martes, 16 de marzo de 2010

Evolución Subjetiva de la Conciencia 1º

CAPITULO UNO


Fosilismo, hipnotismo

y el cosmos


H H Krishna Das Swami -0012

H H Krishna Das Swami -0012 por ISKCON desire tree.


H H Krishna Das Swami -0013

H H Krishna Das Swami -0013 por ISKCON desire tree.


Este capítulo es un extracto de una conversación entre Ärîla Ärîdhara Mahârâja, el neurofisiólogo Dr. Daniel Murphey y el químico-físico orgánico Dr. Thoudam Singh.


Dr. Singh: Cuando los científicos hablan de evolución quieren decir que la vida ha evolucionado de la materia. Yo le he oído hablar de la evolución con un concepto bastante distinto. Usted dice que todo se está desarrollando desde la conciencia.

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Sí, primero viene la conciencia y después la materia. La base de todas las cosas materiales es la conciencia, la cual es espiritual. La conciencia puede ponerse en contacto con la conciencia direc­tamente. Cuando la conciencia viene al estado de materia, concepción mate­rial, nosotros experimentamos un poco de conciencia vaga; primero hay una conciencia confusa y luego conciencia material. Pero todo tiene su lado espiri­tual. Y como almas eternas, nuestra conexión directa es realmente sólo con el aspecto consciente de la existencia. Por ejemplo, la Tierra es concebida como una mujer. De acuerdo con los Vedas, la deidad que preside la Tierra es una mujer. Y el Sol es concebido como un devata, un dios varón.

El alma que viene a la conciencia material, debe pasar a través de una reflexión confusa de conciencia, cidâbhâsa. Únicamente entonces puede el alma experimentar conciencia material. Antes que la conciencia pura se transforme en conciencia material, pasará a través de una etapa confusa de conciencia o cidâbhâsa. De esta manera, en el fondo de toda cosa material, hay una concepción espiritual. Esto no puede ser sino verdad.

Dr. Singh: ¿Qué es cidâbhâsa?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Algo así como mente. Suponga que la conciencia viene para sentir la materia. Cuando la conciencia viene al mundo material para conocer el mundo material, primero tiene que pasar a través de la con­ciencia material y luego puede sentir lo que es materia. De acuerdo con la teoría de Darwin, la materia gradualmente produce conciencia, pero antes de producir conciencia debe producir alguna conciencia confusa, luego la mente y luego el alma. Pero en realidad, es justamente lo opuesto. Así la evolución subjetiva es paralela a la evolución material u objetiva. Pero en la evolución de la conciencia, el supersujeto es primero, luego el alma individual o jîva-sujeto. Así, desde la conciencia subjetiva de las jîvas, se produce la materia. Pero la conciencia debe penetrar una conciencia confusa para percibir la materia.

Yo digo que el proceso de evolución se mueve desde arriba hacia abajo. La Realidad Absoluta, si estamos de acuerdo que hay algo que es la Realidad Absoluta, debe poseer dos cualidades. ¿Cuales son? Primero, en las palabras de Hegel, Él debe ser por Sí mismo: Él es Su propia causa. Segundo, y lo más importante para nosotros, Él es para Sí mismo: Él existe para realizar Su propio propósito. Él no es servil a ninguna otra entidad, en caso contrario Su posición sería secundaria. La Realidad, el Absoluto, es completo en sí mismo. Todo lo demás viene de Él. La sustancia perfecta ya existe. Lo que nos parece imperfecto es debido a nuestros sentidos defectuosos.

Lo imperfecto debe depender de lo perfecto, la realidad última. Y lo imper­fecto puede ser así arreglado por Él para demostrar Su perfección. Para probar la perfección del Absoluto, hay una realidad condicionada y una no condicionada, una finita y una infinita. Este mundo defectuoso por consi­guiente tiene una relación indirecta con la verdad.

