viernes, 25 de diciembre de 2009

Oración de Sutiksna a Sri Rama

Oración de Sutiksna a Çré Räma


El sabio Agastya tenía un discípulo, llamado Sutiksna, que era un amante del Seïor. Devoto a los Pies de Çré Räma en pensamiento, palabra y obra, no tenía fe en ningún otros dios, ni siquiera en sueïos. Tan pronto como escuchó la noticia de que el Seïor había llegado se apresuró a salir a su encuentro, sin darse cuenta de su osadía:


¿Se dignará el Seïor de los Raghus, el protector de los humildes, oh dios de los cielos, a mostrar su gracia a un desdichado como yo? ¿Me aceptará el Seïor Çré Räma y su hermano menor como su sirviente? No tengo una fe indestructible en mi corazón, ni mi mente está iluminada por la luz de la devoción, serenidad y sabiduría. No tengo nada que pueda relacionarme con los santos y no practico ni Yoga ni los rituales. Tampoco poseo una constante devoción a los Pies de Çré Räma. Confío en una característica del Todo Misericordioso: El ama al devoto que depende exclusivamente de El. Esto me mueve a tener la esperanza de que hoy mis ojos podrán contemplar el rostro de loto del Seïor, que tiene el poder de liberar a una persona de las limitaciones de la existencia mundana.”


El inteligente sabio estaba invadido por el amor; su estado no puede ser descrito con palabras. No tenía ni idea de las cuatro regiones, y mucho menos de los puntos intermedios del compás; no podía distinguir bien el camino. No sabía quien era ni cuál era su destino. En ese momento lo mismo podía darse la vuelta y empezar su viaje en la misma dirección que ponerse a cantar y bailar canciones de alabanzas. El sabio había sido regalado con la devoción en la forma de un intenso amor y el Seïor le contemplaba escondido detrás de un árbol. Cuando el Heroe de la estirpe de los Raghus vio el amor del sabio, El mismo reveló su forma en el corazón de este. El sabio se sentó y quedó completamente inmóvil en medio del camino, su cuerpo estaba tieso como un durían102 con sus pelos de punta. El Seïor de los Raghus se aproximó a el y muy complacido del estado en el que se encontraba su devoto. Çré Räma intentó, sin resultado, despertar al sabio, pero este se encontraba perdido en el extasis de su visión. Por ello, Çré Räma abandonó sus delicados modales y se manifestó en el corazón del sabio con Su forma de cuatro brazos. Entonces el sabio lleno de agonía, se levantó, su inquietud crecía de tal manera que parecía una noble serpiente que hubiese perdido los adornos de su cabeza. Pero al ver ante sí al Dichoso Çré Räma en su forma morena, con Sétä y su hermano menor, el gran y bendecido sabio, abrumado por el amor, cayó a Sus Pies como un leïo. Sujetándolo con sus grandes brazos el Seïor le levantó y amorosamente le estrechó contra su pecho. Mientras abrazaba al sabio, el gracioso Seïor brillaba como un árbol de Tamala encontrándose con un árbol de oro. El sabio contempló la cara de Çré Räma, inmóvil como una figura dibujada en un cuadro.


Lleno de fuerza en su corazón y abrazando Sus Pies una y otra vez, el sabio condujo al Seïor a su ermita y le ofreció su hospitalidad.


El sabio dijo:


“Escucha, oh Seïor, mi rezo: ¿Cómo puedo cantar Tus Glorias? Tu gloria es inmensurable y mi razón es tan limitada como la luz de un relámpago ante el Sol. Constantemente glorifico a Çré Räma, el Jefe de los Raghus, su cuerpo es oscuro como una hilera de lotos azules, su cabeza está coronada por oscuros rizos, va ataviado con ropas de ermitaïo, y lleva un arco y una flecha en sus manos y un carcaj cruzado en su talle. Çré Räma, Tú eres el fuego que consume el espeso bosque de la ilusión, el sol que trae deleite a los santos que son como lotos, el león que mata a las manadas de elefantes en forma de demonios, el halcón que mata al pájaro de la transmigración, Tú siempre nos puedes proteger. Alabo a Çré Räma cuyos ojos se asemejan a los lotos rojos, que viste elegantemente, que es una luna llena para los ojos como Cakora de Sétä, que es como un cisne paseando por el lago de Manasa del corazón del Seïor Çiva y que posee un fuerte pecho y largos brazos. Un Garuòa para devorar a la serpiente de la duda, mitigador de la desesperación producida por la descorazonadora controversia, desarraigador de la transmigración, deleite de los dioses, y encarnación de la compasión, siempre puede protegernos. Canto las glorias de Çré Räma, El que nos hace descansar de las cargas terrestres, y es ambos, con y sin atributos, parcial e imparcial al mismo tiempo, trasciende el conocimiento, la elocuencia y los sentidos y que no tiene competidor, además es todo pureza, comprensión, no posee falta alguna y es totalmente ilimitado. Para Sus devotos es un verdadero jardín lleno de flores y árboles de los deseos, mantiene alejadas la cólera y la lujuria, posee los ademanes más educados y es el puente para cruzar el oceano de la existencia mundana, este campeón de la raza solar siempre puede protegerme. Invencible es el poder de su brazo, hogar de la fuerza, es una armada para proteger la rectitud, está dotado de miles de deliciosas virtudes. Este es Çré Räma, cuyo nombre disipa los más grandes pecados de la era de Kali, por favor se propicio conmigo. A pesar de que no tienes pasiones, que eres el preservador de todo, impenetrable y de que siempre habitas en el corazón de todos, acepta morar en mis pensamientos como el asesino de Khara vagando en los bosques con Tu hermano menor Lakñmaëa y Sétä. Mi Seïor, permíteselo tan sólo a aquellos que te reconocen con o sin atributos y como testigo de todos los corazones. Y en lo que a mí respecta, Çré Räma, Seïor de Kosala, el de los ojos como lotos, toma mi corazón como morada. No permitas que estos exaltados sentimientos desaparezcan de mi mente ni siquiera en un momento de descuido, puesto que yo soy tu sirviente y Tú, Seïor de los Raghus, eres Mi Maestro.”


Discípulo de Agastya, que solo adoraba a Çré Räma y a ningún Dios más. Aquí podemos encontrar la oración que este dirige a Çré Räma durante su exilio en los bosques.







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