martes, 16 de marzo de 2010

Sri Guru y Su Gracia 7º

CAPITULO SIETE


El Maestro Espiritual iniciador


Mahavishnu Swami at Brighton Ratha Yatra 2009 -09

Mahavishnu Swami at Brighton Ratha Yatra 2009 por ISKCON desire  tree.

Mahavishnu Swami at Brighton Ratha Yatra 2009


Mahavishnu Swami at Brighton Ratha Yatra 2009 -010

Mahavishnu Swami at Brighton Ratha Yatra 2009 por ISKCON desire  tree.
Mahavishnu Swami at Brighton Ratha Yatra 2009

El Maestro Espiritual realiza siempre sus funciones desde la plataforma de un devoto intermedio, ya sea que descienda de la posición de un devoto de primera clase para hacer el trabajo de Guru o que lo haga como un devoto intermedio fidedigno. Puesto que el trabajo de Guru se desempeña desde una etapa intermedia, es el deber del madhyama-adhikârî iniciar discípulos.

Un Maestro Espiritual debe ser de tres clases. El Guru de primera clase extiende un pie desde el mundo espiritual al mundo material y lleva almas para allá. El Guru en el nivel intermedio está situado aquí, pero ha extendido un pie hasta allá y está llevando almas al mundo espiritual. La clase más baja de Guru tiene los dos pies aquí, pero ve claramente el plano más elevado y trata de llevar las almas de aquí a ése plano. De esta manera, podemos concebir en forma general las tres. Estas no son tres etapas de vaiëòavas, sino tres etapas de Guru. Un devoto de primera clase toma la posición de un devoto intermedio cuando desciende a hacer el papel de un Âcârya, aquel que enseña con un ejemplo. Él tiene una pierna allá en el mundo espiritual y, por orden de Kèëòa, él extiende la otra pierna hacia el mundo material para realizar su deber de Âcârya. El Guru que tiene una pierna aquí en el mundo material y extiende la otra hacia el mundo espiritual es un madhyama-adhikârî o un devoto intermedio. Él también desempeña los deberes de un Âcârya. La clase más baja de Âcârya tiene las dos piernas aquí en el mundo material, pero su visión está dirigida al mundo espiritual. Él también puede realizar los deberes de un Âcârya. Estos son los grados de Âcâryas y las dife­rentes etapas de vaiëòavas son otra cosa. Se mencionan en el Ärîmad-Bhâgavatam (11.2.45-47)


Las tres clases de devotos


arcayam eva haraye, pûjâm yaì äraddhâyehate

na tad-bhakteëu cânyeëu, sa bhaktaì prâkrtah smètaì


Un devoto que adora fielmente a la Deidad, pero no respeta debidamente a los vaiëòavas o a la gente en general, se le llama devoto materialista y se considera que está en la posición más baja del servicio devocional”. Esta es la clase más baja de vaiëòava. También se describe la segunda clase de devotos:


iävare tad-adhîneëu, bâliäeëu dvisatsu ca

prema-maitri-kèpopekëâ, yaì karoti sa madhyamaì


El devoto situado en la etapa intermedia del servicio devocional es llamado un madhyama-adhikârî. Él ama a la Suprema Personalidad de Dios, es un amigo sincero de todos los devotos del Señor, es misericordioso con los inocentes y desprecia a los envidiosos”. El nivel más elevado del vaiëòavismo de acuerdo con el Ärîmad-Bhâgavatam se describe como sigue:


sarva bhûtesu yah pasyed, bhâgavad bhavam âtmanaì

bhûtâni bhagavaty âtmany, eëa bhâgavatottamaì


El devoto de primera clase ve a Kèëòa en todo y todas las cosas en Kèëòa”. Estas son las tres etapas de los devotos. Ärî Caitanya Mahâprabhu explica estas tres etapas en términos de aquellos devotos que cantan el Santo Nombre de Kèëòa. Alguien que haya escuchado o pronunciado aunque sea una sola vez el Santo Nombre del Señor, debe ser considerado como un devoto de tercera clase. Alguien que siempre canta el nombre con fe es un devoto intermedio. Y el devoto de primera clase es tan poderoso que cual­quiera que lo ve siente la tendencia de cantar el Santo Nombre de Kèëòa. Esa es la naturaleza de un devoto de la clase más alta.