Sin embargo, la conciencia no puede saltar en seguida a la concepción material; debe pasar a través de un proceso para venir a ser conciencia mate­rial. Desde la posición marginal, desde la orilla de la eterna potencia superior, la evolución y disolución de este mundo material comienza. Esto tiene lugar únicamente en los alrededores del svarûpa-äakti, el cual es el sistema respon­sable de la evolución del plano espiritual y es un todo dinámico que está eternamente desarrollándose. Una sustancia eternamente diferenciada existe. Ese plano está lleno de lîlâ, pasatiempos dinámicos. Si una cosa estática puede ser concebida como eterna, luego ¿por qué no puede una cosa diná­mica ser concebida como eterna? Ese plano de svarûpa-äakti está inter­namente desarrollado por completo. Es eterno. Evolución y disolución conciernen sólo a la degradación del espíritu sutil, a la burda plataforma material y su evolución hacia la perfección. Aquí hay evolución y disolución, pero estas cosas no existen en la eterna morada de svarûpa-äakti.

Dr. Singh: La evolución objetiva es lo que la ciencia moderna llama la evo­lución Darwiniana, pero ¿cómo la evolución subjetiva se desarrolla en la ciencia de conciencia de Kèëòa?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Usted tiene que tomar el ejemplo del hipnotismo. A través de una forma de hipnotismo místico, el supersujeto controla al sujeto para que vea una cosa en particular y él está condicionado para ver eso. Se puede pensar que cuando vemos una piedra, la piedra nos obliga a verla como piedra, pero es justamente lo opuesto; nosotros estamos obligados a verla como piedra bajo la influencia del supersujeto quien manifiesta todo como él quiere. Cuando Él manda “vea la piedra”, luego veremos la piedra. El completo control sobre cualquier cosa que veamos está en Sus manos. Ningún poder para controlar lo que vemos descansa en el mundo objetivo. El mundo objetivo está completamente controlado por el mundo subjetivo. Esto es confirmado en el Bhagavad-gîtâ, donde Kèëòa dice: paäya me yogam aiäva­ryam, “si digo: ‘Contempla Mi poder místico’, estás condicionado para verlo. No tienes otra alternativa”.

Kèëòa dice: mattaì smètir jñânam apohanaê ca, “Él es la causa primaria del recuerdo, olvido e inteligencia. Él es el controlador”. Para Su propio placer, Su lîlâ, Él puede hacer cualquier cosa. Esto es verdad no sólo en el mundo material, sino también en Su propio dominio. Lo que significa esta declara­ción del Gîtâ concierne a este Brahmâòàa, este mundo material. La esencia de esta declaración es que desde los sistemas planetarios inferiores a los más elevados, esta área completa de evolución y disolución, todo es manipulado por Él. Ningún bien puede ser atribuido a alguna cosa externa. Todo crédito debería ir al Centro, quien controla todo.

Y la realidad es subjetiva. Está basada en la conciencia. El color es perci­bido a través del ojo. No es que el color esté ahí y el ojo puede captarlo; sino que el vidente ve a través del ojo y percibe el color. Así, el color es una per­cepción. Su posición como sustancia real, debería ser buscada en el plano sutil de la existencia. Ésta es la naturaleza de la realidad: Lo burdo viene de lo sutil. En la filosofía Sâôkhya, por supuesto, eso es descrito como una realidad trifurcada. De acuerdo con la filosofía Sâôkhya, hay tres ramas de la realidad: La sensación, los sentidos y los objetos de los sentidos. El sonido es creado por el oído, el color es producido por el ojo y así.

Los objetos de los sentidos están en la modalidad de la ignorancia, tama-guòa, los instrumentos de los sentidos están en la modalidad de la pasión, raja-guòa y el poder de sentir está en la modalidad de la bondad, sattva-guòa. De éstos proceden la luz, el ojo y el color; el cielo, el oído y el sonido. De esta manera, la realidad mundana se divide en tres formas: tama, raja y sattva. Así el mundo burdo viene del sutil a través del canal de la conciencia. El que siente, el instrumento de percepción, está creando el objeto de su percepción.

Traten de entender este principio de hipnotismo. Todo es hipnotismo, la creación completa está completamente en la mano del Sujeto Supremo. Todas las leyes materiales no tienen significado, las leyes y subleyes pertene­cen todas al mundo subjetivo.

Dr. Murphey: Pero ¿cómo uno puede percibir este tipo de hipnotismo?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: ¿Cómo podemos conocer de antemano en un laboratorio, que combinando hidrógeno y oxígeno, dos gases, produciremos agua? Sólo cuando uno llega a un particular estado de conocimiento cientí­fico puede conocer que una cosa más sutil como el gas puede producir una cosa material tangible como el agua. De esta manera, cuando usted tiene una idea de la sustancia superior, entonces usted puede comprender cómo desde lo sutil se origina lo burdo.

