Oración de Angada al Seïor Çré Räma:
Entonces Angada se levantó e inclinó la cabeza; y con las manos juntas y los ojos llenos de lágrimas se dirigió al Seïor con palabras llenas de delicadezas y empapadas del nectar del amor:
“Escucha, Omnisciente y Misericordioso Seïor, lleno de Compasión para con el humilde y protector de los afligidos: Cuando Vali, mi padre, partió de este mundo, me dejó a Tu cuidado. Por ello, y recordándote Tu voto de otorgar protección al desamparado, no me abandones, oh Bienhechor de los devotos. Tú eres mi Maestro, Preceptor, Padre, Madre, ¿a dónde puedo ir lejos de Tus pies de loto? Pregúntate a Ti mismo y dame una respuesta, Tú que gobiernas a todos los hombres; si estoy separado de Ti, ¿de que me sirve mi hogar? Extiende Tu protección a este humilde sirviente, que es un simple niïo, sin conocimiento, razón o fuerza. Servire en Tu casa como criado y cruzare el oceano de la existencia mundana con tan sólo ver Tus pies de loto.” Dicho esto, Angada cayó a Sus pies, aïadiendo: “Sálvame, mi Seïor, y no me pidas que regrese a mi hogar.”
Al escuchar el humilde ruego de Angada, el Seïor Çré Räma, perfección de la ternura, le alzó y le estrechó contra Su pecho, con los ojos llenos de lágrimas. Invistiendo a Angada con la guirnalda que le colgaba de Su propio pecho, así como con Sus propias ropas y joyas, el Seïor se despidió de el con palabras de consuelo. Despues de la Coronación de Çré Räma en Ayodhya, que sucedió tras la gran Batalla contra los demonios encabezados por Rävaëa, Angada le oró así al Seïor.
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