El devoto de segunda clase puede tener algún contacto mundano, pero lo desaprueba completamente y se dedica del todo a su realización espiritual. Está absorto totalmente en la vida espiritual. Su atracción por Dios está allí, pero no ha escapado por entero a la influencia de mâyâ o la ilusión. Aunque sea débil, su esfuerzo por ayudar a los otros es loable. No se ha desasociado todavía de su naturaleza mundana, pero la está conquistando gradualmente. Está ganando batalla tras batalla y acercándose a la conciencia de Kèëòa. Tiene buena voluntad. Es un predicador. Ha alcanzado la etapa que justo antecede a desasociarse finalmente de este mundo, emprender su salida final y entrar en el mundo espiritual.

El devoto neófito puede ir al templo y adorar a la Deidad allí, siguiendo estrictamente las regulaciones de las Escrituras, pero tan pronto como sale del templo puede hacer cualquier cosa sin restricción. En sus relaciones con los otros, no puede comportarse de una manera espiritual; los dictados de las Escrituras tienen solamente una influencia parcial sobre él. En su trato con los demás puede que no tenga ninguna clase de principios espirituales.

Pero el devoto intermedio aplica los principios de las Escrituras en su vida ordinaria. Desde el punto de vista de las Escrituras, él considera con quién puede hacer amistad, qué clase de negocios puede hacer para su subsistencia y cómo debe seleccionar a sus amigos


Luchar contra mâyâ


Cuando la vida social de un devoto es también afectada y controlada por sus principios espirituales, él se convierte en un devoto de segunda clase. Cuando adopta tal forma de vida, ya está preparado para ayudar a los otros. Él no se verá afectado por asociaciones extrañas o poco favorables, y puesto que ya ha practicado y está fijo en esa forma de vida, él sabe cómo tratar a los demás y conservar su vitalidad espiritual. Como ha practicado de esta manera, puede ser elegible para iniciar discípulos. Está calificado para ayudar a otros porque ya se ha transformado en su manera de conducirse con el ambiente exterior. Puede mantener su posición al pelear con los agentes de mâyâ. Ya ha demostrado que está firme en su posición espiritual y, por lo tanto, se puede confiar en él y se le puede entregar el poder de Âcârya.

Hay todavía otro punto por el cuál las cualidades de un devoto nos han sido descritas en las Escrituras reveladas. Aquel cuya seguridad, juicio y fe está en los Äâstras, quien observa atentamente todas las reglas, regulaciones y prácticas que se encuentran en las Escrituras, cuyas prácticas y actividades sociales están adornadas por su fe en Dios, es un devoto intermedio. Y uno que actúa de acuerdo con su fe en Kèëòa en todas las etapas y bajo cualquier circunstancia, ése es un devoto de primera clase. Su fe en Kèëòa es su princi­pal guía. En cualquier circunstancia que puede estar con el cuerpo, la mente y el alma, en pensamiento, palabra y obra, en todas formas, él hace todo para el servicio de Kèëòa. Él es el discípulo más elevado de Kèëòa. De esta manera, nos han sido expresados en las Escrituras los diferentes puntos de vista de las etapas de un devoto, un sirviente de Kèëòa.


¿Como ver a Ärî Guru?


Devoto: ¿Debería concebir un discípulo a su Gurudeva como un uttama-adhikârî, situado en el nivel más elevado del servicio devocional?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Sí, y no solamente debe ver a su Gurudeva como un uttama-adhikârî, un devoto del orden más alto, sino que debe verlo como una delegación especial del Señor mismo o de Su potencia suprema. En el mâdhurya-rasa, él verá a su Gurudeva definitivamente como una dele­gación de Râdhârâòî, Ärî Rûpa Mañjarî.