Este mundo relativo es un reflejo pervertido de la realidad absoluta. Se le debe dar la posición de importancia causal a las cosas más altamente califica­das. No es que un objeto inferior pueda producir una cosa superior, pero es fácil para una ente superior producir algo inferior. Esto no es difícil de enten­der.

La posición de los científicos modernos dice básicamente que la piedra puede producir el alma; pero, ¿por qué no considerar que el alma pueda producir una piedra? Tenemos que indagar acerca de ese proceso: Cómo el alma puede producir una piedra. Pero hemos prescindido de eso y en vez decimos que la piedra está gradualmente produciendo el alma; somos muy aficionados a investigar en esta línea. ¿Por qué? A lo sutil se le debería dar más importancia que a lo burdo. ¿Por qué deberíamos pensar que el hombre ha creado a Dios y no que Dios ha creado al hombre?

Dr. Singh: ¿Luego Dios es el mago y nosotros somos sus sujetos?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: No sólo Él es un mago, sino el supermago. Él no es simplemente el tipo de mago que está en nuestra experiencia.

Dr. Murphey: ¿Cuál es el papel de Yogamâyâ, la potencia interna del Señor?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Ella se encuentra en la eterna compañía de Kèëòa. En nuestra concepción de divinidad, puruëa-prakèti, el masculino-femenino, están existiendo juntos. Potente y potencia, sustancia y potencia, están inconcebiblemente interconectados. Por el contrario, si concebimos al alma suprema como existiendo independientemente de la potencia, aquello será la concepción Brahman de Äaôkarâcârya; la conciencia última como unidad no diferenciada. Así que la Verdad Absoluta incluye tanto potente y potencia puruëa-prakèti, conciencia con energía.

Realmente hay tres principales elementos que buscar en la Divinidad: jñâna, bala y kriyâ. El aspecto eterno del absoluto completo está dividido en tres formas: Energía, conciencia y éxtasis. Pensar, desear y sentir. Sat, cit, ânanda. Sat, la potencia para mantener la existencia, es la potencia de Baladeva (bala). Cit, el aspecto consciente, es Vâsudeva (jñâna). Y ânanda, el senti­miento extático, es Râdhikâ (krîya). Jñâna, bala, kriyâ (conocimiento, poder, sentimiento); sat, cit, ânanda (eternidad, cognición, felicidad); sandhînî saêvît, hlâdinî (existencia, realización, éxtasis); Baladeva, Kèëòa, Râdhârâòî. Estas son las tres fases de advaya-jñâna o el uno completo. El uno completo puede ser concebido en su estado desarrollado primario de tres maneras: Conciencia principal, energía principal y satisfacción principal. Debemos concebir en tres fases aquella realidad última. Está ahí: jñâna, bala, kriyâ ca. Pensamiento, sentimiento, deseo. Sat, cit, ânanda. Satyam, äivam, sundaram (eternidad, conocimiento, belleza). Y estos tres principios son expresados a través de evolución y disolución en lo eterno y lo no eterno.

Estos aspectos del teísmo han sido tratados de una manera muy científica en el Ärî Kèëòa-saêhitâ de Bhaktivinoda Ùhâkura. Una vez, consideré desde este punto de vista la cuestión de los planetas en la cosmología védica. Vemos que por el movimiento de los diferentes planetas, un eclipse solar es causado por la sombra de la luna cayendo sobre la Tierra. Pero en las Escrituras se ha descrito que durante un eclipse, el planeta Râhu está devorando al sol o a la luna. Cuando Ärîla Bhaktisiddhânta Sarasvatî Ùhâkura estaba en Purî durante sus últimos días y se produjo un eclipse, un devoto que se suponía conocía la siddhânta, las conclusiones de las Escrituras, estaba sentado cerca de Prabhu­pâda. Él repentinamente ridiculizó la idea dada en el Bhâgavatam que durante un eclipse lunar o solar Râhu devora al sol o a la luna.

