viernes, 25 de diciembre de 2009

Oraciones del río Yamuna al Señor Balarama

Balarama
Fotos



Sri Balarama y Devi Yamuna



Sri Krsna y Balarama


Oraciones del río Yamunä al Seïor Balaräma


El semidiós conocido como Varuëa envió a su hija Väruëé en la forma de miel líquida que manaba de la parte hueca de los árboles. Debido a esa miel, todo el bosque se puso muy aromático, y el dulce aroma de la miel líquida, Väruëé, cautivó a Balarämajé. Balarämajé y todas las gopés quedaron muy atraídos por el sabor de Väruëé, y todos juntos la bebieron. Mientras tomaban esta bebida natural (Väruëé), todas las gopés cantaron las glorias del Seïor Balaräma, y el Seïor Balaräma se sintió muy feliz, como si se hubiera embriagado al tomar esa bebida Väruëé. Sus ojos daban vueltas con una actitud agradable. El estaba adornado con largas guirnaldas de flores del bosque, y toda la situación parecía ser un gran espectáculo de felicidad, debido a esa dicha trascendental. El Seïor Balaräma sonreía hermosamente, y las gotas de transpiración que adornaban Su cara, parecían el sosegador rocío matutino.


Balaräma, sintiendose así de feliz, deseó disfrutar de la compaïía de las gopés en el agua del Yamunä. Por lo tanto, llamó a Yamunä y le dijo que se acercara. Pero Yamunä desatendió la orden de Balarämajé, considerando que estaba embriagado. El Seïor Balaräma se disgustó mucho con el hecho de que Yamunä desatendiera Su orden. De inmediato quiso araïar, con Su reja de arado, la tierra que estaba cerca del río. El Seïor Balaräma tiene dos armas - un arado y una maza -, y El se vale del servicio de ellas cuando se requiere. Esta vez quiso traer al Yamunä a la fuerza, y se valió de Su arado. El quiso castigar a Yamunä porque ella no había ido a El y así obedecido Su orden. El se dirigió a Yamunä de la siguiente manera:


“¡Miserable río! ¡No le hiciste caso a Mi orden! Ahora te dare una lección! No viniste a Mí voluntariamente. Ahora, con la ayuda de Mi arado, te obligare a venir. ¡Te dividire en cientos de riachuelos esparcidos!”


Yamunä, al ser amenazada de esa forma, sintió mucho temor del poder de Balaräma y, de inmediato, se presentó en persona, cayendo a Sus pies de loto y orando de la siguiente manera:


“Mi querido Balaräma, Tú eres la personalidad más poderosa, y le resultas agradable a todo el mundo. Desafortunadamente, olvide Tu gloriosa y excelsa posición, pero ahora he vuelto a mis cabales, y recuerdo que Tú sostienes todos los sistemas planetarios sobre Tu cabeza, tan sólo con Tu expansión parcial como Çeña. Tú eres el mantenedor de todo el universo. Mi querida Suprema Personalidad de Dios, Tú estás pleno de seis opulencias. Debido a que olvide Tu omnipotencia, he desobedecido Tu orden por equivocación, y así me he convertido en una gran ofensora. Pero, mi querido Seïor, por favor sabed que soy un alma rendida a Ti. Tú eres muy afectuoso con Tus devotos. Por lo tanto, por favor excusa mi descaro y mis errores y, por Tu misericordia sin causa, ahora sueltame.”


Al exhibir esa actitud sumisa, Yamunä fue perdonada; y cuando se acercó, el Seïor Balaräma quiso disfrutar del placer de nadar en sus aguas juntamente con las gopés, de la misma manera en que un elefante disfruta juntamente con sus muchas elefantas. Despues de mucho tiempo, cuando ya el Seïor Balaräma había disfrutado a Su entera satisfacción, El salió del agua, e inmediatamente una diosa de la fortuna le ofreció un hermoso atuendo azul y un valioso collar de oro. (Libro de Kåñëa, Cap. 64, págs. 466-467).







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