martes, 16 de marzo de 2010

Sri Guru y Su Gracia 10º

CAPITULO DIEZ


Maestros Espirituales instructores


H H Indadyumna Swami - 01

H H Indadyumna Swami  por ISKCON desire tree.

H H Indadyumna Swami


H H Indadyumna Swami - 02

H H Indadyumna Swami  por ISKCON desire tree.
H H Indadyumna Swami


H H Indadyumna Swami - 03

H H Indadyumna Swami  por ISKCON desire tree.

H H Indadyumna Swami


H H Indadyumna Swami - 04

H H Indadyumna Swami  por ISKCON desire tree.

H H Indadyumna Swami


H H Indadyumna Swami - 05

H H Indadyumna Swami  por ISKCON desire tree.
H H Indadyumna Swami

Devoto: Nos puede explicar cómo funciona el principio de la sucesión disci­pular. Tenía la impresión que en sus enseñanzas tiene que haber una cadena continua de sucesión discipular, comenzando con Dios mismo, para que el conocimiento sea comprendido apropiadamente. Pero cuando leí el Bhaga­vad-gîtâ Tal Como Es por Bhaktivedanta Svâmî Prabhupâda, encontré que la sucesión discipular contenía solamente treinta y ocho nombres, aunque se dice que el sistema tiene cincuenta siglos de existencia. ¿Es ésa una lista completa o faltan algunos nombres? ¿Cómo podemos entender estas discre­pancias históricas aparentes?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Nuestro Guru-paramparâ, sucesión discipular, sigue el ideal no el cuerpo: Es una sucesión de Maestros Espirituales instructo­res y no de Maestros Espirituales iniciadores. En una canción acerca del Guru-paramparâ escrita por Ärîla Bhaktisiddhânta Sarasvatî, se dice: mahâprabhu ärî caitanya râdhâ kèëòa nahe anya rûpânuga janera jîvana. La verdad más elevada de la conciencia de Kèëòa desciende a través del canal de los Äikëâ-gurus, los Maestros Espirituales instructores. Aquellos que han alcan­zado el modelo de realización en la línea apropiada, han sido aceptados en la lista de nuestra sucesión discipular. Esto no es un Dikëâ Guru-paramparâ, una sucesión de Gurus iniciadores formales.

Dikëâ o iniciación es algo más o menos formal; lo sustancial es äikëâ o la instrucción espiritual. Y si nuestros Gurus äikëâ y dikëâ o Maestros Espirituales instructores e iniciadores, son congruentes, entonces somos los más afortuna­dos. Hay diferentes grados de Maestros Espirituales. Los síntomas del Guru y los síntomas del discípulo han sido descritos así en las Escrituras: El Guru debe estar calificado de muchas maneras y el discípulo también tiene que estar calificado. Así que cuando ellos se asocian, se produce el resultado deseado.

Estamos interesados en la conciencia de Kèëòa, dondequiera que se encuentre. En el Bhagavad-gîtâ y especialmente en el Ärîmad-Bhâgavatam, Kèëòa dice: “Yo comencé el movimiento de la conciencia de Kèëòa, pero gradualmente debido a la influencia enervante del mundo material, se debi­litó. Cuando Yo veo que ha decaído considerablemente, regreso para comen­zar un movimiento renovado. De nuevo cuando veo que está degradándose por la influencia adversa del ambiente, envío a uno de Mis representantes para limpiar el camino y darle energía fresca, invierto algún capital vivificante en Mi movimiento de conciencia de Kèëòa”.

¿Qué es conciencia de Kèëòa? Debemos examinar el nivel de conocimiento. El Guru debe tratar de impartir a su discípulo la capacidad de leer lo que es la conciencia de Kèëòa realmente. La conciencia de Kèëòa no es un comercio; no es el monopolio de alguien. Las almas sinceras deben agradecer a sus estre­llas de la fortuna que ellos pueden apreciar lo que es la conciencia de Kèëòa donde quiera que esté.

Devoto: ¿Cómo podemos entender que en la historia de nuestra sucesión discipular parece que existen vacíos donde no había un Guru iniciador presente para aceptar discípulos formalmente?


