nos dedicaremos a Él y no que Él mismo se dedi­que a satisfacer nuestros bajos propósitos animales. Así, con esta actitud buscaremos el plano de conocimiento real y recibir la comprensión adecuada. Y entonces, podemos saber qué es qué y tener una estimación apropiada de nuestro ambiente.

Esto es cultura védica. El conocimiento absoluto ha sido impartido siempre solamente mediante este proceso, y nunca por el acercamiento intelectual. Ärîla Prabhupâda Bhaktisiddhânta acostumbraba citar la analogía de la abeja: La miel está en la botella, la tapa está en su lugar, y la abeja se ha sentado en el vidrio. Ella trata de probar la miel lamiendo la botella; pero así como la abeja no puede probar la miel lamiendo el exterior del vidrio de la botella, el intelecto no se puede acercar al mundo del espíritu. Podemos pensar que lo hemos alcanzado, pero eso no es posible: Existe una barrera, como el vidrio. El logro intelectual no es un logro real de conocimiento elevado. Solamente a través de la fe, la sinceridad y la dedicación podemos acercarnos a esa morada más elevada y formar parte de ella. Podemos entrar a ese plano más elevado únicamente si ellos nos conceden una visa y nos admiten. Entonces sí podemos entrar a esa tierra de vida divina.

Por lo tanto, el candidato debe tener estas tres calificaciones antes de acer­carse a la verdad, la cual está en el plano más elevado de la Realidad Abso­luta.

Él puede acercarse a la Verdad Absoluta solamente con una actitud de humildad, sinceridad y dedicación. En el Ärîmad-Bhâgavatam y en los Vedas existen afirmaciones similares. En los Upaniëads se dice: tad vjñânartham sa gurum evâbhigacchet samit paniì ärotriyam brahma niëùhan, “acércate a un Maestro Espiritual. No vayas a él con vacilación o por casualidad, sino con el corazón limpio y fervoroso”.

Vida espiritual un tiquete de ida


Uno no debe acercarse al Maestro Espiritual “llevando un tiquete de regreso”. Ärîla Bhaktisiddhânta Prabhupâda solía decir siempre: “Ustedes han venido aquí portando un tiquete de regreso”. No debemos acercarnos a un Maestro Espiritual con esa actitud. Por el contrario debemos pensar que lo hemos visto todo, que poseemos una experiencia completa de este mundo mortal y que ya no tenemos más que aspirar aquí. Con esta conciencia clara, debemos acercarnos al Guru. Esta es la única forma de vivir para nosotros. Este mundo es mortal. No hay medios ni posibilidad de vivir aquí y sin embargo, la voluntad de existir es una tendencia innata en todas partes.

Yo sólo quiero vivir y salvarme. Estoy corriendo hacia el refugio verda­dero”. Con esa seriedad, el discípulo le traerá al Maestro Espiritual todos los materiales necesarios para el sacrificio. Él no se dirigirá hacia su Maestro Espiritual solamente para causarle problemas al Guru, sino que se acercará a él con sus propias necesidades debidamente satisfechas. Llegará allí con su propia cama y equipaje. No es que él le mostrará bondad a su Maestro Espiri­tual dándole fama y nombre al convertirse en su discípulo.

Y ¿cuál es la posición del Maestro Espiritual? Él será versado en la verdad revelada, no en la información ordinaria. La revelación en diferentes matices ha sido esparcida en el mundo desde el reino superior, pero el Guru debe tener algún conocimiento amplio, gráfico y extenso acerca de la verdad reve­lada. Debe estar practicando permanentemente la vida espiritual verdadera. Todas sus actividades tienen que ver con el espíritu no con el mundo material. Él se preocupa del Brahman, el plano que puede contener todo, las bases fundamentales de todo (brahma-niëùhâm). No que lleve su vida con cualquier referencia mundana, mortal. Él vive siempre en el mundo trascendental y se mantiene unido con ese mundo durante toda su vida. Cualquier cosa que haga, la hará solamente con esa conciencia. Ésta es la versión de los Upaniëads.

Y en el (11.3.21) se dice:


tasmâd guruê prapadyeta, jijñâsuì äreya uttamam

äabde pare ca niëòataê, brahmaòy upaäamâärayam


Mâyâ quiere decir concepto errado. Vivimos en medio de conceptos erra­dos. Nuestra comprensión del medio ambiente está basada en una cantidad de ideas y pensamientos equivocados. No tenemos una concepción adecuada de nada en el sentido absoluto. Nuestras ideas son completamente relativas. El egoísmo provincial ha sido impuesto en el ambiente y estamos viviendo bajo esa equivocación. Cuando uno llega a la conclusión que todo alrededor suyo es mortal y que todo desaparecerá, entonces con ese ánimo sentirá la necesidad de acercarse al Guru, el guía divino y preceptor, con el propósito de inquirir: “¿Qué es lo mejor para mí?” Con esta pregunta uno se acercará al Maestro Espiritual.

Y ¿a quién se acercará? A aquél que no solamente es versado en los precep­tos de las Escrituras reveladas, sino que ha estado en contacto con la verdad revelada. Aquél que es experto en el tema mismo de las Escrituras y que tiene experiencia práctica, que está establecido en conciencia pura, ese es un Guru genuino. Uno debe acercarse a tal guía para su propio alivio, para compren­der cuál es el beneficio más elevado en el mundo y cómo alcanzarlo. Esto es necesario. Es real. No es imaginario. Al mismo tiempo, es difícil. La Verdad Absoluta debe ser buscada a través de un proceso real, de otra manera, iremos por el camino equivocado y diremos: “¡Oh, aquí no hay nada; esto no es real!” Así que sólo si seguimos este proceso verdadero de comprensión de la verdad, experimentaremos la verdadera naturaleza de la divinidad.



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jueves 11 de marzo de 2010

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