De esta forma, hay visiones diferentes del Maestro Espiritual. La visión de nuestro Maestro Espiritual varía de acuerdo con nuestro progreso gradual en la conciencia de Kèëòa. En la primera etapa del servicio devocional, se le da la orden al discípulo de ver a su Guru como Kèëòa mismo (sakëâd-dharitvena samasta äâstrair). Luego verá a su Guru como la potencia de Kèëòa, y final­mente lo verá como una clase específica de la potencia de Kèëòa, de acuerdo con su exigencia interior. Encontrará a un Maestro Espiritual situado en un humor particular de devoción, ya sea de servicio, de amistad, de paternidad o de amor conyugal. Esta diferenciación continuará hasta que uno vea a Kèëòa mismo con la energía interna (svarûpa-äakti) en Kèëòa.

Devoto: Alguna gente piensa que uno debe ser un devoto de la orden más alta, quién ha descendido a este mundo para actuar en una plataforma de segunda clase, para iniciar discípulos. Ellos no aceptan ninguna gradación de Gurus. De acuerdo con ellos, uno debe buscar y tomar iniciación solamente del Guru de la clase más elevada.


El dolor de cabeza de Kèëòa


Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Al principio yo también tenía esa idea, pero mi comprensión se fue transformando y mi concepción cambió. En un comienzo, yo no me atreví a hacer discípulos después de la partida de Ärîla Bhakti­siddhânta Prabhupâda, pero ocurrieron tres eventos que me transformaron. Luego yo empecé a hacer este trabajo humilde y modestamente. El otro día un devoto me hizo esta misma pregunta. Yo le conté la historia del dolor de cabeza de Kèëòa. Tal vez usted conozca la historia.

Una vez, cuando Kèëòa estaba en Dvârakâ, le contó a Nârada Muni que estaba padeciendo de un terrible dolor de cabeza y que la única cura era el polvo de los pies de Sus devotos. Nârada fue a visitar a todos los devotos de Dvârakâ, pero ninguno se ofreció para darle el polvo de los pies. Ellos dijeron: “¡Oh, esto no es posible no podemos hacer eso, nos podemos ir al infierno!”

Frustrado, Nârada regresó adonde Kèëòa. Kèëòa dijo: “Estoy sufriendo terri­blemente. ¿Has conseguido el polvo de los pies?” “No, Señor, nadie estaba preparado para darme el polvo de los pies”. Nârada estaba pasmado, Kèëòa le dijo: “Debes intentarlo en Vèndâvana”.

Nârada confió todo inmediatamente a las gopîs, y las gopîs llegaron rápi­damente con el polvo de sus pies. Ellas dijeron: “¿Está sufriendo Kèëòa? ¿Necesita polvo de los pies? Por favor llévale este polvo de los pies inmedia­tamente. Nârada estaba asombrado. ¿Cuál es el problema? pensó: “Ningún devoto le ofreció a Kèëòa un poco del polvo de sus pies, pero esta gente sí lo esta haciendo”. Él les dijo: ¿Saben cuál es la consecuencia de sus acciones? Las gopîs contestaron: “Sí. El infierno eterno. ¡No nos importa! Nuestra única preocupación es que nuestro Señor sienta algún alivio”.

Ésta fue una de las cosas que vino a mi mente en esa época. Y la otra fue ésta: Ärî Caitanya Mahâprabhu dice: amâra ajñâya guru hañâ târa ei deäa, “bajo Mis órdenes, conviértete en Guru y libera la tierra”. Así, nosotros debemos pensar: “Soy falible, pero tengo confianza que lo que mi Guru me dio es una cosa excepcional, vital y nectárea. Y él me ha pedido que se lo dé a otros. No importa. Me arriesgaré. Él me lo ordenó. Yo soy su sirviente. Él me cuidará”. Con este espíritu de riesgo, el discípulo se acercará a la respon­sabilidad, pensando: “Puedo ir al infierno, pero debo cumplir con la orden de mi Gurudeva. Puedo morir, pero debo cumplir con la orden de mi coman­dante”. Él debe aproximarse a su tarea con este espíritu y no habrá peligro alguno si conserva está conciencia; pero si él se desvía de esta conexión y va interesadamente por un propósito mundano, será condenado. De otra manera, ninguna calamidad podrá tocarlo.

Se debe mantener este espíritu interno, y esta es la cualidad real de un discípulo: “Sí, estoy listo para morir por cumplir con la orden de mi Guru­deva. Siento que esto es néctar y tengo que distribuirlo a otros para salvarlos”.