Años luz espirituales


Ärîla Ärîdhara Mahârâja: No nos preocupa la conexión material. El mediador no es esta carne ni este cuerpo como generalmente pensamos. En el estudio del desarrollo del pensamiento científico, podemos asociar a Newton con Einstein, dejando a un lado a muchos científicos poco importan­tes. Podemos seguir el desarrollo de la ciencia desde Galileo hasta Newton y luego a Einstein, descuidando los puntos intermedios. Si sus contribuciones se tienen en cuenta, entonces todo el asunto se toma en cuenta y se pueden omitir los científicos menores. Cuando se inspecciona una larga distancia, los puestos más cercanos pueden descuidarse. La unidad de medida entre un planeta y otro es el año luz; la distancia se calcula en años luz y no de milla en milla o de metro en metro. En la sucesión discipular sólo los grandes valientes, incondicionales en nuestra línea se consideran importantes.

Devoto: Hay todavía una pregunta en mi mente acerca del Guru-paramparâ que no se aclaró. Entre Baladeva Vidyâbhûëaòa y Jagannâtha Dâsa Bâbâjî hay un vacío de casi cien años. ¿Cómo es que entre ellos dos no aparece nadie en la lista de nuestro Guru-paramparâ?

Ärîla Ärîdhara Mahârâja: Tenemos que olvidar las consideraciones mate­riales cuando estudiamos la línea espiritual. Aquí en este plano, la corriente espiritual siempre ha sido alterada e interrumpida por obstáculos materiales. Cada vez que la verdad se interrumpe por el torrente material y se mezcla o se corrompe, Kèëòa aparece para restaurar de nuevo la verdad en su posición original de pureza (yadâ yadâ hi dharmasya glânir bhavati bhârata). El Señor y Sus devotos siempre han hecho ese esfuerzo.

El fluir de la verdad espiritual es una cosa viva, no es una cosa muerta. El ojo vigilante del Señor siempre está sobre nuestras cabezas y siempre que sea necesario mantener la corriente pura y fluyendo plenamente, la ayuda nos llega de arriba. Kèëòa le dice a Arjuna: “Lo que Yo te digo hoy se lo dije a Vivasvân hace muchos, muchos años. Ahora, por la influencia de la concep­ción material, esa misma verdad ha sido contaminada y entonces de nuevo Yo te digo la misma cosa a ti hoy”.




Mutaciones religiosas


Aquí en el mundo material, la consideración material siempre está mezclada con la corriente espiritual, la pureza de la verdad está siempre siendo alte­rada. Por eso, algunas veces Kèëòa tiene que venir Él mismo y algunas veces Él envía Su representante personal para que restablezca de nuevo la verdad en su estado puro y original.

Cuando la verdad está suficientemente cubierta, alterada y mutilada por la influencia de mâyâ, la energía ilusoria, entonces los devotos del Señor o el Señor mismo, hacen un intento por rejuvenecerla y devolverla a su estado anterior de pureza. No podemos esperar que la verdad permanezca sin ninguna corrupción o interrupción en este mundo de equivocación. No es posible.

El inteligente comprenderá cómo aplicar estos principios en la práctica. Supongamos que estamos escribiendo una historia: Anotaremos las figuras principales en la historia, haremos a un lado aquellos que no están bien califi­cados y comenzaremos la dinastía en orden de importancia. Aquéllos que son insignificantes no serán mencionados. De una manera similar aquéllos que están realmente sedientos de la verdad espiritual quieren ver la línea de la herencia pura. Ellos buscan dónde encontrarla, conectan la dinastía de los maestros más firmes y dicen: “Ésta es nuestra línea”.

La sucesión discipular no es una sucesión corporal. Algunas veces está presente y otras se pierde y sólo aparece de nuevo después de dos o tres generaciones, tal como con Prahlâda Mahârâja. Él fue un gran devoto, pero su hijo fue un gran demonio, luego de nuevo su nieto fue un devoto. Aun en la línea física podemos ver esa clase de interrupciones. En la línea espiritual también podemos ver que el canal de la verdad está afectado por la influencia de mâyâ o el engaño. Por lo tanto, los expertos buscan a los personajes importantes en la línea.