Yo no podía tolerar que tal observación fuera establecida en consideración al Bhâgavatam y argumenté que lo que el Ärîmad-Bhâgavatam ha establecido no se debe tomar a la ligera. Yo ofrecí lo que pareció como un apoyo exage­rado. Dije que en su Jaiva dharma, Bhaktivinoda Ùhâkura ha creado muchos personajes, pero que yo pensaba que ellos no eran imaginarios. Lo que él ha escrito podría haber ocurrido durante algún otro milenio (kalpa) o día de Brahmâ y eso ahora ha venido a la superficie. De esta manera continué para sustentar la posición cosmológica del Bhâgavatam argumentando que lo que es necesario para probar la realidad debe también tener alguna posición real. No puede ser de otra manera. Mi argumento fue de esta forma y Prabhupâda me apoyó.

Entendiendo la posición del planeta Râhu, lo que Äukadeva y Vyâsadeva han dicho es geográficamente imposible, pero sus declaraciones están ahí en el Ärîmad-Bhâgavatam y el significado literal de las Escrituras no es para tomarlo ligeramente. Considerando la importancia del significado literal de la Escritura, Bhaktivedanta Svâmî Mahârâja presentó el Bhagavad-gîtâ tal como es. Yo pensé: “¿Cómo puedo probar lo que el Bhâgavatam dice? No lo sabía. Pero lo que se dice en el Ärîmad-Bhâgavatam debe ser verdad. Tengo fe en eso”.

Hay muchas declaraciones sobre la cosmología del universo en las Escritu­ras. Los arios, los hombres espiritualmente desarrollados de los primeros tiempos, acostumbraban a ver todo como consciente. Ellos vieron que la sombra es también consciente. La sombra, âbhâsa, se considera también un estado de conciencia. Únicamente a través de ese estado sombrío de con­ciencia podemos llegar a la concepción material de una cosa. Antes de alcan­zar la concepción de una sombra, debemos pasar a través de algún estado mental y la personificación puede ser adherida a ese estado mental. La per­sonificación de la sombra puede ser referida como “Râhu”.

El alma se acerca a la materia, al mundo material, pero antes de eso, debe pasar a través de un estado sombrío de conciencia llamado cidâbhâsa. La conciencia pasa a través del nivel sombrío de conciencia a la materia, la no conciencia. Y ese estado sombrío de conciencia tiene su personalidad. Es también consciente y puede ser conocido como “Râhu”.

Toda concepción material presupone una concepción espiritual de esa cosa en particular. La sombra a través de la cual la conciencia debe pasar para percibir las cosas como materiales tiene personalidad, y en el Bhâgavatam, los èëis, los videntes de la verdad, se dirigen a ella como Râhu. Debido a que ellos son altamente desarrollados, encuentran el aspecto personal de la exis­tencia en todas partes. Lo que percibimos como materia muerta, ellos lo perciben como conciencia. Por eso, ellos siempre toman la perspectiva perso­nal.

El alma, cuando va a experimentar una concepción material, tiene que pasar a través de un medio el cual influye en su conciencia para que vea las cosas como materiales. Se desconoce lo que es la materia concreta. Es un simple efecto de conciencia. Como todo lo material debe tener algún origen consciente o un origen en conciencia personal, debe haber una concepción personal del sol, la luna, la Tierra y todos los planetas. Antes de alcanzar la concepción de una sombra o cualquier otro objeto, el alma tiene que pasar a través de una etapa consciente. Esa etapa tiene existencia espiritual como una persona. Por eso el Bhâgavatam se refiere al sol, la luna y al planeta Râhu, como personas. Todo, la Tierra, la luna, las estrellas, los planetas, tiene una concepción personal. En el fondo de lo que podamos percibir con nuestros sentidos embotados, en todo lo que se dice que es materia, debe haber una concepción personal. Sin la influencia de una concepción personal, la con­ciencia no puede alcanzar el estado de materia burda.

Por consiguiente, en las antiguas Escrituras encontramos que los grandes sabios y èëis están siempre dirigiéndose a todo en este mundo como una persona. Aunque para nosotros son materia muerta, ellos los han considerado como personas. ¿Por qué? La materia es más bien la sombra de la entidad personal. Lo personal, la entidad consciente es más real y la materia que percibimos a través de nuestra conciencia borrosa es menos real.