El mantra secreto de Râmânuja

En el caso de Râmânuja también hay un ejemplo de este espíritu de riesgo. Había un alwar, un Guru del sur de la India que tenía el tipo más elevado de mantra. Râmânuja quería recibir ese mantra de él. El alwar le dijo a Râmânuja: “Si usted no descubre este mantra a nadie, entonces yo podré revelárselo”. Râmânuja estuvo de acuerdo, y con esta promesa, Râmânuja se acercó a él y recibió el mantra. Ya se había anunciado a la gente que Râmânuja estaba recibiendo el mantra y había muchas personas esperándolo afuera. Ellos habían escuchado que Râmânuja había aceptado esa condición y recibido el mantra del Guru. Tan pronto como Râmânuja salió, la multitud que estaba esperando impaciente comenzó a preguntarle: ¿Qué clase de mantra te ha dado? ¿Cuál es el mantra? ¿Es de un nivel tan elevado que nos salvará a todos nosotros?

- Sí.

- Entonces, ¿cuál es?

- Este es el mantra.

Él lo entregó y su Guru lo castigó. ¿Qué has hecho?

- ¿No sabes cuál es el resultado?

- Sí, lo sé. El infierno eterno, pero su mantra sólo puede ser provechoso, así que ellos se salvarán aunque yo me vaya al infierno.

Si usted puede tomar esta clase de riesgo, su Guru lo bendecirá y usted no podrá ser condenado. Esta clase de riesgo debe ser tomado por el discípulo y solamente sobre la fuerza, sobre la base de esa inspiración espiritual. Si lo hace así, nunca será condenado. El ojo del Señor está allí. Dios está allí. El Guru está allí. Sólo allí puede estar a salvo. Ellos no pueden abandonarlo en el peligro pensando con gusto: “La persona que está cumpliendo con nuestras órdenes va a ir al infierno”. ¿Pueden ellos tolerar tal cosa? ¿Están nuestros guardianes vivos o muertos?

Debemos ser tan generosos que podamos pensar: “Puedo ir al infierno, pero debo cumplir con la orden de mi Guru. De esta manera, por mi conducta, el trabajo continuará”. Esta clase de convicción en el proceso, en el mantra, nos da la fortaleza para realizar el trabajo de Âcârya. Si yo pienso: “Esta medicina me ayuda; estoy en el proceso de curación y esta medicina me está ayudando”, entonces, si yo veo un caso similar, debo entregar esa medicina.

Jîva Gosvâmî dice, jñâna äâtìya vittha äâtìya. Si yo tengo algún dinero y otra persona esta sufriendo por falta de él, si yo lo conservo y esta persona pasa hambre por falta de alimento, entonces yo seré responsable por su sufrimiento. Así que si yo tengo algún conocimiento, si puedo ayudar a mi vecino, pero no lo hago, yo seré responsable. Al no ayudarlo, estoy ofen­diendo a la sociedad.

Cierta vez yo le pregunté a un doctor: “¿Conoce usted la enfermedad perfectamente? Entonces ¿Por qué se aventura a tratar con un paciente? Usted tiene un conocimiento muy pobre. Usted no conoce completamente su cuerpo. Usted lo trata y está equivocado”. El médico cedió ante esas pregun­tas. Pero vino a mi mente la respuesta que si exigimos que cada médico sepa todo perfectamente acerca de la enfermedad, entonces todo el método de tratamiento desaparecerá. ¿Debemos abolir el proceso de curación solamente porque ellos sepan la mitad y porque no vayamos a encontrar a nadie que posea el conocimiento total? Esto no es posible. Por lo tanto, en el caso de toda cultura, deben ayudarse unos a otros de buena fe.