Copérnico, Galileo, Newton y Einstein


Supongamos que un científico investiga alguna verdad. Después de algunas generaciones otro científico llega y recoge ese hilo y continúa con la investi­gación. Luego después de algunas otras generaciones, llega otro y toma ese mismo hilo y sigue en la búsqueda. Si vamos a entender el canal real a través del cual esa investigación particular está progresando, tendremos que estudiar los pensadores más importantes, quienes ayudaron a manifestarla.

Vemos que Copérnico contribuyó con algo antes que Galileo comenzara y después vino Newton. Entonces pudo haber un vacío durante algún tiempo y a partir de Newton encontramos a Einstein. De ésta forma puede haber un vacío, pero el hilo continúa. Un hombre inteligente verá que éste comienza con una persona en particular, sigue a otra y luego llega hasta nosotros. Ésta será la línea apropiada de investigación. Así que en la línea espiritual esto también es cierto.

Aquellos que no pueden entender este punto sencillo, están guiados por las consideraciones físicas. Ellos no comprenden que es verdad espiritual genuina. Para ellos la continuación física es el Guru-paramparâ. Pero aquéllos que tienen sus ojos espirituales despiertos dicen: “No. Lo que estaba allí en el primer Âcârya no se encuentra en el segundo o en el tercero. Pero encontra­mos de nuevo el mismo nivel de pureza en el cuarto Âcârya”. La Gauàîya-sampradâya de Mahâprabhu es una y quién quiera que contribuya a esa línea verdadera será aceptado.

La contribución de Ärîla Baladeva Vidyâbhûëaòa a la sampradâya no es menos importante que la de otros grandes fieles en la línea. Él puede ser miembro de otra línea, la Mâdhva sampradâya, en el sentido físico, pero su contribución, especialmente al atraer gente al Vaiëòavismo Gauàîya con su comentario del Vedânta-sûtra, no puede ser ignorada por los estudiantes de la posterioridad. De este modo, su contribución ha sido utilizada por nuestros Âcâryas considerando el grado, la esencia y la pureza de su pensamiento en nuestra línea espiritual.

El Äâstra-guru, el Äikëâ-guru, el Dikëâ-guru y el Nâma-guru se toman en conjunto; de esta manera se nos da un canal real para salvarnos, para conservar la corriente de la verdad más elevada desde ese mundo a este mundo. Los Âcâryas ya han adoptado esta política. Dondequiera que encon­tremos alguna contribución esa es, por la voluntad de Kèëòa, la contribución más elevada a la línea, la hemos aceptado. Por lo tanto, aceptamos el Äâstra-guru, el Äikëâ-guru, el Dikëâ-guru, el Mantra-guru y el Nâma-guru, los acep­tamos a todos ellos como nuestro Guru.

Le ofrecemos respetos a Râmânuja, quien es el líder de otra escuela de vaiëòavas, pero no respetamos a un sahajiyâ un imitacionista que esté en la línea de Mahâprabhu solamente en un sentido físico, pero quien está muti­lando y corrompiendo las verdaderas enseñanzas genuinas de Mahâprabhu. No consideramos a los imitacionistas. Aunque en un sentido físico, ellos están en la línea de Mahâprabhu, Rûpa y Sanâtana, cuando vamos a juzgar el espíritu mismo de la línea, vemos que no están en ninguna parte. Su conexión con Mahâprabhu es sólo una imitación física.

Por otro lado, encontramos que Râmânuja ha hecho una contribución sus­tancial al vaiëòavismo, Mâdhvâcârya ha dado una contribución suficiente al vaiëòavismo y Nimbârka también hizo su contribución, así que los aceptamos a ellos, de acuerdo con nuestra necesidad. Pero rechazamos los mal llamados “defensores de la corriente”, porque lo que se encuentra allí está mutilado y corrompido.

Hay un proverbio: “¿Qué es más útil, la nariz o la respiración?” El inteli­gente dirá que la respiración es más esencial que la nariz. Para mantener la vida se puede cortar la nariz, pero si la respiración no continúa uno no puede vivir. Consideramos que la respiración es más importante que la nariz. La forma física engañará a la gente y la apartará de la verdad y la hará seguir una dirección diferente.