Dr. Murphey: ¿Así que esa sombra es Râhu?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Cuando concebimos la representación personal de esa sombra, es conocida como Râhu. Todo es consciente. La sombra, su efecto, todo. Cuando la luna está entre el sol y la Tierra, la sombra de la luna llega aquí y lo que llega es también consciente. Todo primero es conciencia y luego materia. De la concepción personal, las cosas evolucionan hacia la conciencia burda. Todo es personal. Así los èëis con tal visión de la realidad acostumbraban dirigirse a todo como una persona; los árboles, las montañas, el sol, la luna, el océano. Cuando la conciencia pura viene a experimentar materia pura, primero debe haber algún estado mezclado y ese es una per­sona sufriendo en karma. Personas que al momento no están plenamente desarrolladas espiritualmente, sino que están en una condición mixta. De esta manera lo que los èëis estaban diciendo (que todo es una persona) es real; no es un invento.

Todo es consciente. Así como los científicos del presente dicen que todo es materia, tenemos motivo real para decir que todo es consciente. No importa lo que usted vea, podemos sentir directamente lo que es en nuestra natura­leza. Eso es estar consciente. Nuestra conciencia puede estar en una posición desarrollada o degradada, pero la conciencia está más cerca a nosotros. Nosotros sentimos nuestra energía mental solamente.

Dr. Murphey: Esto es un poco difícil de entender plenamente. Cuando vemos color, ¿qué estamos viendo realmente?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Ese es un estado mental.

Dr. Singh: ¿Cuál es la realidad de ese objeto?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: La realidad está en el alma. Únicamente el alma es real. El vidente es realidad. El sujeto es real. Y cualquier cosa que el sujeto sienta también emana del sujeto.

Dr. Singh: ¿Pero son los objetos que el sujeto percibe también personas? ¿Cuando vemos el color rojo, ahora el rojo es también una personalidad?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Todo tiene su representación en la realidad espiritual, personal, original y consciente. De otro modo, no hay posibilidad que sea reflejada en este plano como materia. Primero hay conciencia y luego cuando está en la condición más burda, parece ser materia. En el estudio de la ontología se enseña que cuando estudiamos una cosa en particular, aun­que podemos saber que tiene ciertos atributos para el ojo y que aparece al oído de una manera particular, todos estos son apariencias. Independiente­mente de las apariencias, el aspecto ontológico de una cosa, lo que es, la realidad de una cosa, es desconocido e incognoscible. Mi aseveración es que cuando la conciencia va a experimentar la materia no consciente, tendrá que pasar a través de un área consciente para encontrar el objeto material. De esta manera la plena percepción de esa cosa material no puede ser sino consciente; y conciencia siempre indica persona. Primero hay concepción y luego la idea material.

El mundo consciente está muy cerca y el mundo material está muy lejos. Por lo tanto los grandes èëis, cuyo pensamiento es altamente desarrollado, se dirigen a todo lo que encuentran en el medio ambiente como si fueran perso­nas. En los Vedas, la antigua literatura de la India, encontramos que los santos y los sabios están siempre en medio de muchísimas personas; en el fondo, todo es una persona.

Dr. Murphey: ¿Y persona quiere decir pensar, sentir, desear?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Pensar, sentir, desear, una entidad viviente tiene estas tres fases. Y es lo mismo también con Dios y Su potencia. Hay un sujeto que existe primero y luego sus experiencias. Y las experiencias de carácter más sutil vienen primero y se les da la mayor importancia. Y cuando el sujeto llegue al área más distante para concebir la materia, ese será el punto más lejano para él. Él se dirigirá a todo lo que le rodea con concepciones persona­les.

Una concepción personal no puede sino afirmar que la materia está lejos. La conexión directa de la conciencia es con la sombra, la reflexión directa de la conciencia es con la sombra, el reflejo de lo material en el mundo cons­ciente. El alma puede entender eso solamente. Si la materia puede existir independientemente, luego también la materia tiene una sombra en ese mundo consciente y el alma tiene que ver con esa sombra.

En otras palabras, está la persona y luego el cuerpo. Así como el cuerpo es el efecto posterior del agente viviente consciente, la materia es el efecto pos­terior del espíritu. Sin tener en cuenta toda conciencia material, todo lo que está en contacto directo con el alma es personal. Cidâbhâsa es algo como la sustancia mental que tenemos dentro.