De buena fe, con cualquier conocimiento que tengamos, debemos ayudar sinceramente a los demás. Con ése espíritu, uno debe tomar el trabajo de Âcârya, de otra forma será culpado. Pero debemos tener cuidado para que dondequiera que haya un Guru de cualidades superiores, ayudemos a otros para que lo acepten. No podemos ser transgresores. También se menciona en el Hari Bhakti-vilâsa que cuando hay una persona más elevada, aquellos de clase más baja no se pueden aventurar a hacer discípulos. Supongamos que un granjero tiene una tierra fértil y dos clases de semillas. La semilla buena debe ser plantada primero. Si no tenemos la mejor semilla, entonces se puede sembrar las semillas ordinarias. En beneficio de la cosecha, a la mejor semilla se le debe dar la primera oportunidad. Si somos desapegados, si somos puros de corazón y si somos generosos, la mejor semilla siempre se debería sembrar primero. La clase más baja de semilla debería ser rechazada. Por lo tanto, cuando un tipo más elevado de Guru está disponible para cualquier círculo, el tipo más bajo de Guru no debe interferir.


El más bajo de lo bajo


Devoto: Pero un devoto siempre piensa de sí mismo como el más bajo, así que él querrá siempre llevar a alguien donde un Guru más elevado.

Ärîdhara Mahârâja: El grado de devoción a Kèëòa nos llevará al punto de pensar: “No soy nada, soy el más bajo de lo bajo”. Pero cuando surge la inspiración de actuar como Guru, la necesidad de enseñar viene a nosotros a través de la orden de Kèëòa: “Tienes que hacerlo”. En ese caso, Kèëòa quiere hacerlo. Es Su flujo. Caitanya Mahâprabhu dice: “Sanâtana, la gracia de Kèëòa está fluyendo a través de Mí hacia ti; está pasando a través de Mí, pero Yo no entiendo todas estas palabras”. Yo siento algo así. Estoy cumpliendo con la orden de mi Âcârya. Sin embargo, siendo tan bajo, he aceptado este deber como una orden dada por mi Âcârya. Con esta necesidad interior, uno puede hacer el trabajo de un Âcârya.

No es solamente exterior, también es interior. El Âcârya nos ha pedido: “Sigue con la prédica; estás calificado. Si no lo haces entonces ¿para qué te lo entregué? Así como yo propago este mensaje tú también debes hacerlo”. Si uno siente tal urgencia interior en su corazón, debe realizar ese trabajo: Si no servimos a la sociedad con lo que él nos ha saturado, entonces seremos responsables ante nuestro Guru. Él nos castigará diciendo: “Has tomado tanta energía de mí y ahora ¿la guardas para ti? Debes soltarla y ayudar a los demás”. Si alguien obtiene esta clase de inspiración, él debería tratar de cumplir las órdenes, pero, a pesar de todo, la dificultad está allí. Convertirse en Guru, capturar la posición de Guru, el respeto de Guru, eso es una cosa, realizar el deber es otra. La sinceridad es necesaria. Por supuesto, no hay duda que esto es difícil. Si uno fracasa, estará perdido y otros también lo estarán. Si él está lleno de engaño, al querer ayudar a los demás los estará engañando. Por lo tanto, debemos tener mucho cuidado con lo que hemos recibido de nuestro Guru y también apreciar si somos elegibles para desem­peñar este deber, si somos elegibles para hacer el bien a los demás.

La trampa para capturar al Guru


Devoto: Uno puede dar guía espiritual sin dar iniciación. Uno puede explicar a otro lo que oyó a su Maestro Espiritual. Entonces, ¿cuál es la necesidad de dar iniciación?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Eso también es una trampa para capturar al Guru. Usted da instrucciones a otros sobre la vida espiritual y aquellos que reciben sus instrucciones dirán: “No puedo ir donde nadie más”. Sólo puedo aceptar lo que he escuchado de usted, no puedo aceptar a nadie más como Guru sino a usted.

Devoto: Pero usted puede decir: “Si me acepta, entonces yo le digo que lo acepte a él”.

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Si él siente sinceramente así, entonces puede decir: “Si tiene fe genuina en mí, entonces yo le digo que vaya a donde ese caballero”. Él puede decir esto, si cree sinceramente que la otra persona es superior a él. Pero si él ve que dentro de la sociedad, el Âcârya constitucional se está hundiendo, él pensará: ¿Cómo puedo recomendarle a este caballero que se ponga en contacto con él? En ese momento, él tendrá que descender y tomar la responsabilidad de continuar con el trabajo de su Guru. Todo depende de la realización sincera.



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jueves 11 de marzo de 2010

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