Nosotros no consideramos la conexión del cuerpo importante en la línea de Âcâryas. Esto es una corriente espiritual y no una corriente corporal. El discí­pulo de un devoto verdadero puede no ser un devoto. Nosotros lo admitimos porque lo vemos y el Señor mismo dice en el Bhagavad-gîtâ: sa kâleneha mahatâ yogo naëùaì parantapa, “la corriente se daña por la influencia de este mundo material”. En la línea algunos son aceptados, se descarrían y aún pueden volverse no devotos. Por lo tanto, la prolongación a través de la suce­sión física no es un criterio seguro para ser aceptado. Debemos seguir única­mente la corriente del conocimiento espiritual.

Dondequiera que la consigamos tenemos que aceptarla, inclusive si viene de la Râmânuja, Mâdhva o Nimbârka sampradâya. Mientras que obtengamos de ellos algo sustancial, aceptamos; y rechazamos los supuestos seguidores de nuestra propia tradición si ellos son unos simples imitacionistas. El hijo de un líder político quizás no sea un líder político. Un líder político también puede tener una sucesión política y su propio hijo, aunque haya sido criado en un ambiente favorable, puede ser rechazado. El hijo de un doctor puede no ser doctor. Lo mismo ocurre en la orden discipular, admitimos la posibilidad que no todos ellos logren el mismo nivel. Aquellos que no lo logran deben ser rechazados.

Y si en alguna otra parte se encuentra la verdad en forma sustancial, debe­ría ser aceptada. Dondequiera que haya devoción y la consideración correcta acerca de Ärî Caitanya Mahâprabhu, allí está nuestro Guru. ¿Quién es nuestro Guru? No lo encontraremos en la forma física; nuestro Guru tiene que ser rastreado dondequiera que encontremos la personificación del pensamiento puro y la comprensión que fue impartida por Ärî Kèëòa Caitanya Mahâprabhu para salvarnos.

Baladeva Vidyâbhûëaòa estaba muy unido a la Mâdhva sampradâya. Pero cuando se relacionó con Visvanâtha Cakravartî Ùhâkura mostró gran interés en el Vaiëòavismo Gauàîya. También hizo un comentario sobre el Ärîmad-Bhâgavatam y el Ëaù Sandarbha de Jîva Gosvâmî. Dondequiera que encon­tremos la extraordinaria línea del flujo de amor de Dios, y sustento para la misma, debemos postrarnos. Esa línea puede aparecer en una manera zigza­gueante, sin embargo, esa es la línea de mi Gurudeva. Se acepta de esa manera. Queremos la sustancia, no la forma.

Y ése pensamiento iluminado es una contribución valiosa a nuestra sampradâya. No podemos descartarlo. Él es nuestro Guru.

Al mismo tiempo, si mis parientes no reconocen a mi Guru o al servicio de Mahâprabhu, yo tengo que alejarme de ellos. Ärîla Bhaktisiddhânta Prabhu­pâda ha explicado de esta manera el äikëâ Guru-paramparâ.


La línea en zigzag de la verdad


Hemos dejado todos los intereses sociales y muchos otros impedimentos. ¿Por qué? Por la Verdad Absoluta. Y dondequiera que la encuentre, debo inclinar mi cabeza. Y si una gran alma nos muestra: “Éste es el camino donde tu sed será satisfecha. La línea está en esta forma de zigzag”, tenemos que aceptar eso por nuestro propio interés. Somos adoradores no de la forma sino de la sustancia. Si la corriente de la sustancia espiritual viene de otra direc­ción, pero yo pienso que tengo que tratar de ir por este camino para alcanzar mi meta, eso es solamente tenacidad ciega y envidiosa de adherirme a lo físico.

Tenemos que liberarnos de esa contaminación material y tratar de entender el valor de la verdad espiritual. Tenemos que estar siempre preparados para esto. Tenemos que seguir lo que sea necesario para nuestro propio beneficio.

Yo no soy el sirviente de A, B, C o D. Yo soy el sirviente de Mahâprabhu. Yo tengo que tomar esta dirección o cualquiera que sea favorable para alcan­zar a mi Señor. En cualquier parte donde yo sienta la presencia de mi Señor en una forma intensa, debo sentir atracción hacia ése lado. Estamos afuera por ese algo y no por una moda o una formalidad; eso estorbará nuestra causa.