Hay dos clases de personas, këara y akëara; el alma pura liberada y el alma que está luchando con la materia. Cuando las personas liberadas y no libera­das se mezclan en el mundo de transacciones materiales, sea como entidades con movimiento o sin movimiento, o cualquiera que sea su posición, aun así deben ser consideradas personas. Ya que todo es una unidad de conciencia, todo tiene existencia personal.

Dr. Murphey: Así que externamente vemos las aguas del Ganges1 como agua pero en realidad ella es una persona.

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Todo es una persona. Antes que vayamos a la concepción material, debemos pasar a través de la concepción personal o el aspecto de esa cosa. En Vèndâvana todo es consciente, pero algunas cosas posan en forma pasiva. Pero todas ellas son conscientes: el río Yamunâ, las vacas, los árboles, la fruta, todo es consciente, espiritual, pero ellos posan de diferentes maneras. Siendo hábiles para detectar la característica consciente en todo, los arios veían toda la naturaleza como consciente y personal y se dirigían a todo como consciente.

Conciencia y personalidad son la base universal de la realidad. Cualquier cosa que podamos experimentar es consciente. El reflejo de un objeto mate­rial esta en mí y el plano en mí es consciente. El sujeto es consciencia y cual­quier clase de cosa que el objeto pueda ser, arroja su reflejo en el plano de la consciencia. El observador de cualquier realidad objetiva está involucrado sólo con la consciencia desde el principio al fin y no puede tener otro concepto de materia que no sea la conciencia.

Dr. Murphey: ¿Cómo podemos diferenciar la conciencia de la mente?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: En el Bhagavad-gîtâ se sugiere la ruta de la diferenciación entre la conciencia y la mente, indriyâni parâny âhur. ¿Qué es âtmâ, el alma, la concepción espiritual? Hemos venido a la concepción del mundo por un proceso particular. Por el proceso de eliminación podemos averiguar qué es la mente. Se dice que la base de la mente es aceptación y rechazo, saôkalpa-vikalpa: “Yo quiero esto, yo no quiero eso”. ¿Qué es la mente? Una cosa que contiene apatía y simpatía para el mundo externo. Eso es la mente. Tenemos que investigar en nosotros lo que es esa cosa. Está en nosotros y uno tiene que entrar en su propio ser y tratar de tener alguna experiencia personal de lo que es la mente. Luego por análisis interno uno puede tratar de entrar directamente en contacto con la facultad de juicio, la razón, la inteligencia, preguntando: “¿Qué es la inteligencia?” “¿Dónde está dentro de mí?” Deberíamos tratar de descubrir y entrar en contacto con eso directamente. Deberíamos inquirir, ¿qué es la mente? Ya está en mí. Pero ¿qué es? Y ¿qué es la razón dentro de mí? ¿Cuál es la fuente de la mente y la inteligencia? Y cruzando la etapa de la facultad de decisión, ¿qué es el alma? Debemos tratar de hacer como un yogî, entrar en contacto directo con los elementos dentro de nosotros. Mente e inteligencia están dentro de cada uno de nosotros. ¿Por qué no ser capaces de averiguar exactamente lo que ellos son, ver internamente lo que ellos son?

Dr. Murphey: Cuando nuestra fe está creciendo en una dirección particular, ¿cómo podemos saber que nuestras realizaciones vienen de nuestro propio ser interno, desde nuestra conciencia interior y no de la influencia del medio, de las circunstancias que nos rodean?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: El ser está en un estado letárgico, pero por ayuda externa puede despertar de nuevo, así como cuando uno está durmiendo, por interferencia externa un hombre puede ser despertado. Es algo como eso. Alguien está letárgico, pero si por ayuda externa despierta de su sueño, él nuevamente se vuelve consciente de sí mismo. Una vez que despierta y vuelve a su conciencia, inmediatamente sabe: “Yo era tal y tal, yo soy tal y cual”. Por la ayuda de nuestros amigos podemos recobrar la salud. Asimismo, si continuamos practicando el proceso de bhakti, nos volveremos más y más conscientes de nuestro ser y de la realidad. Somos nuestra propia garantía.

