Oración del Sabio Vasiñöha a Çré Räma:

Umä - continúa el Seïor Çiva -, la gente de Ayodhya era una imagen perfecta de la bendición, pues el Seïor de los Raghus, Brahmä mismo, encarnación de Verdad, Inteligencia y Dicha, reinaba entre ellos.

Un día el sabio Vasiñöha fue al palacio donde estaba Çré Räma. El Seïor le recibió con gran honor, le lavó los pies y bebió el agua con la que lo había hecho. El sabio dijo:

“Escucha, Çré Räma. Me someto humildemente a Ti, Oceano de Misericordia. Cuando observo Tus Actos, un asombro infinito se apodera de mi alma. Tu Inmensurable grandeza está más allá del Conocimiento de los Vedas; ¿cómo puedo describirla yo, oh Seïor Todopoderoso? La vocación de un sacerdote es muy baja: los Vedas, Puranas y textos Smrti lo declaran así. Cuando yo todavía no lo aceptaba, Brahmä, mi padre, me dijo: “Esto te beneficiará en el futuro, hijo mío: Brahmä mismo, el Espíritu Supremo, aparecerá en forma humana como Rey y será el Adorno de la Raza Raghu.”

“Entonces yo pense que tenía que llegar a ese Ser, objeto de las prácticas yóguicas, de la realización de sacrificios, votos religiosos y caridad. Por tanto no puede haber otra vocación más que esta.

“La pronunciación de oraciones, penitencias, austeras, actos religiosos, prácticas yóguicas, cumplimiento del deber asignado, actos piadosos recomendados por los Vedas, desarrollo de la iluminación espiritual, compasión, autodominio, baïos en aguas sagradas, recitación de textos tántricos, Vedas y Puranas, sólo tienen una recompensa, Mi Seïor; todos los esfuerzos espirituales conducen al mismo fin glorioso: una devoción constante a Tus pies de loto. ¿Se puede quitar la suciedad con suciedad? ¿Se puede obtener mantequilla batiendo agua? Igualmente, sólo mediante el agua de la devoción se puede lavar la impureza acumulada. Sólo aquel que está entregado a Tus pies de loto es sabio y conoce la Verdad; sólo el es fuente de virtudes y posee una visión ininterrumpida e inmediata; sólo el es despierto y está dotado de todas las mejores cualidades.

“Mi Seïor, yo deseo pedirte un don: concedemelo por Tu Misericordia, Çré Räma. Que mi amor por Tus pies de loto, oh Seïor, nunca disminuya en el transcurso de mis vidas futuras.”

Despues, el sabio Vasiñöha regresó a su hogar. El Todo Misericordioso estaba altamente complacido con el. Çré Räma, deleite de Sus siervos, tomó a Hanumän, Bhärata, Lakñmaëa y Çatrughnä, salió de la ciudad y pidió que le trajesen inmediatamente elefantes, carrozas y caballos. Mirándolos con bondad les alabó y los repartió entre la gente, dándole a cada uno lo que merecía y lo que deseaba tener. El Seïor, aliviador de toda fatiga, Se sintió cansado y se retiró a una fresca arboleda de mangos, donde Bhärata extendió su propio turbante para que se sentara con Sus hermanos.