Kèëòa dice, sarva-dharmân parityajya, mâm ekaê äaraòaê vraja. Donde­quiera que lo encontremos, debemos correr en esa dirección. Puede que esa dirección no sea siempre recta. Puede ir en zigzag, pero si Kèëòa viene por ese lado tengo que correr hacia allí. De nuevo, si Él aparece en este lado yo tengo que correr hacia este lado. Mi interés está con Él. No es que podamos desa­fiar. “¿Por qué Kèëòa aparece aquí y por qué está apareciendo allá? Esto puede ser algo dudoso, así que yo tengo que quedarme en ese lado”. No. Si tengo una apreciación genuina por lo real, lo correcto, tengo que ir hacia ese lado, el lado de Kèëòa.

Si yo soy ciego, eso es otra cosa. Entonces tengo que sufrir por mi incapaci­dad. Pero si alguien tiene la habilidad de comprender las cosas correcta­mente, él correrá a cualquier parte donde encuentre ayuda. Si un hombre en un bote está atravesando la corriente y se encuentra en peligro, entonces tendrá que correr hacia el lado de donde venga la ayuda cualquiera que ésta sea.

Si nosotros somos adoradores de Äiva, cuando comprendamos la superiori­dad especial de Nârâyaòa, ¿deberíamos apegarnos a Äiva? Y si somos adora­dores de Nârâyaòa y nos muestran la superioridad de Kèëòa, ¿deberíamos seguir atados a nuestra adoración por Nârâyaòa? ¿Y entonces no deberíamos tratar de ir del Bhagavad-gîtâ de Kèëòa al Ärîmad-Bhâgavatam? Uno puede pensar, “he leído el Bhagavad-gîtâ, me gusta Kèëòa quien es el que habla en el Gîtâ”. Entonces cuando se nos entrega el Ärîmad-Bhâgavatam, ¿tenemos que seguir fijos en ese Kèëòa del Gîtâ o debemos tratar de ir al Kèëòa dado en el Ärîmad-Bhâgavatam? Si tenemos nuestro interés en Kèëòa tenemos que correr a Su lado en cualquier parte que Él aparezca.

En el Bèhad-bhâgavatâmèta se cuenta la historia de cómo Gopa-Kumâra por cantar su mantra de Gopâla, fue dejando gradualmente una etapa y ascendiendo a la siguiente. Allí la gradación de la devoción va desde el karma-kâòàa brâhmaòa, a un rey devoto, luego a Indra, luego a Brahmâ, luego a Äiva, de él a Prahlâda, luego a Hanumân, luego a los Pâòàavas, luego a los Yâdavas, a Uddhava y finalmente a las gopîs.

Él va pasando en este zigzag. En la sinceridad de su búsqueda su sed no está siendo saciada. Él va de un lado a otro ascendiendo. Así que todos ellos tienen su Guru-paramparâ. Hay el Guru-paramparâ de Prahlâda, El Guru-paramparâ de Hanumân, el Guru-paramparâ de los Pâòàavas, el Guru-paramparâ de Mahâdeva. Ellos tienen su propio Guru-paramparâ. Brahmâ y Mahâdeva son Gurus ellos mismos, ellos son los creadores de sus propias líneas de Guru-paramparâ, pero Gopa-Kumâra también los dejó atrás. ¿Por qué? Porque su sed no estuvo saciada hasta que llegó a Vèndâvana. De este modo el Bèhad-bhâgavatâmèta nos ha mostrado la línea del Guru-paramparâ o la línea real de nuestra investigación, de nuestra búsqueda.

Si nosotros estamos buscando sinceramente la verdad real, entonces a dondequiera que vayamos puede estar una contribución a nuestra experien­cia para una prédica más amplia en el futuro. Si vamos a alguna parte espe­rando con toda sinceridad que nuestra sed sea saciada, pero encontramos que no lo es y nos sentimos inquietos, entonces, por la gracia del Señor, nos llegará una conexión con una verdad más elevada y nosotros iremos a otra parte, creyendo que allí sí se calmará nuestra sed. Gradualmente sentiremos de nuevo insatisfacción, la necesidad de algo más alto, y de nuevo progresa­remos más. De esta manera, podemos cruzar muchos Guru-paramparâ, antes del logro último del Vraja-lîlâ de Kèëòa como fue entregado por Ärî Caitanya Mahâprabhu.