Dr. Murphey: Yo quiero aclarar un punto. En el sistema de análisis Äâôkhya de Kapila se dice que pradhâna es “esa materia no manifestada la cual es eterna”. Usted dice que todo es conciencia. ¿Está también el pradhâna com­puesto de conciencia?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Sí. Lo que es material es sólo la concepción errónea que es la causa de toda esta existencia material. Pero también tiene personalidad, la diosa Devî.

El mundo comienza dentro del concepto erróneo. Cuando usted tiene la concepción apropiada, puede leer Kèëòa-lîlâ en todos lados. Todo le recor­dará a Vèndâvana. Usted no verá lo externo si está libre de la concepción errada. Un loco tiene un desajuste cerebral. Él puede estar en medio de sus amigos, pero está perdido en su locura, su paranoia. Cuando él regresa a su posición normal, encuentra a todos sus conocidos, de la misma manera, todo está correcto, sólo la enfermedad, sólo nuestra concepción errada necesita ser removida.

Dr. Murphey: La enfermedad es nuestra falta de conciencia de Kèëòa.

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Falta de conciencia significa concepto erróneo, enfermedad. Esto es descrito en el Ärîmad-Bhâgavatam: bhayaê dvitîyâbhi­niveäataì syâd, “la enfermedad es un interés separado”. La desviación de nuestra condición espiritual normal, el desarrollo de la concepción errada está basado en el encanto, el prospecto, de interés separado. Esa es la causa raíz de todo mal entendimiento. La concepción de interés local o provincial ha ocasionado la diferencia entre una concepción apropiada de la realidad y la concepción errónea. Nos hemos apartado de la concepción central. Desde la conciencia universal hemos venido a este plano provincial. Y de acuerdo al grado de conciencia en su desarrollo desde provincial a universal, podemos encontrarnos en muchos diferentes planetas o planos de existencia: bhûr, bhuvah, svâì, jana, mahâr, tapa, satya, todas estas diferentes etapas de desa­rrollo están involucradas en este proceso de provincialismo y universalismo. Pero la pérdida de conciencia del Centro, es la raíz de toda esta existencia material.

Por otro lado, quien es consciente del Todo Orgánico, está en la posición más saludable. Eso es ajuste apropiado y el mal ajuste es la causa de nuestra presente condición enferma. Ajuste es vida; es vida liberada, y ser la víctima del mal ajuste es acercarse al dolor y la miseria. Todo a nuestro alrededor está correcto; la única dificultad se encuentra en la concepción egoísta del especial interés. Nuestra aversión al interés universal es la causa de nuestro aleja­miento de la concepción del todo y de la realidad y la salud. Hemos sido privados de la felicidad de nuestra posición saludable y la causa es el interés egoísta.

El Autócrata Absoluto es absolutamente bueno. Así que no hay motivo de queja contra Él. Kèëòa dice: suìèdaê sarva-bhûtânâm, “Él es el dueño, Él es nuestro amigo”. No deberíamos olvidar eso. Estamos representados en Él. Nuestra separación de Él es la causa de todas las miserias que estamos sufriendo. Nosotros y otros como nosotros hemos perdido la fe en Él, pero Él es nuestro amigo. Somos envidiosos de Él y pensamos: “No soy yo el amo. Alguien más es el amo, esto es intolerable. ¡Sin representación no hay impuesto!” Pero nuestros intereses están bien representados en Kèëòa. Él cuida de nosotros aún más de lo que podemos concebir. ¿Por qué olvidamos eso?

Sólo si nos reinstalamos en esa fe estaremos bien. Lo que estamos sufriendo es nuestra culpa, de otro modo no hay diferencia en la visión del punto de vista universal. Iäâd apetasya, nos hemos alejado de nuestro amo. Pero debe­ríamos recordar que Él es nuestro maestro, nuestro bienqueriente, nuestro guardián. Desviarnos de esa conciencia es una miseria de magnitud infinita. Su causa es muy sutil y muy diminuta; es nuestra mentalidad de interés sepa­rado. Y como resultado hemos sido capturados por el campo enemigo.

Patañjali ha dicho que nos estamos moviendo hacia el mal de una manera inteligente y organizada. Eso no es sólo locura sino maldad; es peor que locura de acuerdo con Patañjali. ¿Cuál será en esas condiciones deplorables el alivio para un alma? Un loco lo posee todo, sólo que él está fuera de su mente. Su conciencia tiene que ser ajustada adecuadamente. Entonces él dirá: “¡Oh! Todo está bien, déjenme regresar a casa”. Ahora su conciencia está desecha. Él no está en casa; su conciencia debe ser empujada hacia el hogar.

Ese es el problema. Nuestro Guru Mahârâja acostumbraba a decir: “Yo no admito ninguna escasez en este mundo, sólo aquella de una falta de concien­cia de Kèëòa, jagate eka mâtra hari kathâ-durvikëâ châà ‘a âra kona durvikëâ nâi”. Siempre que él estaba excitado, él acostumbraba usar esta expresión. Él decía: “De puerta a puerta digan a todos ‘Kèëòa es el Supremo, todos ustedes son sirvientes de Kèëòa’. Recuerden a todos esta posición de puerta a puerta. Después ellos dirán, ‘¡oh! Yo tengo todo lo que necesito, soy Kèëòa-dâsa, un sirviente de Kèëòa. Debo conectarme con Kèëòa’. Ese enlace debe ser suminis­trado y luego todo estará bien. No hay escasez de nada más. No hay real miseria, excepto que hemos olvidado a Kèëòa, nuestro Señor. Ese es el único punto que debemos presionar. Esta es la necesidad universal. No admito ninguna necesidad además de ésta”.

Dentro de este mundo hay siempre un fuego que arde; pero no hay necesi­dad de extinguir el fuego, porque no tenemos nada que hacer con el mundo que será hecho cenizas por el fuego. Todas nuestras demandas interiores pueden ser satisfechas sólo en conexión con Kèëòa. Todas las otras cosas son innecesarias. Ellas pueden ser quemadas hecha cenizas o devoradas por el diluvio. No tenemos interés real por ninguna de esas cosas. Más bien, esas ataduras materiales están arrastrándonos de regreso hacia lo erróneo. Y como resultado, no podemos dejar que nuestra mente sea atraída por Kèëòa. Las posesiones de este mundo, nuestros apegos, son todos negativos. Todas estas cosas son nuestro enemigo. El universo completo puede ser reducido a ceni­zas, pero no seremos afectados de ninguna forma. El mundo puede ser devas­tado, la Tierra, el sol, la luna, las estrellas, todo puede desaparecer, pero aun así permaneceremos. El alma es eterna. Y si podemos tener una co­nexión con Kèëòa, los objetos de este mundo serán todas innecesarias para nosotros y para todos los demás. ¿Por qué venimos a vivir en el mundo mor­tal, erróneamente identificándonos con la carne y la sangre? Sólo pensamos que estamos naciendo y muriendo. Pero es una noción falsa.

Todo es consciente. Y cuando lo realicemos plenamente, estaremos fijos en el dominio del svarûpa-äakti, en el mundo espiritual. Ahí los diferentes seres vivientes pueden posar como materia, como el Yamunâ, como el agua, como las enredaderas, como los árboles, pero todos ellos son unidades conscientes simplemente posando de diferentes maneras.

Dr. Murphey: Se dice que cuando Kèëòa va a tomar un baño en el Yamunâ, todas las olas se abalanzan a abrazarlo.

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Algunas veces las piedras se derriten sintiendo la impresión de los pies de loto de Kèëòa. Todo es consciente. Así es el caso también de Râhu y Ketu y otros planetas. En todas partes de las Escrituras, los sabios espiritualmente desarrollados, se encuentran conversando con la natu­raleza como si ellos estuvieran hablando con una persona. Y es real. Pero nuestra conciencia, está desviada en ignorancia.

De esta forma, como científicos, ustedes deben aplastar la filosofía del fosi­lismo. Bhaktivedanta Svâmî Mahârâja ha ordenado que usted tome una fuerte posición en la comunidad científica en el occidente y aplaste el fosi­lismo. ¿Por qué debemos aceptar el fosilismo? Primero hay conciencia. Esta es la teoría de Berkeley. No aquella que la mente está en el mundo, sino el mundo en la mente. Todo está basado en la conciencia; ninguna concepción, nada permanece sin la conciencia. Así en última instancia todas las cosas indeseables son solamente una maquinación mental.

1 El Ganges es considerado como una mujer, la diosa Gaôgâ.



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