Nosotros no estamos interesados en la moda o en la forma; si deseamos la verdad real, entonces dondequiera que se encuentre, tenemos que aceptarla. Mahâprabhu dice: “kibâ vipra, kiba nyâsî äûdra kene naya, yei kèëòa-tattva-vettâ, sei guru haya, “cualquiera, sin importar la casta o la posición social, puede convertirse en Guru si conoce la ciencia de Kèëòa”. Algunas veces el padre puede no ser nuestro guardián. Nuestro tío puede ser nuestro guía y no el padre. Esto es posible. La línea de interés debe ser considerada la más importante. Por lo tanto, nuestra línea es el äikëâ Guru-paramparâ.

Yo estoy muy agradecido con aquéllos que están ayudando a mi compren­sión espiritual, no sólo de una manera formal sino en el sentido real. Cual­quier persona que esté soltando los nudos de nuestro enredo en este mundo material, iluminándonos y saciando nuestra sed de comprensión interior y satisfacción, es nuestro Guru. De esta forma, vivimos de la contribución de todos estos Maestros Espirituales. Ellos son nuestros Äikëâ-gurus. Todos los vaiëòavas son más o menos nuestros Maestros Espirituales instructores. Nuestra vida espiritual debe vivir de su contribución. Pero no aceptamos imitacionistas. Ellos son nuestros enemigos, asat saôga, mala asociación. Ellos nos desviarán del camino verdadero de la comprensión y el progreso.

Tenemos que preguntarle sinceramente a nuestro corazón: “¿De quién recibo realmente el beneficio en la vida espiritual?” Nuestra conciencia sincera será el mejor juez, no la forma. Si en una vasija de barro hay agua del Ganges y en una de oro hay agua ordinaria, ¿cuál debemos seleccionar? En un caso como ese, los brâhmaòas, la clase de hombres inteligentes, tomarán el agua del Ganges en la vasija de barro. Así que la sustancia contenida y no el contenedor debería ser lo verdaderamente importante.


¿Soy este cuerpo?


No soy este cuerpo físico. Mi propia identificación física debería ser desa­fiada si soy muy adicto al Guru-paramparâ físico. “¿Quién soy yo? ¿Soy este cuerpo físico?” Si soy espiritual, entonces en la esfera espiritual tendré que mirar con ojos espirituales y perseguir a quienquiera que venga ante mí siguiendo realmente el camino de Mahâprabhu.

Cuando los Pâòàavas se retiraron a los Himalayas, Yudhiëùhîra Mahârâja iba adelante. Nadie pensaba que se caería. Arjuna no podía creer que sus hermanos habían caído. Pero aun después que Arjuna había caído, un perro seguía detrás de Mahârâja Yudhiëùhîra. Podemos ver muchos hombres que han caído en el camino de nuestra jornada hacia la meta espiritual, sin embargo debemos tratar de alcanzar la meta. Y con la ayuda de cualquier caminante, debo continuar.

Algunos pueden ser eliminados, inclusive un Guru madhyama-adhikârî puede ser eliminado cuando cae. No es un suceso feliz, pero aun puede ocurrir que mi Guru que iba adelante, haciéndome avanzar, caiga. Entonces con energía fresca invocando la ayuda del Señor, yo tendré que continuar. Aun tal desastre puede pasar en nuestra jornada. Sin embargo, no nos pode­mos acobardar. Algunas veces solos y algunas veces acompañados, tenemos que continuar.

Primero, debe haber sukètî, mérito acumulado, y luego äraddhâ, fe que nos guiará. La calidad de la fe tiene que ser examinada. Äraddhâ, fe, es un término general, pero äraddhâ puede ser definido en dos clases diferentes. La forma más alta de fe será nuestro pasaje en el camino de regreso a Dios. Algunas veces podemos encontrar compañeros de trabajo y otras tenemos que ir solos. ¿Cómo así? Lo único que podemos hacer es dirigirnos hacia la meta, debido que tenemos la gracia de tantos Gurus invisibles.


Los Gurus invisibles


También hay otros que están trabajando y su ideal me inspirará, aunque físicamente yo no esté viendo ninguna compañía ni a ningún seguidor conmigo. La inspiración de los Gurus invisibles será nuestro pasaje. Ellos nos inspirarán para continuar con nuestro viaje. Y nuestro anhelo sincero por la verdad será nuestro guía real. Esto es Guru-paramparâ.

¿Quién es Guru? ¿Es el Guru un cuerpo? O ¿es el Guru un vairagi, un renunciante? O ¿es el Guru solamente una apariencia formal, un hipócrita quien está exhibiendo su apariencia de sâdhu, pero está haciendo algo más en el interior? ¿Quién es un Guru? Solamente aquél que me guiará exclusi­vamente hacia Kèëòa y Mahâprabhu, con devoción. Él es mi Guru cualquiera que sea.

Mahâprabhu dijo a Râmânanda Râya: “Râmânanda, ¿por qué rehuyes? ¿Piensas que Yo soy un sannyâsî y tú eres un gèhastha? Siempre dudas para contestar a Mis preguntas. ¿Crees que no está bien que tú aconsejes a un sannyâsî brâhmaòa? No dudes. Tú conoces mejor a Kèëòa. Dame a Kèëòa. Ten coraje”. Mahâprabhu animaba de esta manera a Râmânanda. “Por la gracia de Kèëòa tienes el capital. Dámelo. Eres un capitalista verdadero. He venido a predicar al mundo que eres el capitalista más acaudalado del mundo espiritual. Y esto debe ser usado para el bien del público. No vaciles, no te retraigas. Manifiéstate”.

Râmânanda dijo: “Sí. Este es Tu capital. Lo has depositado en mí y hoy has venido a quitármelo. Es de Tu propiedad. Yo comprendo. Y Tú presionas y me obligas a sacarlo. Está bien. Yo soy sólo un instrumento que Tú utilizas. Cualquier cosa que Tú quieras que yo diga, estoy dispuesto a decirla”. Râmânanda continuaba de esta manera. Pero, ¿es Râmânanda un miembro de la sampradâya? Le debemos mucho a Râmânanda Râya, pero él no está en el Guru-paramparâ. Sin embargo, él es más que muchos de los Gurus que están en el Guru-paramparâ.

Ärîmatî Râdhârâòî no está en el Guru-paramparâ. ¿Deberíamos despre­ciarla? Primero debe haber Guru y luego el problema del paramparâ. La pregunta de más importancia es ¿quién es Guru? Y luego puede haber una cadena de ellos descendiendo.


Alejandro el grande: Rompedor de formas


Algunas veces debemos dejar la formalidad a un lado. Una vez Alejandro el Grande estaba con su padre y se encontraron una carroza con un nudo grueso amarrado en sus cuerdas. Había una inscripción sobre el nudo que decía: “Cualquiera que pueda desatar este nudo será un gran rey en el futuro”. El joven Alejandro preguntó a su padre: ¿Qué es esto padre? Su padre contestó: Este nudo ha sido atado firmemente y allí está escrito que cualquiera que pueda desatarlo será un gran rey en el futuro. Alejandro dijo: Yo lo haré. Él tomó su espada y corto la soga. ¿Es claro? No se conservó la formalidad. Había un hombre a su lado. Vino y dijo: “Sí, él será un gran rey. No puede ser de otra manera”. La formalidad fue dejada de lado, se tomó una visión práctica e inmediatamente Alejandro cortó el nudo gordiano. Ésta es una historia famosa. Apegado de las formalidades habría estado perdido. También sucedió en el caso de Colón. Alguien lo desafío, ¿puede usted hacer que un huevo se pare en un clavo? Colón lo empujó, se rompió un pedazo y lo sostuvo en el clavo diciendo: “Sí lo he hecho”. Esto es conocimiento práctico.

De este modo la línea discipular real proporciona conocimiento práctico como ayuda del amor divino que está bajando. Tenemos que inclinar nuestras cabezas dondequiera que encontremos ayuda a ese amor divino. No pode­mos volvernos formalistas, sino sustancialistas; no estilistas ni imitacionistas, sino pensadores realistas. Ese debe ser siempre nuestro temperamento.



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